Más allá (+14)
Nunca se había despertado de tan buen humor en toda su vida... O que recordase al menos.
Aún podía recordar la hermosa sensación de la noche anterior, de tener a su amado entre sus brazos, acurrucándose contra su pecho. Acarició sus propios brazos, tratando de recordar más vívida la cálida presencia de las manos de su novio. Inconscientemente sonrió.
Se levantó de su cama con una sonrisa plasmada en su rostro. Se colocó sus lentes que yacían en su mesita de noche, para poder ver mejor, y entonces pudo observar sus prendas de Destructor, que como todas las mañanas, estaban tiradas en el suelo. Sin embargo, eso no le afectó como otras veces.
Desde muy dentro de su subconsciente sabía que anoche no había matado a nadie (o quizás solo a una persona), y eso le hacía muy feliz.
Rápidamente tomó sus ropas de Destructor y las escondió al fondo de su closet. Luego tomó uno de los guantes que aún tenía un poco de sangre, lo lavó en el baño y luego lo guardó junto a las demás cosas.
Acto seguido volvió al baño y comenzó a quitarse la ropa para darse una ducha. Al no tener espejo en su baño, ni siquiera el repudio que tenía hacia su propio cuerpo pudo arruinar su humor. Cuando recién se había quitado solo la camiseta, escuchó el timbre de su departamento sonar. Le pareció muy extraño, ya que era bastante temprano.
Supuso que se trataba de su hermano mayor, el único que vendría a visitarlo tan temprano, que seguro vendría a saber el porqué Error faltó a clases el día anterior, ya que seguramente Fresh le habría ido con el chisme.
Gruñó ante la idea, y salió del baño sin siquiera ponerse la camiseta para terminar lo antes posible el martirio que serían los reproches de Geno. Pero claro, no se esperaba para nada que al abrir la puerta no se encontrase con su hermano, sino con el joven rubio que lo traía vuelto loco.
-¿I-Ink?-, habló avergonzado el moreno, al no encontrarse para nada presentable para su amado, -¿Q-Qué haces aquí tan temprano?
-N-Necesitaba hablar contigo urgente-, suspiró el rubio, ya que había quedado anonadado al ver el torso descubierto de su novio. Era la primera vez que lo veía así, y era tal y como se lo había imaginado el artista. Era fuerte y esbelto, resultado claro de las prácticas de boxeo. ¿Serán esos brazos tan cálidos como los del Destructor? No pudo evitar sonrojarse ante tal pensamiento, -¿P-Puedo pasar?
-E-Em... C-Claro.
El pelirrojo se hizo aún lado para dejar pasar a su invitado, para acto seguido cerrar la puerta detrás de él, y fue entonces que notó como el rubio cojeaba levemente mientras se hacía paso dentro del departamento. Su mirada rápidamente se desvió a los pies del de ojos verdosos, encontrándose con un tobillo vendado.
-¡I-Ink! ¿Qué te pasó? ¡Tu pie!-, preguntó angustiado el moreno, ya que dentro de sus recuerdos borrosos de la noche anterior, no recordaba ese tobillo malherido de su novio.
-Oh, eso... E-Es una larga historia-, el rubio desvió el tema, -Eso no es lo importante ahora.
-¿Hablas en serio? ¡Te lastimaste!-, regañó el moreno, bastante angustiado. Pero mientras su preocupación aumentaba, sus recuerdos se hacían un poco más vívidos.
El moreno recordaba muy poco de las noches en las que se transformaba en su alter ego, sin embargo, tenía el recuerdo vivo de las palabras de Ink. Recordaba perfectamente como decía que lo quería y que sentía mucho haberlo lastimado.
Su buen humor había vuelto con tan solo ese recuerdo.
Ink miraba el suelo, culposo, mientras que Error se paseaba con una actitud bastante impaciente, que no era muy usual en él.
-R-Ruru, yo...-, comenzó nervioso el rubio, tratando de no llorar en el proceso, -...Quería disculparme por lo de la otra noche. S-Sé que debí haberlo hecho antes, pero no sabía como mirarte a los ojos después que te lastimé, por mi estúpida cobardía. Y cuando por fin comprendí que debía disculparme cuanto antes... Me lastimé el tobillo...
-Sospecho que fue más que eso...-, arqueó una ceja el moreno, muy en su interior, ansioso.
-Bien... Me intentaron asaltar.
-¡¿Qué?!-, fingió sorpresa.
-¡P-Pero estoy bien, ¿si?! No tienes de qué preocuparte, estoy a salvo-, tranquilizó el rubio, -Por mucho que quería disculparme contigo anoche, mi pie no me permitió llegar a tu departamento. Así que regresé a mi casa, vendé de mi tobillo y apenas pude vine a verte... N-No quería dejar las cosas así, y-yo no quise-
-Kiki tranquilo, está bien-, suspiró el de ojos azules, sosteniendo la mano de su pareja, completamente enternecido, -No puedo creer que después de todo lo que viviste ayer, aún así estás aquí, herido y cojeando... Kiki... ¿por qué...?
-Porque no mereces sufrir por un idiota como yo-, se lamentó el rubio, resistiendo las lágrimas, -M-Mereces esto y mucho más, porque eres el chico más maravilloso que he conocido y lamento tanto haberte lastimado.
El moreno sonrió inconscientemente, -No tienes porque disculparte, mi amor.
-¡Mereces una disculpa! ¡Te abandoné!-, sollozó el pintor, bajando la mirada, -Escapé de la cena, de una forma tan cobarde... L-Lo siento tanto, Ruru.
-Inky... Tranquilo... Te perdono, amor. Yo comprendo lo insoportable que pueden ser mis hermanos-, sonrió el moreno, limpiando una lágrima que al rubio se le había escapado, -Cualquiera en su sano juicio hubiera huido. Yo también lo hubiera hecho, pero, era mi casa.
Eso logró sacar una sonrisa genuina de parte del pintor, junto a una pequeña risa, -Te amo, Ruru. Demasiado como para perderte.
Error rió también complacido, para inmediatamente después ayudar a su novio a acercarse al sofá de la sala de estar, para que sentase y así no forzara su tobillo, -También te amo, Kiki. Ya deja de lamentarte, ¿si? Todo está bien.
El pintor suspiró aliviado y sonrió inmediatamente al ver como su novio le sonreía de vuelta. Amaba tanto esa sonrisa de su moreno, sentía que iluminaba cualquier oscuridad. Se sintió feliz, se había quitado un horrible peso del pecho, y a cambio recibió esa sonrisa tan ansiada que lo llenaba de vitalidad. Se sintió en paz.
Pero de pronto, en un pequeño descuido, Ink estando distraído en sus pensamientos felices tropieza con el pie de su novio, y entonces pierde el equilibrio. Sin tiempo de reaccionar, el joven rubio cae encima del moreno, por consecuencia botándolo a él también, y así ambos cayendo en el sofá, con Ink encima de Error.
Gracias al aturdimiento, les tomó más de un segundo procesar lo recién ocurrido. Por un lado Ink estaba que se derretía al estar sobre ese atrayente pecho desnudo que tanto esperó ver. Enbobado, comenzó a acariciar ese fuerte torso, pasando sus manos suavemente desde el abdomen, hasta los hombros. Estaba realmente encantado.
Pero por el otro lado, Error apenas se incorporó, entró en pánico ante ese sutil tacto e invasión a su espacio personal. En un reflejo involuntario, empujó con todas sus fuerzas a quien estaba sobre él, botándolo fuertemente al suelo, llevándose un grito de sorpresa y un quejido de dolor en respuesta.
-¡M-Mierda, Ink!-, exclamó exaltado el moreno, tratando de calmar su acelerada respiración, y mientras se levantaba rápidamente del sillón para tenderle una mano al muchacho en el suelo, -L-Lo lamento tanto, no quise-
-Está bien, Ruru-, respondió algo avergonzado el rubio, ligeramente sonrojado, mientras se ponía de pie con ayuda de su novio, -Fue mi culpa por... bueno... tocarte. Es solo que... ¡No me pude resistir! ¡Lo siento!
-¡¿E-Eh?!
Un sonrojo de clara vergüenza se extendió por las mejillas del moreno mientras rápidamente buscaba algo con qué taparse el torso.
Para Error, su cuerpo era lo más asqueroso que podía existir en su vida. Lo odiaba con toda su alma, ya ni siquiera siendo capaz de verse en un espejo. Y en ese momento, se sentía tan expuesto.
Rápidamente se tapó con una manta que estaba en el sofá de atrás, llevándose una queja y un bufido de parte de su novio. Eso le pareció bastante extraño al pelirrojo.
-¿Qué?
-¿Tenías que cubrirte? Estaba realmente disfrutando la vista-, sonrió Ink, con una expresión algo pícara y un sonrojo muy notable.
Eso perturbó completamente la recién adquirida calma del moreno, y no pudo evitar desviar la mirada de su novio, bastante nervioso.
Ink notó su molestia, y su mente comenzó a preguntarse el porqué. El cuerpo de su novio era indudablemente encantador, al menos para él, y no comprendía esa timidez de parte del pelirrojo.
¿Cómo es posible que alguien se avergüence de tal exquisito cuerpo? , se preguntaba el rubio mentalmente. Eso no podía ser.
-¿Por qué te escondes, cariño?-, preguntó Ink, tratando de sonar dulce y sereno para no seguir perturbando a su novio, mientras se acercaba a él lentamente, debido a su pie.
Error no respondió. No quería hablar más del tema, le ponía muy incómodo. Se abrazó a si mismo por encima de la manta para asegurar que ésta no se cayera de su torso, y le dio la espalda al rubio mientras dejaba salir un bufido molesto.
Eso logró sacar una pequeña risita del pintor, -Vamos, amor. No te escondas... Tu cuerpo es hermoso.
Tu cuerpo es hermoso...
Tu cuerpo es hermoso...
Que bello cuerpo, chico...
Sí, es muy bonito...
¿No querrías dejarnos probar un poco?
-¡¿Q-QUÉ?!-, exclamó Error, aterrado e incrédulo, dando un pasó precipitado alejándose de su novio. Eso claramente alteró a Ink, quien lo veía preocupado ante su reacción, a lo que él simplemente se aclaró la garganta, para luego tratar de que su sobresalto pasara desapercibido, -¿D-De qué hablas, Ink? C-Creo que el golpe de la caída te afectó un poco.
-¿Hablas en serio, Ruru?
El tono de voz de Ink era incredibilidad máxima.
Error nuevamente le dio la espalda al rubio, ya simplemente queriendo salir de esa situación. Sin embargo, no era algo que Ink quisiera dejar pasar. Lentamente se acercó a su novio, tomando la ventaja de que él no lo veía, para así no ponerlo nervioso. Suavemente puso sus manos en los hombros del moreno, sobresaltándolo bastante. El pintor se acercó discretamente a su oído y le susurró que se relajara, que solo quería darle un pequeño masaje, pues se le notaba muy tenso.
-I-Ink... N-No creo que yo-
-Tranquilo...-, le susurraba de forma serena al oído, -Confía en mí... Solo quiero ayudarte...
Él dudó al principio, bastante nervioso por el nuevo tacto, pero al tratarse de Ink, confió ciegamente. Cerró los ojos, intentando no entrar en pánico, temblando ligeramente.
Ink sonrió plácidamente, y comenzó con sus caricias en los hombros de su novio. Masajeaba la zona del cuello hasta el músculo del trapecio, sin dejar de susurrarle palabras tranquilizadoras al oído, muy similares a cuando tenía una crisis de ansiedad y él le calmaba.
Los minutos pasaban, pero la tensión del moreno no parecía disminuir.
-¿Estás bien? ¿Quieres que me detenga?-, le preguntó Ink, un poco nervioso por el temblor constante del cuerpo de su novio. No quería forzarlo a nada.
Error tragó saliva, aún sobresaltado. Claro que estaba asustado, pero quería confiar en Ink, -E-Estoy bien, Kiki.
-¿Estás seguro?-, no sonaba muy convencido.
-S-Sí, amor. Solo debo, eh, acostumbrarme...
Ink continuó entonces con los masajes, tratando de no ser muy brusco, y más que nada, ser cariñoso y sereno con el tacto sobre su novio.
Pasando los minutos, el cuerpo de Error comenzó a destensarse de a poco, y los temblores cesaron finalmente. Las caricias fueron aumentando muy lentamente la fuerza, para pasar a ser un masaje real, apretando ligeramente los músculos del moreno para que la tensión se liberara. Los susurros tranquilizantes nunca cesaron, puesto a que Ink no quería que la calma de su amado se interrumpiera de ningún modo.
Pronto, pasado el tiempo, Error ya estaba disfrutando del masaje. De vez en cuando dejaba salir un suspiro o gruñido, ya que la zona de su cuello acumulaba tanta tensión y nunca se había dado el trabajo de tratar los nudos en su espalda.
Ink inconscientemente sonreía, sintiéndose muy feliz que su novio disfrutaba de su tacto. Sentía que realmente estaba logrando que Error se abriera a él, y eso le provocaba mucha emoción, pues así podía ayudarlo mucho más.
La relajación de Error llegó a tal punto que su agarre sobre la manta que lo cubría se fue soltando de a poco. Esto provocó que la manta se bajara ligeramente, dejando descubierta parte de la espalda del moreno.
El pintor al notar esto, inconscientemente se mordió el labio. Observó detenidamente la piel descubierta, e incluso notó unas cicatrices que creyó que se debían a las clases de boxeo. Poco a poco las manos se Ink y sus masajes fueron bajando hasta los omoplatos, tratando de que sus caricias fueran suaves y delicadas, para no alterar a su novio.
-¿Está bien si hago esto?-, preguntó Ink en un susurro, mientras Error soltaba un jadeo por la sorpresa por el nuevo tacto.
La respiración del moreno aumentó ligeramente, pero no quiso que eso lo detuviera. Nervioso, simplemente asintió con la cabeza, sin decir ni una palabra. No quería que su angustia arruinara el momento.
Ink comprendió los gestos, y por lo mismo sus caricias continuaron siendo suaves y delicadas para acostumbrar a su pelirrojo al tacto, sin dejar claro está, sus susurros tranquilizadores.
Pasados los minutos, las caricias se transformaron en masajes, un poco más fuertes y estimulantes. Aunque Ink no quisiese concentrarse en eso, no podía evitar dejarse cautivar por aquella espalda tan fuerte y fornida. La manta había caído un poco más, dejándole ver también los músculos deltoides y tríceps de sus brazos. Nuevamente el recuerdo de los cálidos brazos del Destructor pasó por la mente del rubio, pero fue rápidamente removido de sus pensamientos.
-¿Se siente bien, amor?-, preguntó Ink en un susurro, sin dejar sus caricias, -¿Te sientes más relajado?
Error nuevamente se guardó sus palabras, y solo afirmó en un murmullo. La verdad es que, a pesar de que los masajes de su amado le estaban encantando demasiado, una sensación insegura muy dentro de él no lo dejaba disfrutar del todo. No quería sentirse así, no quería que las buenas intenciones de su novio se opacaran por sus horribles recuerdos.
-Tienes muchos nudos en tu espalda, Ruru-, comentó en voz baja el rubio, -Sí que estás tenso.
El pelirrojo nuevamente afirmó solo con un murmullo, a la vez que dejaba salir un suspiro grato.
Ink sonrió ante esto, y lentamente regreso sus caricias a los hombros del moreno, con mucha delicadeza, bajando por los deltoides. El pintor, esperando un sobresalto de su novio por no avisarle que tocaría sus brazos, se sorprendió bastante cuando solo escuchó un suspiro algo sorprendido. Nada comparado a sus anteriores reacciones. Lo consideró entonces como luz verde para acariciar sus brazos, bajando delicadamente hasta sus músculos bíceps y tríceps.
Ahora sí que el pintor estaba que se derretía. Los brazos de su novio se sentían tan fuertes e imponentes, además de cálidos y acogedores, por más contradictorio que suene. El recuerdo de los brazos del Destructor abrazándole, no hizo más que provocar el deseo de acurrucarse en los brazos de su novio. Ink estaba nada más que fascinado.
Se sentía como la temperatura en el apartamento aumentaba levemente.
-V-Vaya...-, suspiró Ink, casi babeando, -Ruru... Tus brazos son muy fuertes...
Error se sintió un poco incómodo ante el comentario, pero no dijo nada y solo afirmó en un murmullo otra vez.
-Al igual que tu espalda...-, Ink, sin dejar sus caricias en los brazos del moreno, acercó su rostro a la espalda y dejó un par de castos besos en su piel cálida.
Claro que esto sí que sobresaltó a Error, logrando que por fin usara palabras para expresarse.
-I-Ink... N-No sé si yo-
-¿Puedo verte de frente?-, interrumpió el rubio, ansioso de ver el pecho de su amado, después de tanto rato verle la espalda.
Error tragó saliva, claramente nervioso. Sin embargo, hizo lo que su amado quería y se volteó para finalmente verle de frente. Eso sí, cerró sus ojos y bajó la mirada avergonzado, incapaz de hacer otro gesto.
Ink sonrió y comenzó a masajear los hombros de Error nuevamente, para lentamente ir bajando por los pectorales hasta casi el abdomen.
Ambos estaban sin aliento, aunque por distintas razones.
-R-Ruru...-, suspiró el rubio, embobado por completo, -Eres tan fuerte...
-I-Ink... Y-Yo no me siento muy cómodo...
El pintor, al escuchar esto, ralentizó las caricias en el pecho desnudo de su novio para hacerlas mucho más delicadas y suaves. Sin embargo, esto no parecía calmar al moreno, como sí en otras ocasiones.
-¿Qué te incómoda, amor?-, preguntó con voz dulce Ink, tratando de calmar el nerviosismo de su novio, -¿Mis manos? ¿Mis caricias? ¿Mis comentarios sobre tu cuerpo?
El moreno asintió, sin habla finalmente, dándole la razón al último argumento. Ink parpadeó confundido, y sin cesar sus caricias, acercó su rostro al de su novio y con una de sus manos levantó su mentón para que le mirara a los ojos.
Ink pudo ver en esos ojos azules una clase de miedo que nunca había visto antes.
-Error, escúchame-, comenzó Ink, con voz suave y comprensiva, sonriendo dulcemente, -Tu cuerpo es hermoso, ¿sí? Tu rostro también es hermoso. Todo tú es hermoso, y nadie jamás podría tener la osadía de negarlo.
Eso conmovió al pelirrojo, quien no pudo evitar sentirse muy mal, pues todos esos lindos cumplidos él simplemente no los veía. Solo pudo ver a Ink a los ojos, y negar moviendo la cabeza.
-¿No?-, preguntó Ink, casi indignado, -¿Acaso no te has visto al espejo? Error, eres precioso, de pies a cabeza. Por dentro y por fuera... Y eso incluye tu cuerpo.
-E-Es asqueroso...
-¿Qué? ¿Qué cosa?
-M-Mi cuerpo.
Ink frunció el ceño, y aumentó la fuerza de sus caricias en el pecho del moreno, -Nunca vuelvas a decir eso de ti.
Error no tuvo ni un segundo para responder cuando Ink se acercó precipitadamente a él y lo besó. El moreno, por más nervioso que eso lo pusiera, el confort que su novio le daba a través de ese gesto le hacía sentir bien. Correspondió el beso, algo torpe y tosco.
Las manos de Ink subían y bajaban por el pecho del moreno libremente, y acariciaban toda la piel descubierta. Eso les provocaba suspiros y jadeos a ambos durante el beso. Pronto, sus lenguas se unieron también, explorando la cavidad bucal del otro libremente, claramente siendo la lengua de Ink la que lideraba la danza. Fue entonces que después de un largo rato, el aire se les hizo insuficiente y tuvieron que separarse, con un hilo de saliva aún uniendolos.
Pero el pintor no iba a detenerse ahí, ese beso ya lo había encendido. Bajó su rostro a la altura del cuello del pelirrojo y comenzó a repartir besos por toda la piel visible. Sin frenar sus caricias en el pecho, los besos de Ink fueron bajando hasta la clavícula del moreno, provocando bastantes jadeos de parte de ambos, aunque por distintas razones.
Error estaba completamente paralizado. Estaba aterrado, pero su cuerpo no parecía responder por el miedo. Sentía una sensación tan horrible que había sentido hacía mucho, una que recordaba con mucho dolor e histeria. Fue la peor sensación que sintió en la vida, y sentía que la estaba reviviendo.
-Mmm~ E-Error...-, gimió levemente el rubio, provocando que Error no pudiese soportarlo más.
-I-Ink... D-Detente, por favor.
Sin embargo, el rubio parecía estar tan sumergido en la lujuria del momento, que las pequeñas suplicas de su novio no las lograba escuchar.
-I-Ink, por favor no.
-¿Qué~?-, preguntó el pintor, sin detener sus acciones, desorientado al escuchar a su novio diciéndole algo, pero no logrando escuchar del todo.
-¡I-Ink, para ya!
Error no pudo más, y con todas sus fuerza y desesperación empujó a su novio lejos de él, provocando que éste perdiera el equilibrio y se cayera al suelo. Eso le provocó un inmenso dolor en su pie herido, que en la caída se dobló aún más.
-¡Ah, mierda!-, se quejó Ink por el punzante dolor en su pie, -¡¿Pero qué te pasa, Error?!
-¡T-Te dije que te detuvieras! ¡¿Qué pasa contigo?!-, gritó Error, histérico, al borde del llanto, cubriéndose nuevamente con la manta, alejándose lo más rápido posible del chico en el suelo, con lagrimas acumulándose en sus ojos, -¡Confié en ti! ¡Dijiste que querías ayudarme! ¡Pero me mentiste! ¡Eres igual a todos los demás!
-¿Q-Qué?-, Ink como pudo intentó pararse del suelo, e intentó acercarse lo más rápido posible a su novio para intentar calmarlo, -Ruru, espera, tranquilízate, ¿si?
-¡A-Aléjate de mí!-, gritó el moreno, retrocediendo asustado al ver como el rubio se acercaba.
-Amor, por favor, perdona-, Ink cojeando caminaba hacia su novio, muy angustiado, -No quise asustarte, perdón.
Las lágrimas caían por las mejillas del moreno, -V-Vete de aquí, Ink.
-¡¿Qué?!
-¡Vete de aquí!-, gritó el pelirrojo, hecho una histeria total, corriendo finalmente a encerrarse en su habitación, siendo seguido por un cojo rubio al cual le cerró la puerta en la cara, -¡Lárgate! ¡No quiero que te vuelvas a acercar!
-¡Amor, perdóname!-, gritaba el rubio a través de la puerta, ahora él también llorando, -¡Por favor, hablémoslo! ¡No quise lastimarte! ¡Ruru, por favor!
La voz quebradiza de Error se escuchó del otro lado de la puerta, -I-Ink... Vete... No me hagas llamar a mis hermanos... o a la policía...
Ink se quedó en shock al oír esas palabras. No podía creer que esto le estuviera pasando, no podía creer que en serio lo había lastimado. Las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas, se sentía miserable, se sentía un monstruo. Recién lo había recuperado, y lo había vuelto a perder. ¿Cómo podría perdonarle después de esto? De no respetar su fobia más grande.
Se sentía un verdadero imbécil.
-S-Solo lárgate, p-por favor...-, pudo escucharlo suplicar del otro lado de la puerta llorando, rompiéndole el corazón.
No quiso hacerlo más difícil, y cojeando abandonó el departamento, hecho un mar de llanto mientras emprendía rumbo a su casa, odiándose por todo el daño que causó.
Mientras tanto, Error lloraba a más no poder, golpeando sus manos contra el suelo con tanta fuerza que se hacía daño, para descargar su rabia por haber sido débil nuevamente y no haber detenido a Ink antes.
Se culpaba una y otra vez por su debilidad, por ser tan idiota. Porque no pudo ser fuerte. Se sentía destruido por completo, pues revivió esa horrible experiencia que lo había marcado de por vida. Si antes ya se odiaba, ahora se odiaba aún más por no haber hecho nada, nuevamente.
Y lo peor, es que fue su novio quien traicionó su confianza. Tanto que le había costado volver a confiar en alguien más, y en sí mismo, y todo eso se fue a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.
Sus manos ya sangraban de tanto golpearlas contra el suelo.
Fue un tonto al pensar que podía salir de esa horrible depresión que era su vida. En poder ir más allá y ser una mejor persona, y redimirse.
Estaba claro, él ya estaba destruido, roto de por vida. Nada podrá cambiar eso.
Nadie podía ayudarlo, ni él mismo. Y fue un total imbécil al creer que enamorarse podría haberle salvado de su inminente final.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro