Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Enojo

Allison

¿Qué no estaba molesta con él? Claro que era una mentira, no había que ser muy listo para captar que lo era.

Estaba muy molesta con él por haber desaparecido más de cuatro años y ni siquiera haberme enviado un mensaje para saber cómo había estado después del terrible caos que quedó cuando se fue.

Ver a mi abuelo furioso y decepcionado, había sido una sorpresa y me había lastimado más de lo que creí que podía hacerlo. Nunca en la vida lo había visto tan molesto conmigo y lo entendía, había montado toda una farsa para conseguir su herencia. De esa manera, yo parecía un monstruo sin capacidad de amar o sentir remordimiento... rozaba la psicopatía.

Debido a toda la discusión, estuve una semana completa durmiendo en el departamento de Alex, hundiéndome en mi desgracia y tristeza, hasta que mi abuelo me pidió que volviera a la mansión.

Sí, en una semana el asunto ya se había superado y con el paso del tiempo, había enmendado mis errores y enderezado mi camino... casi por completo.

Con treinta años ya no me comportaba como una princesa consentida e irresponsable.

Ahora que era la presidenta de la empresa no podía jugar o terminarían por despedirme por incompetente, y entonces mataría a mi abuelo de un infarto. Si a alguien como Steve Jobs lo pudieron despedir de Apple, entonces a alguien tan común y corriente como a mí, me podían despedir de cosméticos Athena.

Luego de pagar por los libros, Fred y yo fuimos a mi auto y él condujo hacia la mansión.

Fred y yo no solíamos pasar mucho tiempo en la mansión, ya que, mi abuelo no lo soportaba, por lo que pasábamos tiempo juntos en su departamento.

¿Por qué mi abuelo lo detestaba? No era que detestara a Fred en si, pero yo sabía que no había superado a Alex.

Mi abuelo amaba a la familia de Alex, Luna llegaba a parecer su nieta también y su padre era como su nuevo mejor amigo, por lo que seguía teniendo la esperanza de que Alex y yo tuviéramos algo de verdad.

Yo había intentado explicarle miles de veces que Alex a mí no me provocaba nada, ya ni siquiera cariño, pero era mentira.

Yo había dejado libre a Alex, pero no esperaba que me ignorara desde entonces. Estuve todo el maldito día de la boda, que no se llevó a cabo, esperando un mensaje de él preguntándome como estaba... estuve esperando el mensaje durante los cuatro años, de hecho.

Alexander me estuvo ignorando durante cuatro años ¿y ahora llegaba y me preguntaba por qué sonaba tan enojada?

—Mi amor, ¿estás bien? —me preguntó Fred, mientras conducía—. Te ves molesta.

—Es solo que no encontré uno de los libros que quería —mentí.

Fred me dejó en la mansión, ya que, él debía ir a comer con su familia ese día y yo subí a mi cuarto con la pila de libros en mis manos.

Cuando abrí la puerta y entré, di un salto al ver a Max y Dave ahí, incluso, mis libros cayeron al suelo, por tercera vez en menos de una hora.

—¿Qué diablos hacen en mi cuarto?

—Supimos qué Alex volvió a la ciudad hace una semana. ¿Lo haz visto? —preguntó Dave.

Otros idiotas que no parecían superar al maestrucho.

—Sí, ya lo vi... —respondí, mientras recogía mis libros para dejarlos en mi librero.

—¿Y no dejaras a Fred? —preguntó Max.

—No, claro que no —dije espantada por la pregunta—. Ya les expliqué que Alex y yo no tuvimos nada.

Al igual que mi abuelo, mis hermanos no querían a Fred. Quizás ellos no se habían encariñado con Alex y su familia, pero querían buscar una excusa para que yo pospusiera mi boda con Fred.

—Vamos, hermana... Es obvio que Fred es un interesado.

—¿Y eso lo dices por...?

Se dieron miradas entre ellos, pero no encontraron nada que decir.

—No porque salga conmigo es interesado...

—Sí, pero es un simple enfermero. Quizás quiere casarse contigo para después matarte y quedarse con todo tu dinero —propuso Dave.

—Por Dios, esto no es una telenovela.

—Sí, pero...

—No, no quiero oír más —interrumpí a Max—. Ahora, fuera de mi cuarto.

Ambos salieron de mala gana y yo por fin puede tirarme en mi cama a descansar.

[...]

Estaba en mi cuarto alistándome para ir a trabajar, cuando alguien toco la puerta.

—Pase —indiqué.

La puerta se abrió delicadamente y Miriam asomó su cabeza por entremedio.

—El señor Alexander quiere verla.

Miré a Miriam confundida.

—¿Alexander Meyer?

—Sí, su antiguo...

—No —la detuve—. No digas nada más... ya voy.

Por suerte ya había terminado de maquillarme y estaba lista para salir en dirección al trabajo.

Salí de mi cuarto y bajé las escaleras.

Alex estaba en la entrada mirando su celular.

—¿Qué quieres? —pregunté cuando bajé el último escalón.

Alex pareció sobresaltarse con el sonido de mi voz, pues su celular casi cae de sus manos.

—Hola, Ally... Me dijiste que viniera por el auto y aquí estoy —respondió, con una sonrisa.

—Bien, sígueme.

Fui hacia la oficina que el abuelo había instalado en la mansión para mí, con Alexander siguiéndome, pues ahí era donde tenía las llaves.

De vez en cuando yo usaba ese auto para que no se echara a perder por estar tanto tiempo inactivo, pero odiaba hacerlo, ya que, podía jurar que incluso seguía oliendo como Alex.

Cuando entramos, Alex se quedó mirando todo a su alrededor y yo fui directamente al gran escritorio de madera y abrí el cajón donde tenía las llaves.

Alex estaba viendo los libros que habían en un librero a un costado de la oficina, yo fui hasta a él, tomé su mano y dejé las llaves en su palma.

—Bien, ya no tienes nada que hacer aquí.

—Bien, supongo que ya no nos volveremos a ver después de esto...

—Eso espero.

—¿Por qué tu enojo hacia mí? Yo no te hice nada —reclamó, algo molesto—. De hecho, tú fuiste la que mandó el plan al diablo a último minuto. Tú fuiste la que me dijo que me fuera y se encerró en el baño.

Sí, tenía razón, pero yo no recordaba haberle dicho que no volviera a hablarme.

—Ni siquiera me mandaste un mensaje, si no fuera por tu familia, yo podría pensar que tú estabas muerto y tú que yo estaba muerta... ¿Cómo diablos no voy a estar molesta?

—Yo creí que no querías volver a hablarme... ¿por qué querrías hacerlo si ya no teníamos un trato?

No podía responder a esa pregunta, no porque no conociera la respuesta, más bien porque no quería quedar como una estúpida.

—Voy tarde al trabajo —dije, saliendo de la oficina, sin importarme que Alex estuviera ahí aun.

—Ally —oí que me llamó.

Yo solo seguí caminado, pero cuando llegué a la entrada, mi abuelo estaba ahí.

«No, maldición, no».

Iba a retroceder y ocultar a Alex, pero fue muy tarde, mi abuelo ya lo había visto y tenía una gran sonrisa en la cara que me indicaba que la situación sería mala para mí.

—¡Alexander! —exclamó—. ¡Qué gusto volver a verte!

—Bernard —Alex me adelantó y fue hasta mi abuelo, quien le dio un abrazo.

Mi abuelo no dejaba que Fred lo llamara por su nombre, debía decirle "señor Roche", ¿y que podía decir del contacto físico? A penas le daba la mano.

Yo miré la situación con disgusto, pero aún así, fui hacia ellos.

—Ally —dijo mi abuelo—. ¿Hoy a que hora sales?

—A la hora de almuerzo.

—Ah, pero que conveniente —dirigió su vista a Alexander—. ¿Qué tal si almuerzas con nosotros hoy?

Si bien, Alex también había participado en el engaño, todos lo habían perdonado porque era más que obvio que la artista intelectual era yo, así que nadie lo detestaba realmente. Alexander solo había sido presionado por mí y yo lo admitía, por lo que mi abuelo aún le tenía mucho cariño.

Alex me miró y yo solo lo miré a amenazante para que entendiera que si aceptaba lo mataría.

Volvió a mirar a mi abuelo con una sonrisa.

—Me encantaría.

Lo mataría. Mataría a Alexander Meyer. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro