Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

31 | Una mentira por una verdad.

¡NUEVO CAPÍTULO MIS AMORES! Os va a hacer temblar y tener ganas del siguiente capítulo. Os lo aseguro. 

¡Os leo en comentarios!


Capítulo 31 | Una mentira por una verdad.

Arrestaron a Clay Clayton una semana después.

No lo descubrí hasta que mi hermano llamó un día desde el móvil de un extraño y me dijo que habían tenido una redada y la policía estaba por todas partes.

Fui a su encuentro en cuanto colgué y vi el despliegue. Fue una sensación extraña. Esas cadenas que tiraban de mí hasta las profundidades de un océano lleno de incertidumbre, se liberaron. Nadé hasta el exterior y, por primera desde que la pesadilla comenzó, respiré. Llené mis pulmones de tanto aire que creí que explotaría.

Después de eso todo se convirtió en un caos. Todavía quedaba mucho por hacer, pero me llevé a mi hermano a mi piso. Arrestaron al jefey a sus secuaces, entre los que estaba el padre de Chad. Habría confesado que lo lamentaba de no ser porque no era cierto. Lo único que me daba lástima era Chad y su hermana pues jamás verían con los mismos ojos a su padre. Nunca volverían a ver un héroe donde ahora solo existía un antagonista.

La confesión de Clay seguía rondando en mi cabeza, como un círculo vicioso que daba vueltas y vueltas y no encontraba escapatoria. Había sopesado la idea entre contárselo a Ben o no durante un largo tiempo y, entre pensamiento y pensamiento, Amber se infiltraba.

Un rayo de luz colándose entre las grietas.

Quería contárselo todo. Lo que pasó en casa de Chad, el miedo que tenía a contarle todo a mi hermano pequeño, el punto en el que esa realidad nos ofrecía tanto a mí como a Chad.

Me faltó poco para pulsar su contacto en más de una ocasión y llamarla. Más de una vez lo hice y colgué al primer tono. Y ella no me devolvió la llamada. Aunque quería creer que no lo habría visto, estaba seguro de que había visto mi número en llamada perdida. Esas omisiones confesaban más que unas palabras sin pronunciar. Más que unos silencios que se dejaban la voz a gritos.

El tiempo pasaba y también la desesperación se incrementaba, como una ola que poco a poco va cogiendo fuerza hasta que no se puede surfear o te derribará. Así me sentía cuando ella estaba cerca. A punto del derribe. La única diferencia es que a mí no me importaba si acababa en el agua porque, entonces, nadaría entre peces.

Me deshice de esos pensamientos, de cumplir una promesa que no estaba seguro de completar, conforme entraba en el hospital. Jayden seguía ingresado y lo visitaba casi todos los días.

Amber también venía a verle, pero, quizá por destino o por capricho, no nos habíamos vuelto a encontrar desde el incidente con Jayden. Cada vez que entraba a su habitación en el hospital, lo sentía. Ese olor dulzón, afrutado, que solo podía pertenecer a ella. Esos detalles, como que siempre dejaba la silla volteada hacia Jayden o que siempre se dejaba una prenda de ropa olvidada en la habitación. En ocasiones coincidía con que la prenda era amarilla y entonces no dejaba de pensar en ella, si es que alguna vez había desaparecido de mi mente.

Aquella vez, cuando entré al hospital, Jayden me recibió con una sonrisa y su consola entre las manos. Seguía conservando ese aire infantil, como si los años nunca pasaran para él. Jayden tenía el poder de, al igual que Amber, arreglar un mundo que se caía a pedazos tan solo con su presencia.

—Casi pensaba que no vendrías, cabrón —saludó dejando a un lado el juego para poner toda su atención en mí.

Hice una mueca.

—Lo siento. He estado haciendo papeleo con Ben y se me ha pasado la hora —respondí cerrando la puerta detrás de mí. Caminé hacia la silla, ligeramente doblada hacia Jayden y el corazón me dio un vuelco. El asiento todavía estaba caliente y no pude evitar mirar a todas partes, como si ella siguiera a mi lado.

El pensamiento de que ella hubiera estado aquí apenas unos minutos antes que yo me revolucionó por dentro.

—¿Cómo está? —preguntó Jayden. Me senté en la silla con una desesperanza que solo se alivió cuando sentí algo en el respaldo del sillón. Lo saqué y vi un gorrito amarillo que me sacó una sonrisa.

—Desubicado —contesté. Dejé la prenda con cuidado en el reposabrazos reteniendo el impulso de olfatearlo para comprobar que olía a su champú. Sacudí la cabeza para volver a la realidad—. Intenta localizar a la mayor cantidad de personas posible. Durante la redada todos salieron por patas.

Recuerdo escuchar la llamada de Ben, aterrorizado, desde un teléfono ajeno a pocas manzanas de donde estaba la policía. Los demás, que habían convivido durante años con él, ahora estaban desaparecidos y a saber con qué sustento económico o emocional.

—¿Hay alguna forma de contactar con ellos?

Negué con la cabeza.

—Ninguno tiene teléfono. Nunca les han dejado comunicarse fuera de ese sitio —expliqué—. Ben va todos los días a comisaría por si alguien los ha visto. De momento, ha conseguido hablar con tres de ellos.

Por suerte, eran los más cercanos a él. Personas con las que había convivido día sí y día también. Con quien había compartido sus sueños, unos muy distintos a los que tenía antes de entrar en ese sitio.

—¿Le has contado...? —Dejó la pregunta inconclusa, pero la entendí de todos modos.

—Sí —confesé. El tono caramelo de su mirada me animó a seguir hablando. Había echado de menos nuestras charlas, tener otra persona en quien apoyarte cuando todo salía mal. Tener una persona a tu lado, a fin de cuentas. Había sido Amber durante unos meses increíbles, pero ahora ya no estaba y eso me torturaba—. Se lo conté en cuanto lo tuve en casa.

—¿Cómo se lo ha tomado?

—No estoy seguro —suspiré y tomé entre mis manos el gorro de Amber. De alguna manera, tener algo suyo entre mis manos me hacía sentir más cerca de ella, como si nunca nos hubiéramos separado—. Creo que todavía está asimilándolo. Son muchas cosas de golpe y me da miedo que se sature.

Recuerdo que, cuando se lo conté, su única pregunta fue "Pero, entonces, sigues siendo mi hermano, ¿verdad?". Sonó tan temeroso, como si de repente le fueran a arrancar el corazón del pecho, que me rompió por dentro.

Su pregunta resultaba tan similar a otra que dijo cuando descubrió el secreto de la navidad. Cuando le contamos que Santa Claus no existía y lo que preguntó fue "Pero, entonces, el hada de los dientes tampoco existe, ¿verdad?".

Mi respuesta fue completamente opuesta a la que respondí en aquel momento porque, frente a todo y todos, Ben seguiría siendo mi hermano hasta mi último aliento.

Quizá no compartiéramos toda nuestra genética, quizás ahora fuera consciente de la cantidad de cosas que compartía con Chad y no con Ben y viceversa, pero Ben seguiría siendo mi hermano siempre.

—Quería... —Volví a hablar. Tiraba de los hilos del pompón del gorrito para deshacerme de la sensación de intranquilidad. Hacía un tiempo que había empezado a obviar el cosquilleo en la barriga de los nervios—. Quería pedirte un favor.

—Por supuesto. Lo que sea —aceptó de inmediato. Era una de las tantas cosas que habían cambiado entre nosotros. Jayden se sentía dispuesto a cualquier cosa. Primero aceptaba y después preguntaba y eso, de una forma u otra, me henchía el corazón de aprecio.

—Si ves a Chad, ¿podrías darle las gracias de mi parte? —pregunté.

—¿Por qué?

La voz de Jayden sonó confusa a niveles desorbitados. Levanté la mirada encontrándome con su ceño fruncido. Imité su gesto. Conforme más confundido estaba él, más desorientado me sentía yo. Pensaba que lo sabía.

—Bueno, él ha sido quien ha llamado a la policía. Gracias a él ahora mi hermano está en casa lejos de esos hombres y ese estúpido jefe...

—Garret.

Pero no podía parar de hablar. Había tomado carrerilla y las palabras salían solas.

—Sé lo mucho que Chad adoraba a nuestro... —me retracté. Referirme a él como mi padre dejaba un regusto amargo en mi boca que no creía que fuera a desaparecer pronto—, su padre. Me imagino lo duro que ha tenido que ser para él confesar a la policía todo esto. De haber estado en su piel yo...

—Garret...

—Jamás habría confesado nada. Si hubiera sido Ben o Amber o tú quien hubiera estado en el papel de Clay, nunca os habría delatado y por eso quiero que le digas que estaré eternamente agradecido por...

—Garret —me cortó. Sus ojos lucían exasperados y ansiosos. Me callé—. Chad no llamó a la policía.

Ahora era yo quien estaba confundido. Fruncí el ceño y, por alguna razón, la respiración se me atascó en la garganta.

—¿Y quién lo hizo?

Jayden me miró con el atisbo de una sonrisa, como si supiera que sus siguientes palabras harían temblar mi mundo.

—Fue Amber, Garret —confesó—. Amber confesó todo a la policía. 


***

¿Que os ha parecido? Queda un capítulo más y luego ya el epílogo. Me estoy replanteando hacer algún capítulo extra... ¿qué pensáis vosotros?

¡Os leo! Podéis seguirme también en redes para comentar el capítulo. twitter, instagram, lo que sea jajajajaj

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro