Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌊. Capitulo ocho.🐍

•°Un nuevo sentir°•

•~•

Obanai se levantó, no teniendo conocimiento de cuántas horas estuvo dormido, su cuerpo estaba adolorido, siendo completamente aplastado por otra persona encima de él, una cabeza presionando contra su pecho. No hizo falta que pensara demasiado, su propia consciencia le recordó donde estaba y lo que estuvo haciendo hace nomás un par de horas. Obanai suspiró, bastante cansado de la sensación adormilada que sentía después de tener sexo.

Lo único bueno es sentir como esos brazos lo envuelven. Giyū no quiso soltar a Obanai al culminar, lo abrazó y se quedó así hasta que ambos quedaron completamente dormidos. Iguro no vió factible reprochar nada, tal vez porque inmediatamente se cayó en los brazos del Morfeo al sentir como era mimado con pequeñas caricias, recordando las palabras que el Pilar del agua decía. Era encantador, pero simplemente no. No más. Obanai Iguro estaba decidido en dejar estos sentimientos tan patéticos en el pasado, convenciendose así mismo que podía olvidar rápido todo esto.

Sus manos tocaron los cabellos de Tomioka, Obanai quiso acariciarlo un poco, sintiendo con sus pequeños dedos el cabello húmedo del mayor, estando un poco somnoliento otra vez por la suavidad. El calor hogareño que le compartía el cuerpo desnudo de Giyū sobre él también hacia que Obanai quisiera quedarse un par de segundos más. Pero deshizo esos pensamientos, dejó de ver al hombre sobre su pecho y miró al techo, siendo más consiente de su propio sentir pegajoso entre sus piernas, lo sudoroso de su cuerpo y el olor almizclado en la habitación, también pudo observar mejor en la ventana de la habitación, pudiendo percibir unos pequeños rayos de luz entrar. Era de día, pero Iguro es incapaz de poder adivinar qué hora del día, aún así estuvo algo aliviado, al menos hay sol.

Con cuidado se quitó a Tomioka de encima, llevándolo al otro lado del futón para que Obanai sea libre de sentarse sin obstáculos. Hizo un quejido por sus caderas y piernas entumecidas, llevó su mano a la frente sintiéndose un poco mareado, unos segundos más siguió en esa situación hasta que finalmente se atrevió a pararse, fallando un par de veces en el intento por el estado de su propio cuerpo.

El cuerpo de Tomioka se removió al no sentir el calor del Pilar de la Serpiente, pero no se despertó, o al menos Iguro no fue capaz de percatarse sobre eso. Estaba más concentrado en hundirse en su propia miseria, recogiendo la ropa tirada por los alrededores, no queriendo tomar un baño en la Finca del mayor, Obanai se anotó mentalmente ir rápidamente a su propio lugar seguro para quitarse todos los fluidos corporales.

Se vistió rápido, girando su cabeza en diferentes direcciones buscando a Kaburamaru, no sabiendo dónde diablos se había metido su compañero, hasta que un siseo lo hizo girar nuevamente hasta Giyū, pues el pequeño animal salía de entre las sábanas del futón. Era obvio que al terminar ellos con sus asuntos, Kaburamaru vió bastante factible dormir con ellos entre las sábanas, buscando el calor.

—Kaburamaru, sal de allí.— Obanai susurra, caminando hasta la orilla del futón para arrodillarse en el suelo, extendiendo las manos y así hacer que la serpiente se acercara, pero simplemente se volvió a esconder en las telas.— No tengo tiempo para estás cosas, Kaburamaru.— Vuelve a susurrar, algo más regañado. No estaba dispuesto a levantar las sábanas para sacarlo, no quería ver el cuerpo desnudo de Tomioka, otra vez.— Agh, Kaburamaru, te estoy hablando. Ven conmigo.— Vuelve a insistir, pero simplemente es en vano, la pequeña serpiente albina se sentía muy agusto estando tan cerca de Giyū.

No sabe muy bien que sintió Obanai en ese momento, ¿Molestia? ¿Vergüenza? ¿Tristeza? No podía descifrarlo, Kaburamaru no podía simplemente negarse a salir de su escondite, lo necesitaba para su día a día, prácticamente aquel animalito era una extensión de si mismo. Era su pequeño alivio cuando estaba sólo, era un apoyo cuando se sentía triste, era sus ojos cuando iba a cumplir su deber como Pilar, lo necesitaba para ser mucho más eficiente.

Sin embargo, ¡Ese traidor lo deja! Prefiere estar con Tomioka, lo comprende, Obanai también quiere, pero hay veces en la vida en la que se deben realizar pequeños sacrificios, no siempre se puede tener lo que quiere. ¿Tal vez Iguro lo consintió mucho? En este momento Obanai no estaba en condiciones de pensar eso, según él siempre había sido justo.

Se removió en su propio sitio, mordiendo su labio inferior bajo las vendas por no querer hacer un pequeño quejido y después observó dónde se supone que estaba su amigo.

—Kaburamaru, por favor, sabes que hoy te necesitaré más que nunca...— Insiste, sintiéndose estúpido por no saber si Kaburamaru lo estaba escuchando debajo de las sábanas.— Yo sé que tú quieres a Tomioka y no te gusta que nos separemos, creeme que lo sé porque yo tampoco quiero dejarlo, s-sabes como están mis sentimientos por él... Es por eso que necesito alejarme, por mi propio bien, el bien de ambos, en realidad. Tú lo entiendes... ¿Verdad, Kaburamaru?

Los hombros de Obanai fueron bajados un segundo, sus propias palabras lo hicieron estar más consientes de que este era una especie de adiós, en un sentido cursi de la palabra. Iguro sintió los ojos acuosos pero no lloró, de inmediato se limpio con la manga de su Haori, bastante interesado en que Kaburamaru salga para marcharse.

Una sonrisa, algo triste, amenazó con salir cuando su compañero se movió entre las sábanas y dejó escapar su cabeza, Iguro le extendió su mano para que el animalito se dejará acariciar, así tomarlo e irse.

—Vamos, Kabu...— Insiste suave el Pilar de la Serpiente, con mucha esperanza.

Sin embargo, Kaburamaru lo único que hace es mirar a su dueño, con los ojos rubis repleto de rebeldía, (o eso fue que lo distinguió Obanai), le sacó la lengua con un pequeño sonido (grosero), para luego volver a esconderse en las sábanas, luciendo bastante satisfecho de permanecer a lado de Giyū.

Fue el colmo para Obanai.

—Ugh, ¡Si tanto quieres estar con él pues...! ¡Pues quédate con ese idiota!— Grita enfadado, se levanta del suelo aguantando su propio dolor corporal y después se da la vuelta. Sus pies dan pasos firmes hasta la puerta, ya ni siquiera le importaba despertar a Tomioka, el cual hace un gesto con la mano sobre su cara de severa confusión al despertar.— ¡Váyanse a la mierda!— Gritó el hombre más bajito al cerrar con rudeza la puerta.

—U-uh... ¿A-ahora que hice? — Queja Giyū con sus manos en la cara, bastante confundido sobre lo que pasó, ¿habrá dicho algo de más entre sueños? No lo sabe y su cabeza le comenzó a doler levemente, aún no era consiente de su entorno.

Miró al techo, escuchando en el fondo como Obanai cierra con mucha violencia la puerta principal. Aún no es capaz de descifrar lo que lo tiene tan molesto. Giyū reconoce que Iguro no tiene el mejor humor, es algo obvio, sin embargo, siempre hay una causa, por más pequeña que sea habrá una razón para su malestar. Eso no surge de la nada.

Es entonces que una sensación fría recurriendo su cuerpo alarma a Tomioka, da un leve respingo y se sienta en el futón de inmediato, no siendo capaz de distinguir aquel movimiento hasta que levanta las sábanas. No se avergüenza de verse así mismo desnudo, le da igual, su expresión estoica fue cambiada cuando ve al animalito descansar sobre su pierna.

—¿Ka... Kaburamaru?— Pregunta, llevando su mano para acariciar su cabeza con el dedo. No sabiendo que hace allí.— ¿Por qué no estás con...?

Inmediatamente, Tomioka fue capaz de descubrir porqué Obanai estaba tan molesto.

—Kaburamaru, ¿por qué?— Es una pregunta al aire, no esperando a que la serpiente le responda, sin embargo, siente que el animalito es lo suficientemente inteligente para entender la situación al verlo esconderse, sacando la lengua.

¿Giyū se estaba volviendo loco o Kaburamaru parecía haberse burlado de esto?

•~•

Obanai se sentía muy solo sin Kaburamaru, no sabía lo mucho que necesitaba del sonido blanco de escamas arrastrándose, siseos insistentes, la forma en la que se apretaba contra su cuello o las extrañas ocasiones donde el animalito restregaba su cabeza contra sus mejillas vendadas cuando están solos. Justamente era lo que necesitaba el día de hoy.

Estaba en el baño, su cuerpo sumergido en una tina llena de agua tibia para relajar los músculos y limpiar cualquier rastro de suciedad de su ser, en su cabeza posaba un trapo húmedo, puesto allí para "reemplazar" a Kaburamaru, quien era el que siempre disfrutaba de estar en su cabeza cuando se bañaba, pero no estaba funcionando. Era bastante patético si se lo preguntan, Obanai siempre pensó que podía soportar la soledad, siempre consideró que era bueno soportando los espacios cerrados y vacíos. Ahora se entera que está muy equivocado.

Siempre estuvo acompañado de Kaburamaru, para bien o para mal fue su compañía durante toda su vida, es por eso que se siente tan deprimido, ¡ese tonto lo abandona por Giyū! Lo peor es que sabe que Kaburamaru sólo lo hace a propósito, con la intención de obligar a Iguro a volver con el mayor para recuperarlo, o hacer que Tomioka vaya a buscarlo. Simplemente buscando una excusa para juntarlos de nuevo.

Iguro estaba renuente, no quiere ser juzgado, teme a la mirada desaprobatoria de los demás sobre él, pero sobretodo, Obanai en serio estaba asustado de haberse enamorado. De estar deseando con lo profundo de su corazón la cercanía del mayor de una manera más sentimental, sabe que está mal, su propio cerebro no deja de recordarle que es ridículo haberse enamorado de esa manera, puesto que no recuerda tener una conversación real con Giyū antes.

Sin importar lo que hagas, seguirás siendo un gran hombre...  No mereces ningún insulto.

La voz de Tomioka siendo tan amable lo hace suspirar un segundo, asustado de como su corazón aun late por eso.

Sin embargo, al menos esa pequeña conversación lo ayuda, Obanai sintió que Giyū era sincero, que de veras no tenía nada de malo lo que hacían.

—¿Podría ser cierto...? ¿Está bien lo que siento?— En voz alta se escucha tonto. Por supuesto que no estaba bien, y siendo siempre tan necio y malo aceptando las cosas, decidió que no estaba enamorado.

Sella sus labios en una linea y se sumerge aún más en el agua, haciendo que la calidez lo cubre hasta por debajo de la nariz, quedándose hundido y soplando, haciendo burbujas que explotan al llegar a la superficie, queriendo hacer ruido para distraerse. Definitivamente necesitaba a Kaburamaru, sin embargo, no lo irá a buscar hoy, mucho menos mañana...

Kaburamaru quiere estar con Tomioka, pues que se quede con Tomioka.

Aún así, se preocupa internamente, debatiendo si Giyū reconoce los cuidados necesarios que su compañero necesita, la hora de cada comida, la cantidad adecuada o las pequeñas actividades que Kaburamaru amerita para mantenerse en forma y atento en las batallas. ¿Tomioka si quiera tiene idea de cómo cuidar a otro ser vivo? Probablemente no, por como se cuida así mismo es facil de deducir.

—Ese bobo me va obligar a irlo a buscar...— Saca un poco su cabeza para decir eso, suelta un suspiro cansado y decide que es suficiente baño, ya llevaba mucho tiempo sumergido.

Se levanta de la tina, deja el agua escurrirse y toma la toalla, comienza a secarse todo el cuerpo con mucha paciencia. Camina unos pasos hasta quedar al frente del espejo, no sorprendiendose para nada por la manera en la que su cuerpo ha sido pintado por marcas. A diferencia de las veces anteriores no hay muchos chupones, la mayoría estaban en su cuello y espalda.

Sintió gusto, aunque no le haya agradado. Sabe que esas marcas representan, en el sentido más morbido de los significados, posesión. Una manera candente de marcar a una persona como suya, tal y como Giyū siempre lo hacía sentir. Tal y como a Iguro le gustaba...

Qué bueno que ya todo eso se acabó, espera no volver a pensar en el mayor en mucho tiempo, anhela que sus sentimientos sean pasajeros. Está suplicando para que, la sensación que siente de pertenecerle a Giyū, sea completamente olvida al cabo de unos días.

Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, volviéndose a mirar en el espejo unos segundos más, no pudiendo encontrar una razón del porque está tan atento a su propia apariencia.

—... Para que te acuerdes de mí y de tu belleza cuando te veas en el espejo...

De pronto, su momentánea sonrisa se esfumó.

Demonios, justo cuando acababa de decir que no quiere pensar más en él. ¿A quien quiere engañar? Sólo es un patético, incapaz de tragarse sus propias excusas.

Nuevamente, sintiéndose completamente sólo en su propia Finca, sin tener las energías de ir a buscar a su querido amigo, porque sabe que la serpiente no se la pondrá fácil, decide entretenerse él sólo. Decidido en aprender a estar en completa soledad.

Sin embargo, aquellas palabras siguieron vagando por su cerebro, logrando que Iguro se sonroje y sonría al sentirse un poco lindo.

•~•

¡Tarde pero seguro!

Voy a intentar a actualizar más rápido, dentro de poco comenzaré la universidad y no tendré tanto tiempo para escribir.

Los quiero mucho <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro