Bakugō, tras llegar a la práctica y de saludar a toda la banda -después de su merecidas disculpas por haberlos dejado botados-, no esperaba que entrara su príncipe.

—¿Qué haces acá?

—Yaoyorozu me invitó.

—¡Oh, vamos! —Kaminari palmea la espalda del rubio—. Todos sabemos que es tu novio.

—Pues no lo hemos hablado muy bien que digamos —contesta Katsuki.

—Aun es algo complicado —se encoge de hombros Shōto.

—Pero si hasta se comen a besos en el salón —ríe Jirō mientras les apunta.

—Es difícil que no sean el centro de atención —comenta Tokoyami.

—Mucha plática, poca práctica —habla Yaoyorozu desde su lugar porque el resto se ha puesto alrededor del rubio.

—Sí, por favor no se distraigan, sólo soy oyente —Todoroki se sienta en el suelo, dispuesto a ver a sus compañeros amigos y a su rubiecito tocando.

Pronto empieza a notarse los acordes.

—Esperen, me dio un poco de pena con Todoroki aquí —Jirō se tapa el rostro, no es para menos, el bicolor tiene la mirada fija en cada uno, alternando por ratos. A Katsuki le parece lindo.

—No te preocupes —responde Yaoyorozu sonriente—, mientras podemos seguir practicando los demás.

—Agradezco —contesta de igual manera.

—Pero nos debes esas respuestas, eh, Kacchan —pica Kaminari entre risas.

El rubio deja la batería en paz.

—¿Qué pasa, Bakugō? —pregunta Tokoyami deteniéndose.

—¿Katsuki?

El aludido regresa al plano—. Sí, sí, estoy bien, sólo me distraje.

Últimamente ha notado que tiene la manía de rasguñar sus dedos frotando lentamente la uña del dedo índice contra la lateral del pulgar, de la misma manera el dedo corazón contra el índice y repitiendo el mismo acto con los demás dedos.

Sin duda se encuentra nervioso.

. . . .

Deciden darse un descanso de media hora después de dos horas de práctica. El rubio se ha apartado del resto como usualmente lo hace, cosa que Yaoyorozu creyó que no haría por estar Todoroki ahí.

Pero ese no fue el caso.

—¿Y Todoroki? —pregunta Kaminari al notar que el bicolor ha desaparecido.

—Es cierto... —susurra Jirō.

—Sin duda están hechos el uno para el otro como para desaparecer de la nada —suelta Tokoyami.

Al menos Yaoyorozu sí notó cuando salió del estudio en busca del rubio.

. . . .

Pronto le encuentra, Katsuki está sentado frente a la expendedora de bebidas y de frituras. Shōto se sienta a su lado, el rubio recarga su cabeza en su hombro.

—Me pregunto cómo meten las papas.

—Sólo abren la puerta.

—Cuando era niño creía que lo hacía un hada con magia.

—Eso sería mil veces mejor.

Katsuki toma su mano y Shōto le acaricia con lentitud.

—Me encantaría unas.

—Compra.

—Sólo si las comes conmigo.

—No sé, no tengo ganas de papas.

—¿De qué tienes antojo?

—¿Acaso eres mi billetera?

—No, pero como no sé qué comprarte, prefiero que lo escojas y ya pagarlo.

—¿Somos novios?

—Muchas veces pienso que sí.

—Yo también.

—Quiero decirles.

—¿A quienes?

—A tus padres.

—¿Qué cosa?

—Que me encantaría ser tu pareja y que me acepten.

—Eso debería hacerlo yo, ya verás que lo haré cuando Todoroki padre esté frente a mi.

—No lo digas así que suena a una especie de deidad.

—Qué lindo.

—¿Qué cosa?

—Siempre quise un romance como el que tengo contigo —aquello hace enrojecer a Shōto, quien mira al suelo.

—Trato de dar lo mejor de mí para que veas que me inspiras a ser mejor.

—Gracias.

—No agradezcas.

—Me trasmites tanta paz.

—Bueno, antes te sacaba canas verdes, me disculpo por ser así.

—Sabía que eras el indicado.

—¿Ah?

—Tenía una vocecita en la cabeza que me decía "tantas vergas y a huevo quieres esa" y sí.

—¿Eh? —ahora ambos quedan colorados.

—Olvida eso.

—No, no, quiero saber.

—Todomenso, por favor.

—Bien, bien.

—¿Tú no tienes una vocecita en la cabeza?

—La vez que nos peleamos me gritó "hijo de tu putísimo padre" y cuando me di cuenta dije que era hijo de Endeavor.

—Hasta me castraste.

—¡¿Eh?!

—No literalmente.

—Ah...

—Recuerdo que cuando dije que estaba enamorado de ti por primera vez, la vocecita decía "¡Lo dijiste, por fin!"

—La mía me la mentaba cada tanto —susurra Shōto haciendo memoria—, aunque hubo una vez que me dijo "¡Todoroki, por favor, que estamos en un momento tenso!".

—¿Cuándo pensaste eso?

—Prefiero no contestar.

—También me pedía que me fuera con tu hermano.

—¿Aún está en pie sacarle el dinero al viejo?

—De alguna manera debo tener seguro mi futuro.

—Muchas veces me sentí como esos señores que tienen parejas muy jóvenes y les dan dinero.

—También me sentía así.

Ríen.

—¿Somos novios?

—Te he tratado como uno, para mi no necesitas pedírmelo después.

—Quiero tener de excusa una fecha para llenarte de obsequios.

—Aún así lo harás.

—Lo sabes.

—Eres mi adoración, ¿lo sabes?

—Déjame caminar junto a ti entonces.

—Es curioso, a veces el romance me empalaga, pero cuando me doy cuenta estoy pensando en ti en mil escenarios diferentes.

—También lo hago, siempre me imagino contigo comiendo.

—Eso ya lo hacemos.

—Es una película mental que después pasa a la realidad.

—¿Qué hacemos en tus películas mentales?

—Haces de comer, pongo la mesa, nos ponemos uno junto al otro dándonos en la boca, después lavo todo lo que se ensució.

—Suena algo muy cotidiano.

—Lo es, pero me gusta, disfruto mucho de los pequeños momentos que tenemos.

—Haces que me enamore más de ti.

—Enamorate cada día de mí como yo lo hago cada segundo de ti.