(Nota: seguimos en los recuerdos del pasado)

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Muchos pueden ofrecerte ayuda, pero realmente la quieres?

Betsy en una mínima pizca de remordimiento decidió que sería un muy buen momento para buscar ayuda profesional, claro en su poca experiencia con la depresión o situaciones emocionales complejas decidió acudir a su principal fuente de conocimiento de la época, la televisión y claro la principal recomendación fue buscar a un loquero o mejor conocido como psicólogo.

En Heartforde estaba un joven monstruo que se había interesado en la temática y cuando Betsy le pidió su ayuda este lo vio como una oportunidad para mejorar la relación de los monstruos con la comunidad tan solo imaginar ser el héroe que ayudó a la bruja más poderosa a salir de un momento complicado, aquel que llamaran de ahora en adelante.

— Lo haré— comentó el joven monstruo que era un poco más alto que Betsy — Porfavor solo necesito tiempo a solas puede que sus emociones se desborde un poco— El joven Psicólogo le prestó unas cuantas revistas que publicaban en las grandes ciudades.

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Había pasado más de una Hora y Betsy no tenía noticias del monstruo, bueno aun tenia algunas revistas y libros que leer no quería ir a otro lado pues estaba curiosa de como le habría ido al joven entusiasta, un par de horas mas tarde llego un tiburón, este solo se sentó y suspiró un poco.

— Creo que no está de humor — El animal marino comentó decaído — Que sabes sobre maldiciones? —

— Yo creo que me tengo que retirar — Betsy solo retrocede lentamente ante este extraño y desapareció de golpe.

A los pocos minutos esta se dio cuenta fácilmente que el Psicólogo tendrá que adaptarse a su nueva vida ya que sobre maldiciones ella no tenía la más mínima remota idea.

Lo único que noto Betsy es que Susie ahora estaba molesta, tuvo que esperar unos dias para evitar terminar igual que ese joven monstruo.

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Betsy tardó un poco más en decidirse si ayudar o no, ya había sido testiga de lo que era capaz de hacer Susie molesta, pero le daba un poco más de remordimiento los pobres fantasmas del pantano, ella estaba segura que su viejo amigo fantasma habría ayudado.

Hablar no era una opción, literal a Susie le daba miedo.

Cartas se incendiaron tan solo lograba identificar una.

Ramona?, no habrá que evitarla.

Esta situación dejó un poco decepcionada a Betsy pero después de tomar un poco de té ella se calmó.

— Eso es — Betsy tomó un poco de té y un par de galletas que había comprado y preparó lo justo, tras haber practicado bastante hechizo esos objetos para que caminaran hacia el escritorio, como eran objetos estos fueron ignorados así que llegaron a su objetivo.

Aun así Susie no reacciono, simplemente miraba ese te y las galletas y volvía a suposicion, aun así Betsy no se rendiría por una negativa tan simple, siguió llevando ese aromático té y esas galletas por la mañana y la tarde y aunque seguía ignorandolos cual fue su sorpresa que después de muchos, pero muchos intentos comió una de las galletas.

En la tarde ya había devorado dos galletas y para su sorpresa en el tercer día Susie ya devoraba todas las galletas y tomaba el té aún inexpresiva pero lo hacía.

—Exito! —pensó para sí misma Betsy.

Dicho evento fue paulatino, hasta que al fin se animó y se lo llevó en persona.

— Susie se que son tus favoritos, te lo seguiré trayendo hasta que te mejores — Betsy era optimista Susie estaba respondiendo de maravilla.

Aunque Susie no quería herir nuevamente sus sentimiento y le tocó mentir, en realidad ella odiaba el sabor de ese té era demasiado para su paladar.

— Si quiero detenerla es mejor que me levante de este lugar — Pensó Susie para sí misma mientras se tomaba el té y arrugaba la cara.

— Es asqueroso — pensó Susie, aunque por la culpa lo bebía sin quejarse demasiado o mínimo que Betsy no la oyera, algo de lo que se arrepentiría hasta la fecha.

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Para Susie ese té era tan empalagoso que al segundo día se dio por vencida y decidió salir con el fin de que Betsy no le ofreciera nada, solo que no podía decírselo temía herirla de nuevo.

Esa mañana la perspectiva de Susie era diferente, tan solo verse en el espejo noto como en su frente aún estaba fresca esa pequeña cicatriz, noto el polvo de su cuarto, las cosas regadas por todas partes, le pareció un fastidio y le molestaba así que con un poco de su magia acomodo y limpio todo.

— que fastidio — Susie le pareció ver a lo lejos a Betsy y traía ese horrible te, solo decidió desaparecer, no quería ser maleducada pero era mejor escapar.

Susie apareció cerca de la escuela de magia, planeaba seguir con su rutina pero, antes de siquiera llegar a la puerta escucho ese puff mágico — No, no, no — Susie desapareció del lugar, era innegable ese té le desagrada.

Habría sido de manera inconsciente pero apareció en medio del pueblo de los fantasmas, estos de inmediato la rodearon pero no venían con su habitual forma negativa, estos estaba contentos de verla.

— Ya, ya, basta — Susie comentaba tratando de tomar un poco de distancia.

Un pequeño fantasma en forma de una pequeña niña se acercó y con una voz triste le dijo — Estábamos preocupados, pero no quería salir a buscarte porque así nos lo pediste, dijiste que siempre vendrias a visitarnos pero no te vemos en mucho tiempo, tenía miedo de.. — Susie la interrumpio.

— Hey ya estoy aquí — Susie comentó en un tono amable.

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A lo lejos Betsy observaba escondida era en cierta forma gratificante ver como Susie reparaba el lugar o casi todo no tardó demasiado para que esta se cansara y prometiera volver mañana.

Todo parecía estar bien ahora, Betsy estaba feliz de haber logrado su cometido pero para su desgracia el dia siguiente Susie ya estaba en su escritorio de nuevo.

— No en mi turno —se repitió a sí misma.

En solo segundos ya estaba a su lado con un poco de té y galletas — Tus favoritas, se que te ponen de buenas— Pero esta vez no se retiró decidió quedarse a su lado.

Susie no podía sentirse más incómoda, no quería levantarse pero sin darse cuenta había creado un monstruo.

Un monstruo obsesionado con el trabajo, un monstruo que la seguiría a diario para cerciorarse que no dejará sus responsabilidades, y un monstruo al que no podía repeler o insultar, uno que en algún momento fue hasta capaz de reprenderla.

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Presente.

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Susie tenía un sueño y no deseaba levantarse, pero antes de poder siquiera quejarse Betsy ya estaba en su cabaña tomando es horrible té y recordando las actividades del dia.

— Solo cinco minutos más — Se quejaba Susie mientras se aferraba a sus sábanas y luchando para que Betsy no la sacara de la cama.