Regresar a los dormitorios fue más rápido de lo que pensaron, cada quien se dirigió a su respectiva habitación a excepción de Bakugō y Todoroki quienes están en el cuarto de este último.

Entre besos pequeños y suspiros comidos por la boca del otro, Katsuki ahora descansa en la cama de Shōto mientras que él besa los dedos de sus pies.

—¿Sigo siendo un auto usado para ti? —pregunta de pronto, el joven bicolor eleva la mirada para verle, su acompañante mira a la ventana deslumbrado por la oscuridad de la noche misma.

Pero para él sigue siendo de día porque su sol yace en sus aposentos, aunque ahora luce algo chiquito, no duda que pronto tendrá fuerza propia.

—Nunca has sido un coche usado, fui un idiota.

Todoroki envuelve el dedo gordo con la lengua y Katsuki echa su cuerpo para atrás cuando el cosquilleo le recorre el cuerpo.

—¿Por qué lo dijiste? —vuelve a preguntar, se sienta con las piernas ligeramente estiradas porque no quiere apartarle.

—Porque soy un idiota.

Todoroki sigue besando sus pies, levanta el derecho para besar el talón.

—¿Me amas? —Katsuki suspira mientras siente su corazón latir con rapidez, se echa de nuevo en la cama al mismo tiempo que arquea la espalda.

—Claro que sí.