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parte ²

El viento silbó su canto de sal mientras Seokjin descansaba sobre la barandilla del barco. La arboladura del pesquero otorgaba un vaivén pronunciado debido a que el mar estaba picado. De no ser por el peso en el almacén, seguramente sería más agitado el viaje, pero Seokjin estaba acostumbrado a ello. No se mareaba como lo hizo al principio. Podía dormir, comer y trabajar normalmente aunque estuviera constantemente luchando con la gravedad y el inquieto oleaje.

El hueco en el estómago, la sensación de hormigueo en las palmas era por conocerlo a él. Al hombre que se llevaría una parte de su vida para jugar a las casitas. Y sí, estaba siendo prejuicio al respecto, pero no podía obligarse a ser neutral con alguien que inició robándole.

NO te ha robado nada, se diría enseguida, pero el arrullo del mar lo ensordecía como para entrar en razón.

–Te ves pálido, Kim –dijo su compañera, Jieun, llegando junto a él y recostándose en la barandilla mirando en dirección al barco–. ¿Todo en orden?

Seokjin sonrió, o trató de hacerlo.

–Lo está, es solo que estoy algo ansioso por llegar al puerto –se encogió de hombros, rascándose el antebrazo donde un roce de la soga con la que recogían las líneas de pesca lo quemó.

La expresión de Jieun no era de quien cree esa vaga mentira, pero asintió de todas formas. Cuando se conoció la separación de Seokjin con Yoonji, sus amigos y compañeros de trabajo estuvieron allí para él. Casi un mes después, y dada la cobertura de la relación de Yoonji con Siwon, nadie podía olvidarse de ello como tanto rogaba Seokjin que lo hicieran. Era exasperante, aunque mínimamente agradable, que estuvieran al pendiente de él, que no lo dejen sumirse en el silencio de sus reflexiones y que lo apoyen en lo que sería el proceso de divorcio y tutela. 

A menos de quinientos metros de la costa, Seokjin estuvo seguro de que si antes estuvo pálido, ahora cualquier color escapó de él y lo dejó como una hoja en blanco estremecida por la correntada de aire. Se sostuvo de la barandilla, traspirando sus palmas dentro de los guantes gruesos de protección, y se mantuvo en pie apenas por la insistencia de mostrarse entero. 

Una palmada en su hombro y despegó la vista del puerto para ver a Jieun, que lucía algo avergonzada, pero dijo:

–No tienes que hacer esto.

–Tengo qué –respondió con pesadumbre, hundiendo los hombros y bajando la cabeza–. Necesito conocer al hombre, es… es importante.

Y cuando el pesquero por fin se detuvo, pudo al menos distraerse con la descarga de la pesca, el acomodo y limpieza del barco antes de ir al encuentro con la pareja de Yoonji.

Un coche lujoso que contrastaba con el paisaje del puerto. Y un hombre que era claro que lo último que haría, si pudiera, sería ir a un sitio que apesta a pescado, fritanga, sal y sudor. Oh, y alcohol, porque si algo tenía de bueno el puerto era el bar que ofrecía consuelo a cualquier pescador en sus rachas bajas o a quien sea que necesitara anestesiarse de la vida un rato. Seokjin había sido cliente regular estas noches, desde que volver a una casa solitaria lo espantó.

–Buen día –saludó Seokjin, torpe, extendiendo la mano al hombre que lo repasó de arriba abajo en un nada disimulado escrutinio desde detrás de unas gafas rojas ridículas–, un… gusto conocerte. Soy Kim Seokjin.

–Choi Siwon –dijo el otro, tomando la mano de Seokjin con firmeza y empujándolo más cerca para observarlo con una sonrisa enorme–, un placer para mí.

+

El restorán donde Siwon los llevó no parecía contento con tener que dejar entrar a Seokjin. Y si sus jeans desgastados, la camiseta vieja y descolorida y zapatillas remendadas eran un grito del mal gusto, el rostro bronceado, el cabello reseco y el aroma a pescado completaban el cuadro. Seokjin no se sintió avergonzado por su apariencia, porque sabía que no tenía nada de malo. Él recién salía del trabajo, no había podido ni ir a su casa a bañarse y cambiarse porque Siwon le insistió en que mejor comieran porque de seguro estaba hambriento.

–¿Con quién tengo que hablar para poner una queja sobre esto? –Se oía la voz acalorada de Choi Siwon–. Está claro que este sitio se reserva el derecho de admisión, y por ello quiero hacer mi descargo y no regresar.

–Aguarda –llamó Seokjin, apenado de que esto sucediera por su culpa–. No hagas esto, yo me…

–Shhh, esta no es la primera vez que este lugar mantiene políticas absurdas. –se volvió hacia el host- ¿o me equivoco? ¿No fueron ustedes quienes impidieron la entrada de Park Jimin?

Seokjin sabía quién era Park Jimin ya que tuvo que explicarle a Taeil por qué el actor del que él era fan de pronto se comportaba y aparentaba ser una mujer. La transexualidad, por supuesto, había sido tema de interés para el medio y la sociedad que no terminaban de aceptarlo y entenderlo. Seokjin, ignorante del tema, decidió no juzgar, por lo que dio una respuesta lo suficientemente conciliadora para su pequeño.

–Señor Choi, yo solo estoy respondiendo a especificaciones de mi empleador.

–Lo sé, Jung –leyó de su gafete–, por lo que te pido que me dirijas a quien corresponde. No quiero tomarla contra ti, ¿sí?

Media hora después, Seokjin comía una exquisita langosta, con un buen vino de cosecha 2003. Había recibido además una disculpa y una extensión a volver cuando quisiera. Choi Siwon lucía radiante ante su logro y Seokjin debió darle crédito por la defensa.

–No era necesario.

–¿Mmm? –Siwon depositó la copa, lamiendo sus labios y mirando con fijeza a Seokjin imitar el gesto–. Oh, por supuesto que sí. Eres mi acompañante, mereces un trato igualmente respetuoso.

–Pero la etiqueta marca una línea y yo no alcanzo a ella ni a punta de pies –se mofó, pensando que era tonto que había estado preocupado por conocer al hombre.

Podía ver, si hacía un enorme esfuerzo en deponer sus sentimientos, que Choi Siwon tenía encantos más allá de los que la farándula expone. Había esperado estar incómodo por la clara diferencia de estratos sociales, pero nada en el trato con Siwon le hizo consciente de su inferioridad económica. Era él mismo quien se ponía en evidencia, sintiendo enrojecer sus mejillas coartadas por el viento seco del mar, que se reconocía un torpe de modales básico, pero no elegantes. No sabía de vinos que acompañen mejor a tal o cual platillo y había estado a punto de manchar su ropa mientras comía. 

–Gracias.

–No hay de qué. Ahora, dejando este incidente de lado, hablemos de nosotros.

La palabra nosotros fue dicha, o tal vez Seokjin estaba susceptible, con un tono que parecía esconder algo. Decidió bajar la guardia, quizá estaba demasiado a la defensiva.

–¿Qué quieres saber? –mordió un poco de pan, incapaz de pensar en qué podría decir. Siwon esperó en silencio, así que supo que debía hablar–. Trabajo como pescador, desde las cinco de la mañana hasta las dos de la tarde. Luego, estoy lo suficientemente hambriento como para comer un dinosaurio y agotado como para tratar de atraparlo, así que suelo dejar listo el almuerzo la noche anterior para solo recalentar al día siguiente. Ahora, los fines de semana las paso con mi hijo, salimos a pasear y tomar helado o comer pastel de queso, pero si fuera por mí, dormiría todo el día.

–Vaya, eso sí que es agotador –Siwon le sirvió más vino, pese a que Seokjin quería rechazarlo–. Por favor, te llevaré a casa, no te preocupes por consumir de más.

La amabilidad de Siwon era… inusitadamente efectiva para convencerlo. Seokjin sentía como si estuvieran en una cita y casi se rio por la ocurrencia, por lo que escondió el gesto tras la copa. El vino era espeso en su lengua y lo saboreo un poco antes de tragarlo, sintiendo la mirada de Siwon en su rostro y siguiendo tal vez el recorrido de la bebida por su garganta. Definitivamente, Seokjin estaba siendo raro con el hombre y se recordó ser agradable y no pensar mal de él.

–De acuerdo, cuéntame tú. Seguro es más interesante que lo mío –la amargura se filtró en su tono y aunque Siwon arqueó una ceja por ello, respondió sencillamente:

–Me levanto a las once treinta, desayuno y almuerzo a la vez lo que haya en el menú de comida a domicilio y luego me enfrasco en mi estudio a dibujar y pensar un nuevo diseño para la temporada siguiente –parecía algo tímido cuando dijo–. Solía ir mucho de fiesta, lo admito, este trabajo me conecta con personas del medio del cine, de la televisión, radio y modelaje, internacional o nacional y créeme, amigo mío, estas personas son buena compañía para divertirse. 

–Ajá –no supo si agregar algo. Eran tan diferentes que parecía imposible hallar un punto en común. Tal vez no lo necesitaban, de todas formas, no pensaban ser amigos aunque Siwon lo llamase con tanta liviandad así–. ¿Cómo te llevas con los niños en general?

Un atisbo de sonrisa que Seokjin apreció cuando el otro dijo:

–Taeil es un niño extremadamente ingenioso y brillante –expresó–. No estaba en contacto con otros niños, no tengo sobrinos o amigos que hayan concretado una familia –explicó–, así que admito que entré en pánico cuando conocí a tu hijo. Pero él es tan simpático y logró que me relaje a su alrededor e interactúe más naturalmente. Lo juro, ese niño tiene un don para que todos se encariñen con él.

–Es especial –dijo Seokjin, sin evitar el tono amoroso y orgulloso de padre–. No lo sacó de mí ni de su madre, es enteramente suyo.

Y así siguieron conversando por otro rato. Lo que les llevó a pasar a otros temas, como educación, coste de la escuela, por ende economía, política y deporte. Gratamente se dio cuenta de que Siwon no era un mal hombre. Y aunque lo odiaba, porque se notaba en su pecho una molestia puntada de rencor porque era quien sacó su vida del espacio donde estaba cómodo, tampoco era su naturaleza ser grosero.

Así que cuando preguntó lo siguiente, lo hizo desde la genuina necesidad de entender:

–¿Por qué Yoonji? –la oscura mirada de Siwon lo estudió, agregó al final–. Sé por qué am… me enamoré de ella, pero quiero saber qué piensas tú. No te importó estar con una mujer casada, con hijos cuando se te conoce una larga fila de amantes y se sospecha de otro poco más.

El hombre dejó la servilleta que sostenía a un lado, recorriendo el restorán antes de dirigir sus ojos a Seokjin, que pacientemente esperaba respuesta. No era un clima hostil por lo que eso animó a que fuese honesto.

–¿Se puede explicar el amor? –meneó la cabeza, luciendo divertido y conmovido por igual–, ha sido un acontecimiento enorme en mi vida querer a Min Yoonji. Lo hago, soy sincero con mis sentimientos y es a lo único que puedo aspirar cuando mucho, como tan delicadamente resaltaste, se dice de mí. Nos conocimos en un evento, nos volvimos a ver una y otra vez y en cada oportunidad… solo surgió. ¿Estoy siendo vago? Posiblemente, pero no sé precisar cuándo es que mis afectos crecieron tanto como para pedir, reclamar, que me elija. Y siento, y de nuevo pido que creas en lo que digo, siento mucho ser quien se interpuso en tu camino. 

Seokjin no supo que había aguantado la respiración hasta que al final del discurso de Siwon soltó todo el aire que retuvo. Se empequeñeció ante la acérrima diatriba de su acompañante y asintió confiando en que era cierto cada palabra que pronunció. 

–Pues espero… solo quiero a mi hijo –huyó del tema para caer en lo que era más urgente–. Tú y Yoonji sean tan felices como puedan, no voy a pelear lo que no sé realmente si puedo ganar, pero esta lucha que tengo con mi ex esposa no se resolverá del modo fácil si tengo que ceder el derecho a mi hijo. 

Siwon levantó una mano, frenando cualquier otro comentario.

–No te preocupes por mí, yo no estoy involucrado en esa disputa –calmó a Seokjin, que lució desconcertado–, fui claro con Yoonji sobre mantener mi distancia. Solo ustedes pueden saber lo que es mejor para Taeil, o al menos eso quiero pensar, y apenas asesoré con un abogado de confianza a Yoonji. Si fuera el caso que tú necesites algún contacto para defender tu petición de custodia no tengo ningún incoveniente en ofrecerte la misma oferta de asesoría. Serán los dos o será la justicia la que decida, pero deseo verdaderamente lo mejor para el pequeño.

Mudo, Seokjin continuó disfrutando su postre. 






Nota:

En un primer momento, esto era solo comedia, puro PWP y luego, solo salió algo más "serio". Me re cuesta, admito. No sé cómo le haces, Anaka, para el drama.

Mañana sigo. En fin, quejas:

Siwon en multimedia, por si hay alguien que no sabe de la existencia de este señor.

:)

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