Abatida, derrotada y terriblemente confundida. Así me siento después de mi inesperado encuentro sexual con Kan. Los días siguientes al acontecimiento me los paso evitándole y tratando de recomponerme un poco. Si él va por el pasillo derecho, yo me paso al izquierdo, y si él entra en un despacho, yo avanzo hasta el próximo. Y así una y otra vez.

Fue una estupidez acostarnos, una gran e inmensa estupidez, aunque siento que en ese momento lo necesitaba. Necesitaba sentirme querida y no como un vulgar perro abandonado. Porque sí, quizás nunca debí bajar la guardia con Kan, pero Asher me empujó a hacerlo, en cierto modo.

Me dejó tirada en aquella calle oscura con un hombre prácticamente muerto en el suelo y se escabulló hacia alguna parte que nunca me dijo.

Aún no puedo recordarlo sin sentir un gélido escalofrío recorrerme el cuerpo.

Y a pesar de eso, a pesar de sentirme como un pobre objeto olvidado, le llamé, una y otra vez, sin tener respuesta alguna por su parte.

¿Y me lo merecía? No, por supuesto que no.

Así que supongo que los sentimientos me controlaron y acabé teniendo sexo sucio y vacío con Kan. La desesperación te impulsa a hacer cosas estúpidas. Y cuando te sientes solo, haces lo que sea por recibir amor.

Cuando vislumbré la llamada perdida de Asher, pensé que quizás aún quedaba algo de esperanza para nosotros. Pero tan rápido como la idea me vino a la mente, se desvaneció. Le devolví la llamada, pero esta vez ni siquiera sonaba el tono de llamada. Lo intenté varias veces, pero no obtuve éxito alguno.

Miro el reloj de pulsera y descubro que apenas queda una hora escasa para la boda de Paolo. No tengo ganas de asistir a la celebración, pero tengo que hacerlo por él. De manera que me obligo a enfundirme en un vestido color champán y a maquillarme de la mejor manera posible. Aunque algo me dice que esta vez necesitaré algo más que un retoque de maquillaje para verme bien. Quizás algo más como un milagro. Un gran milagro.

—¿Lista? —pregunta Roxy con una amplia sonrisa desde el marco de la puerta de mi habitación. Va preciosa con su vestido celeste y sus rizos pelirrojos ondeando al viento.

—Lista —respondo devolviéndole la sonrisa, aunque resulta ser un poco más forzada que la suya.

En un abrir y cerrar de ojos, llegamos al palacete donde va a tener lugar la boda. Los jardines que lo rodean son espectaculares, dignos de un diseñador tan famoso como Paolo. Es como si el lugar hubiese sido creado especialmente para él.

Inhalo y exhalo aire lentamente y me dirijo junto a mi hermana a uno de los asientos libres y perfectamente decorados para la ocasión. El inicio de la primavera también acompaña el ambiente relajado y jovial que envuelve a la boda de ensueño de mi mejor amigo.

A pesar de la revolución que siento en mi interior, una sonrisa furtiva escapa de mis labios al ver llegar a Paolo camino al altar. Si la perfección tuviera nombre, seguramente se llamaría como mi amigo. Luce espectacular, con un frac color azul marino que brilla tanto como él.

Una lágrima instintiva cae de mis ojos y mi hermana me ofrece un pañuelo de tela blanco que ha traído de repuesto. Al dármelo, puedo ver como todo su rostro se ha vuelto un mar de lágrimas.

Nota mental: Impedir que Roxy vea más novelas románticas turcas.

Paolo me guiña un ojo cuando pasa a mi lado y yo le dedico mi mejor sonrisa. Al cabo de lo que parecen segundos, la ceremonia acaba y todos los invitados nos trasladamos hacia la zona del banquete, donde varios camareros van ofreciendo bandejas con todo tipo de manjares selectos: crema de aguacate y gambas en ceviche, carpaccio de jabalí acompañado de brócoli y zanahoria, y mi plato favorito hasta el momento, croquetas de gorgonzola y manzana.

Cuando me meto en la boca la última de las croquetas de las que dispongo, una voz familiar me ataca por la espalda.

—¿Está bueno?

Un hombre esbelto y rubio se posiciona frente a mí y casi consigue que me atragante con la comida que acabo de engullir.

Una espesa tos me obliga a darme pequeños golpecitos en el pecho y a arrebatarle una copa de champán al camarero, que pasa por mi lado justo en el momento oportuno. Me bebo todo su contenido de un sorbo y creo recomponerme.

—¡¿Qué demonios haces tú aquí?! —grazno a un volumen más alto del que pretendo.

—Quedamos en que te acompañaría, ¿recuerdas? —explica con una perversa sonrisa ladina—. Para que no te sintieses sola y todo eso.

—Me es suficiente con mi propia compañía, gracias —respondo esbozando una falsa y amplia sonrisa.

—No es eso lo que me dijiste aquella noche en el bar.

La postura erguida y la seguridad aplastante que emana de su ser amenaza con desestabilizarme por completo. Pero no voy a ponérselo fácil.

—Estaba borracha —afirmo con recelo.

—Y verdaderamente hermosa —contraataca.

Su contestación me cierra la boca instantáneamente. Kan da un paso al frente y entrelaza mi mano con la suya de manera firme y segura, como si tuviera el poder de hacer conmigo lo que quisiera. Sus ojos verdes y afilados penetran en los míos y no puedo evitar perderme en ellos. ¿Por qué tiene que ser tan condenadamente atractivo?

—¡Guau! —exclama una voz femenina y chillona a unos pasos de nosotros—. ¿Este es el buenorro de tu jefe?

Mi hermana tan oportuna como siempre.

Aparto mi mano ágilmente de la de Kan y dirijo mi mirada hacia el demonio pelirrojo llamado Roxy.

—Roxy, este es Kan. Y Kan, esta es Roxy, mi hermana.

—Encantado —dice guiñándole un ojo y puedo notar como mi hermana se derrite con su gesto.

—Yo sí que estoy encantada —su sonrisa es tan boba que no puedo evitar poner los ojos en blanco—. Digo... eh... igualmente.

Ni siquiera es capaz de armar una frase completa, por el amor de Dios.

—Roxy, ¿qué te parece si nos sacas una foto a tu hermana y a mí para que estrene su nuevo instagram?

—¡S-sí! ¡Con mucho gusto!

Habla como si la tuviera hipnotizada, aunque con esos ojos cualquiera podría caer bajo su hechizo.

¿Pero qué estoy diciendo?

Antes de poder darme cuenta, Roxy se apropia del teléfono móvil de mi bolsillo y usa la cámara de instagram para hacernos una foto que no me apetece. Kan posa su mano en mi cintura y me atrae firmemente contra él.

—Uno, dos, tres... ¡patata!

Lo siguiente que se oye es el clic de la cámara. Mi hermana se acerca a nosotros y nos muestra la foto. Es peor de lo que me espero; cualquiera que vea la foto pensará que somos pareja.

—Ahora solo queda subirla a internet —dice Kan concentrado en encuadrar la foto para que quede perfecta.

—No creo que sea buena idea...

—Vamos, Moore, ¿qué daño puede hacer una simple fotografía? —me interrumpe.

Pues la verdad es que tiene razón, es solo una foto, ¿no?

Le robo otra copa de champán burbujeante a uno de los camareros y observo como los invitados, cada vez más ebrios, se contonean al ritmo del blues. Kan me toma por sorpresa y me agarra de la cintura y de una de mis manos cuando suena una canción lenta. Tengo que reconocer que baila como todo un experto, aunque con esa anatomía, tampoco me extraña demasiado.

Seguimos moviéndonos al compás de la melodía y realmente disfruto de nuestro acercamiento. Me separo de él cuando mi móvil vibra y vislumbro el nombre de Owen resplandecer en la pantalla.

—¿Owen? —mi voz suena desconcertada.

—¡Jessy! ¡Asher va para allá! ¡Ha visto la foto! —Owen está tan alterado que me es imposible entender nada.

—¿Qué demonios dices? ¿Qué Asher qué?

En ese momento, mi mirada se posa en un chico moreno de ojos cristalinos que acaba de irrumpir en la boda.

Oh, mierda.

—¡¿Dónde está ese maldito bastardo?! —su voz ronca inunda hasta el último rincón del ambiente y todos los invitados se giran alarmados en su dirección.

Los ojos enrojecidos y llenos de furia de Asher barren el lugar y se clavan como una daga en Kan. Sin decir ni una palabra, se dirige a su posición a paso firme y le propina un fuerte puñetazo en la cara antes de que a su adversario le dé tiempo a reaccionar. Kan cae al suelo del impulso del golpe y utiliza su mano derecha para limpiarse la sangre que ha brotado de su labio ahora roto.

¿Qué demonios?

Las personas allí presentes gritan alteradas y tres guardaespaldas acuden al lugar para retener a Asher. A pesar de superarle en número, se ven obligados a emplear toda su fuerza, debido a la furia contenida en aquel chico. Está completamente fuera de sí. El pecho le sube y le baja a un ritmo frenético y las venas de su cuello están tan pronunciadas que parece que van a explotar en cualquier momento.

Todos centran su mirada en Kan (yo incluida) y me sorprendo de que está... ¿sonriendo?

Sí, en efecto, una sonrisa de superioridad se esculpe en su rostro. A continuación, se relame el labio inferior como quien se regocija de la batalla victoriosa. Aunque lo que más me desconcierta, son las palabras que suelta al incorporarse.

—Hola, hermano —dice con una sonrisa malévola mientras escupe al suelo los restos sangre contenidos en su boca.

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¡Hola mis bellos! Se que hace poco anuncié que quedaban solo tres capítulos y que los publicaría seguidos para que entendiéseis mejor la historia, pero escribiéndola me he dado cuenta de que en realidad quedan cuatro. Y como sois tan maravillosos conmigo, he decidido subir un capítulo como regalo de reyes por y para vosotros.

Dicho esto, los siguientes capítulos que quedan (esta vez sí que son tres) para el final, los subiré seguidos. Necesito que me deis tiempo para escribirlos y daros un final de calidad, puesto que me han cogido en la entrevista de trabajo, y ahora estoy llevando el máster de abogacía por las tardes y el trabajo por la mañana. Solo tengo algo de tiempo para escribir los fines de semana, así que, por favor, comprensión.

También quería contaros que he hecho un test para que descubráis a qué personaje de Con A de Asher os parecéis más. Tenéis el enlace directo en la biografía de instagram de la cuenta @wilmanetwattpad. A mí me ha salido Asher 😱❤️

Y ahora pasamos al momento más especial:

💥 Capítulo dedicado a la hermosa e increíble @prixhvii_ 💥

¡Espero que los reyes os traigan muchas cositas y que nunca perdáis la ilusión! ❤️❤️❤️❤️❤️

Atte:

Wilmanet ✔️✔️