Capítulo 5: Deseo
–¡Ah! Lo siento, me quedé dormida.
Una mañana tranquila en sábado, ya han pasado 2 meses desde que las clases empezaron y Astrid vive con Will en su casa.
–No te preocupes, estuviste haciendo los deberes de Antonio, te llevó toda la noche ¿no es así?
–Sí… –dice apenada.
–Bien, aquí tienes. –dice poniendo el plato en la mesa, pero lo hizo de una manera que sonrojó a la menor, pues lo puso acercando su cuerpo al de ella quedando muy cerca de su rostro. –¿Qué sucede? –mencionó burlón.
–Na-Nada. –ya comiendo, Astrid conversó con el mayor. –¿Usted no va a ir a la fiesta de la universidad?
–Astrid, ya han pasado dos meses. No te dirijas hacia mí por usted, di mi nombre.
–Lo siento Will.
–No, no voy a ir. No me apetece. ¿Tú irás?
–Sí, de hecho, Andrés me recogerá.
–Ya veo. –el mayor no lo expresaba, pero le irritaba que la joven pasara tanto tiempo con el rubio. –¿Ustedes han comenzado algo?
–¿Cómo qué?
–¿Son novios?
–No. ¿Por qué la pregunta?
–Mera curiosidad. ¿Y Antonio? Parece que tiene un interés en ti.
–Es mi profesor solamente. No tengo interés en él. –al mayor se le dibujó una sonrisa en su rostro al escuchar eso. –¿Pasa algo?
–No. Salúdame a tus amigos de mi parte.
–Sí…
La noche llegó y Astrid se fue a la fiesta, pasado unas horas, el grupo de amigos decidió ir a un antro a seguir divirtiéndose, Lía era quien más bebía, Carlos ya había iniciado una relación con ella, y la ayudaba para que no cayera.
–¿No quieres más? –preguntó Andrés. –Apenas llevas 2 vasos.
–Estoy bien, gracias. Si supiera que apenas llevo la mitad de uno. Ahora vengo. –ella se levantó y fue al baño, al regresar Andrés estaba solo. –¿Y los demás?
–Cada uno fue a una habitación. –dijo guiñando un ojo. –¿Quieres? –preguntó ofreciendo el resto de la bebida a la chica, quien lo tomó de una vez para terminarlo.
El par estuvo hablando por algunos minutos más cuando Astrid se comenzó a sentir mareada.
–Tomaste demasiado. –mencionó burlón el chico mientras la levantaba de la mesa tomándola de la cintura y pasando el brazo de la chica por su cuello.
–Pero si apenas llevo una… Andrés, no me siento bien, llévame a casa…
–Claro~
Sin embargo, el joven la llevó a una de las habitaciones del antro, donde recostó a la joven que estaba desorientada y se colocó arriba de ella. La miraba con deseo a la vez que lamía sus labios.
–Vamos a divertirnos un rato.
El joven metió su mano por debajo de la camisa de Astrid, alzándola un poco dejando su abdomen al descubierto y baja para besarla y lamer su estómago, la chica poco se enteraba de lo que ocurría, ella podía sentir las caricias y soltaba un leve quejido por ello, su mente no procesaba la realidad y sin querer mencionó un nombre.
–Will…
–¿Qué? –el chico se detuvo al escuchar a la joven, se levantó y la vio con enojo. –¿Tú también? –para calmarse salió de la habitación y fue por más tragos. Estuvo en la barra unos 10 minutos, cuando volvió al cuarto, Astrid ya no estaba. –¿Dónde fue?
El chico salió a buscarla, pero no la encontró, estaba más molesto y decidió simplemente pasar de ella y se fue a buscar a Isabella para divertirse con ella. Mientras tanto, Astrid estaba en un parque, se sentó bajo un árbol, se sentía muy mal y no sabía para donde ir, fue entonces que comenzó a llover, tenía frío y no sabía qué hacer. Sólo pensó en estar con Will, así que buscó su teléfono y le llamó, le fue fácil marcar su número, pues lo puso como marcado rápido en el número 1.
–¿Sí? ¿Quién habla? –preguntó al ver su reloj con la hora 1:30 a.m.
–Will… ayúdame… –mencionó con debilidad en su tono.
–¿Astrid? ¿Qué ocurrió? ¿Dónde estás?
–En el parque, bajo el árbol cerca del lago… Tengo miedo, y me siento muy mal…
–Se dónde estás. No te nuevas de ahí… ¿Astrid? ¡Astrid!
Con rapidez el mayor se levantó y vistió, tomó su auto y condujo, la lluvia pasajera se detuvo y al llegar al parque comenzó a buscar a la joven encontrándola donde le había indicado, ella estaba abrazada a sí misma, empapada y temblando, con apenas conciencia. El mayor se asustó al verla, así que la llevó al hospital donde le confirmaron que estaba drogada. Ella despertó al día siguiente, Will se quedó con ella toda la noche y le preguntó sobre lo que sucedió, ella no recordaba nada a partir de hablar Andrés.
–Sólo tomé un vaso, lo juro y tampoco bebí otra cosa.
–Tranquila, te creo. –dice acariciando la cabeza a la joven.
Cuando salieron del hospital, fueron directo a casa, ella aún se sentía débil y quedó dormida, Will la llevó cargando como princesa a la habitación donde la recostó con cuidado quedándose viéndola dormir. Le parecía tan linda que no se resistió a besarla en los labios.
–Will…
–¿S-Sí? –el mayor se asustó al creer que la había despertado, sin embargo, se dio cuenta de que no era así cuando volvió a mencionarlo, ocasionándole una sonrisa.
D
ecidió dejarla dormir. Ya era de noche y Astrid apenas despertaba, reconoció el lugar, pero no recordaba cómo llegó allí. Se levantó y fue al baño a lavarse la cara, luego bajó a la cocina, tenía mucha sed, fue entonces que al momento de regresar a su habitación, Will salía de la suya, pero estaba sin camisa, haciendo sonrojar a la joven al ver el cuerpo bien marcado del mayor.
–Puedo darte una foto más tarde si quieres.
–Lo siento. –la joven desvió la mirada, a lo que Will se acercó a ella.
–Mírame. –Astrid negó con la cabeza, el mayor tomó del mentón a la chica y le hizo subir la vista. –Mírame.
Ambos cruzaron sus miradas, Astrid estaba muy roja y el mayor le sonreía libidinosamente, Will se acercó a su boca rosándola sin besarla, estaba jugando con su deseo. Finalmente la besó con pasión, le soltó el mentón y la alzó en brazos recostándola contra la pared mientras ella rodeaba la cadera del mayor con sus piernas y el cuello con sus brazos. De esa manera Will la llevó de nuevo a la habitación recostándola en la cama.
Al separarse retiró la camisa y pantalón de la joven, dejándola en ropa interior y admirándola antes de quitarle su sostén y bajar a lamer un pezón mientras que con una mano jugaba con su otro seno. Ella soltó un gemido que trataba de ocultar, pero no pudo esconderlo más cuando Will usó su mano libre para masajearle en su sexo con las bragas puestas. Astrid apretaba la almohada en su cabeza y encorvada su espalda al frente ante toda la descarga de placer que estaba sintiendo. Will dejó de lamerla y subió a su cara, sin dejar de acariciarle su parte íntima volvió a provocar el deseo en Astrid por tener sus besos.
–Astrid… Te amo…
Fueron las palabras que el mayor le otorgó, antes de que ella despertara de su sueño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro