Capítulo 29: Por Fin (Final)
Alexander
Allison ya me había contado lo que había sucedido con Fred y, aunque el tipo hubiera salido sin alguna clase de castigo, yo suponía que había tenido suficiente sufrimiento en la vida. Lo que había hecho Ally había sido la mejor solución para todos.
Estaba en mi departamento esperando a que Ally llegara, pues habíamos quedado de vernos ahí, y por mientras, estaba teniendo una video llamada con mis amigos de Nueva York.
—¿Entonces ya no es tu ex novia? —preguntó Jesse, refiriéndose a Allison.
—No, ya no.
Ella pareció muy contenta.
—¡Podrás venir de visita en un jet privado!
Yo reí por el comentario estúpido de mi amiga, aunque realmente fuera posible, y seguimos hablando de otros temas por un rato.
Cuando la puerta sonó, salté del sofá efusivamente y fui a abrir la puerta con una sonrisa.
Ally también tenía una sonrisa en el rostro y lo primero que hizo fue darme un pequeño beso en los labios para luego pasar.
Cerré la puerta detrás de mí y me volteé a verla.
—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Y tus abuelos?
—Ya lo superaron, no pueden amargarse lo que les queda de vida por algo que pasó hace años y no fue culpa de ellos.
Asentí, pues estaba más que de acuerdo con eso. Todo el problema lo había causado el padre de Ally.
Ally siguió sonriendo, lo que me puso algo nervioso.
—¿Por qué tan feliz? ¿Paso algo?
Ella negó.
—Te amo —soltó de la nada—. Te amo, Alexander.
Por un momento pensé que era otro sueño mío imaginado que Allison me confesaba su amor de una vez por todas, pero no, ahí estaba, pasando de verdad. Ally había dicho las palabras que tanto necesitaba oír.
—¿En serio? —pregunté con ilusión.
—No diría eso porque sí —bromeó.
Yo reí.
—Yo también te amo, Allison.
Me acerqué a ella, la tomé por la cintura con delicadeza y la besé, hasta que ella se separó luego de unos segundos.
—¿Puedo decirte algo? —preguntó Ally.
—Claro, lo que quieras.
Ella pareció algo avergonzada.
—Prométeme que vas a estar conmigo para siempre —pidió.
—Tengo algo mejor aún... —metí mi mano en el bolsillo de mi pantalón y saqué la argolla con la que alguna vez le había pedido falso matrimonio.
Ella me miró confundida.
—¿Cómo...?
—Cuando me dejaste solo en tu cuarto esa vez que Fred aparecio, la busqué y...
—¡La robaste!
—¡Oye, técnicamente es mía!
—Ya no, acabas de dármela —argumentó divertida—. Aunque ya era mía de antes. Yo la pagué.
Yo sonreí y asentí, para luego poner la argolla en su dedo.
—Ahora podré decirles a mis abuelos que no derrocharon dinero en otro matrimonio sin conclusión...
—Por fin.
Ambos reímos y volvimos a besarnos.
Yo quería estar con ella para siempre. No tenía claro lo que nos depararía el futuro con exactitud, pero por mi parte, estaba dispuesto a todo por ella y esa vez, no era por una tonta promesa.
[...]
Allison
Mi abuelo parecía haber ganado la lotería y era que ni siquiera eso lo hubiera hecho más feliz, él ya era millonario, lo único que podía hacerlo así de feliz era saber que su nieta mayor por fin se había enamorado de un hombre decente y, mejor aún, se había casado con él después de todo.
La familia de Alexander también parecía estar muy feliz, incluso Carol y su amiga Miranda. Sí, las había invitado para que vieran el momento exacto en que me casaba con la oportunidad que ellas habían perdido.
Mi suegra, la única que había tenido en la vida, por fin había sido amable conmigo, incluso me había dicho que me quería mucho y más de lo que había querido a Carol. Mi suegro, por otro lado, había sido tan amable y dulce como siempre. En cuanto a Luna, bueno, ella parecía estar cumpliendo un sueño y decía que por fin le agradaba una pareja de su hermano, además de estar feliz por tener a Dave tan cerca.
Después de tanto tiempo, me había ganado a la familia de mi ahora esposo.
Alex estaba bailando con Luna, solo porque su madre le había dicho que quería fotografiarlos, pero los dos estaban jugando más que bailando el vals.
Yo estaba con mi abuelo bailando. La Allison amargada se hubiera aburrido a los quince segundos de que hubiera empezado, pero en ese momento apreciaba bailar con mi abuelo en mi fiesta de matrimonio.
—Ally, no importa lo que pase después de esto —dijo mi abuelo—, solo quiero que sepas que yo siempre he estado muy orgulloso de ti y más aún ahora que has dejado atrás todo eso que te impedía ser realmente feliz.
Yo le sonreí.
—Gracias, abuelo. Te amo.
—Yo a ti, pequeñita.
Quizás mis padres nunca me habían dicho que estaban orgullosos de mí, ¿y cómo? Si realmente jamás me conocieron de verdad, pero tenía a mi abuelo, al que había sido mi gran apoyo todos esos años y por fin podía estar tranquilo sabiendo que yo ya no me limitaba por lo que les había pasado a mis padres.
Luego de que terminara la canción, mi abuelo siguió bailando con mi abuela. A ellos les gustaban esas cosas, pero yo ya había tenido suficiente.
La boda había sido en la casa de vacaciones de la familia, la cual era como otra mansión, pero más rústica, de color crema con detalles rosado pastel, y con unos patios preciosos y verdes, cuidados a la perfección.
La fecha había sido dejada para una semana después de la que tenía planeada con Fred, pues había cosas que arreglar y, además, Alexander quería que sus amigos de Nueva York pudieran asistir.
Me alejé un poco de la multitud, junto a Alex y nos quedamos viendo a los demás bailando y conviviendo felices en la pista que habían montado en el patio.
—Siempre supe que debimos casarnos la primera vez y así ahorrarnos toda esa gran vuelta de cuatro años —bromeó Alexander.
—Hubiera terminado mal, te lo aseguro.
Yo sabía que la Allison de esos años todavía no estaba lista para algo como eso y, además, hubiera arruinado la vida de Alex en ese entonces, algo que jamás me hubiera podido perdonar.
Quizás habían tenido que pasar cuatro años, pero había servido de mucho para ambos, y por fin estábamos juntos y felices.
Me giré hacia Alex y tomé su rostro con mis manos para darle un beso en los labios.
—Ay, maestrucho de escuelita, te amo tanto.
Él rio.
—Yo a ti, princesita consentida.
Alex me tomó de la cintura para pegarme a él, darme un beso en la frente y luego, abrazarme. Se sentía tan bien estar entre sus brazos.
Mientras nos abrazábamos, comencé a jugar con la argolla de compromiso en mi dedo y entonces, recordé cuando la había encontrado entre la nieve cuando mi torpe esposo la había tirado en la calle y perdido por correr con ella en la mano.
No pude evitar reír.
Alexander se separó de mí y me miró confundido.
—¿De qué te ríes?
—De qué si tú no hubieras sido tan torpe, jamás nos hubiéramos conocido.
Alex rodó los ojos.
—Me debes un baile por eso —dijo, comenzando a jalarme hacia la pista.
Yo solo lo dejé, mientras reía y tomaba mi vestido de novia para evitar pisarlo y caerme.
Jamás me hubiera imaginado a mí en esa escena: bailando con un maestro de secundaria el día de nuestra boda y con una sonrisa en la cara. Pero ahí estaba, toda esa situación era real y realmente la amaba.
Fin.
¡Holis!
Aquí esta nuestro final definitivo, el cual si es feliz y espero que compence la cochinada de final del libro anterior sjdjsj
Debo decir que lo que más me gustó de esta historia es el cambio que tuvo Allison, aunque le costara casi dos libros completos. Me siento muy orgullosa de ella.
Debo comentarles también que tengo un especial para este libro que voy a subir en algún tiempo más y que espero que también les guste.
Gracias a todos por sus votos y comentarios, me hacen muy feliz <3
¡Besitos!
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