Ese viejo recuerdo que te forma una sonrisa

La euforia de correr hasta que te falta el aire, el viento entre cada salto y cada obstáculo destruido era una experiencia liberadora pero hoy no podía disfrutarlo, mas que jubilo tenia coraje, tenia miedo y ese impulso de correr libre fue cambiado por uno de escapar y simplemente alejarse.

Mechones de cabello eran arrancados ante la insensata carrera de esta loba con el corazón angustiado, tras mucho correr llegó a un claro donde le aullaria a la luna no con júbilo si no con angustia, ningún lobo deseaba contestarle pues sabían que era algo propio, un aullido solitario recitado a la soledad de la noche.

Cuando la luna se ocultó y el sol mostraba los primeros rayos de luz, Betsy era un poco más consciente de lo ocurrido, ella se sentía más ligera y aliviada si bien no era la cura a sus pesares era un placebo a todos sus males.

Ella reconoció el lugar, ella conocía este pantano.

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Hace muchos años atrás cuando Betsy iniciaba su vida como una bruja, fue una época llena de mucha incertidumbre, llena de dudas y sobre todo miedo, ella no encajaba con sus demás compañeras, no era tan hábil como las demás brujas e inclusive no sabia si algun dia podria estar en el mismo nivel que cada una de ellas aun así se esforzaba.

Tal vez sus amigas también observaron esto y en un acto de buena fe salieron a realizar algunas travesuras a unos yetis en las montañas, Betsy no estaba demasiado cómoda con esto pero lo intento fracasando rotundamente

No estaba planeado pero una avalancha acabó con su diversión, todas las brujas se esfumaron excepto Betsy que de no ser por la ayuda de un yeti habría sido sepultada en toneladas de nieve.

Al final todo esto la hizo sentir terrible, ahora no solo se sentía sola y desamparada, además abandonada su suerte pero puede que solo fueran sus ideas las que la estaban atormentando.

Las cabañas no estaban tan lejos, no conocía bien la ruta pero no era imposible, al final la isla no podría ser tan grande.

Una tragedia y una decepción todo en el mismo día, de un clima helado junto a la montaña a un pantano horroroso.

Si bien podría seguir viendo lo negativo de ese día fue solo a partir de ese momento que conoció a alguien en particular un fantasma, no un amigo y solo bastó un día para crear el más bello lazo de amistad pero como si una broma cruel del destino este amigo desaparecio.

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— La vieja tienda de pantalones — Betsy miró con un cariño especial el lugar.

— Bienvenido o es usted señorita Betsy — El encargado del local un fantasma fue a su encuentro — Tenemos los modelos más finos solo esperando nuevamente por su visita —

— Gracias, siempre me gusta volver por un par de ellos, pero quiero ver si podrias remendar este traje que llevo puesto fue un poco maltratado — Betsy apenas pudo mantener su sonrisa.

— Esta horrible no tiene arreglo, pero solo dame un dia yo y mis camaradas tendremos uno nuevo para esta tarde — El fantasma aseguró.

Betsy estaba agradecida, los ratones tomaron medidas y Betsy continuó su camino no sin antes recibir prestada un cambio de ropas, sería un desastre verla en ese estado.

La bruja aprovechó y dio un paseo por este pintoresco pueblo y le daba algo de alivio y a la vez tristeza más cuando se enteró de la triste verdad de este lugar.

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El chico fantasma, así lo había bautizado un nuevo amigo aunque en el poco tiempo que se conocieron fue suficiente para dejar una huella en su corazón lo cual fue más doloroso cuando este desapareció.

Habían pasado unas semanas y el chico fantasma no volvía, nadie sabía nada de él e incluso escondida lloró un poco su pérdida.

Pero al final era una bruja, una muy capaz y no se rendiría tan fácil.

En el pueblo de fantasmas platico con cada uno de ellos tratando de averiguar dónde se encontraba pero no había pista alguna solo supo que cada uno de ellos contaba una historia, una triste y personal historia.

Betsy pensó que era su último momento en vida, o fuera ese peso que los acompañaba, ninguno de esos tenía sentido.

En una de esas tardes calurosas en el verano Betsy había decidido investigar en la biblioteca ella estaba segura que podría existir algo, pero nada hasta que la persona menos esperada le dio su pista final.

Betsy le habló sobre lo interesante y los efectos de la fórmula de inmortalidad y como algunas situaciones de estrés emocional podrían desencadenar un eructo.

— Un Eructo dices— Betsy miro confundida.

— Si hace poco estaba pensando en cosas algo tristes, me pesaba mi hogar y mi familia estaba muy preocupada y entonces eructe — Alice le explico — Y de mi boca salió un fantasma con la silueta parecida a mi madre, eso estaba de locos —

— Eso es , no se como explicarlo — Betsy aclaró.

— La primera vez es de miedo, luego es terapéutico, si Susie me explico que es como ese mal recuerdo abandona tu cuerpo — Alice señaló — Y se desvanece para nunca volver —

— Pero? solo desaparece y ya? — Betsy tenía dudas.

— Solo te molestara un poco y luego puff se desvanece, no duran más que unos minutos — Alice trató de forzar un eructo uno para enseñarle pero nada.

Eso para Betsy fue algo ilustrativo.

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Betsy perdida en sus pensamientos casi saliendo de ese pantano se llevó una cálida sorpresa.

— Betsy? por fin te encuentro — Susie fue a reencontrarse con su mejor amiga.

— ¿ Qué haces tan temprano? Digo aquí — Betsy comentó nerviosa.

— Buscándote, yo .. bueno tenemos mucho trabajo que hacer en estos días — Susie aclaró el tono.

— Claro — Betsy comentó en un tono aliviado — Solo debo tomar una ducha y arreglar mi cabello.

Mientras volaban de regreso con sus escobas Susie no pudo apartar la mirada de Betsy.

— Y te paso algo anoche solo encontré tus zapatos — Susie comentó.

— Yo solo salí a caminar y hubo pequeño tropiezo — Betsy comentó calmada.

— Lo sabia, tenian que ser esos lobos — Susie comenzó a renegar — esa manada siempre a sido problemática, tenemos que hablar con la Reina loba para que ella misma discipline a todos los cachorros que está generando.

— No es eso... es solo que .. — Betsy trato de explicar.

— No hace falta que encubras a ese chico o chica o quién te dejara asi — Susie comentó furiosa — Por eso odio a esos hombres lobo.

— Sabes si tienes razón — Betsy se detuvo frente a Susie — Pero esto es algo que yo debo tratar y sola.

— Pero — Susie había quedado muda por tan asertiva forma de expresarse.

— Sin peros tú tienes responsabilidades — Betsy ordenó, pero al ver que Susie no dejaba de ir tras ella está la encaró — Si me sigues me enojare contigo.

Así Betsy partió al bosque territorio de la reina lobo con un poco de alegría, al menos le dejaba claro que Susie se sigue preocupando por ella.