—Venezuela, Colombia, Perú, México —enumeró Cáñamo, agente de inteligencia internacional—, posiblemente Canadá, China, Corea del sur y algunos países europeos. Se aprovechan incluso de las turistas, extranjeras que están de vacaciones en países ajenos. En resumen, esos malditos se las ingenian para repartirse por todo el mundo y recolectar números pequeños en algunas ciudades, pueblos, casos menores que jamás son resueltos y las investigaciones quedan archivadas por falta de evidencias.

—¡Esto es una maldita pesadilla! —exclamó Arboleda con un suspiro.

—¿Hay reportes que nos puedan ayudar a saber quiénes han sido víctimas y desde cuándo? —interrogó Zaldrit.

—Es casi imposible, nadie tiene indicios que conecten algún caso con otro y pedir reportes de cada desaparición tomaría demasiado tiempo e interrogatorio —explicó con calma—. Muchos países son recelosos con sus investigaciones, seguridad nacional y todo eso.

—¿Y si exponemos el caso y pedimos ayuda a los servicios de inteligencia? —sugirió Arboleda molesto—. A ver si demuestran servir para algo solo por ser países desarrollados, que hagan algo de servicio.

—Señor, podemos hacerlo, pero no con esas palabras —le advirtió Zaldrit, dirigiéndose una vez más a su compañero—. ¿Demoraría demasiado tener información de ese lado?

—Sí, considerando la situación actual demoraría por lo menos un mes, eso si los convencemos de tener un caso real en sus países —comentó Cáñamo.

—Seguiremos como vamos, de todos modos, trata de conseguir información así sea mediante los medios de comunicación, alguna plataforma o página que usen para informar sobre desapariciones y búsqueda de personas —ordenó Zaldrit—. Usa el rango de edad como guía, niñas y mujeres jóvenes entre los doce y veinticuatro años de edad. Anota cada detalle, cada comentario o supuesto testigo, imágenes si es necesario, en este momento cualquier cosa sirve.

—Entendido, señor.

—Y llama a Pertuz, no ha dado razones desde que lo contactaron —interrumpió Arboleda.

—Sí señor.

La angustia aumentaba de forma exponencial con cada segundo que pasaba sin noticias, información o cualquier cosa que ayudara al caso. Más que avanzar, se estaban atascando en el fondo de un barranco sin poder ver la luz de la verdad.

Su informante hace días no daba señales de vida, le preocupaba demasiado dado su último mensaje y esperaba siguiera con vida. De todos modos, si algo mayor hubiese sucedido con él lo habría sabido desde el mismo día. Como solía decir su madre, las malas noticias son las primeras en llegar. No podía confiarse respecto al tema, no hasta tener siquiera un mensaje de su parte, aunque tampoco podía contactarlo por su cuenta, eso lo pondría en evidencia y mayor peligro.

—¿Qué han sabido del Topo? —indagó Arboleda.

—Aún no sabemos, estamos esperando la respuesta del equipo de búsqueda y rastreo, al parecer estuvo encerrado en una casa abandona a las afueras de Buenavista, pero se escapó pocas horas antes de llegar uno de nuestros patrulleros —le informó con fastidio, mostrando algunas fotos como evidencia—. Los lugareños dicen que escuchaban alaridos salir de aquella casa, creían que era una bruja o un ritual satánico, por eso no se acercaron.

—De cierta forma hicieron bien, aun estando herido ese infeliz es un peligro para cualquiera —se quejó—. Que desplieguen más equipos de búsqueda, necesito que capturen a ese infeliz vivo o muerto, y a los demás si es posible. ¿Se tienen registros?

—Dos nuevos que ya tenemos fichados y esta vez tenemos una pista más —añadió Zaldrit—, al parecer les están haciendo usar un símbolo que los etiqueta como parte de este grupo. No solo eso, ya habíamos visto este logo en algunas partes, campañas y camisas, estoy seguro que lo he visto antes.

Algunas imágenes a color mostraban varios hombres altos, corpulentos y de musculatura excesiva. Parecían fisicoculturistas, profesionales en el algún tipo de deporte de lucha o combate cuerpo a cuerpo, pero sus cicatrices y expresiones decía mucho más que eso. En sus poleras, un símbolo adornaba el cuello en la parte de atrás. ATM, un círculo dorado y el reflejo de una calavera como una marca de agua tras las letras.

—Añádelo y búscalo hasta en las piedras si es necesario, debemos dar reportes o los de servicios internos cerraran el caso de forma definitiva —anunció preocupado.

—Sí señor.

Zaldrit salió de aquella oficina con el alma en la zuela de su zapato, las posibilidades de dar con los responsables y salvar a los cientos de jóvenes que han sido víctimas se reducían poco a poco. Pero no se iba a dar por vencido, sabía que estaba demasiado cerca como para dejar caer todos esos años de investigación. Solo necesitaba una pista más, un dato que uniera los cabos sueltos, una única pieza que completaría una parte importante del rompecabezas.

Y ese día, la respuesta le llegó de sorpresa mediante un fax.

Villa San Clemente, Mansión O'Donell.

Topo mal herido.

Forbidden, MW.

Han

No sería la primera vez que el apellido O'Donell apareciese en aquella investigación, un exitoso empresario multimillonario y demasiado joven para ser tan poderoso. Claro, un magnate que podía hacer con su dinero lo que quisiera, incluyendo la compra ilegal de mujeres. Así como él, decenas de grandes estrellas de la farándula, empresarios, políticos y hombres absurdamente adinerados se encontraban en esas listas. Y a todos los tenía en la mira, pero sin ninguna prueba legítima.

Salvo esas últimas letras, ¿qué podía significar?

—Chris, necesito que me hagas un favor, investiga que puede significar estas iniciales y me das un reporte de ello —solicitó Zaldrit.

—¿Búsqueda general o...?

—Búsqueda completa, cada detalle o simbología que pueda significar, lo que sea y que se vea sospechoso —recalcó.

—Sí señor.

Regresó a su oficina, volvió a leer una y otra vez que podía estar haciendo el nombre y dirección del gran magnate de las comunicaciones en aquella hoja. Revisó una vez más lo último que se supo del Topo a las afueras de Buenavista, nororiente de la ciudad, herido y sin posibilidades de sobrevivir en medio de la nada, ¿a dónde más podía ir?

Villa San Clemente, un pequeño pueblo cinco estrellas amoldado para ricachones que quedaba a solo cinco horas de Buenavista, pero con rutas casi inaccesibles para cualquiera que no tuviese un vehículo apto para todo tipo de terreno. ¿Podría ser posible?

Volvió a leer los reportes de los testigos, aparte de los alaridos no recordaban ver nada extraño y fuera de lo normal. Sin embargo, los oficiales que merodearon la zona en busca de señales del fugitivo encontraron marcas de llantas recientes. No las tomó como relevantes, era una zona donde los campesinos buscaban la manera de salir y trasportar sus cosechas para el comercio. Pero, ¿vehículos de alto cilindraje?

—Maldito suertudo, por lo menos podré atraparte si estas enjaulado —expresó Zaldrit añadiendo su nuevo descubrimiento al tablero de investigación—, solo hay un lugar donde te puedes estar escondiendo.

—¡Señor! —le interrumpió Chris Bernal.

—Estaba a punto de llamarte, necesito que alguien vigile 24/7 Villa San Clemente y todos los movimientos que ocurran allí, quien sale, entra y que hace su dueño —exigió apenas verlo entrar—. Hay razones para creer que el Topo se esconde allí, y que O'Donell podría estar haciendo de tapadera.

—Sí señor, pero debería ver esto —agregó con urgencia, llevando una Tablet en sus manos—. No fue tan difícil encontrarlo, al parecer es un videoblog bastante popular en las Marianas Web.

—¿Perdón? —exclamó.

—Dijo búsqueda general, si hay algo turbio que saber no hay peor lugar que ese, aún más profundo y oscuro que la misma Deep Web, señor —explicó.

En la pantalla, varias miniaturas de videos se mostraban como una lista desplegable de opciones. Todos y cada uno, en una especie de sótano subterráneo con poca iluminación, nada más que un bombillo en medio de una habitación con solo un mueble en el centro.

En todos, una chica diferente era cruelmente torturada, violada y asesinada por un misterioso sujeto encapuchado. Se veía de porte refinado por sus posturas, su forma de caminar y sostenerse. No se podía ver nada característico, ni siquiera su color de piel al estar todo cubierto.

En muchos de aquellos bizarros videos, las víctimas eran niñas de entre los doce y los dieciséis años, algunas las reconocía por los informes policiales y pero sin el hallazgo de sus cuerpos. Con eso, tenía la respuesta a muchos interrogantes, pero generaba muchos otros más.

—Descarga y envía cada video a inteligencia, que analicen cada mínimo detalle y busquen cualquier cosa que pueda servir para encontrar a ese bastardo —exigió, se sentía asqueado y furioso—. Que analicen también la página, intenten rastrear direcciones IP, lo que sea, ¿entendido?

—Sí señor, aunque podría tener algunas pistas con solo ver el equipo que usan —comentó Chris.

—¿Cómo?

—Alta tecnología en equipos de comunicación y video, muchos incluso apenas están por salir en las diferentes campañas que están haciendo las grandes empresas en estos días —explicó, mostrando diferentes anuncios—. Una vez más, HOD Corp. aparece como sospechoso, aunque hay otras empresas que están en la mira, MxCell, Web SA y Frig Company.

—¿Pueden tener alguna compensación monetaria de estos videos? —indagó Zaldrit.

—Al parecer sí, un tipo de suscripción a material inédito y videos en vivo del canal.

—Rastrea todo eso, incluso los usuarios que más acceden a estas porquerías.

—Sí señor.

Chris salió de la oficina dejando a Zaldrit en medio de un subidón de adrenalina, una descabellada idea le comenzó a carcomer el cerebro. De ser acertada, estaba seguro querer morirse ese mismo día. Buscó toda la tarde y parte de la noche, pero no encontró nada y eso le devolvió un poco de calma.

Su hermana no aparecía allí.