
C U A R E N T A - Y - O C H O
Fueron a cenar, el rubio en más de una ocasión intentó sacar a la plática lo que sucedió en el aula de clases, su discusión en la cocina, lo que les hizo terminar, todas esas cosas, pero el pecoso actuaba como idiota, hipnotizado por la nostalgia de una canción de su pasado. Quedó con Yaoyorozu, por mensaje, que hablarían después.
Bebieron poco, pero lo hicieron. Katsuki siempre fue tan malo en la bebida que pronto se vieron fuera. Izuku estaba tan alegre que, por un momento, se sintió en el instituto, a la hora de la salida, yendo por el camino más largo para llegar a casa.
Regresar a los dormitorios fue un desastre, anduvieron lento y la pulga verde fue bastante melosa y apretada. Llegó un punto donde tuvo que apartarlo de él porque no le dejaba abrir la puerta.
Pero, cuando se apagaron las luces de la planta baja y escuchó un tenue susurro en su oído diciéndole que subieran a su habitación, el rubio aceptó, aturdido de que su bicolor estuviera frente a él entre la penumbra.
¿Puedo estar junto a ti para siempre, helado de fresa?
Recordaba tan escasamente que ese no era su piso, pero lo atribuyó a que estaba ebrio.
Campanita, enséñame a volar otra vez.
También su bastón de caramelo era más bajo.
Mi príncipe, mi príncipe..., coróname por esta noche para estar junto a ti toda la vida.
Los besos son distintos, mucho más dolorosos, Todoroki no era tan ansioso, ni le babeaba la cara a cada rato, tampoco la suavidad de su cabello era la misma, incluso le acaba de preparar su parte trasera demasiado apresurado. Demanda muchísimo, lo cual lo hace ponerse nervioso. El bicolor siempre era tan terco con lo que quería, pero nunca lo había empujado, ¿será que está ansioso? Bueno, no importa mucho. Está bien mientras sean los brazos de Todoroki quienes lo envuelvan, está bien perder la ropa, está bien mientras sea él quien lo acaricie, bese y mime.
Hoy tu Peter Pan no quiere ser un niño.
Y, al despertar, la luz de la mañana lo deja ciego unos instantes. Ve la ropa regada en el suelo, está bien mientras sea Todoroki. Estuvo a punto de abrazarlo, pero se encontró con un montón de cabello verde en su camino. El centenar de pecas en el cuerpo ajeno le parecieron desconocidas.
Quita las sábanas.
El cuerpo desnudo ajeno se remueve al sentir el frío de la mañana.
Destellos de la noche anterior, por mucho que lo intenta, no recuerda después de caer en la cama. Pero ahora está desnudo, se siente pringoso, tiene que reconocer lo que ha pasado. Y se siente asqueado.
Masajea su trasero el cual tiene morados por doquier. Tantea su orificio trasero y algo de sangre reseca queda en sus dedos. Hiperventila.
Adquiere valor de quién sabe donde para hablar con la persona que conoce muchísimo y que le duele que sea quien esté ahí.
—¿Deku?
El aludido se remueve de nuevo, cansado. Katsuki quiere levantarse, pero el dolor es infernal. Marcas de besos, quiere borrarlas, ¿podría quitárselas al bañarse? ¿cómo puede borrar los arañazos y los golpes?
¿En dónde está su helado de fresa?
¿En dónde está su príncipe?
Sólo quiere que lo abrace y que le diga que todo está bien, que todo lo estará y que le perdonará.
¿Shōto lo perdonará?
No, es un idiota por creer de nuevo en Izuku.
Es su culpa.
Si tan solo...
Pero no puede regresar el tiempo.
Quiere gritar.
—No pasa nada, Kacchan —el rubio vuelve a mirar al cuerpo desnudo que está a su lado, entre asustado y nervioso—, mamá no viene esta noche —susurra de vuelta entre sueños y Katsuki se echa a llorar.
***
llevo días editando este episodio y no me sale más tiernito, cuando me doy cuenta le estoy metiendo más y más y AAAAAAAAAA, estoy sufriendo.
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