capitulo 10
Este día no a dejado de estar nublado, con ganas de llover, todo es tan gris, tan grisado como ese día. Pronto será el día en qué se cumplen mas de 50 años cuando lo pedir todo.
No podré ir a dejar flores pero deje pagado para 20 años mas, aniversarios y cumpleaños fueran entregadas sin importar qué no estuviera. Sabía que tarde o temprano mi vida terminaría, por eso deje todo preparado.
Espero me perdonen ya qué yo aún sigo viviendo aún después cuando ya había dado todo por terminado, al parecer falta mucho para ir con ellos, si es que voy para el mismo lugar donde están.
Mael iba pérdido en sus pensamientos, no prestaba atención a su alrededor, era como si Karl, Marcello, no estuvieran en el mismo auto.
Desdes que subió al auto, el no ha dicho ni una palabra. Solo se sentó y su mirada se fue directo hacia la ventana, sin expresión alguna ve el grisado cielo.
Sin darse cuenta Karl le estaba prestando mas atención de lo que debía a Mael.
—¿Tengo que fingir también con su amigo?—La información de ese sujeto no está en el libreto, por eso pregunto para no hacer el ridículo más de lo que ya lo hago.
—No, el lo sabe todo. Se llama Donovan, es mi mejor amigo.
—¿Confía mucho en el?
—Con mi vida.
—Ah, entiendo. Solo tenga su sentidos bien alerta, casi siempre el puñal que se clava en tu espalda es la de la persona en la que más confías.
—Que eso le haya sucedido a usted, no es mi problema. Pero no voy a permitir que pongas en duda mi amistad con el, lo conozco desde mi infancia__Fruncio su ceño con molestia, sus ojos brillan con enojo.
—Aja—Respondio sin interés de seguir conversando.
No voy a gastar saliva con este cubito de hielo, solo di mi humilde opinión, después de todo soy la dura prueba de ello, mi vida es como vivir una ridícula novela de lo más cliché.
Este niño solo hace que el Jefe se salga de sus casillas. ¡¿Cómo se atreve a decir tal cosa?! Y después actuar como si lo que dijo no le importará, es como una cebolla, mejor dicho una piedra.
—Llegamos—Me adentre al estacionamiento, estacione el auto.
Macerllo fue abrir las puertas para que salga su maestro y Mael.
Aún con este abrigo, guantes, tengo frío. El viento esta más fuerte de lo que a estado estos últimos días. Pero prefiero mil veces el frío que el calor, andar sudado no es nada agradable.
—Ahora mismo debería estar frente a mi ventana, leyendo un libro, mientras tomo una taza de café—Murmura entre dientes.
—¿Dijo algo?—Preguntó Karl, aunque ya había escuchado bien.
—Que este lugar es muy bonito—Sonrio.
No estoy mintiendo es muy bonito, es como una tienda de té, pero con una elegancia distinguida. Puedo oler todo tipo de fragancias, desde relajantes a dulce.
—Asi es.
Los tres entraron a la tienda, no habían personas o aún no era tiempo para que llegaran.
—Bienvenido, el joven maestro Donovan Dolw, los espera en el tercer piso—Karl asíntio, Subieron al ascensor.
Ya veo, cada piso se especializa en algo. Estos jóvenes maestros son trabajadores, cada día se vuelven más millonarios.
Las puertas del ascensor se abrieron, ellos tres bajaron. caminaron hacia la derecha, entraron a la sala, Marcello se quedó cuidado la puerta para que nadie interrumpirá.
—Kal, ya estás aquí. Puntual como siempre—El joven de unos 28 años, 1.89 metros de altura, se giró para quedar frente a frente, dejado ver su belleza.
Su corto lacio cabellera es de un color negro, cejas pobladas en forma de espada, pestañas largas, su mirada azul ven con cariño a su amigo, pómulos altos, sus labios carnosos tienen una hermosa sonrisa.
Su esbelto cuerpo es todo lo que un hombre desea tener cuando se trata de estar en forma.
—Sabes bien que odió la impuntualidad.
—¿Tengo algo en mi cara?—Donovan se sintió avergonzado por la mirada sin expresión de Mael, lo había estado viendo desde que entró a la sala.
—No, solo me recordó a alguien—Respondió sin emoción.
—¿Debo de sentirme halagado?—Lo acabo de conocer, entonces ¿Por qué siento que mi corazón duele por ver esa mirada? Una que se ve vacía.
—Si estar muerto es genial, entonces si se puede sentir halagado.
Los dos alfas no esperaban esa respuesta, que fue dada de una manera tan tranquila como si eso pasara todos los días.
—¿Era importante para usted?—¿Por qué pregunto? No lo sé, pero quiero saberlo.
—Era una persona irritante, aveces me sacaba de quicio, solo vivía regañandome. Para tener 27 años era todo un mojigato, un pésimo cantante, sin sentido del humor, pero confiable, responsable, amable, si, supongo que si, era importante.
Cada palabra se lo dijo mirándolo a los ojos, como si se lo estuviera diciendo a Donovan, era palabras que quería que escuchará. Donovan en nigún momento aparto la mirada de los ojos de Mael, observó cada expresión pero en ningún momento mostró felicidad, era tan monótono como su tono de voz.
—Teniamos mucho en común—Froto su cuello—Me hubiera gustado conocerlo, nos hubiéramos llevado bien.
—Tal vez o tal vez no, nunca lo sabremos.
—Si quieren me voy—Karl habló con irritación.
¿Por qué me siento molesto? Mi boca se siente amarga, ¿está bien que se lleven tan bien cuando recién se conocen?
¿Eh? Kal esta molesto porque lo ignoramos, no fue porque quisiera, solo que Mael me causa un sentimiento que no se cómo interpretarlo, pero estoy seguro que no es un sentimiento romántico, no, es más de familiaridad. Quiero conocerlo.
—Lo lamento, Kal. Solo me entró curiosidad por esa persona a la que me parecía, no te ignoramos a propósito. Tomen asiento.
Los tres se sentaron, Mael en un sofá individual, Karl compartió sofá con su mejor amigo.
—¿Té?
—Si, el mío puede ser caliente en vez de helado, por favor—Hablo Mael.
—¿Kal?—Le Preguntó a su mejor amigo.
—Yo prefiero whisky.
—Como siempre, ¿Cuando tomarás algo que sea un poco saludable?—Donovan escribió algo en su iPad, al minuto, abrieron la puerta, sirvieron todo en la pequeña mesa. Volvieron a salir de la sala.
—No soy de las personas que les gusta el té, lo tomo solo cuando es necesario—Volvio a sacar ese celular viejo del bolsillo, Donovan frunció el ceño.
¿Debería de decile que Cade me llamó? Mire a su prometido, el estaba en su mundo mientras movía el té, no siente nada por Kal, ni siquiera tiene esa mirada que diga quiero caerle bien, es como si nada a su alrededor le importará.
Si le digo, ¿Aún seguirá con el plan de la boda? Por casi cinco años me tocó verlo sufrir por Cade, no había día en el que no se emborrachara, lo hacía de noche para que el anciano Iker, no lo viera.
A Cade lo deje de conciderar mi amigo ese día que se marchó sin decir nada, no importa las razones que haya tenido, no justifica que se fuera de esa manera, o que no llamara durante ese tiempo, si se entera que Kal se casará, ahí si llama. Recuerda que tiene amigos.
Ni siquiera me dijo darme el número de Kal, ¿Como está Kal? Nada, ya es hora que Kal Comiencen avanzar hacia adelante, no hacia atrás. Será muy egoísta lo que haré pero debí de hacerlo hace mucho tiempo. Espero que esté matrimonio sea para bien, que en ese año un amor florezca entre ambos.
—Ya basta Kal—Hablo con molestia.
Mael dejo de jugar con el té, su mirada se fue a los dos alfas.
—¿De que hablas?—Fruncio el ceño.
—De esto—Le quitó el celular—Estoy cansado qué cada vez que nos vemos tengas está mierda en tus manos—Se puso de pie.
—Don, devuelvelo—Tambien se puso de pie, sus ojos se volvieron dorado oscuro.
Mael levantó su taza de té, bebió un sorbo, disfruto del espectáculo.
—¡No, ya es hora que le pongas punto final a esa fantasía. Ya casi se cumple cinco años! Es momento de entender que no le importantes, te dejó. ¡Que no lo entiendes! Me disculpo, amigo—Dejo caer el celular, estaban en el tercer piso, es obvió que se volvería pedazos.
—¡Donovan!—Lo tomo del cuello de la camisa, dejo salir sus feromonas—¿Por qué lo hicistes? Tal vez solo perdió mi número, cuando lo recuerde llamara, ¡pero ahora ya no será posible!
Si íbamos a venir a esté lugar solo para verlos discutir, me hubiera quedado dormido, mi cama estaba calientita.
—¿Qué harás si te llama? ¿Cancelaras todo el show que haz armado? Si decidiste actuar una película, terminarla hasta el final—Tambien dejo salir sus feromonas, olían a bergamota refrescante, a medio camino entre la naranja amarga y el limón.
—Solo quería saber si está bien, nada mas. Es nuestro amigo—Lo soltó del cuello de la camisa.
—¡Dejo de hacerlo el día en el que te dejo plantado...!Ambos giraron su rostro hacia donde estaba Mael.
El Omega tarareaba a la vez que disfruta de su té, se puso los audífonos manos libres a medía conversación, se canso de escúchalos pelear y las feromonas no le causaban ninguna incomodidad.
Ambos estaban incrédulos, ellos podían sentir el disgusto por las feromonas de cada quién, pero Mael quien es un Omega, no estaba mal, y eso que los dos son alfas dominantes.
—¿Ya terminaron? Ya nos conocimos. ¿Puedo marcharme?—Quiero dormir, este rico té. Me relajó mucho.
—¿No se siente incómodo? Lamento dejar salir mis feromonas así.
—Estoy bien, no me afectan sus feromonas—Al principio si, pero al cumplir la mayoría de edad, tener el primer celo, todo cambió. Este cuerpo se volvio más resistente al oler feromonas de alfa.
Según la información de este mundo, un Omega sangre pura es diferente al Omega común, ellos están más cerca de los alfas, ya qué no pueden ser doblegados tan fácilmente.
—Puedes irte, Yo tengo que arreglar asuntos con Don—Karl está contenido su irá.
—Gracias por el té, joven maestro Donovan Dolw—Se puso de pie.
—Solo Don, ya eres mi cuñado. Estaré encantado en ser el padrino de la boda.
Ahora mismo tu mejor amigo quiere matarte, dudo que llegues hacer su padrino despues de lo que hicistes.
—No vemos.
—Ya que seremos familia—Donovan considera familia a Karl—Llamar si necesita mi ayuda—Le paso una tarjeta con su número personal.
Karl solo veía la interacción de ambos, se comportan como si se conocieran desde toda la vida, no ve nada de incomodidad entre ellos, Mael no actúa tan frío como lo hace con el.
—Lo tendré en cuenta—En la libreta que estaba en la mesita, escribí su número—Este es el mío, si necesita hablar con alguien, puede llamar—Salio de la sala.
—¿Te enamoraste de el?—Se burló—Si quieres puedes...—No terminó de hablar ya qué, Donovan le había soltado un puñetazo.
—No le faltes al respeto, tienen un contrato, son socios. No es una mercancía, se que estás enojado porque tiré ese viejo celular. No desquites tu furia con una persona de la que te aprovechas solo porque necesita el dinero, ¿crees que si tuviera dinero se casaría contigo? No.
—¡Qué! Ahora te volviste defensor de los inocentes, te recuerdo que no eres un santo.
—Lo sé, pero tú, un hombre elegante con la mayor clase. Se vuelve un Maldito imbécil solo por celular, que fue obsequiado por su primer amor, amor que te abandonado como un perro el día que le pediría matrimonio. ¡¿Te enorgulleces ser un estúpido?!
—Don, no necesito tu sermón. No lo entiendes porque nunca te haz enamorado.
—¡Lo estuve! También me enamoré de Cade—Soltó lo que tenía atorado hace muchos años.
—Pero me rendí el día que me confesaste que estabas enamorado del, di un paso atrás para que fueran felices. ¡Yo soy el que más sabe lo que significa el dolor de amar a alguien en silencio. No fui como tú, yo sí avancé y no me quedé estancado en esa inmadurez.
Karl se sorprendió, para luego sentir culpabilidad. Donovan es quien estuvo para el en su peor momento. Le ayudó a salir adelante, como el buen amigo que han sido siempre.
—¿Por qué no me dijistes?
—¿Para qué? a Cade tampoco le gustaba—Hablar de esto ya no dolía—Siempre creí que terminarían juntos por eso me sorprendió que el se fuera sin más. En ese entonces dolió, pero dos años después ya no sentía lo más mínimo por el. Kal ya es momento que lo olvides.
Lo sé pero aún no puedo, necesito escuchar su voz. Saber porque se fue, tal vez solo así pueda dejar atrás ese pasado. ¿Cómo no puede ver el sufrimiento de Don? Solo me enfoque en mi, soy de lo peor.
—Soy un pésimo amigo—Comento sin ver a los ojos a Don—Egoista, lo siento. Lamentó no ver tus pesares.
—Disculpa aceptada, nos culpa de nadie que nos gustará el mismo joven, aunque tú aún sigues en ese abismo—Suspiro con frustración—Si llega a volver algún día, ¿Qué harás? Se que tú matrimonio solo es un farsa, pero harás cornudo a Mael.
—Ya lo hablamos, mientras nadie se enteré no importa.
—¿Seguro? ¿Estás descuerdo en llevar unos grandes cuernos?
Karl frunció el ceño, el decirlo de esa manera se escucha muy feo. No le gustaba para nada. Estaba pensando que fue mala idea de decirle eso a Mael en aquel entonces.
Mientras tanto el Omega, caminaba por la acera de la calle, con muchos pensamientos en su cabeza.
Qué ironía, no había día en el no anhelara ver a mi familia. seis años después todos esos pensamientos se desvanecieron, entendí que eso jamás pasaría a menos que muriera.
Pero el destino juega de manera nada agradable, volver a ver el rostro de mi hermano no causó alegría en mi, ni sorpresa, tal vez porque estaba consiente que Donovan no es mi hermano, solo es un desconocido que posee los mismos rasgos fáciles, y gestos.
Y aunque fuera su reencarnación, no me siento feliz, en esta vida no los une nigún lazo, y está bien. Espero que viva bien, y que sea muy feliz.
Mis pecados aún no pueden ser borrados, mi familia la que conocí ya no existe. Lo sé, no voy a engañar mi menté con idea y pensamientos absurdos. Cómo dije, en esta vida la viviré solo para mí.
Mael cruzó la calle, se adentro a una tienda que parecía ser de celulares.
—Buenas tardes, ¿Qué necesitaba?—Preguntó uno de los empleados.
—¿Este celular tiene arreglo?—Lo entregó.
—Lamentablemente no, no tiene arreglo. Pero podemos recuperar sus datos y números telefónicos, solo que tendría que comprar uno nuevo para transferir todo.
—No importa, compraré ese—Apuntó uno de tapaderas y teclas, no iba agastar más de 30 dólares. Vio que estaba en oferta por eso lo escogió.
—Puede sentarse, estará en unos minutos.
—Gracias.
Mael se sentó, al andar ya los audífonos solo volvió a presionar uno de ellos para que la música se reproduzca.
Después de salir de aquí saldré a almorzar. Gracias a dios no me dijeron que me quedara con ellos, no quería escuchar su discusiones
Es el mismo nombre que mencionaron las empleadas de la mansión Quinn, y el mismo del que hablaron Sebastián y Marcello cuando fueron por mi hermano.
Por lo visto cada persona tiene un amor fallido, ni los millonarios se salvan de esa tragedia.
—Joven ya esta listo, puede pasar a la caja a pagar mientras lo empacó—Mael asintió.
Le entregó una tarjeta azul, una sonrojada señorita la paso rápidamente para volver a entregarla.
—Gracias por su cumpra.
—Gracias a ustedes por encontrar una solución—Tomo la bolsa con el celular—Feliz tarde—Salio.
Vayamos al restaurante más cerca, le sacaré provecho a esté celular. Le cobraré el doble al maestro Quinn, por eso lo recogí, para mí beneficio.
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