Capítulo 19: Malentendidos
Allison
Llevaba casi un minuto con mi espalda apoyada contra la pared y con mi mano sobre mi pecho.
Sentía que en cualquier momento mi corazón explotaría o se saldría de su lugar.
El beso con Alexander me había vuelto loca. Solo un beso... ¿Qué acaso había vuelto a ser una adolescente? Ni siquiera en mi adolescencia había sido tan hormonal como en ese momento.
Estaba aguantando las ganas de volver a entrar a la habitación y comérmelo a besos hasta que no sintiera los labios o ya no pudiera respirar.
Me volteé y apoyé mi frente contra la pared para comenzar a golpearme contra ella. Odiaba sentirme así.
Una enfermera que iba pasando por mi lado me quedó mirando extrañada, por lo que me alejé de la pared y carraspeé.
—¿Se encuentra bien?
—Si, sí... solo... —no sabía que decir—. Tengo un problema, nada grave.
—Está bien...
La enfermera siguió su camino y yo fui hacia los ascensores para ir al estacionamiento subterráneo.
Mi guardaespaldas estaba abajo esperando dentro del vehículo.
Inmediatamente después de subir a la camioneta, comenzamos a avanzar.
Tenía algo de cansancio nuevamente, los efectos positivos del día de spa se habían esfumado por culpa de la angustia y el miedo. Estuve casi cinco horas esperando a que Alexander despertara, rogando que todo estuviera a la perfección con él.
Aún cansada, no tenía sueño, por lo que cuando llegué a casa me encerré en mi cuarto a comer helado del envase, mientras veía una película tonta en la televisión.
[...]
Desperté por la mañana a causa del sonido de mi celular.
Antes de dormirme había activado el sonido por cualquier cosa que pudiera pasar.
Tomé mi celular pensado que podía ser la familia de Alex o alguien de la empresa y, debido a que estaba aún adormilada, no vi el nombre del contacto en la pantalla y simplemente conteste.
—¿Aló?
Mi voz sonaba algo ronca y rasposa debido a que estaba recién despertando.
—Ally.
Jalé mi cabello cuando oí la voz de Fred.
—Amor... —dije, intentado aguantar el asco—. ¿Qué pasa?
—Pasa que no los hemos visto hace días... ¿tienes algo que hacer mañana?
¿Por qué no terminaba con Fred de una vez por todas? Bueno, si lo hacía, entonces podría no descubrir su plan y no me quería arriesgar. Yo descubriría lo que tramaba Frederick y luego lo haría pagar de alguna forma.
—Ah... ¿mañana? Sí, creo que puedo.
—Bueno, nos vemos.
—Está bien.
—Te amo.
—Y-yo a ti.
Corté la llamada, sintiéndome sucia por las últimas palabras que había dicho.
Por suerte, mi boda con Fred estaba fijada para principios de mayo, por lo que tenía casi dos meses para investigarlo bien y asegurarme de que yo no estaba pensando cosas equivocadas de él.
Necesitaba descubrir cuál era el propósito de casarse conmigo y que pretendía hacer después de eso.
Imaginaba que tenía que ver con el dinero de mi familia, especialmente el que mi padre debió darle, pero para quedarse con algo... yo tendría que morir.
¿Y si Fred realmente me pretendía matar? Nuevamente maldecía a Dave y Max por tener parte de razón en el asunto.
Miré la hora en mi celular. Ya eran las siete, por lo que decidí prepararme para ir a la oficina.
[...]
Alexander
—Mamá, puedo usar mi mano.
—Pero no deberías... mira todos los moretones que tienes.
Luna parecía divertida con que mi mamá me diera la comida en la boca como si tuviera tres años.
Al menos, la comida de ese hospital era mucho mejor que la de otros y le agradecía mucho a Allison que pagara por eso.
Al principio me sentía incómodo con que Ally fuera la que pagara ese carísimo lugar solo para tenerme un poco más cómodo, pero no me quedó de otra que aceptarlo. Con mi sueldo de maestro apenas hubiera podido pagar un día de estadía en un hospital común y corriente.
—Mamá, yo puedo soplar la comida.
—Deja de quejarte y come.
Abrí mi boca de mala gana y recibí la cuchara con sopa.
No sabía cuánto tiempo estaría ahí exactamente, ya llevaba dos días, pero esperaba que no me quedara más de una semana, ya que, era algo aburrido.
Debido a mi extirpación del bazo, el único problema que tendría era una menor defensa contra las bacterias, pero el doctor había dicho que en esos casos el hígado se desarrollaba más para actuar como defensa; por esto no creía que fuera mucho tiempo el que debieran tenerme en observación.
Después del almuerzo, Luna y mi madre fueron a casa, dejándome solo en la habitación.
Si me sentía solo y aburrido en mi departamento, ahí era peor.
Me quedé viendo la televisión durante casi media hora, hasta que alguien abrió la puerta y entró.
—Hola, Alex...
—Hola —saludé con poco ánimo.
Carol cerró la puerta detrás de ella con una sonrisa en el rostro.
—¿No tienes que cuidar a Simon? —pregunté, intentando que se quedara lo menos posible.
—Esta con Joshua hoy... ¿Cómo te sientes? —preguntó, acercándose a mí, hasta quedar a mi lado.
—Bien, solo un poco adolorido.
La situación era muy incómoda. Yo no quería ver a Carol y menos quedarme solo con ella.
—¿Qué haces acá? —pregunté luego de unos segundos.
—Creo que es obvio —dijo con una risita—. Vine a ver que estuvieras bien.
—Podrías haber solo llamado a mi mamá.
La sonrisa de Carol se borró.
—Alex... yo sé que ha pasado mucho tiempo desde que terminamos, pero...
—Yo no quiero volver contigo, Carol —la interrumpí.
Carol pareció sorprendida, pero luego sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
—Lo siento, Alex. Jamás debí terminar contigo...
—De hecho, lo hiciste en el momento justo —me armé de valor y hablé—: te iba a pedir matrimonio ese día... entonces choqué con Allison en la calle, perdí el anillo y ella me ayudó a buscarlo.
Carol quedó atónita.
—O sea que... e-ese anillo, ¿no era de Allison?
Yo negué.
—No, era para ti.
Me sentí algo aliviado después de confesarle eso a Carol, pero no sabía por qué, de todas maneras, ya había pasado mucho tiempo.
Hubo un silencio incómodo, al menos para mí. Carol parecía estar perdida en sus pensamientos, mirando la pared, hasta que giró su cabeza hacia mí y se me acercó.
«Oh, no...».
Cuando sentí los labios de Carol sobre los míos, quedé petrificado.
Intenté mover mi brazo para empujarla, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien carraspeó en la habitación.
Carol se separó de golpe y yo miré hacia donde había oído el sonido, encontrándome con Allison, sonriendo cínicamente y con los brazos cruzados.
—Ally... —dijo Carol, algo nerviosa.
—Carol.
—L-lo que pasó...
—No tienes que explicar nada —dijo sonando despreocupada—. Entiendo si ustedes dos quieren revivir su amor, tantos años no se olvidan fácil.
—Gra...
—Yo no quiero revivir nada —interrumpí a Carol—. Carol, ¿puedes dejarme a solas con Allison?
Ella pareció algo decepcionada, pero luego de unos minutos, reaccionó.
—Sí, claro...
Carol se alejó de mí y fue hasta la puerta para salir.
—¿Quién dijo que yo quería hablar contigo? —preguntó Ally cuando nos quedamos solos.
—No viniste a mi cuarto para ver a alguien más, ¿o sí? —Ally no dijo nada—. Carol me besó, yo la iba a empujar, pero quedé en shock y me cuesta moverme...
—¿A mí también me querías apartar ayer?
—Sí, por eso volví a empujarte hacia mí —dije con ironía.
—De todas maneras, quiero aclarar que el beso no significó nada —dijo—. Estaba sensible ese día y a veces hago estupideces.
Juré que había podido escuchar el sonido de mi corazón rompiéndose en miles de pedazos, pero no iba a dejar que Allison se diera cuenta de que me había afectado su comentario.
—Entiendo, a cualquiera le puede pasar.
No, solo a Allison le pasaba eso, pero no se me había ocurrido que más decir.
—¿Entonces estamos bien? ¿Cómo amigos?
Yo asentí con una sonrisa fingida.
—Claro, solo fue un tonto beso. Seguiremos siendo amigos... o lo que sea —dije, ocultando mi decepción.
Ella asintió con una sonrisa.
—¿Cómo te has sentido? —preguntó, cambiando de tema.
—Bien, solo quiero volver a casa.
Ally soltó una pequeña risa.
—Entiendo, yo también lo querría.
Allison se quedó casi una hora conmigo, aunque no fue del todo agradable para mí. Quizás en el pasado había podido fingir que las cosas que pasaban entre nosotros no me afectaban en nada, pero en ese entonces... mis sentimientos habían cambiado mucho.
Aun así, no entendía porque me sorprendía. Allison jamás querría tener algo conmigo, aun cuando fuera el último hombre del mundo.
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