
Capítulo 25
La felicidad no la tiene cualquier persona. La felicidad es estar libres de todas las ataduras, saber que no estás sólo, tener a personas que siempre te van a apoyar y con las que siempre vas a querer estar, sin rencores y sin odio, simplemente, felicidad y sólo eso.
—¿Rose? —pregunté sorprendida.
—Sí, iba con nosotros en la escuela, ¿la recuerdas?
—Por supuesto, era mi amiga, mía y de Tomas.
—¡Oh! Por cierto, lamento lo que pasó con Tomas, me enteré hace unos meses —se disculpó.
—No tienes nada que lamentar, está en un mejor lugar, muy lejos de éste caos.
—Tienes razón, Rose me ha hablado mucho sobre ti.
—Seguramente no fue nada bueno —me encorvé de hombros.
—Al contrario, te extraña mucho.
—¿Cómo me reconociste? Han pasado bastantes años —cambié el tema.
—Nunca olvidaría ese cabello. Sigues igual, y Chloe se encargó de decirle a todas las personas que pudiese que estás aquí y sobre tu enfermedad —comentó.
—¡Ah! Con razón —rodeé los ojos—. Y sobre que sigo igual, ¡eso no es cierto!—exclamé.
—La verdad es que sí —admitió.
—Cada quien piensa diferente —suspiré—. Además estoy mucho más alta, y si puedo preguntar, ¿qué te trae por aquí?
—Tomé unas sustancias no muy buenas.
—¿Drogas? —fruncí el ceño.
—Así es, pero no pensé en las consecuencias, me pelié con Rose, ella ahora me odia, puedo perder al amor de mi vida, necesito que me ayudes, algún consejo... ¡Lo que sea!
—¿Por qué necesitas mi ayuda? No tengo una buena vida amorosa por si no lo notaste —confesé.
—Sabes lo que es perder a la persona que más quieres, nadie quiere apoyarme
—Primero que nada, necesito que me digas exactamente lo que pasó.
—Si te lo digo, te enojarás —bajó la cabeza.
—Quizá, pero si no me lo dices, no podré ayudarte —sonreí y puse mi mano sobre su hombro.
Inhaló y exhaló más de tres veces.
—Me acosté con otra chica.
Mis ojos se pusieron como platos y le di una bofetada.
—¡Eres un idiota! —exclamé y varias personas que se encontraban alrededor miraron la escena atónitos.
—Te dije que no lo entenderías —se alejó lentamente, y lo tomé del brazo.
Su mirada estaba perdida y triste. Todos merecemos una oportunidad. Lo podía ver en su rostro, estaba arrepentido.
—Espera, quiero escuchar toda la historia —dije con calma.
—De acuerdo—se sentó en la silla e imité su movimiento.
—Puedes empezar —lo alenté.
—Un día tuvimos una discusión sobre la idea de tener hijos, estábamos en una cafetería, yo no quería, pues aún somos muy jóvenes y tenemos que gozar más, pero ella lo tomó bastante mal —hice una cara de asombro—. Comenzó a gritarme, me dijo que yo no la quería, y todos esos berrinches que suelen hacer las mujeres, es muy difícil entenderlas.
—Aveces lo único que queremos es que estén con nosotras, que nos escuchen —interrumpí aquella historia. El asintió y siguió contando.
—Me marché de aquel lugar un poco molesto, me la pasé en diferentes bares bebiendo y tomando alcohol. Me di cuenta de mi error, pero fue demasiado tarde. Cuando llegué a su casa, la vi abrazando a un chico, sé que eso no tiene mucho sentido, pero pensé que me había dejado. Tomé muchas drogas y no me di cuenta de lo que estaba haciendo. Una chica linda se acercó y me aproveché de ello, no quería hacerlo.
—¿Qué paso después? —pregunté intrigada.
—Una de sus amigas estaba en el mismo bar que yo, nos vio y se lo contó a Rose, ella se molestó mucho conmigo, me dijo que habíamos terminado. Me junté con un amigo y consumimos drogas de más, así terminé aquí, no tengo idea de donde pueda estar él y eso también me preocupa.
—Eso es... No tengo idea de que decir.
—¿Pero puedo contar con tu apoyo?
—¿Cómo puedo ayudarte? Ni siquiera puedo salir de éste lugar.
—Aveces únicamente se necesita un amigo, una persona que te acompañe en los momentos más difíciles.
—Entonces cuenta con mi apoyo—estrechamos las manos. Me abrazó y le correspondí aquel acto. Miré hacia en frente y vi a Peter tomando un café, me observaba a lo lejos, cuando se percató de que lo había visto, se alejó—. Luego te veo —me alejé de Jolan.
—¿Qué pasa?
—Necesito arreglar algo con una persona importante.
Corrí entre los pasillos intentado buscar a Peter, pero de nuevo el piso mojado hizo de las suyas y me caí al duro y frío suelo. Por suerte no me golpeé tan fuerte. <<Ya había quedado más plana que antes.>>
—¿Necesitas ayuda? —dijo Peter tendiéndome una mano.
—Gracias —tomé su mano y me levantó. Él rió—. ¿Qué es lo que te causa gracia?
—Nada, es sólo que es un "deja vú."
—Cierto...
Nos quedamos callados unos cuantos minutos, ninguno sabía que decir. El silencio era notable y bastante incómodo, pero decidí romper aquello.
—¿Por qué estabas molesto?
—No lo estaba —respondió.
—Entonces ¿por qué estabas triste?
—Eso es algo que claramente lo sabes.
—No soy adivina—me quejé.
—No se necesita ser adivina para entender las cosas —explicó.
—Entonces soy muy tonta —me crucé de brazos.
—No lo eres, en realidad si lo sabes.
—Si lo supiera, créeme que no te preguntaría.
—¿Es eso o te da miedo decirlo?
—¿Qué cosa?
—Catalina, te expresé mis sentimientos y me rechazaste.
—Eso no fue lo que pasó.
—¿Entonces qué fue?
—Tenía miedo ¿sí? Es como si estuviera en una cuerda floja, mi vida es como un hilo que está apunto de romperse, tengo muchas cosas en la cabeza y no entiendo mis sentimientos. Ni siquiera sé si lo que sientes por mí es real —me sinceré como nunca antes.
—¿Enserio lo crees? —se ofendió.
—¿Quién dice que no soy un títere que quieres usar? —me defendí.
—Pon tu mano en mi pecho —ordenó con voz pasiva.
—¿Estás loco? —mi corazón palpitaba demasiado rápido, me estaba volviendo loca, me estaba volviendo loca por Peter.
—Sólo hazlo, por favor.
Apoyé mi mano en su pecho, su corazón latía igual de rápido que el mío.
—¿Sientes eso? —me miró a los ojos.
—¿Tu corazón?
—Catalina Roswood, eres la única que hace que mi corazón lata a ese ritmo. Eres la única persona que hace que se me salga una sonrisa cada vez que pienso en tí —me acarició la mejilla.
—Aún no estoy lista, no quiero ilusionarte y luego darme cuenta de que lo que siento por ti no es real, no lo sé, es confuso.
—Catalina, esperaré el tiempo que sea necesario, cuando tengas una respuesta clara sobre lo que sientes, te esperaré —me besó la frente lentamente, y se fué.
<<Y si fueran miles de años ¿Aún me seguirías esperando?>>
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