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[Capitulo 10.] Inseparables.

Jackson estaba justo a mi lado, tumbado en la cama, deshaciendo con los dedos mi moño francés, dejándo caer mi pelo rojizo sobre la almohada. Empezó a acariciar mi cabello, desde la raíz hasta la punta mientras que me observaba y yo cerraba mis ojos relajándome. Me arropó bien con las sábanas hasta los hombros sin detener su lento masaje. Estaba empezándo a tener sueño por lo que al cabo de unos minutos ya estaba sumergida en un sueño profundo en el que aparecía Jackson junto a mi.

***

A la mañana siguiente abrí mis ojos lentamente mirando las piernas de Jack y subiendo la mirada hacia su rostro sonriente con el que me miraba.

- Buenos días, Juliet. Murmuró despacio a la vez que me dió un beso en a mejilla.

- Hola...

Sonreí, sentándome junto a él a la vez que me estiraba y me espabilaba. Agradecí que fuese fin de semana y podría descansar algo más. Desde que llegué no he hecho otra cosa más que dedicarme a mis clases.

-¿Has dormido bien? Me preguntó Jack sonriendo.

- Si.. ¿tú has dormido?

- No. He estado observándote.

- ¿¡Toda la noche!? Dije impresionada y con la voz algo alta.

- Toda la noche.

Me sonrojé y desvié la mirada cuando Jack me dedicó una dulce sonrisa. Acarició con la yema de sus dedos una de mis mejillas.

- Eres muy bonita cuando duermes.

- ¿Quieres desayunar algo? Pregunté intentando cambiar de tema una vez que me estaba poniendo nerviosa.

- No... yo no.

Nos levantamos de la cama caminando hacia la cocina donde me preparé unas tostadas con mermelada y mantequilla y un zumo de naranja rápidamente. Jackson me miraba sin parar, no había ni siquiera ninguna otra cosa que prestara su atención, ni si quiera su teléfono que recibió un mensaje. Solo yo.

- Esta noche vendré a recogerte.

- ¿Vendrás? Dije sin entender nada.

- La fiesta.

- ¡Ah! Si.

Dios mio, la fiesta. Ya se me había olvidado. Esta noche tendría una cita con Jackson por lo que me empecé a sentir algo nerviosa y a la vez muy contenta por pasar mucho más tiempo con él.
Se acercó a mi para besar mi mejilla sonriente, dejándome impresionada.

- Voy a casa. Tengo que hacer varias cosas antes de verte. A las once te recogeré. Cena bien.

- Cuidate, Jack.

Acabé de desayunar y dejé todos los platos y cubiertos sobre el fregadero. Mi casa estaba algo sucia, por lo que toda la mañana estuve limpiando y fregando, dejándolo todo en orden hasta que llegara la hora de la comida. Llamaron a mi timbre repetidas veces, aunque yo estaba tarareando las canciones que puse en unos altavoces sin enterarme, hasta que me vibró el movil en el pantalón.

"Mensaje de Gisel"

"O abres o te tiro la puerta."

Levanté ambas cejas sin entender aquel mensaje , por lo que apagué la música y me dirigí hacia la puerta y abrí. En el exterior se encontraba mi hermana con una caja blanca de pizza.
- ¡Quemaaaaaa!

Entró rápidamente con la pizza caliente sobre las manos, dirigiéndose hacia la encimera de la cocina a dejarla. Cerré la puerta y fui detrás de ella soltándo varias carcajadas por su acto.

- Si, tú riete.

- Eres graciosa hermana.

Me miró con una mirada asesina entre cerrando sus ojos intentando aguantar una de sus sonrisas.

- ¿Qué haces aquí?

- Vengo para comer contigo.

- ¿Pizza? Que vaga eres. Volteé los ojos sacándole la lengua sonriente.

- Vaga no. No tengo tiempo de cocinar.

Seguidamente, destapé la pizza, dejándo salir aquel olor a recién sacada del horno que nos dejó con la boca a agua a ambas. Tenía hambre y se veía deliciosa. No dudamos en empezar a coger nuestras porciones cuando nos sentamos sobre los asientos giratorios que habían en la cocina.

- ¿Qué tal vas con Jack? Preguntó a la vez que mordía de su porción.

- Bien.

- ¿Vosotros que sois? Que me quede claro..

- Amigos.

- ¿Amigos? No puede ser...

Niega con la cabeza riéndose suave por lo que dije. Si, éramos amigos. Sólo amigos. O eso me decía mi cabeza...

- Nadie se lo cree, Juliet.

- Pues es problema de la gente.

- ¡Venga ya! ¿Sientes algo? Ladeó la cabeza observándo mis ojos.

- N..no.

Se acercó para mirar mis ojos con atención para descubrir si mentía. Alrededor de unos segundos se alejó con una sonrisa pícara.

- Algo me dice que pronto tendre un cuñado. Rió levemente aún comiendo de la caja.

¿Cuñado? No...creo que es demasiado pronto para tener novio. Si, era guapo, sincero y divertido, pero era pronto. Suspiré terminando de comer todas mis porciones y limpiándome las manos con una servilleta.

- ¿Vas a ir a la fiesta, Gisel?

- Hmm no. Tengo cosas que hacer por trabajo.

- Oh..

- Pero iremos a comprarte un modelito para esta noche.

Pestañeé impresionada por sus palabras, esbozando una amplia sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Si?

- Claro, te ayudaré a elegirlo. Vamos, cámbiate en lo que yo recojo todo esto.

Obedecí levántando mi culo del asiento para darle un beso en la mejilla y dirigirme hacia mi habitación donde me cambié rápidamente. Cuando me puse unos vaqueros pitillos y un jersey rosado oscuro, me peiné.
Salí ya preparada para salir con mi abrigo y guardándome las llaves y el móvil en los bolsillos.

***

- ¡Guau! ¡Estás tremenda Juliet!

Dijo mi querida hermana cuando salí con un vestido corto y apretado del probador. Negué con la cabeza poniéndo cara de asco al verme en el espejo.

- ¡Estoy horrible!

Soltó una carcajada ofreciéndome un vestido de color negro y un gran escote. Cuando me lo puse sobre mi cuerpo, observé mi canalillo que resaltaba.

- ¿Puedes dejar de darme vestidos extremadamente escotados? Dije al salir del probador, viendo como mi hermana se reía.

Con el vestido puesto, me dirigí hacia el perchero al ver un vestido rojo menos escotado. Entonces le cogí, volviéndo al probador.
¡Esto ya es otra cosa! Me sonreí en el espejo al mirarme. No era tan corto como los anteriores ni largo como otros muchos que estaban en la tienda. Me llegaba por encima de las rodillas y tapaba mis pechos, pero aun asi tenía algo de escote, aunque no parecía tan atrevido como los demás.
Salí del probador dándo una vuelta rápida para que Gisel observara cada detalle.

- Este vestido te identifica.

- Es que...no quiero llamar la atención.

Gisel se acercó abrazándome fuerte y yo correspondí feliz al sentir su cálido abrazo. Mi hermana me comprendía y sabía que no era capaz de presentarme a una fiesta tan escotada, ya que llamaría la atención de muchos chicos pervertidos.

- Venga Juliet, cámbiate. Dentro de quince minutos vuelvo a trabajar.

- Voy.

***

Después de pasar casi dos horas con mi hermana recorriendo tiendas y encontrar un vestido adecuado para mi, condució su coche para llevarme a casa.

- ¿Te puedo decir algo, Juliet?

- Claro. ¿Que ocurre?

- Hmm... Tu no dirás nada a nadie, pero yo sé bien que tu te estás pillando por ese chico. Comentó mientras estaba atenta a la carretera.

- No lo creo... Suspiré, mintiéndome a mi misma.

- A mi no me engañas.

Miré por mi ventanilla a todas las personas y autos que conducían por la misma carretera que Gisel.
Salí del coche con mi vestido en la mano despidiéndome de mi hermana, lazándole un beso al aire. Ella sonrió y aceleró, marchándose.
Entré a mi casa abriendo la puerta, dejándo las cosas en mi habitación. Me fijé en el reloj y eran las siete de la tarde. ¿Que hago ahora? Cogí mi movil marcando el numero de Mati.

- ¡Hey Juliet!

- Mati, ¿quedamos esta noche para prepararnos juntas?

- ¡Si, tía! ¿Te parece bien si en una hora estoy ahí?

- De lujo.

Escuché su risa tras la línea colgándome. Dejé el teléfono sobre mi mesita de noche esperándo tumbada en mi cama a la hora.

***

Cuando Mati llegó, al principio estuvimos viendo una película de comedia para hacer hora mientras cenábamos un poco de carne con patatas y prepararnos. Nos maquillamos y nos peinamos entre risas y comentarios , recordando viejos tiempos cuando eramos pequeñas. Nos vestimos con nuestros conjuntos. Busqué mis zapatos sin tacón de color negro que hacía juego con mi bolso. La hora llegaba, per justo antes Mati recibió un mensaje.

- Nena. Nuestros hombres estarán aquí dentro de cinco minutos.

- ¿Nuestros hombres?

- Jack y Taylor. Los primos...

Aquellos cinco minutos se me hicieron eternos y me puse nerviosa. Cuando llamaron al timbre, ambas salimos preparadas y sonrientes. Jack tenía su propio deportivo y Taylor había traído su Mercedes.

- ¿Por qué dos coches, cariño? Preguntó Mati a su novio extrañada.

De repente Jackson se acercó a nosotras, mirandome de abajo a arriba, impactado por mi conjunto.

- Yo y Juliet nos tenemos que encargar de unas cosas.

- ¿Ah...si? Dijo Mati mirandome con una sonrisa juguetona.

- Vamos cariño. Os esperamos allí chicos. Nos dijo Taylor con una sonrisa.

Taylor arrancó su vehículo, perdiéndose entre el tráfico de aquella noche. Seguidamente, Jackson me cogió de la mano suavemente.

- Estás preciosa...

- Bu..bueno. Gracias.

- Sube..

Abrió la puerta del copiloto esperándo a que entrase al coche. Cuando ambos nos abrochámos nuestros cinturones de seguridad, Jack arrancó el coche, haciéndo rueda para salir y apretar el acelerador de golpe.

- ¡Ahhh! ¡Jaaaaaack!

Jack soltó varias carcajadas empezando a disminuir la velocidad cuando nos metíamos entre el tráfico.

- ¿¡Qué pasa Juliet, a ti no te gusta la adrenalina!?

- No si puedo morir.

Volvió a reir y yo le eché una mirada asesina cuando me miró de reojo.
Tras conducir por calles oscuras, se dirigió hacia una gasolinera que estaba abierta, aparcando.

- Espera aquí.

- ¿Qué vas a hacer? Pregunté extrañandome.

- No querrás beber un cubata caliente.

Salió del coche introduciéndose en la tienda. Miré mi móvil. Éran las doce menos cuarto y seguramente Mati y Taylor ya estarían en la fiesta. Miré a Jackson, quién salía con dos bolsas de hielo y rápidamente hacia el coche. Cuando llegó , dejó los hielos en los pies de los asientos traseros.

- ¿Lista?

Asentí a su pregunta con una ligera sonrisa. No obstante, ya estábamos en la gran discoteca, fuera del coche esperándo. Jack cogió su móvil para avisar a su primo.

- Vamos cabrón, ya estoy aquí. Si, con los hielos. Moved el culo hasta aquí.

Me crucé de brazos fortándolos por la brisa fría de la noche, buscándo a Mati entre la gente que salía del local.
Jack se puso justo a mi lado, cruzando sus piernas también apoyado sobre su coche observándome.

- ¿Tienes frío?

- Por ahora puedo aguantar.

Lo miré sonriente a la vez que negaba. Estaba muy elegante con sus vaqueros, una camisa blanca y una americana de color negro a juego con sus zapatos. Su pelo estaba ondulado, como la primera vez que lo vi en el aeropuerto. Incontrolamente mi cuerpo tiritó por aquel frío que aún podría soportar.

- Juliet...

- ¿Hm?

- Ven aquí.

Indicó con su índice delante de él mismo, aunque yo no entendía nada. Volteó los ojos y lentamente se acercó a mi hasta que me abrazó con sus brazos. Me quedé inmóvil, dejándome hacer.

- ¿Mejor?

Asentí sin palabras con la cabeza apoyada sobre su pecho, sonrojandome. Hmm...que bien huele.
Me quedé callada y cerré mis ojos , dejándo de tiritar por su calor.

- Chicos..

De repente Mati apareció cogida de la mano de su novio sonriéndome orgullosa. Jack se apartó lentamente de mi, girándose frente a ellos.

- ¡Por fin!

Exclamó Jack abriéndo la puerta para repartir los hielos entre nosotros. Taylor se encargó de llenar los vasos de alcohol hasta la mitad y Mati de terminar rellenando la otra mitad con el refresco que ellos habian comprado. Me llevé el vaso a la boca bebiéndo unos cuantos tragos, mientras que ellos guardaron la bebida y los hielos en el coche de Jack.

- Venga vamos, hay buena música.

Dijo Mati soltándo la mano de su novio para agarrarme la mía y tirar de ella para quedar por delante de los chicos. Mientras que caminabámos hacia la entrada, escuchaba la conversación de "nuestros hombres", como los llamó Mati.

- ¿Te gusta Juliet, primo?

- ¿Has visto como está? Es preciosa...

Cuando escuché aquello de Jackson , me noté bastante seca de la boca. Presté atención a otras cosas una vez que estábamos en el interior y empecé a bailar con Mati sobre la pista con nuestras bebidas. Los primos se nos acercaron a bailar con nosotras.
Jack me miró a los ojos antes de acercarse a mi oído para hablarme ya que la música estaba demasiado alta.

- ¿Bailarías conmigo?

Se separó tendiéndome la mano esperándo mi respuesta. Bailaría, cantaría, volaría... Haría todo contigo. Asentí despues de que mi mente hablara ella sola y cogí su mano.
Estuvimos bailando y bebiendo hasta las tantas de la madrugada. Me sentía mareada mientras que bailaba, agotada, con ganas de desmayarme.
Suspiré. Otra vez no...
Jack se acercó a su primo agarrándo mi mano para no caerme. Yo había bebido mucho más que él y sentía que la cabeza me iba a explotar cuando el DJ ponía canciones remember.

- Juliet, vámonos.

- ¿Eh? ¡No! Un ratito más. Protesté negando con una sonrisa típica de una borracha.

- Vamos ya.

- ¡No!

Jackson se agachó y yo miré sin entender. En un abrir y cerrar de ojos me encontré sobre el hombro de Jack, agarrándome como un saco de patatas. Escuchaba risas de toda la gente que se encontraba allí cuando me veían de esa manera.

- ¡Suéltame! ¡Se me va a ver todo!

Jackson me dejó sobre el suelo en un callejón oscuro, apoyándome en la pared.

- No grites.

Me tapó la boca con la mano mirándome a los ojos atentamente. Quiero vomitar...
Cuando hice un gesto propio de aguantarlo y no podía más, Jack me retiró la trenza y me sujetó mientras yo vomitaba.

- Vamos a casa.

- No...si estoy bien.

Me cogió en brazos metiéndome al interior de su deportivo con cuidado y abrochándome el cinturón de seguridad.

***

Aparcó su deportivo en su garaje. Seguidamente me llevó a su habitación en brazos, tumbándome en la cama para quitarme el vestido cuidadosamente y los zaparltos. Me llevó hasta la ducha, metiéndose en ésta conmigo, no sin antes haberse descalzado y quitado su americana. Estaba con mi ropa interior cuando abrió el grifo de agua fría.

- ¡AHHHH! Dios... Jackson. Páralo, ¡PÁRALOOOO!

Jackson hizo caso omiso a mis palabras, empapándose él también.

***

Me secó el cabello con la toalla , como también lo hizo con todo mi cuerpo.
Me llevó nuevamente hasta su cama poniéndome uno de sus pijamas, desabrochándo mi sujetador mojado por debajo de éste. Después me arropó y se acomodó conmigo en la cama, desnudándose hasta quedar semidesnudo. Me quedé dormida entre sus brazos, sintiéndo mi cuerpo agotado y agradeciéndo estar por fin tumbada y lista para descansar.


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