Epílogo
El ruido de la música es casi ensordecedor, pese a ello, Lyra está pasando un buen rato. Ve a lo lejos a Erik acercarse con tres bebidas en las manos. Tan pronto llega, se acomoda a la mesa y disfrutan brevemente de sus bebidas. Los ojos de Lyra se fijan en él y queda absorta por varios segundos. Ese tiempo es suficiente para que su cabeza viaje al pasado y rememore todo lo que han tenido que pasar para llegar a ese momento.
Las facciones del rubio han cambiado, ahora su rostro es más anguloso y sus ojos ya no lucen tan despejados como un cielo en primavera, hay experiencia en ellos, hay dolor y también alegría mezclados de una manera inverosímil. Sin embargo, eso no les resta belleza, por el contrario, los hace todavía más singulares de lo que antes. Lentamente, una sonrisa se forma en su rostro mientras lo detalla, los recuerdos vuelven, su corazón se acelera. Están juntos y eso es lo que en verdad importa. Pudieron contra todo pronóstico, contra el destino y contra los astutos padres de Erik. O casi. Todavía no se libran por completo.
—Brindemos por el ahora. —El rubio parece leerle el pensamiento y alza su bebida.
—Brindemos —apoya.
—Y por la felicidad —interviene el chico con los ojos de hierro.
—Por ella también. —Lyra hace eco en sus palabras,
En conjunto, terminan por empinar las bebidas hasta casi acabarlas. A veces, no puede creer a qué punto en la vida ha llegado. No sabe qué hizo o cómo, pero no se queja, de hecho, está mejor que nunca. Tiene todo lo que quiere y cuanto quiso.
Sus ojos viajan de uno al otro, de Erik disfrazado de Chat Noir y de Aaron vestido como Viperion, y sí, a ella le ha tocado ser Lady Bug. No puede evitar pensar en que lucen ridículos, pero fue cosa de Diana la temática y Lyra, aunque no lo quiera aceptar, no puede negarse a los caprichos de su amiga.
Entonces, bajan Diana y Mirabella para unirse a la mesa, estaban terminándose de arreglar. Lyra las saluda emocionada, las quiere un montón. Las adora y son tan importantes en su vida que no sabría qué hacer si alguna de ella faltara. Diana la estrecha entre sus brazos y luego Mira. Sonríen y luego Diana se aleja para solicitar servicio. Sí, ha contratado un par de meseros para la ocasión. Observa en derredor, no son muchos los invitados, pronto se olvida de ellos y se concentra en las personas de su círculo.
Los temas de conversación fluyen con facilidad, apenas terminan uno y empiezan otro. Es gratificante y entibia su corazón ver a todas las personas importantes para ella reunidas en un mismo punto en un mismo momento. Cuando Diana se fue y el nuevo año comenzó sin ella, aun teniendo a Mira a su lado, Lyra no podía evitar sentir que faltaba algo, alguien tan brillante que sus días se oscurecieron eventualmente. Por supuesto, eso no significaba que quisiera menos a Mira, solo... era mejor cuando estaban las tres. Lograron intercambiar unas que otras cartas debido a que el internado de Diana prohibía los celulares, aun así no fue suficiente.
Sus pensamientos se borran ipso facto cuando Diana grita emocionada al escuchar una canción.
—¡Vayamos a bailar!
Tira de Mira y de ella, así que no es como que tenga mucha opción. Antes de que termine de pararse, una desconocida se acerca y le sonríe coquetamente a Aaron. Solo por un breve instante, él voltea a Lyra y ella le sonríe. El chico con la mirada de hierro regresa a la desconocida y acepta su invitación a bailar. No hay nada malo en bailar, además, Aaron debe conocerla.
Una vez en la pista, Lyra se pierde en la música con sus amigas. Sin embargo, cada tanto voltea a ver a Erik que la mira embelesado. Sí, Lyra aprendió algunas cosas en ese tiempo separados, algunas otras juntos, así que sabe bien cómo capturar su atención. Cada tanto, sus ojos también viajan a Aaron, que baila con la chica, aunque procurando mantener una distancia respetuosa. Se ríe. Quién diría que existía esa parte de él...
De pronto, Diana grita a su lado, es un gritito de sorpresa, pero igual hace que llame su atención. Luego comprende la razón. Ríe y Mira y ella regresan a la mesa.
—¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad? —le pregunta Mira a Erik.
—Solo el fin de semana.
Una vez más se sumergen en una conversación que trata sobre las materias, los compañeros y los profesores. Lyra observa a todos por unos segundos rápidos. Diana baila bien acompañada, Aaron le sonríe a lo lejos con una disculpa en los ojos y, Mira y Erik conversan sobre temas que no hacen daño a nadie. Sonríe. Es feliz.
Lyra es feliz. Aunque sabe que no durará para siempre procura no pensar en ello, para prolongar esos momentos de paz, de tranquilidad y alegría. De pronto, Erik la toma de la mano, la atrae hacia sí y Lyra no se resiste. Sus labios se tocan, respira el dulce y ligeramente alcoholizado aliento de Erik, se pega más y lo besa con delicadeza al principio, luego con demandante necesidad. Segundos después, el rubio se aleja con una sonrisita en sus labios.
Lyra le saca la lengua.
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