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Por él

Estaba muy nervioso. Demasiado nervioso.

No dejaba de verse al espejo, procurando verse perfecto. Estaba ansioso, y se paseaba de un lado a otro por su casa, con un ramo de flores en su mano. Su mejor amigo lo observaba risueño desde el sillón de la sala de estar.

—¡Relájate, Ink!—, reía Dream, viendo divertido el nerviosismo de su mejor amigo, —¡Te ves bien! ¡Todo saldrá bien!

—¡Lo sé, lo sé! Es solo que no puedo evitarlo—, se quejaba el rubio más alto, —¿Crees que las flores son demasiado? Quizá debí optar por algo más típico, como claveles rojos o rosas rojas...

—¿No dijiste que esas eran sus favoritas?

—¡Lo son! Pero una vez me dijo que le recuerdan a su hermanito... ¡Ay, no! ¡Eso no es para nada romántico! ¿Crees que tenga tiempo para ir a cambiarlas?

Dream no tuvo ni un segundo para contestar cuando la puerta de la casa sonó. Ink entró en pánico; su cita ya había llegado.
El rubio de pecas sonrió victorioso y se levantó de su asiento, para entonces motivar a su mejor amigo. Ambos muchachos se dieron un abrazo de "buena suerte", y entonces el de ojos verdosos abrió la puerta.

Allí estaba su cita, ese moreno alto de cabello teñido que conquistó su corazón desde el primer momento. Se veía bastante bien arreglado, y sonreía nervioso, con una de sus manos escondida en un bolsillo de su pantalón, y en la otra sosteniendo un ramo de flores.

—Hola, Ink.

—Hola, Error.

Ambos se sonreían nerviosos, con sus ojos completamente perdidos en el otro. Dream los veía desde adentro de la casa, escondido reía para si mismo. Era muy chistoso de ver cómo ni siquiera se hablaban, solo se sonreían y con eso parecía bastarles.

—E-Emm, te traje flores—, suspiró el moreno, acercando el ramo de flores que le compró al rubio, —Flores para un encantador ex florista.

El contrario rió enternecido por el chiste y le parecieron brillar los ojos cuando vio el ramo que el más alto le traía, —¿E-Esas son...?

—Nomeolvides—, contestó el pelirrojo, con una sonrisa tímida, —Tu segunda flor favorita, ¿no?

El rubio aceptó el ramo con gran felicidad y gusto. No pensó que el moreno recordaría que eran sus segundas flores favoritas, menos después de tanto tiempo... Aunque ahora que lo pensaba, no tenía una flor favorita, ¿por lo que eso significaba que las nomeolvides eran sus favoritas?
Como sea, estaba increíblemente encantando con el gesto. Lo cual le hizo recordar también su obsequio.

—¡Son hermosas, Error! ¡Muchas gracias!—, agradeció el de ojos verdosos, entrando unos segundos a su casa para dejar sus nuevas flores y tomar el regalo que también le tenía a su cita, —Y-Yo también te compré flores, je...

Error sonrió encantado, —¡Anémonas! ¡Mis favoritas! Muchas gracias, Ink.

—No hay de qué...

Unos segundos pasaron de silencio absoluto entre ellos dos. Estaban tan nerviosos que ni siquiera sabían que decir, además que no querían arruinar lo que era su primera cita.
Ink tomó una bocanada de aire y con mucha delicadeza, como si de un cristal se tratase, tomó la mano del más alto. Este se sobresaltó un poco al sentir el tacto, pero al tratarse de Ink no hizo más que sonreír.
No sentía miedo siempre y cuando fuera su mano.

—¿Nos vamos?—, preguntó el pelirrojo, con el ramo de anémonas en su mano libre.

El rubio asintió emocionado, y fue así como ambos se fueron, alejándose de la casa para comenzar la cita, dejando a Dream completamente emocionado y deseándole mentalmente éxito a su mejor amigo.

~•~

La tarde había sido extraordinaria para ambos, se la habían pasado de maravilla juntos.
Error al principio quería invitar a su amado al cine para disfrutar de una empalagosa película romántica, pero después se decidió que era mejor invitarlo a cenar, como había dicho su hermano, a un bonito restaurante para así poder charlar y conocerse aún más.
Allí ambos disfrutaron, no solo de una buena comida, sino de una agradable conversación que duró horas, llena de risas y diversión.

Después de esa increíble cena, ambos ahora caminaban por un parque que estaba cerca de aquel restaurante, aún conversando.
Así se les pasaba la tarde, sin darse cuenta, pues su atención era únicamente el otro. Se sentaron en una banca en aquel parque y allí se quedaron, mientras las horas pasaban, y ambos no parecían querer notarlo. Eran solo ellos dos en ese momento, y eso era lo único que les importaba.
Pronto, ya no quedaba nada para el anochecer...

—¡Deberíamos ir a bailar!—, exclamó el rubio entusiasmado, sujetando la mano del más alto, jalandolo para que se levantara de la banca dónde habían charlado por horas y le siguiera el paso.

Mas el moreno no parecía muy contento con la idea, y por más que su cita lo jalara, él no se levantaba de su asiento, con una sonrisa nerviosa, —Yo... Emm... Yo no sé bailar, Ink.

—¡No necesitas saber bailar para divertirnos haciendo el ridículo juntos!—, decía entusiasta Ink, a la vez que volvía a tomar asiento junto a su acompañante.

El pelirrojo rió divertido, pero nuevamente se negó, —¡Buen intento, Inky! Quizá para la próxima cita logres convencerme...

—¿P-Próxima cita...?

Ambos se voltearon a verse a los ojos, nerviosos. Sin embargo, no tardaron en sonreirse mutuamente, pues a ambos les encantaba la idea.

—C-Claro—, sonrió Error, rascándose nervioso la nuca, —Digo, si es que quieres.

Ink rió enternecido, —¡Claro que sí! ¡Me encantaría repetirlo!—, dijo acercándose a su cita, lo suficiente para respetar su espacio personal, —Así me debes una salida a bailar, Rory.

—¿Rory? ¿Qué clase de apodo es ese?—, reía el moreno.

—¡Dame créditos por intentar buscarte un apodo tierno!—, sonrió burlón el rubio, —Pronto encontraré un apodo perfecto para ti.

Error rió entre dientes, antes de hacerle un gesto para indicarle a su cita que se fueran ya del parque donde estaban, —De acuerdo, Don Apodos, será mejor que te vaya a dejar a tu casa antes de que termine cayéndole mal a tu hermano.

Fue entonces cuando la sonrisa de Ink desapareció por completo, y todo su ánimo se fue en un instante. Su cuerpo se congeló, y su mirada era indescifrable, algo que asustó a Error. Fue todo tan repentino que no pudo procesar ese cambio tan abrupto.

—¿Q-Qué dijiste?—, susurró casi imperceptible el rubio.

El moreno sintió un escalofrío, —¿D-Dije algo malo? Perdona, no quise-

—¿P-Por qué lo mencionaste?

—¿A quien? ¿A tu hermano?—, preguntó dudoso el pelirrojo, y al ver como su cita palidecía con solo mencionarlo, supo que algo andaba mal, —Lo siento, quizá me adelanté demasiado... Es solo qué, yo si me veo presentándote a mis hermanos, entonces creí-

—¿Por qué lo mencionaste?—, volvió a preguntar el rubio, esta vez, mucho más cortante y serio.

—Emm... Es que pensé que, debería entregarte temprano para darle una buena impresión a tu hermano...—, trató de hablar el moreno, bastante nervioso por la actitud del contrario, —...Como siempre debes llegar antes del anochecer a tu casa, y siempre que hablas de tu hermano es como si fuera un Dios, yo pensé que quizá era algo sobreprotector contigo, ¡y lo entiendo! Cuando iba en la escuela, mi hermano mayor también era muy sobreprotector con nosotr-

—Basta...

Error se quedó en silencio, completamente helado. Nunca había visto esa actitud antes en Ink, y era bastante aterrador el no saber cuál era el problema. Sin embargo, podía percibir en sus hermosos ojos verdes algo que él reconocía bien... Dolor. Dolor por un horrible trauma.
Éste desvió rápidamente la mirada, como si no quisiese que su acompañante lo mirase en ese momento. Parecía muy afligido, y Error tenía miedo de preguntar. Es decir, si había alguna herida sin sanar, no quería abrirla aún más, él entendía bien.
Sintió el deseo inexplicable de ayudarlo, de contenerlo como podía, puesto a que era lo único que podía hacer si no sabía el problema.
Intentó como pudo darle su apoyo através de poner una mano en su hombro, temblando ligeramente por la incomodidad que ese contacto le provocaba. Logró llamar su atención, y el rubio se volteó a mirarlo con pesar.

—¿Inky...?

—Error...—, comenzó el rubio, dando un profundo suspiro antes de continuar, —...Mi hermano falleció hace ya casi un año.

A pesar de todo el ruido de la gran ciudad que los rodeaba en ese momento, ambos sintieron como un instante de silencio absoluto los invadió. Nada a sus alrededores existía en ese momento, solo ellos dos, con una horrible aura pesada encima de ellos.
Error no sabía que decir, estaba en shock. Él realmente no se esperaba esa noticia, estaba sin palabras.
Ink estaba resistiendo las ganas de llorar en ese instante, pues recordar que su hermano ya no estaba con él, siempre lo dejaba muy sensible.
Ambos se observaban, sin habla.

—Lo lamento, Ink—, pudo susurrar finalmente Error, acariciando suavemente el hombro del rubio.
Ink lo observó serio, antes de volver sonreír algo desganado, pero igualmente encantado. Era la primera vez que su acompañante le hacía caricias en algún lugar que no fuera su mano, y eso significaba mucho para él.

—Está bien, Error—, suspiró el de ojos verdosos, aceptando gustoso el gesto del más alto, —No lo sabías, está bien... No es tu culpa... Yo jamás te lo dije, y es normal que sacaras tus propias conclusiones...

—De verdad lo siento, Ink—, insistió el pelirrojo, bastante preocupado por su cita, —No te quise incomodar, lo lamento...

—No te angusties, no es tu culpa—, tranquilizó Ink, esta vez, tratando de sonreír un poco más, —Y perdona si te preocupé, es solo que... Se me es díficil hablar sobre eso. Siempre que menciono a mí hermano, intento recordarlo de la mejor forma, y así siento que él sigue conmigo. Quizá por eso te dio esa impresión.

—¿Lo extrañas mucho?

El rubio dio un suspiro, antes de derramar finalmente una lágrima, sonriendo en el recuerdo, —Más que nada... Pero, yo sé que a él no le gustaría que interrumpiera mi vida por llorar su pérdida. Él querría que siguiera adelante, y fuera feliz.

—No has vivido el duelo como se debe—, reprochó el moreno, sin dejar de acariciar a su cita, con voz suave, limpiando la pequeña lágrima que vio caer por su mejilla, —¿No fuiste tú el que había dicho que era bueno llorar?; Seguir con tu vida como tu hermano hubiera querido no significa que no llores su pérdida. ¿Cuánto llevas evitando esto?

—N-No lo sé... Supongo que desde su entierro—, suspiró el rubio, sintiéndose contenido por primera vez desde la muerte de su hermano, —No he querido ir a verlo porque no quiero que me vea llorar.

Error se quedó unos segundos en silencio, solo para observar con atención el gesto triste de su amado. Acto seguido sujetó su mano con cariño y le sonrió gentilmente, —¿Quieres que vayamos a verlo?

Ink se sobresaltó y miró detenidamente los ojos azules de su cita. Estaba impactado ante tal invitación, totalmente inesperada. Sintió el tacto del moreno en su mano y automáticamente se sintió a salvo, contenido.

—¿Qué? ¿Ahora? ¿Hablas en serio?—, preguntó el rubio, incrédulo, riéndose un poco entre las penas, —¿Desde cuándo ir a un cementerio a ver un familiar fallecido es algo romántico para una primera cita?

—Bueno, definitivamente no es nada romántico—, rió el pelirrojo, acariciando las manos del más bajo, —Pero si te hace feliz, yo quiero apoyarte. Quiero estar ahí para ti, así como tú lo estás para mí.

Ink realmente estaba atónito. Si pensaba que el hombre frente a él no podía ser más perfecto, estaba completamente equivocado. Las caricias en su hombro, en su mano y esa tierna sonrisa que le dedicaba, hacían que su corazón se derritiera totalmente. Se sentía bien, se sentía seguro.

—De acuerdo... Tu ganas, Ruru.

~•~

—H-Hola, Zephyr. Ha pasado mucho...

Y allí estaban, en el cementerio. Ink estaba viendo fijamente la lápida de su hermano mayor, resistiendo las ganas de llorar a más no poder, mientras que Error lo observaba desde atrás, pues quería que tuviera su espacio para ese momento.

El rubio se acercó lentamente a la lápida de su hermano, y se hincó en el pasto para poder verle mejor. Sonreía, se sentía más cerca de él que en muchos meses, pero al mismo tiempo, se sentía en la soledad pura.

—P-Perdona por no haber venido antes, hermano—, decía titubeante el de ojos verdosos y ahora cristalinos, —E-Es solo qué, no quería asumir que ya no estabas conmigo... Pensaba que si venía a verte, sería afrontar el hecho de que- bueno... Que no volverás.

Error lo escuchaba atentamente, y sintió unas inmensas ganas de abrazar a su cita para darle confort. Pero no pudo, el miedo que sentía de solo pensar en el contacto físico, fue más fuerte en ese momento.

El rubio intentó seguir hablándole serenamente a la lápida de Zephyr, pero simplemente ya no pudo contenerse. Estalló en lágrimas, tirándose al suelo, tratando de abrazarlo.
Había evitado durante mucho tiempo este tema, había fingido por muchos meses, pero ya había llegado a su límite. Era hora de afrontar la cruda realidad de que su hermano no volvería, por más que él lo desease.

—Está bien que llores, Ink—, le calmó el moreno, acercándose al nombrado, agachándose para poder tomar su mano, —Tienes que dejar salir esa pena, ¿sabes? Solo así la herida que tienes podrá sanar. Vivir el duelo, la pérdida, es importante. Te hará más fuerte para seguir.

Ink volteó a ver a su cita, mientras las lágrimas caían por sus mejillas como verdaderas cascadas. A pesar de toda la tristeza y culpa que cargaba en sus hombros, Error le hacía sentir que todo estaba bien. Sentía que podría superar todo, si el moreno nunca soltase su mano.
Sonrió entre todo el pesar, agradeciendo mentalmente haber conocido a alguien tan increíble como ese pelirrojo.

—No estás solo—, susurró el moreno, mientras acariciaba las manos del rubio, —No te dejaré solo en esto.

El rubio no hizo más que reír enternecido. Tanto tiempo resistiendo ese pesar, se sentía bastante bien botar todo lo que había soportado en silencio. Y lo más importante, es que por una vez en muchos meses, se sentía bien de estar triste delante de alguien más. De alguien que no lo juzgaba, de alguien que no esperaba que fuera únicamente una fuente de risas y positivismo.
Hasta las personas más alegres pueden sentirse tristes, ¿no?

—¿Eran cercanos?

—Muy cercanos—, respondió entre respiraciones cortadas el rubio, sin contener su llanto para nada, —Él era mi ídolo, ¿sabes?

Error sonrió inconcientemente. Le recordó como hace poco había descubierto que para su extravagante hermano menor, él era su ídolo. Y también, como en su niñez, su pilar de contención y compresión siempre fue Geno.

—Él siempre quería ayudar a la gente—, suspiraba Ink, en el recuerdo de Zephyr, —Cuando niños siempre jugábamos a que él era un superhéroe y yo era a quién tenía que salvar... Era muy divertido. Ya de mayor, soñaba con salvar a la gente realmente, y se volvió bombero.

—Wow, eso realmente es honorable—, dijo Error.

—Ganó muchas medallas, era amado por mucha gente, porque estaba dispuesto a darlo todo por los demás, sin querer nada a cambio... Era el héroe de todos, pero por sobre todo, mi héroe.

Allí se quedaron, por lo que parecieron varias horas para ambos. Ink simplemente lloraba, acariciando el pasto sobre la tumba de su hermano, mientras Error acariciaba sus manos y hombros, con toda la ternura que sus toscas manos podían proporcionarle.
La noche finalmente había caído, y había llegado la hora del cierre del cementerio, ya que desde ese momento solo ingresaban gente que había pagado por esos recorridos nocturnos con temática halloweenesca.
Ambos tuvieron que salir del cementerio, y así fue como emprendieron rumbo a casa del joven pintor.
Iban caminando por las calles nocturnas, de la mano, completamente en silencio. Los ojos del rubio aún seguían rojos y cristalinos, y en sus mejillas se podía notar el rastro de las lágrimas que derramó por bastante rato.

—¿Cómo te sientes?—, Error rompió el silencio, llamando la atención del rubio que yacía perdido en sus pensamientos.

Volteó a verle, y apenas vió esa mirada llena de comprensión, con esos ojos azules que lo volvían loco, sonrió, —Muy bien, de hecho.

—Es un proceso largo y lento—, afirmó el moreno, —Es normal que aún sientas pena, no es inmediato.

—Lo sé—, suspiró el rubio, sujetando más fuerte el agarre de la mano del contrario, —Pero definitivamente me siento mejor después de esto. Lo había estado evitado por tanto tiempo...

—¿Te sientes más liberado?

—Definitivamente.

—Entonces, creo que valió la pena cada segundo.

Después de un buen rato, ambos llegaron a la casa del rubio. Ambos se detuvieron para verse frente a frente. Era hora de decir adiós a tan esplendida velada. Ink, por más que no quisiera despedirse de su contrario, en el fondo de su mente se estaba reprendiendo a si mismo por haber prolongado tanto la velada, ya que el Guardián aún tenía trabajo que hacer. Error pareció notar eso, y le sonrió.

—Hey, sé que tendrás tus razones para llegar siempre temprano a casa, pero no angusties—, calmó el pelirrojo, —Cualquier otra cosa puede esperar, lo importante es que tu te sientas bien. 

Ink sonrió, y se acercó lentamente al contrario lo más lento posible para no alterarlo, sin desviar su mirada de esos ojos azules que amaba tanto, —Gracias por todo, Error. Sé que quizá no fue la primera cita ideal, pero quiero que sepas que estoy muy agradecido por todo.

—¿Bromeas? Fue genial—, animó el moreno, igualmente concentrado en los ojos de color verdoso del rubio, —Me encantó poder conocer más de ti, así puedo apoyarte más.

Ink rió enternecido y se acercó aún más al rostro del moreno. Estaba algo nervioso de espantar a su cita, pero al contrario de lo que él creía, este no parecía del todo afectado por esa invasión a su espacio personal. Se le notaba algo incómodo, pero no parecía querer apartarse tampoco. El rubio solo pudo sonreír ante ese  esto.

—Eres el mejor—, pudo susurrar Ink, ya que ni siquiera era necesario elevar el volumen de su voz debido a la corta distancia de sus rostros, —Aun no entiendo que pude hacer para merecer a alguien como tu.

Error sonrió nervioso, y con sus manos temblorosas debido a su miedo, intentó acariciar las mejillas del contrario, —Y-Yo me pregunto lo mismo... Conocerte dio vueltas mi mundo, ¿sabes? Te detesto por eso.

—¡Je, je! Es lo más lindo que me han dicho en mucho tiempo—, rió el rubio, acariciando las manos sobre sus mejillas. Su corazón estaba acelerado a más no poder, y digamos que el moreno tampoco estaba mucho mejor.
Estaba luchando constantemente por no temer a la cercanía que tenía con su contrario, concentrándose en la belleza de su cita para así distraerse de los horribles escalofríos que su fobia le daba.

Ink por un momento olvidó todo a su alrededor, olvidó todo lo que era importante para él en el pasado, olvidó todo contexto en el que estaba y solo se decidió a cerrar la poca distancia que lo separaba de Error, y lo besó. El pelirrojo, apenas sintió los labios del contrario sobre los suyos, sintió que le daría un infarto allí mismo. Quería correr, alejarse rápidamente de cualquier tacto, pero extrañamente, al contrario de lo que su mente quería, él correspondió el beso. Ni siquiera él estaba seguro de lo que hacía, y estaba completamente aterrado con ese contacto físico, sin embargo, su corazón no parecía querer escuchar los miedos irracionales de su cerebro.

El rubio, cuando sintió que el contrario le correspondió el beso, sonrió inconscientemente. Pero fue hasta que sintió que las manos sobre sus mejillas temblaban a más no poder, que recordó el problema más importante de su cita. Se separó nervioso, y se alejó del moreno, sintiendo una culpa atroz. 

—¡P-Perdón, Error! ¡Lo lamento tanto!—, se disculpaba el pintor, sintiendo como había arruinado la cita perfecta por olvidar algo tan importante. Se sentía como un idiota, —¡Y-Yo lo siento, lo siento! No quise presionarte, lo lamento. Se me fue por completo tu fobia.

—H-Hey, emm... T-Tranquilo, estoy bien—, trató de calmar Error a su cita, agarrando sus manos con cariño, aún algo agitado, —M-Me tomaste desprevenido, eso es todo.

—¡Ay no! Por favor, no me mientas—, se lamentó el rubio, —Te asusté, ¿no? Cielos, estás temblando, ¡como pude ser tan inconsciente!

Error ni siquiera se había dado cuenta que su cuerpo aún tiritaba. Hizo caso omiso y trató de sonreír, acariciando con sus pulgares las manos del rubio, —Tranquilo, Ink... Sí, me asustaste, no te lo voy a negar. Pero ese beso... M-Me gustó mucho, no quería separarme de ti.

Ink se sorprendió al escuchar esas palabras. ¿Acaso había ignorado su fobia por él? Estaba completamente absorto, y lo estuvo aún más cuando vio al contrario acercarse nuevamente, lento y aún tembloroso. Recuperaron la poca distancia de antes, y Error tomó una bocanada de aire para poder calmarse un poco.
El rubio le observó culposo.

—No quiero obligarte a esto—, Ink susurró, perdido en los ojos azules del contrario, —No quiero que por mi tengas que pasar malos ratos. Se supone que debo apoyarte, no asustarte más de que lo ya debes estar.

—Ink...—, comenzó el moreno, sin despegar la vista del pintor, —...Yo quiero hacer esto. Yo quiero estar contigo. Y si tengo que enfrentar mis miedos, sé que estaré bien si tu estás conmigo. 

—Quiero apoyarte, Ruru—, susurró el rubio, sonrojado a más no poder, —Quiero ayudarte en lo que necesites, quiero estar ahí para ti como tu lo estás para mí.

—Y eso es suficiente para mi...

Sin más, tembloroso, el pelirrojo besó al de ojos verdosos, quien no dudó en corresponder de inmediato. Ese beso, al igual que el primero que compartieron, fue puro y simple, corto y tierno. Solo duró unos segundos más que el primero, y apenas se separaron, ambos se sonrieron completamente sonrojados.

—C-Creo que estoy enamorado de ti—, sentenció finalmente el moreno en un susurro, nuevamente colocando sus manos en las mejillas del rubio.

Ink rió algo nervioso. Después de tanto tiempo, Error se le había confesado. Tomó aire, él no iba a quedarse atrás, —Pues entonces, somos dos... Me gustas, ¡me gustas mucho, Error!

El moreno rió, se sentía muy feliz. Nunca pensó que volvería a sentir algo tan puro.
Fue una velada que ninguno olvidaría.




































































~•~

¡Hola! Aquí Natta, la escritora.

Este mensaje es solo para agradecer a aquellas personas que están leyendo esto. La verdad es que es una historia a la que le he metido mucho esfuerzo y lágrimas, aunque suene exagerado.

Agradecería mucho que demostraran si les gusta la historia votando o comentando, de esta forma confirmo si vale la pena o no seguir escribiendo.
Se los agradecería mucho, de corazón.

Gracias nuevamente por su atención, nos vemos en otro capítulo.

Bye!

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