Capítulo dos.
2. Una mirada.
Música: Greedy, Ariana Grande.
Después del momento que pasó con su compañero de letras, Ajay, solamente pensó en que cenaría al llegar a casa, en realidad no tenía muchas ganas de cocinar, por lo que pensó que pedir una caja de pizza no sería mala idea.
—Hola, ¿cómo estás? —una chica de pelo corto se sentó cerca de ella mientras le sonreía.
—Muy bien, gracias, ¿y tú? —por cortesía cuestionó, aunque en realidad aquella chica tenía muy buenas vibras.
—Bien, gracias.
Seguido de eso, ella sacó de su mochila una libreta y empezó a escribir algunas palabras mientras hacía unos ligeros garabatos, ladeaba su cabeza de lado a lado en modo de concentración mientras la chica la miraba con curiosidad; en realidad, ella trataba de establecer una amistad con alguien en lo que iba de semestre. No quería estar sola.
Mallory levantó el rostro dándose cuenta de que faltaban pocos estudiantes por entrar al aula, su vista fue a las ventanas transparentadas y vio como el chico que antiguamente había llamado su atención pasó estando con dos a cada lado. Parecía tratarse del típico grupito de tres de la universidad que llamaba la atención de casi todos, pero al parecer solo robaba la atención de ella.
Nadie más los miraba.
Pero la verdad es que, ellos sí eran ese grupito de tres.
Internamente se preguntó cuál era su nombre.
Volteó hasta la chica que estaba a su lado que también al parecer estaba sumida en otra cosa.
—¿Cuál es tu nombre?
—Soy Pixie, creí que nunca lo preguntarías —sonrió con un sonrojo en sus mejillas —, ¿y el tuyo?
—Mallory. —Sonrió tratando de mostrarse amable —. Disculpa por no haberme presentado antes, no suelo establecer relaciones con personas que solo veré cuatro meses.
—Ouh. No quise mostrarme intensa, es mi primer semestre y pensaba que hacer una amiga no me haría sentir tan sola.
La chica de estatura baja y mejillas rojizas conocía a Mallory, ambas eran vecinas en el mismo edificio, pero Mallory no volteaba a ver a nadie, se centraba solo en ella y nadie más. Cuando Pixie la vio mientras entraba al aula sonrió y salto de alegría, pero todo esto internamente.
—No te preocupes, podríamos intentarlo —susurró, pero fue lo suficiente audible para la chica.
Después de eso el maestro entró al aula e hizo lo mismo que el maestro anterior, pero la diferencia fue grande cuando este envió a que los estudiantes comprasen un folleto para que lo llenasen y se lo entregasen la próxima clase. Mallory agradeció en voz baja cuando aquellas palabras salieron, había elegido tener clases dos veces a la semana, por lo tanto, aquello no le afectaría en nada.
Lunes, miércoles y jueves; esos eran sus días, ¿no era perfecto?
Cuando las horas de clase acabaron eran alrededor de las tres de la tarde, moría a causa del hambre y su estómago exigía ser complacido.
—Iré a comer con mi novio y unos amigos —dijo la chica acercándose a ella —, ¿quieres venir?
Esta negó con la cabeza.
—No quisiera molestar. —Carraspeó —. No acostumbro a comer frente a las personas.
—¿Permitirías que te presionara un poco? —dijo mientras sonreía de lado.
—Te dejaré intentarlo por treinta segundos.
Mallory dijo aquello con una de sus pesadas arqueadas, lo hizo mientras ambas caminaban hasta la salida del aula, habían pasado algunos minutos, por lo que ya no había tantos estudiantes en los pasillos; siempre le había gustado salir de ultimo.
—Somos vecinas hace más de un año y por extraño que lo parezca no había hablado contigo, pero me pareces muy linda y amigable y quiero que seamos amigas —dijo Pixie como si de una carretilla se tratara.
—No bromees conmigo, ¿eres la que escucha Believer de Imagine Dragons todo el rato?
—No —se carcajeó —. Ese es mi novio.
Aquello la tomó muchísimo más por sorpresa.
—Yo soy la de Wonder.
Aquello hizo asentir a la chica en compresión, pero aun así no estaba completamente segura de ir a comer con ellos, es decir, sí, sería una buena experiencia, al menos eso pensaba ella; pero no confiaba, simplemente no.
—Podría acompañarlos, pero solo tomaré algo.
—Por mí lo que te haga sentir cómoda.
Para su sorpresa los amigos de ella no eran para nada desagradables, su novio Devon era alto y de ojos café, su piel clara, y su forma de hacer que todas las personas se sintieran integrados en la conversación hizo que internamente aprobara seguir ahí, ya podía imaginarse el porqué de que Pixie lo mirara como si fuese lo mejor.
Y era así, aquella persona amaba con todo su corazón al chico cual cabello era negro, ella estaba dispuesta a sacrificar su vida por una sonrisa de él, y sin duda Devon sentía que si no estaba con ella no podía respirar.
—¿Y qué tal tu primer día?
Preguntó el chico que se había mantenido en silencio todo el rato, todos los rostros giraron hacia él, inclusive el de ella y aquello hizo que toda la atención fuese a la respuesta que saldría de sus labios.
—Bien —respondió en voz baja en dirección al chico—. ¿Y a ti?
Aquél cuestionamiento había sido por la tensión que se armó ante su corta respuesta, fue más que evidente que aquello hizo que se disminuyera la incomodidad.
El sonido de la campana del lugar hizo que su oído se distrajera, pero a pesar de ello sus labios no soltaron calimete del vaso de jugo.
—Miren lo que trajo el cielo. —Mallory levantó la mirada y se encontró con el mismo chico de su clase de letras, joder, ¿aquello era una broma? —. ¿Cómo estás ángel?
A pesar de su pregunta, no recibió respuesta de nadie.
Ella puso los ojos en blanco en evidencia de molestia, todo estaba yendo tan bien y tuvo que aparecer aquel chico, que, para su mala suerte compartiría clases con ella.
Ajay se sentó en el espacio vacío frente a ella; justamente al lado de Julien, el chico que le había hecho la pregunta unos segundos antes, aunque no pasó desapercibido que hizo que él se moviera un poco más.
—Parece que alguien por primera vez está ignorando al magnifico Ajay —dijo Pixie ganándose una mala mirada —. Ya iba siendo hora.
—Fue un verdadero placer, pero ya debo irme. —Mallory se levantó sin siquiera dejar que se despidiera, aunque pudo oír como Pixie le dijo que se verían después.
Su falda se había arrugado un poco, por lo que la ajustó un poco y pasó la mano por ella, caminó hasta la barra y pidió algunas cosas para llevar, entre ellas un sándwich de pollo con papas. Mientras hacia su pedido movió su brazo como aquella mañana, hizo que su pelo reposara solo en su brazo derecho e, instintivamente cruzó sus brazos al no saber que más hacer con ellos.
A la otra esquina había un chico, su ordenador estaba abierto mientras escribía un ensayo para la universidad, aunque era su primer día él estaba aspirando para algo más, aparte de que no era su primer semestre.
Movió su mano y con uno de sus dedos ajustó sus lentes, sus labios estaban entreabiertos gracias a su concentración y su ceño fruncido lo hacía ver aún más atractivo.
Se distrajo cuando levantó la vista y vio a una chica en la barra, su piel era entre clara y morena a la vez, su cabellera era larga y negra, era alta, pero no lo suficiente para alcanzar el rostro de él.
Sin poder evitarlo se mordió el labio inferior sonriendo, ladeó su cabeza y el hoyuelo derecho —y único —se dio a conocer. La miró con atención, de pies a cabeza dos veces y en una de ellas ella atrapó su mirada, lo reconoció al instante y su mente admitió que era muy atractivo, podría tener unos veinte y tantos.
Ella arqueó una de sus cejas haciendo que el copiara su acción, Mallory bufó con molestia al perder el duelo de miradas y al recibir su pedido caminó hacia la salida. Para su desgracia debía pasar por el ventanal por el cual él estaba y lo hizo, y él volvió a mirarla, y ella lo volvió a mirar, pensando que tal vez era un idiota y él que ella se sentía intimidante; cuando la realidad es que ambos eran dos amantes apunto de encontrarse.
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