—Espera aquí, ¿vale? —habla Bakugō dejando a Todoroki fuera del lugar.

Una farmacia.

Si habría algo con lo cual comparar al joven de cabellos bicolor, sería con su parte pelirroja. Su rostro estaba extremadamente rojo mientras espera al rubio. Sí, fueron a comprar condones y algo de lubricante.

Bueno, no es su primera vez. En una ocasión su hermano Dabi le había pedido que comprara para él, pero esa es otra historia. ¡Condones! Mierda.

Llegarían a echarse un buen sexo, eso es algo seguro. Todoroki se pregunta si estaría bien ilusionarse acerca de lo que está pasando. ¿Bakugō sentiría algo por él o simplemente sentía atracción?

Algo es seguro y es que en el sexo se complementan muy bien. Demasiado bien.

A Todoroki se le cae la baba con sólo ver el trasero respingón de Bakugō, tiene ganas de ensartárselo y hacérselo durísimo. De sólo recordar su primera vez hace que se despierte un poco su miembro. Al menos ahora podrían pedirlo sin problemas.

—Listo —Bakugō sale con la bolsa de la compra. Todoroki traga saliva.

—¿Fue caro?

¿Qué mierda estoy preguntando? —se regaña.

—Algo, sí, no es usual este precio —bufa Bakugō.

Y Todoroki hubiera deseado que no contestara.

Recuerda que su mejor amigo y el chico que le gusta fueron novios en el instituto. Se pregunta cuántas veces habrán estado a solas, cuantas veces lo habrán hecho, cuántas veces el rubio le profesó amor. Mierda, le duele, pero es que no está bien que le duela, no lo vivió, no estuvo ahí, es justamente eso lo que hace que se sienta tan mal.

—Me hubieras dicho, quizás hubiéramos ido por el que está en la salida, suelen ser más baratos allá —ese comentario le cae como bomba a Bakugō.

¿Acaso no era virgen? —piensa.

Recuerda cuando le pidió que le enseñara a masturbarse. ¿Acaso fue una táctica para acostarse con él? ¿Quién fue la primera vez de Todoroki? ¿Por qué no fue él?

La inseguridad le ciega.

—En ese caso, es mejor ir a alguna clínica, las dan gratis.

—Es cierto, una vez me dieron todo un paquete.

¿Por qué estoy diciendo eso? —se regañan en su interior. Lo menos que querían era saber más.

Caminan en silencio a la escuela, a los dormitorios. Es obvio que la calentura ha sido apagada por el miedo y la inseguridad. Todoroki se pregunta si Bakugō pensará en Midoriya cuando está con él. Bakugō se pregunta si está alcanzando su corazón o si sólo es un acostón más.

Lo único cierto es que los dormitorios están vacíos. Lo habían olvidado. Yaomomo daría una fiesta que sería en su casa, por algo habían partido todos ese fin de semana.

Eran los únicos en los dormitorios.

Los dos.

Solos.

El corazón de Todoroki late con irregularidad y antes de atender a razones, los labios de Bakugō se estampan contra los suyos.

***
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