Capítulo 5
Un pelinegro chico demasiado distraído se encontraba en su trabajo.
Confundió un par de pedidos, en un platillo le faltó ponerle un ingrediente, en otro le echó demás. Unas cuantas veces se le juntaron los pedidos por quedarse viendo un lugar inespecífico. Pero no lo culpen, estaba emocionado, su primera cita después de tanto.
Al terminar la jornada laboral, mientras Seokjin se quitaba el mandil, e iba sacando un cambio de ropa de su mochila para cambiarse en el vestidor del restaurante.
Entró tras él su jefe, no sé encontraba molesto, pero si confundido por los percances que Jin había ocasionado. El pelinegro chico solía ser su empleado estrella, ¿entonces porqué se equivocó tantas veces?
Tomó el hombro del joven y este por inercia lo volteó a ver sobre su hombro.
—¿Qué sucedió hijo? Tú no sueles actuar así.
Seokjin bajó su mirada avergonzado, su piel blanca se pintó de rojo, y una sonrisa nerviosa se reflejaba en sus labios abultados.
—Perdón señor Bae-hyung. No volverá a pasar.
El jefe y dueño del lugar suspiró y contestó con una sonrisa leve y una mirada paternal.
—Sé que no volverá a pasar. Ahora dime, ¿qué acaparó tu atención el día de hoy? ¿Y a dónde vas tan arreglado? —preguntó al ver cómo el muchacho se acomodaba la camisa recién puesta.
—Bueno... Hoy saldré con un chico —sonrió nerviosamente mostrando sus fientes—, es un chico de piel acanelada, un poco más bajo, su cabello es castaño, lacio pero con pequeños rulos. Su sonrisa cuadrada es tan encantadora, y sus dientes blancos hipnotizan. Sus ojos se achinan bastante, provocando le pequeños eyes-smiles en ellos, con pómulos abultados, un par de lunares, uno en su mejilla y otro cerca de la punta de su nariz. Es adorable, pero de carácter fuerte —suspiró en aires de ensoñación—, él es perfecto.
Y el señor Bae sonrió, dándole una leve palmada en la espalda ancha del joven Kim.
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