🌊.Capítulo seis.🐍
•°Malas actitudes°•
•~•
La incredulidad se podía palmar en el rostro de Tomioka. Aquellos ojos azules abiertos de una manera poco común, sus labios levemente separados y su postura quieta, sentado en perfecta seiza mientras sus manos temblaron un poco con la taza de té.
El corazón aceleró, bombeó sangre rápidamente y pudo sentirlo latir incluso en su cerebro, acelerando la respiración tranquila de sus pulmones.
Obanai estaba al frente de él, sentado de igual manera con la mirada abochornada, mirando a sus piernas incapaz de ver al hombre con valor. Incluso Kaburamaru se había bajado del cuerpo del menor y se había ido a esconder a alguna otra parte.
Tomioka no podía creer las palabras del Pilar de la Serpiente.
Hizo una mueca con los labios, dejó la taza a un lado y con una mano se tapo la boca queriendo ocultar la expresión poco natural del momento.
Miró una última vez a Iguro, el hombre había comenzado a jugar con sus manos debajo del haori intentando ocultar los aparentes nervios que tiene.
—¿Terminar? ¿Qué estás diciendo?— Lo dijo muy brusco, más brusco de lo que pensó y se estaba acostumbrado a escuchar cuando Tomioka habla.
Por la voz Iguro tiembla, demasiado nervioso pensando que tal vez fue una mala idea ir a la finca del mayor para decirle su pienso sobre terminar lo que sea que tienen. Mandar a su cuervo con una carta ahora parece ser una mejor idea que literalmente meterse a la boca del lobo.
Sin embargo, Obanai pensó que tal vez lo mejor sería dar la cara, asegurarle a Giyū que no quiere nada con él, por más que se arrepienta una parte de él en este momento. Tal vez se apresuró a la decisión pero ya la tomó, ya lo dijo y ahora no puede echarse para atrás, solo falta esperar que Tomioka lo tome bien.
Lastimosamente por la expresión y el repentino tono de voz es obvio que no es así, el Pilar del Agua parece tan...
—¿Ahora por qué dices esas cosas? ¿Te arrepentiste a estás alturas?
Enfadado.
Jamás llegó a considerar ver a Tomioka de esa manera, menos por algo que Iguro pensó que sería 'irrelevante'. Sinceramente le asustó un poco por no conocerlo en ese estado y por eso volvió a bajar la mirada con las entrañas revolcándose desde su abdomen llegando de alguna manera a los pies, de pronto sentarse sobre sus talones ya no era cómodo y quiso moverse pero Giyū allí, observándolo con rostro arrugado y labios chuecos se lo impidió.
Dejó de jugar con sus dedos y Obanai alzó las manos intentando explicar su decisión, pero su cerebro le decía que no valía la pena porque seguramente a Tomioka no le importa en realidad, solo le molestaba porque es complicado buscar a otra persona con lo cual reemplazarlo. Tal vez incluso se había preparado para tener relaciones después de varias semanas sin verse y las palabras de Iguro lo decepcionaron por completo.
Aún con todos los sentimientos desbordando y pensamientos atacando Obanai quiso mantenerse firme en su decisión, suspirando tras sus vendas e intentando parecer más seguro de lo que estaba.
—Esta relación es insalubre y para nada ética, lo mejor es terminarla.— Sorpresivamente para Iguro no tartamudeó, la visibilidad de sus nervios corporales no se percibieron en la voz e inflo el pecho con una pizca diminuta de orgullo.
—¿Desde cuándo lo ético es importante? Habíamos acordado que eso no afectaría nuestro trato.— El lenguaje corporal de Tomioka era intimidante, hablando con enojo y desdén intentando buscar en lo más profundo de Obanai un apice de arrepentimiento.
Porque Iguro no puede dejarlo por esa estupidez de excusa, menos de una manera tan repentina. Todo iba bien, ¿No? No entiende el porque su cerebro trata esto como la ruptura de una relación, se supone que no lo es. Se supone que Obanai o Giyū en algún momento iban aburrirse y fingir que no había pasado nada. Se supone que Tomioka hace tiempo habia pensado que lo mejor era simplemente alejarse por el riesgo que esto significaba, pero no lo hizo por pena a Obanai y no hacerlo sentir usado. El Pilar de la Serpiente debía terminar esto para evitar remordimientos y eso está haciendo.
¿Por qué ahora es Tomioka quien se siente usado? Tiene muchos sentimientos encontrados y por ende, involucrados. Definitivamente está muy involucrado.
No quiere intimidar al menor, no quiere reflejar cuánto le importa porque no debería importar, pero aún así estaba exigiendo respuestas. ¿Eso era correcto? No siente merecer respuestas por algo que en primer lugar jamás fue una pregunta.
Aún así Iguro estaba como siempre que se encontra con él a solas, tímido y bastante avergonzado. Tal vez abochornado por Giyū, tal vez de él mismo, tal vez de lo que hacen. Dentro de su cerebro Giyū intenta comprender a Obanai lo mejor que puede.
—Sí es importante, Tomioka.— Lo llamó por su apellido, recordando que aún después de todo no eran más que simples conocidos. Incapaces de llegar a una relación más profunda.— Es asqueroso y peligroso de cualquier manera que lo veamos, no podemos simplemente ignorarlo. Al menos yo no puedo ignorarlo.
Una pequeña explicación, para Tomioka suena más a una excusa que cualquier otra cosa, por más que de veras quiera comprender y aceptar las razones de Iguro no podía hacerlo. Ya se había acostumbrado demasiado a su presencia, a tenerlo, incluso se había quedado por completo encantado cuando ambos durmieron abrazados, compartir calor con alguien no tenía precio ni explicación en el corazón de Tomioka.
Quiere repetirlo otra vez, muchas veces más.
—No parecías asqueado la última vez...— Susurró cruzándose de brazos, sus ojos azules fijándose en las palabras de Obanai y a la vez no, en realidad observa sus gestos faciales con detenimiento. Se dió cuenta que fuera de un escenario íntimo, no puede leer correctamente a su amante.— ¿Me estás dejando...— La palabra bajo este contexto es demasiado extraña, no quiere seguir insinuando un rompimiento de verdad pero aún así es complicado, no sabe como tratarlo.— ... por que hay otra persona, verdad?
¿Tal vez sea Kanroji? Tomioka aún sigue pensando en la relación de ambos Pilares, llegando a recordar pequeños rumores sobre los sentimientos del más bajo hacia ella.
Era absurdo, Giyū se comenzó a preguntar qué cosas puede ofrecerle esa mujer a Obanai, en el fondo el hombre estaba seguro que podía hacer las cosas mejores que ella. Si Iguro le daba la oportunidad puede demostrarle que no debían terminar su trato.
¿Por qué sigue estando tan mortificado por los celos?
Iguro no le gusta, mucho menos lo ama. Es solo un amante, es reemplazable, puede conseguir otro.
Obviamente el siguiente no sería lascivo sin querer como lo es Iguro, ni tendría aquella belleza peculiar que lo cautiva, ni siquiera podría tener la morbosidad escondida y curiosa, tampoco aquella personalidad discordante, tan arisco y dócil, casi derritiéndose cuando algún dedo le roza la piel.
El siguiente no sería como Obanai, en ese caso para Tomioka no parecía haber la misma emoción.
Puede que sí le guste, pero nada más.
Obanai abre los ojos con sorpresa por las palabras ajenas, alarmado.
—¡Por supuesto que no tengo a nadie más! ¿Por qué d-dices eso?— Se encontraba bastante conflictivo y renuente a que Giyū piense eso, no quiere darle malas ideas e igualmente piensa que no tiene sentido que Tomioka pregunte.
—¿No? ¿Qué hay de Kanroji? El otro día estaban muy juntos, ¿Me estás dejando por ella?
¿Qué? ¿Qué cosas dice este imbécil?
—No te estoy dejando, Tomioka.— La mirada del nombrado se relaja, sus cejas dejan de tensarse mostrando una mirada más apacible.— Nosotros no tenemos nada, solo estoy cancelando nuestro acuerdo y, he de recordarte, que no tienes el derecho de preguntar absolutamente nada de mi vida.
—¿Sin derecho?— Incredulidad es la definición de su rostro y voz, bastante sorprendido de su propio actuar y sentimientos nuevos.— ¡Por supuesto que lo tengo!— El primer grito antes de volver a calmarse, Giyū pareció apenarse.
Tomioka sentía que se avergonzaba con cada palabra que decía, no estaba actuando bien. Exageraba.
Obanai parpadeó repetidamente, arrugando los labios y mirando al Pilar del Agua confundido. Definitivamente no era la reacción que esperaba, pero iba a sincerarse y aceptar que ver al menos un rasgo de molestia en la mirada de Giyū; el como habla y parece preocuparse, lo ayuda un poco. Al menos sabe que a Tomioka si le afecta, no es tan reemplazable como pensó en un principio.
Aún así, no debe retractarse de sus palabras. Mitsuri le había aconsejado que es lo mejor si lo hacía sentir mal, pero sabe que la idea de terminar su trato con Giyū le sienta mal igualmente, Obanai ya había comenzado a encariñarse y ser dependiente de los halagos o miradas que Tomioka le da.
La mirada suplicante de Giyū en este momento le afecta, de alguna manera lo está haciendo dudar.
El corazón de Iguro comenzó a acelerarse y su estómago a retorcerse, él conocía ese sentir y por eso supo que debía alejarse.
Tenía que ser una persona racional, un hombre con valores. Obanai debía ser firme.
—Sí, sin derecho, Tomioka.— Replicó, parándose del suelo de tatami sin intenciones de seguir allí.— Es mi vida, te estoy "dejando", como dices, porque no quiero que la sigas arruinando.
—¡Yo no te estoy arruinando!— Él también se paró, volviendo a alzar la voz sorprendiendo a Obanai quien dió un paso hacía atrás. Tomioka inmediatamente se recriminó en su caótica mente y después hizo un ademán con sus manos, intentando calmar el enojo confuso de su cuerpo. No sabía cómo calmar esta emoción, hacia tanto tiempo que no se sentía tan enfadado.— Iguro, por favor.— Suplico reprimido, queriendo convencer al menor para que no se vaya.— La última vez la pasamos excelente, y las veces anteriores también, esto es repentino. ¿No te parece que te estás equivocando? ¿O qué al menos merezco una buena explicación?
Tomioka rodeó la pequeña mesa que se interponía entre ellos y dió un par de pasos hasta llegar a Obanai, queriendo tomar su brazo para que no caminara más a la puerta. Sin embargo, Iguro no aceptó ser tocado, se quedó quieto e hizo un gesto.
El corazón del menor estaba pesado, se encontraba sorprendido de que aún pueda latir sin problemas por la dificultad que sentía.
—Deja de exagerar, Tomioka.— Evitó las últimas palabras del mayor, dejando en evidencia que no se sentía lo suficientemente seguro de alegar que no se estaba equivocando y que sí disfrutó todo el tiempo que estuvo con Giyū.— No tenemos nada, nuestra relación siempre fue solo sexo, ¿O no te acuerdas que tú mismo lo dijiste? Dejaste en claro que jamás podríamos aspirar a algo más, que simplemente era para pasar el rato y calmar tus-digo... Nuestras necesidades.
—No estoy exagerando y sí, soy consiente de mis palabras. Pero mis preguntas no están relacionadas a eso, lo único que quiero es que me digas ¿Por qué ahora te da asco tan de repente? ¿Hice algo que te molestó?
Giyū volvió a intentar tomar el brazo de Obanai, queriendo hacer que se acerque y vuelvan a sentarse para hablar correctamente, pero Iguro volvió a alejarse, casi como si el cuerpo de Tomioka quemara violentamente al Pilar de la Serpiente. Aquello logró hacer que el mayor se sintiera herido, pensando en qué había hecho para ganarse esa actitud esquiva.
Obanai no quería ser tocado, sabía que volvería a sentirse vulnerable y no es lo que busca en este momento. No quiere encariñarse más con ese sujeto.
—Tomioka, no, no hiciste nada pero...— Suspira, llevando su mano a su cuello rascando con nervios.— ¿A caso no entiendes que damos asco? Somos hombres. Lo que decimos, lo que hacemos y, tal vez, lo que sentimos... es nauseabundo, por no decir casi ilegal.— Eso fue un susurró avergonzado, no estaba seguro de decirlo.— ¿No te preocupa que alguien se entere?
Giyū fue quien se quedó callado está vez, entendía pero no puede comprender a Obanai, jamás pensó que el menor tuviera esos pensamientos. Sabía que era bastante cohibido y que estaba preocupado por si alguien se enteraba de sus perversiones (por justa razón),¿Pero rechazar y llamar nauseabundo lo que hacían aún cuando ambos disfrutaban del encuentro? Era difícil de creer.
Para él Pilar del Agua no estaba mal, no hacía nada despiadado. Que sea prohibido o inmoral no lo hacía estrictamente malo.
—Yo no lo veo mal, en realidad.— Dice suavemente, controlando su ánimo y dejando de actuar enojado. Aunque la sensación de molestia e impotencia seguía presente en el pecho.— Iguro, nadie se enterará de esto, dijimos que sería lo más discreto posible.
Obanai bajo la guardia cuando Tomioka dejó de exaltarse, el mayor volvió a estar sereno y calmado, sin mostrar alguna emoción. Iguro lo prefería así, era más predecible. De pronto suspiró, no derrotado pero sí bastante cansado, mirando a Tomioka como si fuese alguien raro. Entendía de dónde venía la falta de culpabilidad por sus acciones, no podía sentir nada si para él la moralidad no valía nada.
Otra razón para alejarse, Obanai se rehúsa a dejarse terminar de absorver por alguien así.
No obstante, la falta de escrúpulos y la mirada insistente de Tomioka le había resultado cautivadora...
No, no caigas.
—Tomioka, ya no quiero seguir con esto.— Lo soltó, sin darse un tiempo para pensarlo adecuadamente confesó una mentira a medias pero que se coló de manera inmediata como una verdad sincera.— No soporto seguir "estando" contigo. Quiero volver a mi vida anterior y ser un hombre normal, no como... Tú.
La mirada que Tomioka le dió a Obanai por esas palabras fue difícil de descifrar, en un segundo pensó que se había excedido en su ataque pues a decir verdad, Obanai no tenía problemas con Giyū, en realidad solo se asqueaba de si mismo.
Se dió media vuelta, acercándose a la puerta para por fin salir de la propiedad del Pilar y caminar todo el trayecto hasta su finca, refugiarse en su propia mente y soledad era menos agotador que seguir fingiendo una máscara sin sentido. A veces era difícil ser firme.
Toca la perilla de la puerta, tomándose un segundo para pensar su decisión y la giró, dispuesto a seguir con su flujo de acciones.
—¿De verdad piensas que n-no soy normal?— La voz de Tomioka volvió a insistir, una emoción surgió en desde su garganta que Obanai no la catálogo como enojo, sino que, era suplicante y relativamente triste.
Iguro no lo miraba, le daba la espalda mientras se encontraba congelado debatiendo sobre si responder. Él no piensa eso, Tomioka fuera de su inmoralidad y actitud apática era alguien relativamente normal. Que no lo haya visto llorar como niñita, a comparación de Obanai que si ha mostrado esa faceta con él, (aunque no de una manera triste), demostraba que sí era en lo que se conoce como un hombre de verdad. Solo había que quitar su homosexualidad y Giyū sería normal.
Iguro comenzó a sentir una pequeña envidia hacia el mayor por ser capaz de controlar sus emociones y no insultarse diariamente.
Lo mejor es ignorar la pregunta.
—Nos vemos en la próxima reunión, Tomioka.— Volvió a apretar la perilla y la giró, abrió de manera sutil la puerta e inhaló fuertemente.— Espero que no sea pronto-.
—No, tú te quedas.
Iguro exhala asustado sin tener tiempo de voltearse ni responder.
La puerta se cerro nuevamente, con bastante demanda.
Obanai siente que su respiración se entrecorta por sentir la presencia de Giyū en sus espaldas. Sus delgados dedos temblaron debajo de su haori.
Cómo era de esperarse entre los Pilares, contaban con una buena velocidad de reacción y desplazamiento, desgraciadamente aquello no sirve de nada cuando están con la guardia baja. Obanai no estaba en alerta, no pensó que Tomioka volvería a insistir por su repentina serenidad, pero ahora estaba justo detrás, inclinado hacia él con una mano sobre la puerta impidiendo a que se abra nuevamente.
El calor del hombre rozaba sus ropas, pudo sentir que se encorvo para quedar casi a su altura y sentirlo cerca de su cuello. El aliento caliente le erizó la piel, Obanai sabía que no podía aguantar otra pregunta más, menos con aquella cercanía.
—T-Tomioka, te dije que dejemos esto hasta aquí.— Eso fue tartamudeante y suave, la firmeza se había ido por completo de su voz. Tomioka suelta un sonido de su garganta, como si aceptará sus palabras.— Bien, ¿Me dejas ir?
—No te lo pienso impedir, nada de lo que digas.— Para Obanai eso fue una patraña, no podía decir eso cuando literalmente le bloqueaba la puerta para salir y dar por hecho su "separación". Sin contar lo que había dicho con anterioridad.
—¿E-entonces?— Quería hacerse el fuerte otra vez, sonar fastidiado e irritado, odiando la presencia del mayor pero su voz sonó cooperativa hacia el Pilar.
La mano de Tomioka se arrastró, pasando por la puerta hasta la perilla donde se encontraba la extremidad de Obanai quieta, sin intención de moverse por el cuerpo tensado en este momento. Iguro apretaba el metal, temblando y temiendo que Giyū haga otra cosa.
A pesar de la manera tan fuerte con la que Iguro hacia presión Tomioka logró hacer que soltará la perrilla, con solo rozar las manos Obanai soltó la puerta y dejó que siguieran sujetando su mano. Ambas pieles rústicas juntas, recordando que lo corrosivo de sus manos no era por otra cosa que su estresante trabajo contra demonios, aquel trabajo que les impide tener tiempo para si mismos como una persona normal.
Ninguno de los dos era normal, ¿Por qué Obanai quería que su moralidad lo fuera? Para Giyū, era un poco descabellado.
—Tomioka, déjame ir o-o-
—¿O qué?— Interrumpió a su oído, queriendo doblegar a Obanai y que le dé una segunda oportunidad, aún cuando sabe que Obanai no ha tenido ningún problema con él. Según lo que dijo.— Iguro, yo te dejaré ir, ¿Si?
No obtuvo respuesta, era una frase condicionante y Obanai era inteligente, se dió cuenta de la intención escondida cuando las manos de Tomioka se posaron en su cintura, sujetando con fuerza, como lo hicieron la última vez que se vieron, con posesividad. ¿Por que Tomioka se muestra de esa manera? Obanai se siente incapaz de negarse cuando es tocado de esa forma, bastante débil ante el hombre a su espalda.
Le gustaba. Sentir que alguien era capaz de tener tal control sobre él y que lo conociera lo suficiente para saber que lo hace, todo fuese perfecto si por lo menos fuera una mujer quien lo tuviera así, no un hombre.
De todas formas la atracción hacia Tomioka lo desconcentró y lo volvió a poner amasable, fácil de manejar en aquellas manos y fue dado vuelta. Obligado a chocar contra la puerta de madera y mirar los ojos oceánicos del mayor, eran intensos y reclamaban muchas cosas.
Manos rápidas deslizaron por su cuerpo quitando el haori del menor, haciendo que cayera al suelo justo a lado de los pies de ambos. Tomioka se enfoco en el rostro de Iguro, mirando las finas cejas curvadas, aquellos ojos bicolores tan hermosos y suplicantes, nariz roja y...
Necesita quitar esas vendas.
Las bellas expresiones de Obanai jamás están completas sin ver esa linda boca, aquellos labios rosas y aquellas atrevidas cicatrices.
Quiere arrancarle el pedazo de tela pero se contuvo, Tomioka conocía la intimidad y respetaba decisiones, por más irónico que sonara juzgando la situación actual. Pero era cierto, Giyū no se atrevía a quitarle las vendas sin que el menor lo pidiera o lo hiciera él mismo. Era un acuerdo jamás hablado, conocía que por alguna razón mostrarse sin aquello era mucho más íntimo que todo lo que habían hecho anteriormente.
No importa cuantas veces haya visto el rostro desnudo de Obanai, siempre era tan poco paciente y se emocionaba de más.
—T-Tomioka.— Con las manos en el pecho del nombrado hizo fuerza para alejarlo. Eso fue una sorpresa para Giyū quien también respondió con lo mismo, sujetando y chocando a Iguro contra la puerta.— Te dije que esto t-termina aquí.
—Yo te dije que está bien, lo que tú digas...— Trago saliva de manera audible, con una mano capturando rápidamente las muñecas del menor para que no intentará alejarlo.
Tomioka podía subestimarse demasiado, pero los ratos con el menor lo hicieron sentirse confiado de su propia fuerza, al menos con Iguro solamente. Para Tomioka era facil de contrarrestar.
—¡P-pues ya, déjame!— Iguro no podía usar toda su fuerza con Giyū por más que quisiera, era una perdida de tiempo total. No solo se sentía débil e impotente hacia él, sino que, en efecto, lo era.
—A cambio de un favor.— Lo que Iguro temía, su estómago se revolvió en anticipación.— ¿Puedo tocarte una última vez?
Obanai exaltado soltó un el aire que retenían sus pulmones antes de ser incapaz de volver a respirar, su corazón golpeó sus costillas pareciendo que quisiera salir de su pecho para poder bombear correctamente la sangre por su cuerpo.
Era intenso, su sonrojo se apresuró en aparecer y evitó mirar a Tomioka, observando un costado arrugando las cejas. No estaba pensando bien, la cercanía de Giyū era frustrante y al mismo tiempo una buena distracción de su deseo de huir.
No, no, no.
Giyū acercó su rostro al cuello contrario, alzando con facilidad el cuerpo liviano de Iguro para evitar la molestia de encorvarse a su altura. Obanai soltó un quejido por la sorpresa de no sentir el sueño bajo sus pies y después jadeó por los besos repartidos en su cuello, los dedos de sus pies se curvaron por la manera en la que todo su cuerpo se erizó por las suaves caricias. Manos fuertes sujetándolo en el aire lo hicieron sentir como una muñeca, una especie de juguete que Tomioka podía usar cuánto quisiera y que negaba a dejar ir.
Cómo debió esperarse Giyū no espero una respuesta, Iguro tampoco necesito dar una porque sus manos se movieron en contra de su cerebro y se sujetó al mayor, arrugando las telas del uniforme acercando más el cuerpo ajeno al suyo porque sentía que necesitaba esto tanto como Giyū.
Una última vez antes terminar con todo está bien, ¿No?
•~•
Descanso como si chambeara.
Me costó escribir el capitulo, tengo la idea clara para los proximos capitulos pero no para este, me costó un poco.
De todas formas, espero que les haya gustado.
¡Muchas gracias por leer! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro