Capítulo 25: Intensificación
Alexander
Pero que pedazo de idiota era.
¿Te queda bien? ¿En serio había dicho eso en voz alta? No era que no se viera bien con el conjunto... el problema era que estábamos hablando de lencería.
Yo siempre había pensado que el rojo le sentaba muy bien a Ally y verla con eso solo me lo había dejado más en claro, pero me sentía como un pervertido degenerado.
Había decidido darle una respuesta ese día a Ally, pues había estado pensando el asunto durante casi más de una semana y justo ese día había tenido que ir al hospital para que me revisaran la pierna después de que me quitaran el yeso días atrás, así que me pareció buena idea pasar por la mansión.
En ese momento, me había dado cuenta de que no había sido una buena idea pasar por ahí. Me reprendería el resto de mi vida por no haber tocado la puerta antes de entrar y haberme metido en tal situación incómoda.
—¿Gracias? —respondió Ally, notoriamente incomoda.
—O sea, es que... No quería decir eso —me retracté—. No te queda mal, p-pero...
Con cada palabra que decía me hundía más. Por razones como esa era que seguía soltero a mis treinta.
«Al menos no soy virgen», intenté animarme.
—Entiendo —me detuvo—. ¿Por qué estás aquí? No me habías hablado hace más de una semana.
—Lo sé, es que estuve pensando.
—¿En qué? —preguntó, con claro interés.
—En lo que me dijiste... Tú aún estás metida en esto con Fred y creo que no es el mejor momento para que tú y yo... ya sabes. Podríamos empeorar todo —expliqué, con algo de nerviosismo.
No quería hacer enojar a Ally y realmente ella me interesaba, aun cuando yo le había dicho que no me volviera a besar y aun cuando estaba tan demente como para espiarme, pero ese era el peor momento para intentar algo que de por sí, era complicado.
—Si no quieres nada nunca conmigo, lo entenderé. Tiene mucho sentido, en realidad.
—No dije eso —aclaré—. Dije que después.
—¿Cuándo? ¿Cuándo tengamos cuarenta y yo esté cerca de la menopausia y tú tengas que usar viagra? —preguntó, notoriamente molesta.
Debía decir que eso me había ofendido.
—¿A los cuarenta? ¿Qué me estas queriendo decir?
Ally rodó los ojos.
—Da igual...
—No necesito eso.
—Dime eso a los cuarenta.
No entendía porque me seguía sorprendiendo la forma de ser de Ally. Ella había cometido un error por el que ni siquiera había pedido disculpas, se aparecía de la nada me hacía una propuesta romántica, y ahora me insultaba a mí y a mi pene.
No decía que estuviera mal que un hombre usara algo de ayuda a los cuarenta, todos tenían sus problemas y no era su culpa, pero ofendía cuando la mujer que te gustaba te lo decía de esa manera.
—Bueno, nos veremos a los cuarenta entonces.
Hice el ademán de marcharme, hasta que Ally volvió a hablar:
—Si no es que no tienes problemas antes.
Me volteé a verla con el ceño fruncido, pero ella tenía una sonrisa burlesca en la cara. Claro, se estaba vengando porque, técnicamente, la había rechazado... ¡pero solo había sido momentáneamente!
Realmente no sabía que decir. ¿Cómo me defendía de algo como eso con palabras?
Lo único que pude hacer fue caminar hacia ella con seguridad y tomarla por la nuca para luego juntar nuestros labios.
No sabía que pretendía con eso. No era como si Ally fuera a querer pasar a algo más que un beso conmigo después de que la hubiera "rechazado". Me estaba preparando para que me mandara al diablo, pero eso no paso.
Para mi sorpresa, Ally desató su bata y la tiró hacia un lado para luego enredar sus brazos en mi cuello.
«Oh, no...».
¿Cómo había pasado eso? Yo la había ido a rechazar, no intensificar nuestra relación.
Estaba por separarme, cuando Ally metió sus manos debajo de mi camisa. Estaban algo frías, lo que me causó algo de cosquillas al principio, pero cuando comenzó a enterrar sus uñas en mi espalda, no pude separarme.
Luego de varios segundos, Ally me empujó para dejarme sentado en el borde de su cama y luego me ayudo a sacarme mi suéter y camisa.
Cuando estuve completamente desnudo de la cintura para arriba, Allison se me subió encima, quedado sentada sobre mí y volvió a besarme.
Entremedio del beso, Ally comenzó a sonreír.
—Al menos sé que ahora no lo necesitas —susurró, frotándose contra mi entrepierna.
Yo reí y volví a besarla.
Claro que no necesitaba ayuda en ese momento, quizás no era un adolescente que se excitaba con un roce, pero era un adulto sano y con autocontrol que aún funcionaba por sí sólo.
Ally se separó de mi un momento y se puso de pie, frente a mí, para intentar quitarse algo, pero comenzó a forcejear con él conjunto y a quejarse.
—Sabía que tantas tiras eran mala idea.
Yo solté una risita y me puse de pie detrás de ella para ayudarla a desabrochar las cosas, mientras besaba su cuello y de vez en cuando mordía el lóbulo de su oreja. Ya habíamos empezado algo y no pretendía dejarlo a la mitad, por lo que sólo me quedaba continuar de la mejor manera.
Luego de que la parte de arriba del conjunto estuvo fuera, ella me ayudó a desabrochar mi cinturón del pantalón y metió sus manos dentro de mi bóxer.
La última vez que había tenido sexo no había sido hacía mucho. Había conocido una chica en Nueva York con la que había tenido una relación casual, pero en ninguna de las veces con ella me había sentido lo bien que me sentía en ese momento, siendo que aún estábamos empezando.
No solo se sentía maravilloso porque Ally fuera la chica más sexy que hubiera conocido, sino porque ella me importaba y me gustaba hacerla sentir bien.
—Si quieres podemos esperar a que lo de Fred termine —dijo Ally con un tono burlesco.
—Que chistosa...
La empujé a la cama con delicadeza y me subí sobre ella, metiéndome entre sus piernas para seguir repartiendo besos por su cuerpo.
Los suspiros y pequeños gemidos que soltaba Ally con cada caricia y beso me estaban haciendo perder la cordura. Ya ni siquiera podía oír a mi ángel interior diciéndome que eso era incorrecto por miles de razones, solo podía escucharla a ella.
Terminé por quitarme el bóxer, que era lo único que me quedaba y quité los ligueros de Ally y sus medias.
No lo pensé demasiado y metí mi cabeza entre sus piernas para comenzar a dejar besos por su zona íntima.
Lo gemidos de Ally comenzaron a subir de volumen y noté que estaba apretando las sábanas debajo de ella con ambas manos.
No pude evitar sonreír mientras lamia y besaba su entrepierna.
Luego de unos minutos de hacerle sexo oral, volví a poner mi rostro a la altura del de Ally y volvimos a besarnos. Metí dos de mis dedos dentro de Ally, sin dejar de besarla, y luego de un tiempo, ubiqué mi miembro justo en la entrepierna de Ally para empezar a empujar. Ella comenzó a quejarse un poco, a la vez que cerraba sus ojos con fuerza.
Suponía que ella no tenía sexo al menos desde que había conocido a Fred y, por lo tanto, quizás le molestaba un poco.
—¿Estás bien?
—Sí...
Volví a besarla para distraerla un poco de la molestia que pudiera causarle.
Cuando estuve dentro de Ally por completo, esperé unos cuantos segundos y comencé a moverme.
Ally ya no se estaba quejando, lo estaba disfrutando... o al menos eso me daba a entender con sus gemidos y suspiros.
Luego de unos minutos de estar arriba de ella, invirtió los papeles y me volteó, dejándome abajo.
Yo sabía que Ally era una dominante innata, no había que ser muy observador para deducirlo, por lo que simplemente dejé que ella tomara las riendas y se sintió maravilloso.
Puso sus manos sobre mi pecho y comenzó a moverse circularmente, terminado con la cordura que me quedaba.
¿Quién lo hubiera dicho? Había ido buscando poner distancia entre nosotros y había terminado con ella sobre mí... con Allison Roche la vida daba unas vueltas tremendamente inesperadas.
[...]
—¿Entonces tus abuelos no están? —pregunté para estar seguro.
—No, están en Grecia.
Solté un suspiro de alivio. Haberme cogido a su nieta en su casa con ellos ahí hubiera sido mucho peor y una completa falta de respeto de mi parte.
Luego de terminar dentro de Ally, todo el cargo de conciencia cayó sobre mí. Mi lado moralmente correcto apareció otra vez y un montón de cosas pasaron por mi cabeza.
—¿Y crees que Miriam y Rosie...?
—No, la mansión es enorme y ellas duermen a metros de aquí —se adelantó Ally.
Aun cuando me sentía algo culpable de no haber pensado las cosas más detenidamente, estaba acostado con Ally en la cama, mientras ella estaba apoyada en mi pecho y yo acariciaba su cabello.
—Debimos usar condón... —dije, lleno de culpa.
—Tomo pastillas anticonceptivas.
—Sí, pero ¿cuándo fue la última vez que te hiciste un examen de sangre?
El ultimo que me había hecho yo había sido cuando estuve hospitalizado por el accidente y, por suerte y gracias a mi responsabilidad, no tenía una sola enfermedad.
—No sé... ¿hace un año?
—¿Me estas preguntando?
Ally suspiró agotada.
—No tengo nada, Alex, si quieres después busco los exámenes y te los paso. Además, no tenía sexo desde hace un montón de años —recordó.
—Perfecto.
Me quedé en silencio por varios segundos, hasta que otras preocupaciones comenzaron a surgir en mi cabeza.
—Hay cámaras por la casa, ¿no? Lo que significa que hay pruebas de que me metí a tu cuarto y me quedé aquí...
—Alex, no seas exagerado.
—No es ser exagerado... es pensar en todas las consecuencias.
—Bueno, pues piensa en silencio.
En parte, Ally tenía razón, debía callarme y disfrutar del momento sin remordimientos...
«¿Qué pensaría tu madre de esto, Alexander?».
Lamentablemente, no podía evitarlo, así era yo.
¡Holis!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy. Lamento si mis escenas de sexo son malas, debo decir que me da mucha vergüenza escribirlas y cuando las releo para corregirlas lo hago muy por encima JSJDJDJD
Vengo a comentarles también que quedan solo 4 capítulos para terminar la historia, pero espero que les guste el final ❤️
¡Besitos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro