Solo queda Rendirse (+16)
—¡Error! ¡Por dios santo, ¿qué te ocurrió?! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Quién te hizo esto?!—, fue la reacción de Geno al ver a su hermanito llegar a su casa completamente pálido, temblando, con lágrimas aún cayendo por sus mejillas, con su respiración agitada, con miedo en su mirada.
—¿D-Dónde esta-á él?—, preguntaba Error, tambaleándose por la morada de su hermano, casi corriendo hacia el cuarto de visitas donde él se hospedaba, gritando lo más fuerte que sus pulmones sin aire daban, —¡¿D-Dónde está?!
—¡¿Dónde está quién, Error?!—, exclamaba angustiado el albino, siguiendo a su hermano hasta donde fuera, corriendo detrás de él desesperado, —¡Error, ¿qué diablos te ocurre?! ¡Hermano, ¿qué te pasó?! ¡Dime algo!
—¡¿D-Dónde está Destructor?!
Geno se quedó completamente helado. ¿Destructor? ¿El criminal? ¿Por qué su hermano preguntaba por él? ¿Qué es lo buscaba con tanta desesperación en su cuarto de visitas?
—Error, ¿de qué hablas?—, intentó preguntar con calma el albino para poder transmitirle esa calma a su hermano, —Por favor, cálmate. Hablemos, ¿quieres?
—¡NO!
Con una fuerte patada, llena de ira y desesperación, el moreno terminó tumbando la puerta del cuarto de visitas, alertando a Geno. Lo que él buscaba no estaba allí. Entonces, ya sabía perfectamente donde buscar.
—¡Error! ¡¿Qué te está pasando?! ¡¿Estás loco?!—, exclamaba angustiado el albino, corriendo detrás de su hermano nuevamente. Fue entonces que se dio cuenta que éste iba directo hacia la salida. No se lo permitiría, no dejaría que huyera.
Rápidamente aceleró su paso e intentó agarrarle el brazo para evitar que se fuera. Sin embargo, lo que recibió a cambio no fue lo que esperaba para nada.
—¡NO ME TOQUES!—, gritó en agonía el moreno, lanzándole a su hermano un puñetazo que por suerte el albino logró esquivar. Mas eso no quitó el horrible acto que ambos presenciaron.
Error sollozó, furioso consigo mismo, y se dirigió a su hermano, quien seguía en shock por el casi golpe que le dio, —Soy un monstruo, Geno... Por favor, aléjate de mí...
—E-Error...
—No me sigas, por favor—, dijo sin más el moreno para finalmente huir de la casa de su hermano.
Y así emprendió rumbo lo más rápido que su débil cuerpo le permitía a su departamento.
Allí estaba lo que él buscaba.
~•~
—Heya, big bro! ¿Cómo va todo?—, Fresh contestó la llamada de su hermano mayor, con su típica sonrisa y actitud de siempre. Pero fue hasta que escuchó los sollozos en la otra línea que su buen humor desapareció, —¿Geno? Is everthing ok?
—¡F-Fresh!—, lloraba Geno, en un tono claramente angustiado, —¡Es Error! ¡P-Por favor dime que estás cerca de su departamento!
—Umm, yeah, I'm kinda near—, contestó dudoso el pelimorado, algo preocupado por el tono de su hermano, —¿Qué pasa, big bro?
—¡Debes ir por él, Fresh!—, le gritaba Geno, —¡Algo le pasó a Error, pero no quiso hablarme, está hecho un descontrol! ¡Entró a mi casa buscando a Destructor, ese horrible criminal! ¡Rompió mi puerta y casi me golpea en el rostro! ¡Se refirió a si mismo como un monstruo y huyó de mi! ¡Por favor, Fresh, tienes que encontrarlo!
—OMG, what? Error...—, suspiró preocupado el de aspecto noventero, para acto seguido colgar la llamada y empezar a correr a todo lo que sus piernas daban en dirección del departamento de su hermano mayor, —...I'm coming, bro!
~•~
Fresh, después de correr cuadras y cuadras y de subir las escaleras a toda velocidad, se detuvo unos instantes a recuperar el aire. Había llegado finalmente al piso del departamento de su hermano.
Caminó lentamente hasta la puerta de este mientras intentaba calmar su respiración, y fue entonces que el poco aire que había recuperado, lo perdió nuevamente.
Un miedo atroz lo invadió cuando vio la puerta del departamento de su hermano mayor completamente destrozada.
Alguien había entrado a la fuerza, eso no había duda. Sin embargo, su hermano lo necesitaba, no iba a permitirse sentir miedo en ese instante.
Entró con temor y precaución al departamento, viendo atentamente cada rincón de este para asegurarse de que no hubiera nadie allí. No se oía ruido alguno, nada más que la respiración del pelimorado y sus pisadas lentas en el piso de madera. El lugar era un desastre total, todos los muebles estaban fuera de su lugar, algunas cosas rotas y otras esparcidas por el suelo. Realmente parecía que alguien había entrado a asaltar, pero Fresh no comprendía por qué.
Entonces, escuchó un estruendo.
Un objeto había caído en la habitación de su hermano. Eso le puso los pelos de punta al muchacho noventero, por lo que lo primero que hizo fue buscar en el suelo del departamento algo que le ayudara a defenderse en caso de que fuera algo hostil. Con un paraguas en mano, se acercó temeroso al cuarto de dónde el ruido provino.
Tomó una respiración profunda y con delicadeza abrió la puerta, tratando de evitar cualquier ruido que alterara al supuesto intruso.
Una vez abierta la puerta, entró rápidamente, alzando el paraguas listo para golpear a lo que se viniera en contra de él. Pero lo que vio frente a sus ojos lo congeló por completo.
El pavor fue tal que su cuerpo se paralizó, sus manos soltaron el paraguas de forma involuntaria, su respiración se cortó.
El más horrible criminal de todos los tiempos estaba frente a él.
—¡¿D-Destructor...?!—, Fresh estaba incrédulo, pero más que nada, aterrado.
El encapuchado lo miró directo a los ojos, —No deberías estar aquí.
En ese instante realmente temía por su integridad, mas su preocupación era más de lo que él podía resistir.
No había ido allí por nada, y definitivamente, aunque pusiera su vida en riesgo, no se iría sin respuestas.
—W-Where's my-? ¿D-Dónde e-está Error?—, tartamudeo el menor allí, temblando ligeramente, —¡¿D-Dónde está mi hermano?!
El villano le observó detenidamente por lo que parecieron horas. Los ojos de Fresh parecían estar al borde del llanto, podía ver una horrible angustia en su mirada. Un dolor en el pecho lo azotó al moreno, uno capaz de tirarlo al suelo, pero que sin embargo, ahora simplemente ignoró. La culpa ya no era un problema, sentía tanta que su dolor parecía incorporarla. Se volteó dándole la espalda, dirigiéndose a la ventana de la habitación, dispuesto a irse por allí con ayuda de sus cuerdas.
—Él está muerto—, fue lo último que le dijo a su hermano menor, antes de irse de allí, escuchando como a la distancia, Fresh rompía en un llanto histérico.
No miraría atrás, no esta vez.
Una lágrima se deslizó por su mejilla al sentir el corazón roto de su pequeño hermano.
—Lo lamento, Fresh—, susurró para si mismo el Destructor, mientras se alejaba por los tejados de las casas, resistiendo las lágrimas, —Estarás mejor sin mí, lo prometo.
~•~
La noche había caído en la ciudad. Las luces de las casa y el alumbrado público era lo que iluminaban las oscuras calles.
Destructor estaba de pie en la orilla del tejado de uno de los edificios más altos de aquella ciudad, famoso por ser el lugar preferido de aquellas personas que decidían poner fin a su vida. Observaba con tristeza hacia abajo, donde la vida nocturna comenzaba a formarse, e increíblemente, muchos ciudadanos paseaban por las calles, incluso más que en el día.
Las lágrimas no tardaron en caer por las mejillas del villano, quien temblaba aterrado. Su cuerpo se sentía cada vez más pesado, su pecho estaba sin aire alguno.
Una parte de él le decía que se arrepintiera de su decisión, que aún tenía mucho porqué vivir.
¿Qué hay de sus hermanos?
¿Qué hay de su carrera?
¿Qué hay de Ink?
El dolor en su pecho comenzó a asfixiarlo aún más. Las lágrimas no parecían parar. Su cuerpo temblaba a más no poder. Volvió a mirar hacia abajo, hacia la ciudad, y comenzó a calcular cuanto tiempo le tomaría en llegar al suelo. Cuanto tiempo le tomaría para ser libre de ese horrible dolor. Por más que lo intentara, el dolor no cesaba. Cada día lo intentaba, cada día intentaba ser fuerte y seguir adelante, pero simplemente ya no podía.
Ya no podía seguir viviendo así.
Ya no quería seguir viviendo.
Sus hermanos estarían mucho mejor sin él.
Nadie quiere a un abogado con tantos crímenes detrás de él.
E Ink... Él merecía alguien mejor, alguien que realmente le hiciera feliz.
La única salida para él ahora y terminar con ese irremediable dolor que día a día lo lastimaba, era simplemente rindiéndose. La herida no cerraba, no parecía ser capaz de cerrar. Estaba roto, sin remedio. Ya ni siquiera valía la pena seguir esforzándose en negarlo.
Odiaba su cuerpo profanado, odiaba su debilidad emocional, se odiaba por completo.
Era hora de acabar con todo.
Solo así encontraría paz.
—¡DETENTE, NO LO HAGAS!
Destructor estaba a punto de dar un paso fuera del tejado del edificio, cuando un fuerte grito lo frenó por completo. Se maldijo mentalmente, no quería que nadie le viera acabar con su vida.
Lentamente se volteó temeroso ante la voz que lo llamó. Su mundo se vino abajo cuando vio a su mismísimo enemigo mortal, la persona que más odiaba después de sí mismo, detrás de él, con una mirada angustiada, casi podía decir que preocupada.
Aunque eso no tuviera sentido, porque, ¿quién se preocuparía por alguien como él?
—¡DESTRUCTOR, POR FAVOR NO LO HAGAS!—, volvió a gritar el Guardián de la Noche, completamente aterrado por la escena de su enemigo, —¡POR FAVOR NO! ¡ESTA NO ES LA FORMA!
—L-Lárgate, Guardián...—, sollozó el moreno, intentando alejarse de su enemigo, y por consecuencia, acercándose aún más a la orilla, —...No hay nada que puedas hacer.
—¡Destructor, solo escúchame!—, suplicó el héroe encapuchado, intentando ser sereno para poder transmitirle paz a su némesis, a la vez que intentaba acercarse a él, —Sé que quizás todo parece perdido, pero no hay nada que no podamos solucionar. ¡Yo puedo ayudarte! Déjame ayudarte...
Las lágrimas del moreno comenzaron a aumentar en un solo milisegundo.
¿Tan patético era que hasta su propio enemigo mortal sentía pena de él?
—D-Déjame en paz, G-Guardián—, lloró el Destructor, intentando contener su voz quebradiza, temblando a tal punto que gracias a sus propios espasmos podría caer al vacío en cualquier momento, —S-Si realmente quieres hacer algo por mí, déjame en paz.
—¡Por favor, Destructor!—, exclamó el rubio, ya bastante desesperado, —¡Piensa en tu familia! ¿T-Tienes familia?
—¿Y-Y qué si la tengo?
—¡Piensa en ella, ¿qué harán sin ti?!
—E-Estarán mejor sin mí...
El Guardián ya no sabía que hacer, no sabía como convencer a ese testarudo hombre. Estaba realmente entrando en pánico, no sabía que decir, o qué hacer, era una situación nueva para él. Jamás se imaginó que estaría evitando a que alguien se suicidara.
—Sé que eso no es verdad. Estoy seguro de que estarían perdidos sin ti—, intentó convencer el rubio, —¿Tienes pareja? ¿O mascota? ¿Amigos? ¿Qué pasa con ellos? Por favor, piensa en ellos. Hay gente que te ama, no puedes hacerles esto.
Finalmente, el villano rompió en llanto a todo pulmón, —¡E-Ellos no me necesitan! ¡S-Si supieran el monstruo que realmente soy! ¡S-Si supieran lo asqueroso que soy, lo profanado que estoy! Y-Ya no puedo-
—¿D-De qué hablas?—, interrumpió el rubio, —P-Por favor, Destructor, dime qué ocurrió contigo, podemos enfrentarlo. ¡Yo te ayudaré, podrás superarlo!
—¡No! ¡N-No puedes ayudarme! ¡N-Nadie puede! ¡Me violaron...!
Un intenso y violento silencio invadió la escena, robándole el aliento al héroe encapuchado. La garganta del villano ardía, como si finalmente haber dicho lo que le ocurrió le hubiera dolido más que el suceso mismo, —...M-Me violaron, ¿...Eso es lo qué querías escuchar? ¡Me violaron, maldita sea! ¡Más de una vez!—, exclamó el criminal, dejando completamente helado al contrario. Ink no podía creer lo que escuchaba, así de destruido estaba su némesis. Finalmente tenía un indicio del porqué hacía todo esto... Aunque, quizá fuera muy tarde, —¡Y no tienes idea del dolor que siento, Guardián! ¡Ya no lo puedo soportar! ¡YA NO PUEDO MÁS!
Sin más, el moreno se impulsó hacia atrás y dejó su cuerpo caer al vacío, frente a los ojos del mismísimo Guardián. Todo pareció ocurrir en cámara lenta, dejando en completo shock al rubio, quien ni siquiera tuvo tiempo de procesar las recientes declaraciones del contrario.
—¡NO!
Sin siquiera pensarlo, el héroe encapuchado se lanzó junto al criminal al vacío. Impulsándose con su peso, como si fuera un paracaidista, se apresuró para en el aire llegar hasta su némesis, y abrazarlo con fuerza, quien siguió llorando en su pecho. Acto seguido, mientras ambos caían, lanzó su gancho y soga, y lo ató a una azotea de un edificio abajo de ellos.
Con fuerza jaló de este, y el gancho los impulsó a ambos directo a la zona segura que sería la azotea.
Ambos cayeron juntos allí, algo aturdidos por la fuerza del impacto al caer después de ser jalados tan agresivamente por el gancho.
Una vez que recuperara un poco su sentido de orientación, el rubio se levantó con dificultad. Rápidamente buscó con la mirada a su némesis, palideciendo al instante cuando lo vio hecho una furia total, corriendo directo a él, con la clara intensión de molerlo a golpes con sus guantes metálicos.
El Guardián tragó en seco, y rápidamente intentó esquivar los ataques de su contraparte.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué eres tan maldito?! ¡¿Por qué siempre me arruinas todo?!—, lloraba con tanto dolor el Destructor, a la vez que intentaba golpear como podía al escurridizo Guardián, quien lo esquivaba con destreza, —¡¿Por qué no podías simplemente dejarme morir?!
El Guardián no sabía que hacer, mas que esquivar los golpes. Ni siquiera tenía el alma para poder defenderse, —¡No podría hacerlo! ¡Jamás!
—¡Te voy a matar!—, gritaba con ira contenida, sin dejar de llorar a la vez, —¡Te mataré como mi último deseo antes de matarme yo!
El Guardián entró en pánico, su enemigo se veía furioso pero a la vez tan dolido. Él temía por su vida, sabía que los golpes con esos guantes podían ser mortales, pero no tenía las agallas para atacarlo de vuelta, no tenía el corazón para lastimarlo.
Después de lo que vio que era capaz el moreno, sentía que debía tratarlo como un cristal o en cualquier instante podía poner fin a su vida.
Ahora, quizás debió pensarlo mejor al tratarse de un claro asesino serial a sangre fría. Así como solía decir su difunto hermano mayor y su ahora exnovio, era demasiado crédulo y sensible, que siempre quiere ver el lado bueno de todo el mundo, pero claro está, no todo es blanco o negro.
Eso finalmente le jugó en contra.
Cayó rendido frente al Destructor, quien después de golpearlo un par de veces en las costillas, terminó inmovilizando en el suelo, colocándose sobre él con ambos brazos a su alrededor, aún con lágrimas en sus ojos y una respiración tan acelerada que se podía intuir el ataque de pánico reciente.
—Voy a matarte—, suspiró el moreno, sin la necesidad de tener que levantar la voz debido a cercanía que ambos tenían. Aún con su postura dominante y su clara ventaja, él aún temblaba, —P-Pero antes, antes de acabar con todo, finalmente sabré que pedazo de mierda eres.
El rubio estaba en shock total, además de inmovilizado. Cuando vio uno de los guantes metálicos dirigirse hacia su capucha lentamente, él como pudo intentó rehusarse. Forcejeó con todas sus fuerzas, siendo inútil frente a la enorme fuerza del villano.
Se quejaba, se movía con desesperación, le gritaba que se detuviera, pero nada finalmente impidió que aquella capucha fuera retirada de su rostro y dejara en evidencia su verdadera identidad.
Su cabello rubio fue expuesto, al igual que sus ojos verdeazulados, junto a sus mejillas y labios. Todo su rostro fue revelado, llevándose claramente una reacción de su enemigo.
Destructor no podía creer lo que veía ante sus ojos, quería creer que esto era un engaño, una broma o algo, no podía ser real. Su respiración se paró de golpe, sintió como si una daga en el corazón lo atravesara.
Se distanció inmediatamente del rubio, dejándolo libre, mientras él se alejaba, completamente absorto por la verdad. Le costaba respirar, le costaba asimilar la realidad. Temblaba a más no poder, las lágrimas no parecían acabar.
No podía ser verdad.
Ink se puso de pie, algo extrañado, y se volvió al villano claramente aterrado, —Así que ahora sabes quién soy... Bueno si tanto querías saber, mi nombre es Ink Comyet, y el hecho que ahora sepas mi identidad no cambia nada, Destructor.
El moreno se abrazó a si mismo, claramente teniendo una crisis de pánico. Se estaba hiperventilando, y eso alertó al rubio. Intentó acercarse, pero este parecía huir de él, con claro miedo.
—N-No puede ser cierto, n-no puede ser cierto—, repetía una y otra vez el aterrado villano, quien cerraba los ojos con fuerza, deseando febrilmente que todo fuera una pesadilla.
—¿D-Destructor? ¿Qué ocurre? ¿Acaso soy muy feo?—, intentó bromear el rubio para intentar tranquilizar al moreno, quien no parecía que su crisis se pasara. Volvió a intentar acercarse a su némesis, lográndolo esta vez, —¡V-Vamos, tranquilo! ¿No querías matarme? ¡Aquí estoy, adelante!
Ink esperaba encontrarse con la mirada llena de ira de su enemigo, dispuesto a golpearlo como antes había hecho, pero al contrario de lo que creyó, se encontró con una mirada llena de pena y angustia. Las lágrimas caían ya de forma desmedida, sus pulmones no daban más.
El villano cedió finalmente, sus piernas cedieron. Cayó de rodillas al suelo, con sus guantes cubriendo su rostro para finalmente llorar a más no poder. El rubio se sorprendió ante esto, e inmediatamente se arrodilló frente a él para intentar calmarlo, siendo amable al acariciar con delicadeza su espalda.
—Y-Ya no puedo m-más—, lloraba con fuerza el moreno, antes de levantar la mirada hacia su enemigo, —N-No p-puedo c-con esto, Kiki.
—¿C-Cómo m-me llamas-
Ahora Ink estaba en shock, ni siquiera pudo terminar su oración cuando conectó su mirada con esos ojos azulados llenos de dolor y pesar. Los observó con atención, e intentó que su mente desasociara lo claramente obvio.
No quería creer que lo que especulaba fuera cierto.
Delicadamente sujetó la barbilla del criminal, para poder impedir que desviara la mirada. Entonces, con lentitud comenzó a quitar la capucha del moreno, para finalmente dejar al descubierto su rostro. Aquella piel morena, esos ojos azulados, ese cabello teñido de rojo, esos labios carnosos. Y así como sus suposiciones fueron ciertas, el corazón del rubio se sintió como su fuese atravesado por la cruel verdad, con eso llevándose su aliento y su vitalidad. No podía ser real, estaba absolutamente incrédulo. Intentaba recuperar el habla, recuperar el aliento, pero es que simplemente era imposible. No podía asimilar la verdad. Las lágrimas ante aquel impacto no tardaron en aparecer.
No podía ser verdad.
—¿E-Error...?
—P-Perdóname, I-Ink... p-perdóname...
—E-Eso quiere decir qué- Oh dios mío—, Ink estaba en shock total. Su exnovio fue todo este tiempo su enemigo mortal. Su amado era un asesino a sangre fría al cual siempre odió. El amor de su vida fue... violado.
De pronto, la escena fue interrumpida por el sonido de las sirenas policiales acercándose al lugar. Ink entró en pánico de inmediato. Sabía que el intento de suicidio del Destructor y su rescate no habría pasado para nada desapercibido, pero nunca imaginó que la llamada a la policía fuese tan rápida.
Tomó su celular y rápidamente le compartió su ubicación a su mejor amigo, cosa que solo hacía en caso de emergencias.
A pesar del impacto que aún lo tenía dudoso si estaba soñando o no, se levantó rápidamente del suelo, y con su actitud justiciera de siempre, comenzó a idear un plan para huir de esa azotea sin alertar a la policía.
—Error, vamos, tenemos que salir de aquí—, habló con propiedad el Guardián mientras con su mirada hacia los demás edificios de la ciudad ideába su plan, —La policía ya viene, tenemos que irnos antes de que nos encuentren.
—Yo no me iré.
Eso congeló al rubio, volteándose indignado hacia su exnovio, —¿De qué hablas? ¡No te puedes quedar aquí, te atraparán!
—Que lo hagan... Es hora de pagar por lo que hice—, suspiró casi sin vida el moreno, —Si tengo suerte, me darán una condena a muerte... Tú vete, yo me quedo.
—¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!
—¡Estoy cansado!—, exclamó el pelirrojo, mientras se mantenía en el suelo, abrazándose a si mismo, —Simplemente, ya no puedo más, ¿es que no lo entiendes? Solo déjame aquí, es lo que merezco después de todo.
Ink sintió su pecho retorcerse del dolor, y en vez de alejarse como cualquiera haría, él se acercó corriendo a su ex, abrazándolo con fuerza e intentando ponerlo de pie, —No dejaré que te rindas así... ¡Tu no mereces esto, vamos arriba! ¡Vámonos juntos de aquí, lo superaremos juntos!
—¡Ink, vete ya! ¡No vale la pena que te arriesgues por mí!—, exclamaba Error, negándose a ponerse de pie, —Tienes toda una vida por delante, Ink. Eres una increíble persona... No dejaré que te pudras a mi lado. Estarás mejor sin mí.
—Pues yo no me iré sin ti.
—¡Mierda, Ink! ¡Vete de una vez!
—No lo haré... No sin ti.
Error frunció el ceño.
¿Por qué ese maldito rubio no podía simplemente dejarlo?
¿Por qué insistía tanto en él, si está claro que no tiene remedio?
Eso no se quedaría así, no permitiría que su amado se condenase a si mismo por su culpa.
El criminal se puso de pie, alertando al pintor, —Por favor, no me obligues a esto—, suspiró con dolor el pelirrojo, a la vez que más lágrimas caían por sus mejillas, y empuñaba sus guantes, —Si no te vas a ahora, voy a matarte.
—¡¿QUÉ-?!
El rubio no tuvo ni tiempo de internalizar lo que su amado dijo, cuando este comenzó a lanzarle puñetazos con sus guantes metálicos, amenazando con golpearlo.
Ink esquivaba lo más rápido que podía los ataques, insistiéndole a su exnovio que se detuviera, pero él no paraba.
—¡Vete! ¡Vete ya! ¡O te mataré!—, gritaba con desesperación el villano una vez que escuchaba que las sirenas policiales se acercaban cada vez más, —¡Debes salvarte tú! ¡Debes huir! ¡Déjame, yo no valgo la pena!
Los golpes eran cada vez más débiles debido a su estado anímico, y en un descuido el héroe encapuchado logró sujetar sus brazos y acercarse a él, frenando sus ataques, —Nunca vuelvas a decir eso de ti mismo... No importa cuánto insistas, no te dejaré.
—Entonces, no te dejaré otra opción.
En un acto tan rápido que pareció fugas, el Destructor empujó a exnovio con todas sus fuerzas lejos de él. Acto seguido sacó una de sus tantas navajas de su cinturón y se apuntó directo al pecho.
Todo pareció tan rápido, pero eso no detuvo a Ink. Con todas sus fuerzas se lanzó hacia su amado para quitarle el arma blanca, pero lamentablemente falló y solo pudo desviar su objetivo, clavándose profundamente en el hombro del moreno.
—¡NO!—, gritó con desesperación el rubio al ver como la navaja estaba enterrada en su amado, con una increíble cantidad de sangre saliendo de éste. El pelirrojo yacía en el suelo, en silencio, gimiendo ligeramente por el dolor, entregándose a una muerte por desangrado. Temblaba, sentía frío, dolía demasiado, pero a pesar de todo, sonreía a su amado a la vez que escupía un poco de sangre.
—A-Ahora, y-ya no tendrás más o-opción que i-irte...—, se le dificultaba hablar y respirar, pero eso no le quitaba la sonrisa.
—¿P-Por qué hiciste eso?—, lloraba Ink aferrándose al cuerpo ensangrentado de su Ruru, negándose a dejarlo, —¡¿Por qué?!
Error rió con el poco aliento que tenía, con sus pocas fuerzas, se quitó un guante metálico y acarició la mejilla húmeda de su amado, —N-No estés t-triste, e-estaré mejor... G-Gracias por todo, K-Kiki. H-Hiciste que mi i-infierno fuera un p-poco más f-feliz... T-Te amo...
—R-Ruru... ¡N-No! ¡N-No voy a dejarte!
—¡INK!
El rubio rápidamente se volteó hacia el llamado de su nombre y sonrió con una alegría inmensa al ver a su mejor amigo, junto a su ex-ex, allí en la azotea frente a él. Ese par apenas recibieron el mensaje del rubio, fueron a toda velocidad hacia la ubicación mandada. Por suerte, lo encontraron antes que la policía.
Ink vio un rayo de esperanza para su amado.
—¡DREAM! ¡Tienes que ayudarme!—, exclamó el pintor, levantándose rápidamente y corriendo a su mejor amigo, —¡Error está herido, está perdiendo mucha sangre! ¡Necesita ayuda médica urgente!
—¡¿Qué?! Ink, ¿qué está pasando? ¿Por qué no traes tú capucha? ¿Qué hace Error aquí? Un momento... Esa ropa... ¡¿Acaso él es el Destructor?!—, Dream estaba un poco confundido, y alterado. Nada de lo que pasaba tenía sentido.
—¡Dream, te prometo que te explicaré todo después! ¡Ahora tenemos que sacar a Error de aquí antes de que venga la policía!
Cross, que también estaba en completo shock, ya que acaba de descubrir que su ex es el Guardián de la Noche, hizo aún lado sus dudas y tomó la palabra, —Podemos llevarlo en mi auto hasta alguna consulta privada. Pero no tengo ningún contacto médico privado de confianza, solo los de la escuela militar.
—¡Yo tengo, es uno de mis profesores!—, exclamó Dream, gracias a Cross, logró anteponerse ante la confusión, —Podemos llevarlo allí, él es de confianza.
—¡Bien, Cross ayudame a cargar a Error! ¡Con cuidado, no queremos aumentar su sangrado!—, ordenó el rubio, lo cuál su ex acató como todo buen soldado. Ink sonrió y acto seguido abrazó con fuerza a su mejor amigo, —¿Qué haría sin ti, Dream? ¡Te debo la vida entera!
Dream río entre dientes en el abrazo, —Lo sé, soy el mejor.
Cross ya estaba cargando al joven herido cuando ambos rubios se percataron. Estaban a punto de bajar de la azotea cuando...
—¡Alto ahí, policía!
Pero no era cualquier policía...
—¡Oh por dios! ¡Esta será la mejor premisa de mi vida! Bien hecho, Polvito. Los tenemos...
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