capitulo 33
Ya pasan varios días y ellos aún siguen en cerrados en la habitación. Para un alfa, su rut es mucho más intenso que el de un omega porque tienden a perder los estribos, pero es menos duradero. En máximo dos días o un día debió de bajarle, más cuando tiene su pareja con el cual pasarlo.
Pero ya van más de cinco días y aún no salen. Solo Mael abre un poco la puerta, deslizamos la comida, la puerta vuelven a cerrarse. Estoy preocupado por mi pequeño, ¿resistirá su cuerpo? Tengo que prepararle un rico caldo de pollo.
—Señor Alaya, ¿Le ayudamos?—Preguntan Marisol y Edith.
—Si son muy amables—Sonrío—Pueden pelear las verduras...me disculpo por adueñarme de la cocina...
—Nada de eso—Ambas se ponen un delantal, sostiene un cuchillo.
—Es agradable cuando los padres cocinan para sus hijos. Mamá suele cocinar cuando estoy enferma—Comenta Marisol—Eso me hace sentir cálida, amada.
—No debería estar hablando de la intimidad de nuestros señores, pero no sé preocupe—Expresa Edith—Nuestro maestro puede tener esa expresión fría o su ceño fruncido, pero su corazón es cálido, no perderá la cordura por su rut. No hará algo que nuestro señor Mael, no quiera.
Muchas personas pueden pensar que solo es un teatro organizado por mi maestro, para mantener contento al señor Quinn. Pero no es así, karl está loco por Mael Quinn.
Cuando se cansaron él no tenía esa mirada brillante, la obtuvo al regresar de su luna de miel. Y si al principio fue un show, el show termino convirtiéndose en una realidad que golpeó el corazón de mi maestro.
Estoy feliz por ellos dos, el señor Mael. vino a limpiar esas nubes negras que cubrían la visión de karl, deslumbró con su sonrisa a ese alfa que había estado viviendo en el pasado. Es por eso y por mas que preciamos al señor Mael.
—Puedo verlo—Sonríe Alin.—Es un joven que fue criado de la mejor manera. Sus padres deben de estar orgullosos.
—Seguro qué sí. La difunta señora, adoradaba con toda su alma al maestro. —Hablan al unísono.
—¿Como era? ¿Se parecía a mí yerno?—No hay ninguna foto de ellos por ningún lado de la mansión.
—El difunto maestro Quinn, tenía esos brillantes ojos dorados. Era mucho más liberal, le gustaba salir con su esposa, divertirse como un joven. Aún si tenía su agenda llena, siempre salía a cenar con su esposa e hijo.—Expresa con nostalgia, Marisol.
—La señora era lo opuesto a él. Nuestros maestro tiene su personalidad. Sus mirada seductora era como ver dos grandes zafiros azules azules...su cabello...
—¿También podemos unirnos a la conversación?
El viejo Iker, habló sin previo aviso. Asustado un poco a los presentes. Claudio venia detrás de él, con Hades en sus brazos.
—Si me lo permiten claro.
—¡Claro que puede! No hay necesidad de pedir permiso—Responde todos juntos.
—Tome asiento—Edith acomodó una silla frente a la isla de la sofisticada cocina.
—Gracias—Ademir, su guardaespaldas le ayudo asentarse. Sus piernas seguían perdiendo fuerza, cada día le costaba más, el estar de pie.
—Puedes regresar a la sala y ver televisión—Le sugiere a Claudio—Las conversación de los mayores, puede ser un poco aburridas para ti.
—No es así, pero regresaré a la sala—Mi hermano mayor, puede bajar en cualquier momento—Con permiso.
Es muy vergonzoso el saber de estas cosas, del porque esas dos personas siguen en la habitación. Hay veces en las que prefería ser ignorante, pero al ser un alfa, te hacen saber de las relaciones sexuales, rut, celo, feromonas, mordida, destino, desde el momento en que cumple seis años.
Deberían de dejar eso para cuando uno ya es mayor de edad, pero por falta de inteligencia e información no podemos cometer actos deplorables, por eso es mejor ser educado bien.
Espero que mi hermano no se sienta avergüenzo al saber que, todos en la mansión están enterados de la situación en la que se encuentra en estos momentos en la habitación.
—¿Extrañas sus mimos?—Acaricia el pelaje del gatito.
—Miau—Maullio en respuesta.
—Cuando veas a ese alfa malo, arañarlo de mi parte—Sonrió con maldad.—Sin que te vea, déjala saber que no debió de robarlo por tanto tiempo. Pero sin que te vea Mael.
Hades enseñó sus dientes y garras estaba más que de acuerdo en darle su merecido por hacer sufrir a su amo. Aunque es algo dudoso que, Mael esté sufriendo.
🔸🔷🔹🔶🔸🔷
Dos sofisticados e elegantes personas están terminando de arreglarse para marcharse a sus respectivos trabajos, ella lleva un traje de vestir de camisa y falta negra, él leva un traje azul negro.
—Esposo—Deja de mirar su rostro en el espejo, dando medía vuelta para quedar frente de él.
—¿Sí? Esposa—Acomoda su corbata sin dejar de ver, a su hermosa esposa.
Él era muy parecido a Donovan, solo sus ojos cambiaban. Los de este hombre son violetas. Una hipnótica mirada color violeta.
—¿Doy miedo? ¿Parezco una bruja?—Toca su rostro.
—¡Quién dijo esa estupidez!—Se sobresalto, puso tanta fuerza en sus manos que terminó arrugado la corbata azul negro.
—No te alteres—Camino hacia él—Nadie me dijo nada—Abraza la cintura de ese elegante hombre—Hace unos días, me encuentre con Karl y Cade.
—Ya me lo habías dicho—Con sus fuertes manos rodea al cintura de ella.
—Sí, pero no te había dicho que conocí al esposo de Karl. Verlo en persona fue una reacción muy diferente a verlo en los diarios o internet.
—¿Qué reacción?—Sostiene en sus manos el rostro de ella.
—Un extraño sentimiento se alojó en mi corazón, verlo de frente y ver esos ojos color lila. Hizo que me entrará la necesidad de abrazarlo, quería darle un abrazo a una persona que estaba viendo por primera vez. Fue un sentimiento muy raro. Cundo iba a decirle algo, el salió huyendo con la excusa de ir baño.
Esa sensación todavía sigues ahí, quiero volver a verlo. Pero no tengo una excusa con la cual ir a la mansión Quinn... Bueno sí, si tengo una. Iré a dejar los regalos de boda y preguntar por la salud del viejo Quinn.
—Eso es muy raro—Se sienta en la cama, su esposa en su regazo—No eres de las personas que se ponen sentimental por un desconocido.
—Verdad, es muy extraño.
—Ahora tengo curiosidad, quiero conocerlo.—Cuando se trata de mi esposa e hijo me pongo muy sobreprotector.
Ahora recuerdo que Don, dijo algo muy parecido hace unos meses atrás cuando me llamó por celular, diciendo que Kal. Se casaba. Algo que me dejó desconcertado, no era un secreto que a él, le gustaba Cade. Aunque la verdad, a mí nunca me pareció que fuera de esa manera. Solo ellos sabrán, cosas de jóvenes.
—Vamos a la mansión Quinn, llevemos los regalos que les compramos—Con sus manos rodea el cuello de su esposo—Quiero quitarme está rara sensación.
—Bien, lo que mi esposa desee—Beso los labios de ella. Es un beso suave, cálido, cariñoso.
—Mamá, papá. No iré a la empresa....¡mi ojos!—Se cubre con ambas manos.
—Eso te pasa por no tocar la puerta—Lo fulmina con la mirada.
—¿Por qué no irás a la empresa?—Pregunta su padre.
—Voy a llevar unas cuantas vitaminas a Mael—Levanta la bolsa con las vitaminas más caras—Ese bastador entró en su rut, hace unos días, en el centro comercial.
Solo espero no haya perdido los estribos, porque si es así, le romperé algo más aparté de su cara. Algo así, dijo Claudio mientras veía como se iban en el auto. ¿Alden estará bien? ¿Por qué me preguntó por ese apestoso alfa?
Ahora todos sabían que Karl y Mael estaban en plena acción desde hace unos días. Que vergonzoso para esas dos esposos.
—Te preocupas más por un desconocido que tú amigo, quién has conocido desde siempre—Comenta su madre.
—Si verdad.... Mael me hace sentir un sentimiento extraño, no romántico—Aclara—Es más un vínculo de hermanos, con Karl es igual pero a la vez muy diferente.
—Si quieres un hermano solo dilo, tú madre y yo podemos....
—¡No quiero otro hermano!
—¡¿D-Don?!—Se sorprendieron, es la primera vez que reacciona de esa manera cuando mencionan sobre tener otro hijo.
—Lo siento...no quise gritarles—¿Qué fue eso?—Perdón, nos vemos mas tarde—Salio de la habitación.
—¿Qué fue eso?—Se miran a los ojos con cierta inquietud.
—Vamos con él—Ambos se ponen de pie—Le hablaré a mi asistente que se encargué de la empresa por unas horas.
—También le hable a mi asistente—Va en busca de su celular.
Mael quería huir de sus antiguos padres, y ellos van hacia él. ¿Cómo reaccionara ésta vez? En estos momentos sigue durmiendo profundamente en el ancho pecho de Karl.
Su cabello azul negro es un completo desastre, lo poco que deja ver de su cuerpo. Se puede apreciar las mordidas en sus hombros, cuello, mejillas. Karl estuvo apunto de comérselo, literalmente.
Karl no se queda atrás, su labio inferior está mordido, pecho, arañazos en su espalda. Fueron días incontables de un desenfrenado amor salvaje.
La mirada dorada se abre cuidadosamente y un tanto desorientada, Parpadea unas cuantas veces para despertarse por completo. Fue en ese momento que sus ojos ven, al durmiente Mael.
Karl sonrió inconscientemente a la vez que sus manos acarician el rostro de su Omega, estába feliz. Está vez no había olvidado ni una sola cosa, lo recuerda todo.
—Mi Omega—Susurra.
—Mmm—Mael esconde más su rostro en el pecho de Karl, tira su pierna y brazo sobre el cuerpo del alfa.
—Mi Omega—Frota su nariz contra la del Omega.
—Me duele todo el cuerpo, siento que mi espalda se va a romper. Tu resistencia es anormal, alfa salvaje—Hablo somnoliento—Déjame dormir un rato más....mi alfa—Susurró antes de quedar dormido.
Karl sostiene su agitado corazón, él había escuchado a la perfección ese "mi alfa" su rostro se pintó con una gran sonrisa.
—Mi Omega—Besa todo el rostro de Mael, el Omega solo fruncía el ceño, quería dormir y el alfa no lo dejaba.
Karl como pudo alcanzó el celular, presionó el número dos, que es el contacto de su asistente Francis. Solo tuvo que sonar una vez para que él contestara.
—Buenos días, Ceo.—Ya estaba en la oficina resolviendo todo el papeleo acumulado de su jefe.
—Ve a la bodega y traerme dos lingotes de oro—Besa el rostro de Mael.
—¿Que?—Creyó que había escuchado mal.
—Es justo lo que escuchastes, no me hagas repetirlo una vez más. Traerlo en menos de unos treinta minutos—Corto la llamada.
Ansío ver la reacción que podrás cuando veas los dos lingotes de oro, aunque me podré un poco celo. Ese brillo en tus ojos lo quiero solo para mí....me estoy volviendo codicioso.
Junta su cabeza con la de Mael, lo abraza con inmenso cariño, va dormir un rato más. Disfrutaría de la maravillosa comodidad otorgada por su irresistible Omega.
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