Capítulo 14: La Caja
Alexander
Abrí mis ojos de golpe cuando sentí que alguien quitaba la ropa de cama de encima de mí.
Di un salto al ver a Allison parada ahí, mirándome con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¡Ally! —me quejé, tocándome el pecho por el susto.
—No seas llorón.
Fruncí mi ceño al recordar lo que había pasado hacia dos noches. Nuevamente se repetía la historia, sólo que esta vez, Ally no estaba llorando.
—¿Qué haces aquí? ¿Viniste a llorar para que te perdone sin necesidad de que me pidas perdón directamente?
Allison me dio un golpe en la nuca con su mano.
—Tú no tienes nada que perdonarme, imbécil... yo tampoco a ti —tomó aire—. Creo que quedó más que claro que, bueno...
—¿Que tuvimos sentimientos el uno por el otro? —pregunté.
—Eso..., pero como dije, ya es pasado. Pasaron más de cuatro años, supéralo.
—¿Qué yo lo supere? —pregunté ofendido—. Tú eres la que... —me callé al ver su expresión de furia—. ¿Y puedo saber qué haces aquí?
Intenté darle la sonrisa más amable que pude para ahórrame una discusión. Yo conocía a Ally, era muy complicada de sobrellevar, y por eso, prefería mantenerme en buenos términos con ella.
—Necesito tu ayuda, como amigo.
—¿No tienes novio?
—Sí, ¿y eso qué?
—Bueno... ¿no te puede ayudar él?
Ally se cruzó de brazos nuevamente y me miró seria.
—Mi novio no tiene vacaciones ahora y necesito la mayor cantidad de brazos posibles para esto.
—¿Se puede saber para qué?
No imaginé que se tratara de vaciar la casa de sus padres, pero pudo haber sido peor. Con Allison siempre podía ser peor. Además, debía admitir que era interesante conocer el lugar donde Allison había pasado parte de su niñez.
—¿Dónde está tu cuarto? —pregunté cuando entramos.
Ally rodó los ojos y comenzó a subir las escaleras, mientras sus guardaespaldas guardaban las cosas del primer piso en cajas.
La casa era de un tamaño normal, claro, era bastante grande, pero normal para ser de gente tan adinerada como los Roche. Tenía dos pisos, cuatro habitaciones y tres baños. Tenía un estilo clásico como la mansión Roche, pero en una versión menos ostentosa.
Ally entró a una habitación y yo la imité.
—¿Este era tu cuarto? —pregunté extrañado.
—Te dije que siempre había sido rara...
Pensé que me encontraría con un cuarto de algún color brillante, con juguetes y adornos infantiles; pero lo que encontré era un cuarto color blanco, con muebles de madera cafés y una cama para nada infantil. Todo era tan simple y aburrido, que era difícil creer que era un cuarto de una niña de nueve.
—¿Tenías una moto?
Había una moto para niños en una esquina, de esas que funcionaban con batería.
—Sí, a los siete dejó de quedarme, pero mis padres no podían quitármela sin que hiciera un escándalo.
Comencé a inspeccionar un poco las cosas, hasta que Ally volvió a hablar:
—Debo ir al cuarto de mis padres... hay una supuesta caja que dejó mi madre para mí. ¿Vienes? —asentí y seguí a Ally fuera de la habitación.
La habitación de los padres de Ally era muy normal, cuando pensé que tendrían una pieza al estilo de la realeza, me había equivocado.
—Necesito una caja de color rosado con flores —me dijo Ally.
—Entiendo... ¿puedo...?
Debía decir que no me agradaba la idea de revisar un cuarto ajeno.
Allison puso sus manos en su cintura y me miró fastidiada.
—Están muertos, Alex... no les importara que revises sus cosas. Cosas que ahora son mías legalmente.
Asentí y comencé a revisar los cajones de la cómoda que había en la habitación, mientras Ally revisaba el armario.
Con el paso de los minutos, Allison comenzó a frustrarse.
—¿Cómo pudo ocultar tan bien una caja esa vieja loca?
—Es tu mamá...
—Que está muerta, Alexander... ¡Muerta!
¿Cómo podía ser tan insensible? Su madre no había muerto hacía más de dos días y ya estaba insultándola y faltándole el respeto.
Concordaba en que Emily Roche no había sido la mejor madre del mundo, pero tampoco había sido una tirana dictadora. De hecho, cuando estaba cuerda debió ser incluso menos desagradable que mi madre.
Allison comenzó a lanzar las cosas del armario al suelo con rabia, quejándose de lo bien oculta que estaba la supuesta caja.
Yo estaba por decirle que lo de la caja debió ser una invención de su madre en sus momentos de delirio, hasta que vi que en el piso flotante de la habitación había una anomalía.
Decidí no decirle nada a Ally de inmediato, ya que, quizás solo era una tabla vieja que se había salido y por lo mismo habían puesto el mueble encima. La única falla en esa teoría era que no tenía mucho sentido que una familia adinerada no arreglara una tabla del piso.
Corrí la cómoda, mientras Allison seguía escudriñando entre las cosas y luego me agaché para quitar la tabla.
Bueno, esa caja debía contener algo importante, ya que, no estaba oculta porque sí en un lugar como ese.
—¡La encontré! —avisé.
Oí como Ally corrió hacia mí y se puso en cuclillas a mi lado.
—¿Qué diablo tiene que la escondió tan bien? —preguntó.
—Hay que descubrirlo...
Estaba por meter mi mano para sacar la caja, cuando una araña salió del agujero.
Me fui hacia atrás por el susto y retrocedí asustado, aun en el piso.
Ally suspiró agotada y tomó un paraguas que había en el suelo, para golpear a la araña. El golpe fue tan fuerte que pudo dejar inconsciente hasta a una persona.
Tiró el paraguas lejos y sacó la caja del agujero.
Yo me puse de pie, avergonzado y nos sentamos en el borde de la cama, con la caja entre nosotros.
—Eres una gallina, Alexander —comentó Ally mientras intentaba romper el pequeño candado—. No puedo creer que yo me...
Se calló de golpe.
—¿Qué tú qué?
—Nada... Necesito algo para romperlo.
—Dámela —le pedí.
Ally me entregó la caja con una sonrisa burlesca y yo la puse sobre mis piernas para comenzar a forzar el candado. Era como esos candados que tenían los diarios de vida para niñas, había abierto varios de los diarios de Luna... no era muy difícil.
Luego de unos segundos, el candado se soltó y lo quité.
Ally se quedó pegada viendo mis manos.
—Oye... ya lo hice.
Sacudió su cabeza levemente y recibió la caja para dejarla sobre la cama nuevamente, entremedio de los dos.
Cuando Ally sacó la tapa y comenzó a sacar las cosas de dentro, no entendía que era exactamente todo eso.
Había un sobre, de donde salieron unas fotos en blanco un negro, pero no comprendía quienes estaban en esas imágenes.
—Es mi padre... —Ally comenzó a mirarlas una por una, mientras yo me asomaba intentado verlas también—. ¿Qué mierda...?
Las imágenes sólo dejaban una cosa en claro: el padre de Ally tenía otra familia.
Había fotos de él con una mujer entrando a un motel y otras de él en una casa con la misma mujer y unos niños.
Ally dejó las fotos a un lado y siguió revisando lo que había.
Había dos actas de nacimiento, pero ninguna era de los Roche.
—Frederick Connor Dufour —leyó Ally.
—¿Quién ese?
Ella me miró seria.
—¿Recuerdas el nombre de mi prometido?
—Fred... —quedé en un estado de shock por un momento—. ¿E-es él?
—Sí.
Ally sacó la última cosa de dentro de la caja, unas pruebas de ADN y suspiró.
—Aunque debería ser Frederick Roche Dufour...
—Si quieres llorar...
—Creo que quiero vomitar.
Decidí no decir nada a eso. Allison parecía estar teniendo un colapso mental y no la culpaba... se había comprometido con su medio hermano sin saberlo, yo también me hubiera sentido asqueado.
¡Holis!
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ¿Se esperaban esto? Djdjdjd
Espero que les haya gustado. ¡Besitos!
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