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Capítulo 28

¡Holiwis! Hoy vengo casi de pasada, no he tenido tiempo para editar todo, así que solo publicaré un capítulo hoy, el próximo lo subiré en el transcurso de la semana, probablemente jueves, después de mi guardia y seminario (ya para esa fecha debo ser persona de nuevo  XD).

Mis piernas y mis caderas comenzaron a temblar en cuestión de minutos. Supuse que Jimin podría estar cerca de su límite, si no es que lo había rebasado. Me bajé de su cintura y quedamos frente a frente, sin dejar de devorarnos a besos.

Con gran desespero, abrí la portañuela de mi pantalón y Jimin bajó la tela del pijama que se había puesto. Comenzamos a estimular mutuamente nuestros glandes, con movimientos descontrolados y erráticos, el deseo era demasiado como para, siquiera, pensar. Sin embargo, algo si notamos al unísono: ese pequeño contacto no era suficiente. Dejamos caer saliva, casi al mismo tiempo, sobre nuestros miembros, comenzando a frotarlos con las manos y entre ellos.

Las pequeñas manos de mi novio se colocaron en la punta de ambas erecciones, estimulándolas juntas. Vi el cielo. Tomé nuestros miembros por la base y deslicé las mías por toda su extensión, a la vez que nuestras caderas se complementaban en un ritmo que no paraba de sacarnos gemidos, el líquido preseminal se convertía poco a poco en el mejor lubricante. Cerramos los ojos, nos dejamos llevar por el placer y los sonidos desvergonzados que abandonaban nuestros labios, sin control ninguno.

Cada uno apoyó la cabeza en el espacio entre el cuello y el hombro del otro. Nos besamos el cuello y dejamos una pequeña marca de succión, indicando que nos pertenecíamos. Si alguien preguntaba, todo sería tan sencillo como culpar a un mosquito.

Las olas de placer se convirtieron en un tsunami y ahogamos en un beso el gemido que trató de escaparse cuando llegamos al orgasmo.

Las piernas temblaban y los pechos subían y bajaban mientras la esencia de nuestro interior se nos deslizaba por la ropa. Nos miramos con una sonrisa de complicidad y el rubor aún en el rostro, y volvimos a besarnos como si no hubiese un mañana.

—Eso fue... increíble —jadeé.

—Definitivamente, lo fue. —Me besó—. Dejémoslo aquí por hoy, creo que es lo mejor. —Tomó unas servilletas desechables para limpiarnos.

No negaré que sentí cierta incomodidad cuando sugirió detenernos, pero, teniendo en cuenta su estado de salud, fue la mejor decisión. Tendremos tiempo para todo, la prisa nunca es buena, puede ser difícil resistirse a lo que tu cuerpo y tu corazón desean; esta vez, era la razón la que debía ser escuchada.

Terminamos de comer con cierta complicidad, superamos una nueva etapa en nuestra relación que, seguramente, llevará a una mayor confianza y complementación. La sopa, esta vez, quedó deliciosa, el esfuerzo mutuo dio resultados. Solo pudimos sonreírnos tras el primer bocado, la satisfacción se impregnó en nuestra sonrisa.

Vimos una película juntos, comimos palomitas, nos relajamos. Fue una velada tranquila y agradable, con la mejor compañía.

—Gracias de nuevo. —Me miró con sinceridad—. No sé qué me hubiera sucedido esta vez si no hubieses estado aquí.

Un balde de agua fría cayó sobre mí, no pude evitar recordar que, anteriormente, de seguro tuvo que enfrentar estas crisis solo. No es momento de recriminarle por llevar las cosas hasta esos extremos, esa tampoco es una solución. Es difícil alejarnos de nuestras pasiones, lo sé bien, no soy quien para reclamarle. Cerciorarme de que no vuelva a verse en estas circunstancias es lo mejor que puedo hacer por él.

—¿Kookie? —Me quedé absorto en mis pensamientos demasiado tiempo.

—Lo lamento, estaba distraído —sonreí con torpeza—. No tienes que agradecerme. Somos una pareja y, no solo eso, somos amigos, no creo que sea necesario agradecernos por cada cosa que hagamos el uno por el otro, ayudarnos es algo obvio, es lo que dos personas que se quieren hacen. —Lo besé

—Gracias —repitió.

—Jeje, ¿qué acabo de decirte? —Se le contagió mi sonrisa con mi respuesta.

—Bueno, mi querido salvador, creo que es hora de que te lleve a casa, se ha hecho tarde.

—¿Y quién dijo que me voy?

—¿Qué? —preguntó perplejo.

—¿Qué? —Le devolví la pregunta—. ¿No quieres que me quede?

—No es eso, me encantaría, pero... ¿Qué dirá tu madre? Se preocupará.

—Ya la llamé, le dije que me quedaría a dormir donde un amigo. —Alcé mis cejas varias veces, con aire triunfal. Él solo negó, derrotado.

—De acuerdo, que así sea. Iré a buscarte algo de ropa y toallas para llevarte a tu habitación. —Se levantó y se estiró con cansancio, tronó su cuello un par de veces y se volteó hacia mí—. O, ¿quieres que durmamos juntos?

—A mí me encantaría. —Sonreí—. La pregunta es, ¿estás bien tú con ello? —Me relamí.

—Si controlas tus hormonas, no habrá problemas. —Mordió su labio inferior.

—A pesar de que, obviamente, me estás provocando, podré controlarme. Sin embargo, no sé si tú podrás, hace un rato, no era yo el único fuera de control. —Me acerqué a sus labios, los besé y dejé una suave mordida en ellos.

—¿Quién está provocando a quién? —Me agarró de la cintura y volvió a unir nuestras bocas en un beso juguetón y algo descontrolado.

—Ok, es suficiente —dije en la primera oportunidad en que nuestros labios se separaron—. Me voy a dormir a la habitación de invitados. —Me volví a sentar y crucé las piernas.

—¿Qué? —Puedo ver que está incrédulo.

Jimin no tiene ni la más mínima intención de controlarse, a pesar de que tratara de disfrazarlo antes. Si bien mis ganas de caer en las profundidades del desenfreno son igual de grandes que las suyas, o tal vez más, debo, tal y como decidí, ser la voz de la razón hoy. Aunque mi cuerpo está ardiendo por dentro, tengo que controlarme.

—Esperaré aquí hasta que traigas la ropa de la que me hablaste —me expresé con seguridad, intentando acallar la inseguridad en mi resolución.

—Muy bien, que así sea. —Sonrió coqueto y algo divertido—. Espera aquí.

Este no es, ni de lejos, el desenlace que esperaba para una noche en su departamento. Sin embargo, debo admitir que, después de todo lo que ha pasado hoy y lo que he logrado saber de él, no ha sido un mal día. Siento que nos conocemos mejor, que comenzamos a confiar más el uno en el otro. Si la confianza es la base de toda relación, creo que la estamos fomentando poco a poco.

Tengo la seguridad de que entre Jimin y yo puede desarrollarse algo especial, podemos cultivar una hermosa relación, esa que tanto deseamos y merecemos. De diferentes maneras, nuestras almas necesitan una salvación, espero que cada uno pueda encontrarla en el otro.

No sé qué se oculta en su pasado, es más de lo que vi hoy, más de lo que puedo siquiera llegar a imaginar, las pequeñas piezas de un rompecabezas que han ido cayendo en mis manos desde que nos conocimos, me hacen pensar así. Cada una de sus palabras y expresiones, sus actos, su comportamiento; todo ello forma parte de un gran algo que desconozco; sin embargo, espero poder ayudarlo a superar todo eso.

Bueno, antes que nada, perdón por este intento fallido de ¿semi-lemon? Las escenas de lemon no son lo mío, se los garantizo, doy lo mejor de mí, pero no se me da mucho escribirlas. Puede que sientan raro que todo se haya detenido ahí, pero no olvidemos que el pobre JM se estaba inyectando morfina hace unas horas, no podía ponerlo a hacer un esfuerzo físico demandante tan pronto XD.

Que el lemon no se me dé para escribir, no significa que no lo haré, en su momento llegará, no se preocupen, jeje.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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