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Epílogo

Muy diligentemente, Karl fue en busca de los deseos de su amado omega. Mael tiene ganas de comer palitos de maíz con chile y limón, es lo que le pedía con desespero su creciente estómago, muchas ganas de saborear eso a estás altas horas de la noche.

Al alfa no le dijeron dos veces cuando tomó las llaves del auto, listo para conducir rumbo a la primera tienda que estuviera abierta de esta ahora, 10:30 de la noche.

Los deseos de su esposa era lo primordial por toda la vida, y estos últimos meses no ha tenido tanto descanso, corriendo de aquí para allá. Ya sea comprado cosas que deseaba comer Mael, o vomitado por los malestares al momento de olor o comer cualquier tipo de comida.

Al principio a Mael le parecía gracioso verlo en ese estado, sin embargo eso cambió al ver a su esposo con ese aspecto tan demacrado por las constantes ganas de vomitar.

El omega en todo momento trataba animarlo, dándole besos, caricias. Haciéndole saber cuanto lo ama y que lamentaba el hacerlo pasar por ese martirio.

Karl, expresó que no tenía porqué disculparse, que prefería ser él, quien sufre tales malestares en vez de Mael. De esa manera el omega podría alimentarse bien y no sentirse mal acada rato.

Mael en nigún momento se espero que algo así pudiera pasar. Qué las náuseas y todos los malestares los sintiera Karl.

-¿Deberíamos llevar un poco de helado por las dudas?-Preguntó Claudio.

El se ofreció acompañar a su cuñado, tenía miedo que ocurrirá algún accidente por dejarlo ir solo manejado el coche por la noche. Más cuando se le via desperado por cumplir el pedido de su esposa, también quería darle tranquilidad a su hermano mayor.

-¿Chocolate o vainilla?

Mael se había vuelto muy sensible con respecto a todo, si no tiene al alfa serca de él, se siente demasiado ansioso, preocupado. Mamá dice que todo se debe al embarazo.

-Con este calor insoportable sería bueno comerlo mañana por la tarde.-Estamos en las primeras semanas de verano, me alegro estar en vacaciones.

De esa manera puedo disfrutar mi tiempo con mi familia, darle masajes a mamá, leer en el estudio con el abuelo Iker. Caminar por el jardín en ocasiones por la orilla del lago junto a mi hermano mayor.

Cosas que nunca imaginé que podría realizar, lo he estado haciendo estos últimos meses atrás. Nuestras vidas cambiaron mucho luego de que Mael, se casará con mi cuñado.

Un cambio para mejor, tanto que fue muy sorpresivo esa gran fiesta. Mi fiesta de cumplir numero 15, fue un tanto extravagante algo nunca jamás visto en persona, solo en películas.

Fue la primera vez en mi vida celebrado mi cumpleaños de esa manera, la familia Quinn tiró la casa por la ventana y todo por mí.

Fue un momento muy emotivo para mi y aunque quería evitar que en mis ojos se viera un poco cristalinos por la emoción, no pude lograrlo y mis ojos se mancharon de agua.

Creí que los presentes me verían. Sin embargo, Camilo evitó que nadie pudiera verme de esa forma, se puso enfrenté cubriendo mi aspecto avergonzado y muy sonrojado.

-No preguntes y solo toma todo lo que gustes, cuñado.-Expresó, mientras veía las golosinas, pensando que más llevar aparté de lo que pidió su esposa.

-Bien, iré a dar un vistazo en las otras área.-Kar solo asintió.

Claudio camino por los pasillos mirados a sus alrededores, esperando que algo le llame la suficiente atención para comprarlo y poder comerlo mañana, fentre a la alberca disfrutando de un día soleado.

-Estos son su favoritos.-Susurró casi con ternura al ver los dulces de leche y fresa con leche, eran los favoritos de Camilo.-Cuando los come sus mejillas se inflan como si fuese una ardilla.-Sonrió sin darse cuenta.

Camilo a estado visitado últimamente la propiedad Quinn, saliendo con su mejor amigo a diferentes lugares, como estaba en vacaciones y no podía verse ya que no hay colegio por el momento. Camilo iba a visitar a Claudio y viceversa.

-¿En que demonios estoy pensando?-Peina hacia atrás con sus dedos ese lacio cabello.-¿Qué es ese sentimiento apresado mi pecho?

Mientras pensaba porqué se ponía extraño al momento de pensar en Camilo, el adolescente alfa no se dio cuenta en que momento puso una caja de dulces mixtados en su canasta de compras.

-¿Creó que solo estoy pensando de más? Si, eso es. Estoy cansado y con sueño.-Camino nuevamente por los pasillos para encontrarse con su cuñado.

Karl ya estaba haciendo fila en la caja para pasar sus compras, aún con esa ropa simple y ahí de pie en ese lugar seguía derrochado masculinidad, belleza sin igual.

Las pocas personas en ese lugar dejaba a ciegas sus compras sobre la caja todo por estar viendo a Karl, no podían quitarle los ojos de encima. No lo reconocía porqué su peinado implacable hacía atrás lo trae suelto cubriendo su fina frente.

-¿Eso es todo?-Preguntó al momento en que le entregó la tarjeta al empleado.

Esos ojos marrones casi se salen de sus cuencas al sostener la tarjeta negra sin limites. La mano del empleado no podía parar de temblar por esa sublime y reluciente tarjeta.

-Sí, solamente esto...-¿En que momento tome está caja de dulces? Creo que estaba muy inmerso pensando en cosas innecesarias.

De igual manera dejo que la cobrarán, luego de recoger todas las compras, ambos se dirigieron al estacionamiento. Subiendo las cosas en los asientos de atrás.

Claudio que abrocha su cinturón y su celular que suena sin parar, iba ignorar eso pero al ver el nombre en la pantalla, contesto rápidamente.

-Camilo, ¿qué haces despierto de esta hora?-Preguntó molesto, sin embargo en sus ojos se veía un pequeño brillo.

-¿P-Puedes venir?

Su voz cansada como un susurro debilitado, penetró mi oído, causando tensión en mi corazón el cual latía tan desesperado por la incertidumbre.

-¿Qué sucede?

Karl frunció el ceño al ver lo sombrío que se encuentra Claudio, lo dilatado de sus ojos moviéndose con inquietud por no tener una respuesta rápido a su pregunta.

-Me siento mal...-Tosio varias veces.-No hay nadie en casa, mis padre tuvieron que salir por cuestiones de negocios....

-¡¿Camilo?!-No había respuesta.-¿Camilo?-Vuelve a llamarle pero sigue sin poder obtener una respuesta.

Ya en ese punto las manos del alfa adolescente, no podían sostener correctamente el celular sin que sus manos no temblará al igual que sus labios.

-¡Maldición!-"Constesta, contestas" es lo que su mente murmuraba con ansiedad.-¡Camilo, contesta el maldito celular!

Sin embargo, nadie contestaba y de una sola vez lo enviaba al buzón de voz. Eso le causó más preocupación al alfa adolescente.

-Cuñado....-Mira a Karl.-Podrías llevarme a...

-Tranquilo.

Nunca lo había visto tan ansioso, esa mirada es aterrada. ¿Qué tanto le importa Camilo como para que ese rostro sin expresión se distorsione?

-Su casa queda a 30 minutos de este lugar, te iré a dejar y luego volveré con Mael.-Toma su celular para llamarle a su esposa.

-¿Por qué están tardando tanto?-Su voz te deja saber lo molesto que se encuentra.-Nuestro pequeño sigue pateado mi estómago, está muy inquieto. ¿Cómo le explicó que su padre es demasiado lento?

Mael frota su abultada pancita, ya tenía más de 7 meses de embarazo. Se le dificulta el levantarse de la cama, sus pies se le hinchan cuando está mucho tiempo de pie.

-También tenías que traer comida para Hades.-Declaró.

-Primero tus deseos y después esa bola de pelos.-Sonríe al escuchar los maullidos feroces de Hades.- Estábamos de camino, pero surgió un problema.

-¿Qué pasa?-Se asustó.-¿Están bien?-Le entró ansiedad.

-No te asusté mi amor.-Trata de calmarlo.-Solo es Camilo, al parecer está enfermo y pensaba dejar a Claudio en su casa. ¿Está bien? ¿Le das permiso?

-Está bien.-Don, me comentó que sus tíos saldrían de viajes por negocios y qué el se iba a quedar cuidado a Camilo.

Debió de salir con Alden, sin esperar que su primero se enfermera de esa manera. ¿Algún golpe de calor? Este año, el verano es algo infernal e insoportable como si el sol estuviera a tres metros de distancia.

-Regresas con cuidado...darte prisa.

-Si, esposa. Te amo.

-Te amo.-Finalizo la llama.

Karl ni bien había estacionado el auto cuando Claudio, ya se había bajado con esa caja de dulces en sus mano. El alfa mayor se retiró hasta que vio entrar a su cuñado.

Claudio entró como dueño por su casa, todos los empleados en ese lugar ya lo conocía muy bien y Camilo les había advertido que jamás lo llegase a interrogar, que le dirán paso como su fuese miembro de su familia.

-Que horrible te vez.-Confesó con una sonrisa sombría.

Su mano apretó con fuerza al bolsa sostenía en su mano, no le gustaba ver en el estado que se encuentra Camilo, todo tembloroso, con una expresión desorientada.

-¡¿V-Veniste?!-Sonrió ampliamente.

Sus labios temblaban al igual que su cuerpo y eso que tenía más de tres colchas cubriéndolo. Esa fiebre era la causante de eso, de que sus mejillas se encuentren tan rojas.

-¿Por qué ponés esa cara?-No me gusta, me asfixia ver esa tristeza en sus ojos.-Solo es una fiebre alta, ya sabes que siempre me enfermo cuando está por terminar el verano.

No dije nada y solo me senté en al orilla de la cama, retirado ese paño para ponerle uno limpio. Su rostro estaba transpirado mucho.

Soy consciente que Camilo se enferma dos semanas antes de que comience otoño, es como si sus defensas se bajaran sin que lo espere. Solo que todavía faltaba un poco para eso, al parecer se adelantó.

-¿Estás...estás enojado?-Sostiene la mano del contrario, llevándola a su mejilla.-Calientita...-Claudio se estremeció al sentir la piel fria de Camilo-Se siente bien.

El convaleciente cierra sus ojos disfrutando de esa comodidad trasmitida por su mejor amigo. Camilo al tener sus ojos cerrados no logró ver la mirada oscura en Claudio.

-No estoy enojado-Hablo con una suavidad que ni el sabía que podía llegar a tener.-¿Ya tomaste algún me medicamento?

-Si, ya lo hice....-Camilo se sobresaltó al abrir sus ojos y tener tan cerca el rostro del contrario. Claudio está midiendo la temperatura del alfa convaleciente, con su frente.

No sé si era por fiebre o por otra cosa, sin embargo me quedé sin respiración al ver sus ojos, sentir su temperatura mientras mi frente se volvía una con la de él, al igual que su nariz frotándose con la mía. Nuestras respiración en cuestión de segundos se convirtió en solo una.

-C-Claudio-Sin darme cuenta mis manos se pegaron a su deslumbrante rostro, acariciando sus ya marcados pómulos.

Sus rasgos faciales poco a poco van madurado, en unos cuantos años se volverá mucho más varonil, ¿cuando empecé a notar estás pequeñas cosas? ¿Sigo viéndole con ojos de un amigo?

-¿Sí?

Desde el momento en que sus dedos se deslizan desde mis pómulos a las mejillas, mi corazón se exaltó. En ese mismo instante un sentimiento extraño se iba arraigado a mi pecho sin la intención de irse.

-Yo...

-No digas nada.

Pose mi mano sobre su boca, causado fricción al sentir su aliento caliente. Sea lo que sea no quería escucharlo bajo la influencia de esa fiebre.

-Tengo frío.-Quería seguir sintiendo su temperatura.-Eso es lo que quería decirte.-Era mentira, quería decirle algo más.

-Iré a traer otra colcha...-Mi mano fue sostenida por camilo.

-Acompañe.-Pidió con un sonrojo en sus mejillas y no era a causa de su fiebre.-Acuéstate a mi lado...

Claudio llevó su mano a su rostro, cubriendo ese evidente sonrojo y ese destello en sus ojos oscuros. Su alfa interior le estaba ordenado que lo hiciera.

-Ni pienses que voy a cumplir tus caprichos siempre.-Se quito los zapatos, subió a la cama.-Voy a morir a causa del calor...

Su cuerpo se estremeció al sentir los brazos de Camilo, rodeado su cintura, al mismo tiempo que acomodaba su rostro en el pecho de Claudio.

-...Gracias por venir...-Es cálido y agradable escuchar los latidos de su corazón.-¿No...no te iras?-Mis ojos se sentía cada vez más pesados.-¿Verdad?

-No iré a ningún lado.-Hunde sus dedos en el cabello del contrario.-Descansa, estaré aquí cuando despiertes.

-Bien-Cerró sus ojos risueños.

Claudio estaba empezando a sudar por todas esas colchas encima de sus cuerpos, sin embargo no le importó y siguió ahí junto a Camilo. Abrazado con fuerza ese débil cuerpo, besado con cariño la coronilla del contrario antes de quedarse dormido.

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