Las noches aveces pueden ser mágicas.

La causa de una noche mágica puede ser un lugar, una hora, un deporte, un auto, etc.

Pero, para el chico... Queria hacer su propia magia.

Las noches estrelladas eran testigos de los pensamientos al aire del pobre chico.

-Es... Absurdamente bonito pensarlo.- El chico toma una lata de soda y le da un sorbo.

Acto seguido, traga la bebida y suspira, dejando la lata en el césped bajo para posar su mirada en el cielo nocturno.

Anillo o no?

Pensándolo así sería algo... Lógico decir que anillo.

La relación ya no depende de lo sexual como al principio... A menos de que llegue la ovulación.

El chico por un momento dejo en blanco su mente, cruzando ese silencio mental con el silencio terrenal.

Hasta ahora se dió cuenta... El cielo si era hermoso.

Todo le recuerda a ella.

...

Los cálidos rayos de sol atravesaron la ventana, chocando en la cara de la mujer peli verde.

De fondo a su repentino despertar, estaba el despertador sonando a un volumen medio.

Inko estiró su mano y apagó la alarma, el aparato marcó la hora, 7:05 de la mañana.

-Buena noche para la espalda...- Inko se frotó los ojos y se levantó para iniciar su pequeña rutina diaria.

Un pequeño estiramiento, después una ducha caliente, arreglarse un poco... Pero, recordó algo.

Al salir del baño, detallo la habitación entera, viendo que su amado no estaba.

Con mucha confusión miro el lado de la cama donde el chico dormia, aunque no había nada inusual.

Mientras se peinaba un poco el pelo, decidio no darle mucha importancia, tal vez tenía que hacer algo.

Al bajar para ir a desayunar, se encontró con el sonido de una sartén puesta en la llama.

-¿Cariño?- Inko entró a la cocina para ver de primeras al chico.

Tn se volteo y la miro con una sonrisa que emanaba alegría.

-Buenos días, cariño- La sonrisa del chico no se desvanecía.

La mujer solo sonrió, esa vibra en él era contagiosa.

-Es algo temprano... ¿Alguna ocasión en especial?-

El chico tomó una jarra y la quitaba de la llama mientras la mujer lo veía preparar el desayuno.

-No... Solo quería está vez hacer el desayuno para ti...- Confesó el chico algo avergonzado pero alegre.

Esa declaración para la mujer le dió un salto en el corazón, sacándole una pequeña carcajada para acercarse a él.

-Muchas gracias mi niño...- Inko depositó un beso en la mejilla del chico mientras esté lo recibía contento.

El chico siguió tratando de hacer la comida lo mejor posible para ella, ante los ojos espectantes pero amorosos de Inko.

Después de un buen rato, pero no largo, el chico le entrego un desayuno algo abundante.

-Hiciste mucho cariño...-

La mujer tenía una sonrisa nerviosa al ver la cantidad de comida, pero más por su aspecto apetitoso.

-Lo hice a la medida de lo que consumo- El chico bromeó y la mujer soltó una risa.

-Tienes razón...-

Los dos empezaron a degustar su desayuno, ambos felices de estar junto al otro.

-Siento que estoy más feliz- Soltó el chico mientras comía.

La mujer se sorprendió un poco pero se atrevió a preguntar.

-Me alegro de eso cariño... Pero, ¿por qué?-

El chico soltó un par de carcajadas y tomó un poco de café.

-Quizás no fui obvio... Pero es por ti Inko...-

Al soltar esto, la mujer se sonrojo notoriamente y se trato de tapar el rostro.

-Me sonrojas...- La mujer trataba de tapar su rostro, ahora rojo, inútilmente en un intento.

El chico con una sonrisa en su rostro se acerca a ella y le aparta las manos del rostro.

-Siento que... De ahora en adelante todo va a mejorar...-

La mujer pudo notar en los ojos del chico un brillo especial que solo la miraba a ella, dejándola a ella en un pequeño trance.

-Siento lo mismo cariño...- La mujer no despegaba su mirada de los ojos del chico.

-Te volviste mi vida entera... Te amo, Inko-

Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, empezando a caer una por una lentamente.

No de un sentimiento de tristeza, era alegría pura, al fin puede decir que se siente realmente amada.

-Me haces la mujer más feliz...- La mujer sollozaba mientras trataba de parar su llanto.

Las emociones la golpearon un poco fuerte, pero al menos fue para bien.

El chico solo se limito a abrazarla, depositando todo su amor en ese abrazo para la dueña de su corazón en estos momentos.

Y la dueña de su pilin.

La mujer le correspondió el abrazo y así quedaron por un buen rato, digamos que esto consolidó otra vez está relación.

Es bonito ver evolucionar algo así, algo bello y puede que duradero.

Pero... La verdadera preocupación... Dejaron la comida si tapar.

Damn.

-Fin del Capítulo-

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