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El Guardián de la Noche

Nueve de la mañana de un miércoles cualquiera. 
Un joven rubio, de piel blanca con varias marcas parecidas a exoticos tatuajes, delgado y de ojos verdosos corría rápido para entrar en la tienda donde trabajaba. Se había retrasado en llegar, y si su jefe lo descubría estaría frito, pues no era la primer vez que llegaba tarde esa semana.

Apenas entró a la florería, lanzó su bolso detrás del mostrador y corrió hasta el cuarto de servicio para ponerse su uniforme.
Una vez listo, corrió nuevamente hasta la puerta del local y dio vuelta el letrero de "abierto" para dar inicio a su día laboral.
Estaba exhausto después todo el ajetreo, así que caminó a paso lento en dirección a su puesto asignado, detrás del mostrador.

—Espero no me descuenten los minutos de atraso—, suplicaba en voz alta el rubio, mientras pasaba su mano por su cabello. Había sido una noche agotadora, y pues no había pegado un ojo durante toda la noche. Últimamente, la doble vida que este joven llevaba se hacía cada vez más difícil de sobrellevar.
Todo era culpa de este misterioso sujeto, que había estado complicando aún más su labor. Un sujeto que se oponía a su modo operandi, pero que técnicamente tenían el mismo propósito;

Proteger las calles nocturnas del peligro.

O al menos eso decía... Sin embargo, nuestro joven rubio no creía que ese misterioso enemigo suyo tuviera su mismo propósito en realidad, ya que los problemas que causaba eran realmente peligrosos.
Es como si quisiera destruir todo lo que él quería proteger.
Destruir... Quizá sería un buen apodo para ese misterioso villano, ¿no?

Es entonces, perdido en sus pensamientos, que caminando hacia el mostrador se tropezó con su bolso.
Se alarmó completamente al haber olvidado algo tan importante. Sí, podría ser un simple bolso, pero dentro se escondía su mayor secreto, no podía dejarlo a la vista de nadie.
Se maldijo internamente ser tan olvidadizo, mientras tomaba el bolso rápidamente y lo ocultó dentro del cuarto de servicio. Apenas cerró la puerta de aquella habitación, escuchó la campana de la puerta de entrada de la tienda, y nervioso de que se tratara de su jefe o de un cliente curioso, se volteó lo más rápido que pudo y trató de correr a su puesto, fallando miserablemente al tropezarse con los cordones de sus zapatillas y caer al suelo.

—¡Dios mío, Ink! ¿Estás bien?—, apenas oyó esa voz, el corazón del rubio volvió a su lugar. Reconocía esa voz serena y dulce donde sea, si la conocía casi de toda la vida.

—Dream...—, sonrió Ink, mientras intentaba ponerse de pie, —Casi me matas de un susto. Creí que sería mi jefe que venía a regañarme.

Dream, un muchacho rubio de contextura delgada y baja, de ojos cafés y pecas en el rostro, no pudo evitar reír por las palabras de su amigo, y le ayudó a ponerse de pie, —¿Acaso llegaste tarde otra vez?

—Sí...—, admitió con vergüenza el rubio más alto, una vez ya de pie, sacudiéndose el polvo de su uniforme, —...fue una noche muy complicada, ni siquiera pude dormir.

Eso causó que la sonrisa de Dream fuera reemplazada por una expresión preocupada, —¿Qué? ¿Por qué? ¿Acaso otra vez apareció este extraño enmascarado que te molesta?

Ink sonrió desganado, —Sí, casi mata a dos sujetos anoche. Pude evitarlo a tiempo—, mientras caminaba de vuelta a su puesto detrás del mostrador, su sonrisa se iba borrando, —Cuando entregué a esos sujetos, la policía dijo que eran dos violadores seriales que habían buscado por meses.

—¿En serio?—, se impactó Dream, mientras se acercaba al mostrador, —Igual que la semana pasada.

—Ni lo menciones—, se quejó Ink, estrellando su cabeza contra el mostrador, —Solo quiero dormir.

Dream no supo que decir, solo se limitó a acariciar los cabellos rubios y despeinados de su mejor amigo.
Desde que Ink comenzó a ser El Guardián de la Noche, por más que intentara, nunca pudo convencerlo de que lo dejara. Por más peligroso, sobreexigente o arriesgado que fuera, nunca pudo quitarle esa alegría y satisfacción que le provocaba ser el Guardián.
Dream ya no más lo apoyaba, pues su amigo era terco, no se dejaría convencer fácilmente. Se convirtió en su cómplice, en el único que sabía su secreto, y en quién más se encargaría de ayudarlo externamente.

—Inky, sabes, tengo una noticia para ti—, trató de animar el rubio de pecas, con un tono de voz juguetón y una sonrisa amistosa, —¿A qué no adivinas quién me mandó un mensaje?

—Dream... Sabes que soy pésimo adivinando—, se quejó el joven de ojos verdosos, —Además, mi cerebro dejó de funcionar hace dos horas atrás, no me pidas tanto.

Dream rió, —Está bien, tu ganas aguafiestas. Me escribió Stretch, ¿lo recuerdas? ¿Stretch Swap?

Ink levantó la mirada del mostrador, con intriga en su ojos, —Creo que lo recuerdo, ¿y eso qué?

—Bueno, resulta que su hermano Blueberry es periodista, y le encantaría hacer un reportaje sobre el Guardián de la Noche—, sonrió Dream, y al ver la emoción de su amigo en sus ojos, no pudo evitar reír un poco antes de continuar, —Claro está, para poder hacerlo, necesitará una entrevista, ¿qué dices?

—¿Qué qué digo? ¡Acepto!—, gritó eufórico Ink, levantándose completamente del mostrador para abrazar a su mejor amigo, —¡Dios, que emoción! ¡Tendré una entrevista, Dream! ¡Es mi oportunidad para que dejen de verme como un criminal!

—Lo sé, ¿no es genial?—, sonrió Dream, —Aunque si te soy franco, desde que Don "Asesino criminales porque sí" apareció, muchos te ven como un superhéroe, y a él como un supervillano.

—¿¡En serio!?—, exclamó exaltado el de ojos verdosos, —¿Yo? ¿Un superhéroe? Wow, esto es... Vaya, no sé qué decir.

Dream solo rió entre dientes, para luego darle un empujón amistoso a su amigo, —Será mejor que vayas pensando entonces que decir, la entrevista será esta tarde.

—¡¿Esta tarde?!

—Sip, vendré por ti apenas termine tu turno, así que más te vale estar listo—, dijo sin más el rubio de pecas, ya dirigiéndose a la salida de la tienda, —Debo irme ya, que tengas un buen día, Inky.

—Gracias, Dream... Por todo...

—No hay de qué. Somos mejores amigos después de todo.

~•~

Blueberry ya se encontraba frente a la comisaría, guardando su teléfono después de haber confirmado que era la comisaría correcta que su nuevo contacto le proporcionó. El joven castaño tomó una bocanada de aire y se animó a entrar junto a su bloc de notas, listo para tomar nota de lo que viera.

Una vez adentro, se quedó admirando un poco el lugar. Era bastante grande para lo que parecía por fuera, y era más oscuro y tétrico de lo que esperaba. Allí habían varios policías paseándose por los pasillos, o algunos trasladando detenidos de un lado a otro.
Berry no perdió tiempo y tomaba nota de todos los pequeños detalles que veía, sacando su celular del bolsillo trasero de su pantalón para tener la cámara lista en caso de ver algo interesante.

Sin embargo, de pronto una mano en su hombro llamó su atención. Nervioso, se dio vuelta esperando no haberse metido en un problema, pero en su lugar, se encontró a un alto y fornido detective, de mirada penetrante. Berry se quedó sin habla al ver aquella expresión intimidante de aquel detective, sin embargo, su tensión fue levemente reducida al concentrarse en los ojos café del contrario. Quedó perdido en ellos, y es que no podía negar que ese atractivo detective había capturado su atención.

—¿Puedo ayudarle en algo?—, preguntó con voz suave el detective pelinegro, a lo que Blueberry pudo lograr recobrar el habla.

—Emm, ¡sí! Blueberry Swap, ¡encantando!—, sonrió el de ojos azules, dándole un rápido apretón de manos al detective, con una sonrisa deslumbrante, —Verá, soy un reportero que está escribiendo una historia sobre el Guardián de la Noche, y un contacto me dijo que aquí podría obtener buena información sobre-

—Lo siento—, interrumpió el detective, con una mirada seria, —Aquí no hablamos de ese criminal.

Eso claramente desconcertó al joven periodista, quien no esperó a que el detective se diera media vuelta para volver a insistirle sobre el tema.

—Pero, mi contacto dijo que en esta comisaría era donde el Guardián traía a los criminales que atrapa, ¡solo aquí! Debe ser por algo—, Blueberry notó en seguida el nerviosismo de aquel detective, y es que no tenía que ser un hábil en ese ámbito, se notaba que el contrario no sabía mentir.

—Emm... niño, mira no sé de qué estás hablando.

—No soy un niño—, frunció el ceño Berry, ya que siempre se le hacía irritante que lo trataran como un niño, —Soy un exitoso periodista con años de experiencia en el rubro y con la perseverancia suficiente para no irme de aquí sin las respuestas que quiero escuchar, ¿entendió, señor detective?

El detective se quedó sin habla. Para nada esperaba que ese bajito y adorable sujeto le desafiara de esa forma. Era la primera vez que algo así le pasaba. No podía negar que le encantó la actitud de ese reportero.

—Si es que usted no tiene idea de lo que le estoy hablando, no es mi problema—, insistió el joven de ojos azules, —Deríveme a alguien que sí sepa entonces. Mi contacto no se equivoca.

—Y se puede saber ¿quién es ese bendito contacto?—, retó el pelinegro, algo irritado pero al mismo tiempo fascinado por el muchacho frente a él.

—¡Dream! ¡Dream Joku!—, escupió el pequeño periodista, a lo que a la mención del nombre, media comisaría se volteó a verle. Incluso si el fornido detective frente a él no logró intimidarlo, todas esas miradas sobre él si lograron cohibirlo un poco, algo que el detective pelinegro logró notar. Se le hacía adorable ese chico, y no dudó un poner una mano en su hombro para transmitirle una pequeña seguridad.

Rió un poco entre dientes antes de hablar, —Tranquilo, chico. Ya sé quien puede ayudarte.

El detective guió al moreno por unos pasillos antes de llegar frente a un puerta de una oficina, donde en el cristal salía escrito; "Subteniente Nightmare Joku"

—¿Subteniente Joku?—, comentó dudoso el reportero, rápidamente tomando nota de la nueva información que tenía.

—Tu famoso contacto es el hermano del jefe—, rió el detective, dándole un empujoncito al castaño, incitándolo a tocar la puerta.
Blue aún no quería adentrarse a entrevistar al subteniente. Estaba algo nervioso, y además, estaba tratando de procesar la nueva información y unir los puntos. 

—Sé que mentía cuando decía que no sabía nada sobre el Guardián—, comentó Blue, dándose vuelta para mirar al detective que lo llevó hasta ahí, —Cualquier policía me habría arrestado por faltarle así el respeto o alterar el orden de la comisaría o algo así. Pero usted no lo hizo.

El detective lo observó en silencio. Este chico si que es intrépido, pensaba. No le quedó de otra más que sonreír amablemente y confesar.

—Todos me dicen que soy pésimo mentiroso, ¿sabes? No suelo hacer el juego del policía bueno y malo por lo mismo—, rió un poco el pelinegro, llevándose un expresión dudosa del más bajo, —El tema del Guardián es muy controversial, y se diría que todos aquí en esta comisaría somos sus cómplices. Pero nuestra moral como policías, protectores de la ciudadanía, está por sobre esas estúpidas leyes que el Guardián infringe. Sin embargo, no cambia el hecho de que es ilegal, y que nuestro encubrimiento debe mantenerse en secreto.

Blue sonrió un poco de costado, antes de reír burlón, —Eso no contesta mi pregunta de porqué no me arrestó.

 —¿Acaso solo sabes hacer preguntas?

—Es mi trabajo, señor.

El detective sonrió, —Eres un buen chico, eso se nota a kilómetros. No iba a arrestarte solo por gritarme en la cara mi ineficacia. 

—¿Eso es todo?

—Sí, así es—, rió entre dientes el detective, antes sujetar los hombros del castaño con ambas manos para hacerlo dar media vuelta, —Será mejor que entres ahí, el jefe es un hombre ocupado. No querrás hacerlo esperar.

Blueberry sonrió. Después de esa grata charla ya no sentía tan nervioso. Asomó su mirada por sobre su hombro para poder agradecerle al detective con una sonrisa antes de tocar la puerta, con simples tres golpes consecutivos.

—Que tengas suerte, chico—, comentó el detective, antes de darse media vuelta y comenzar a caminar de vuelta a su estación.

Blue lo vio alejarse, y le gritó mientras este se iba, —Gracias, señor... Emm...

Este rió, y con un guiño dijo; —Solo llámame Dust...

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