50
Lyra atiende a la puerta casi ipso facto apenas tocan. Para entretener su mente había estado limpiando en ese preciso momento la sala. Le toma un par de segundos comprender lo que sucede, pero cuando sus ojos caen en el rostro de su amiga, y es consciente de las mejillas sonrojadas y los párpados hinchados, ninguna lo piensa dos veces y se apresuran a abrazarse. A buscar consuelo entre ellas. Diana suelta a llorar una vez más, y sus jadeos le llenan los oídos.
Mientras se sostienen, Lyra escanea el exterior. Ve el auto de su amiga, pero no reconoce al conductor. No es ninguno de los muchachos que solía acompañarla. Tampoco cree que el gusto de su amiga haya pasado de jóvenes atractivos a adultos casi de la tercera edad.
—Ven, pasa y cuéntame todo —la invita.
Se acomodan en el sofá. Entonces, Diana no se contiene y conforme le relata lo sucedido, las lágrimas incrementan cuesta abajo. Lyra se limita a escuchar y a asentir cada tanto, no es su lugar hacer juicios de valor. Escucha y se solidariza con el dolor de su amiga, pero no toma partido. La comprende, ella se sintió igual cuando creyó perder a Erik.
—Lamento no haber estado contigo cuando lo necesitaste —se disculpa por ensalmo Diana.
—¿Perdón?
—Por no hablarte, por evitarte cuando Erik y tú tuvieron problemas, por fingir que no existías, por culparte de cosas en las que no tenías culpa alguna.
—No pasa nada.
—Pero sí que pasa. —Se limpia la nariz—. Lo siento, fui una terrible amiga.
—Está en el pasado.
Lyra la acerca y la abraza una vez más.
—Tampoco estaré en el baile de fin de año, perdón —dice Diana con un mohín.
Ríe.
—Habrá más ocasiones en las que podamos disfrutar —abraza una vez más a Diana.
Es una noticia triste saber que su amiga se marcha, incluso si es a un lujoso internado suizo, siente su dolor, pero sobre todo Lyra ve la angustia brillando en sus pupilas. Quiere ofrecer su ayuda, mas no sabe si tendrá manera de hacerlo, no puede verse de utilidad en la situación, aun así, decide verbalizarlo y suavizar el peso que su amiga carga.
—Tal vez yo podría buscar a Baris y Elijah y explicarles la situación.
—Perdí sus números con el teléfono.
—¿Jamás los anotaste en otro lugar?
Su amiga niega.
—¿Su trabajo? ¿Su correo?
Más negativas.
—¿Algún lugar que frecuentaban seguido los tres?
Entonces, por primera vez, los ojitos de su amiga tienen una chispa de esperanza.
El tiempo pasa lentamente debido a la incertidumbre que Erik sembró en su cabeza. El rubio no se ha comunicado con ella y tampoco ha querido presionar, pero la duda la carcome y no sabe qué hacer. Si Erik tiene éxito podría su historia tener una segunda parte; sin embargo, si no lo hace... bueno, todavía podría tenerla, la única diferencia sería que estarían en escuelas distintas, o quizá ella en el reclusorio. Una vez contemplado el peor escenario, su corazón se sosiega un poco. Puede con ello. Puede. Solo que no sabe si él podría con ella vestida de naranja y tras las rejas.
Su celular vibra y Lyra corre a responder. Es un mensaje.
Te veo en unas horas
Es de Erik y Lyra no puede evitar sonreír. Supone que es por el baile de fin de curso, su corazón se olvida del miedo y se envuelve en una mantita de ilusión y amor. Un segundo después, alguien llama a su puerta. Frunce el ceño y revisa la hora, Mira no llegará hasta pasadas las cinco pm. Se asoma por la ventana, es un repartidor. Eso no esclarece su interrogante. Va a abrir.
—¿Lyra McTavish?
—Sí.
—Entrega para usted, por favor firme aquí.
Obedece y entonces el muchacho le entrega una gran y pesada caja crema. Lyra agradece y cierra la puerta. Va a su habitación para abrir el paquete. Hay papel blanco cubriendo el interior y una nota hecha a mano.
Lo vi y pensé que te quedaría perfecto. Es mi último regalo antes de partir.
Le lleva unos segundos comprender que ha sido Diana la autora. Sonríe y le desea lo mejor allá donde esté, aunque la desea a su lado. Quisiera entrelazar sus brazos con Mira y Diana y caminar mientras ríen y platican de lo pesado que ha sido el semestre. Suspira y mientras piensa que pese a ser un día especial y hasta cierto punto animado, no deja de tener ese sabor agridulce al pensar en que falta alguien, destapa el regalo y ahoga un jadeo. Es un precioso vestido de tirantes color lila. Tiene drapeado el corsé y el escote de en forma de V. Su falda es de tul con ondas y algunas esquinas que ayudan a crear mayor volumen. Es precioso. Tiene que medírselo.
Comienza a quitarse la ropa, pero en eso alguien más llama a la puerta. Vuelve a colocarse la playera en su lugar y corre a abrir, entre más rápido atienda más rápido podrá probárselo.
—Entrega para Lyra McTavish.
Frunce el ceño.
—Soy yo —murmura medio insegura.
—Por favor, firme aquí.
Una vez más Lyra obedece. Entonces recibe dos cajas, esta vez oscuras. Agradece y cierra la puerta. Repite sus acciones anteriores y lee la tarjeta que está en su interior.
Dijiste que tenías un vestido y que además no había tiempo, pero como mi humana me fue imposible no rendirte este tributo.
No tiene dudas de que esta vez es Erik quien está detrás del obsequio. Hace a un lado el papel y se encuentra con un vestido rojo quemado. Ahoga un gritito. Es encantador. Lo coge con sumo cuidado solo para extenderlo, Es un vestido sin mangas y de satén. El corsé es liso y tiene un dobladillo en la parte superior; la falda cae pesada y de manera elegante, sencilla. En la cintura hay una pretina que termina en un moño gigante en la parte trasera.
Lyra cae entonces en el dilema que tiene frente a sí misma y se odia por tenerlo, por lo superficial que podría resultar, pero es que de verdad se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado, está el obsequio de su novio, a quien no quiere fallarle otra vez; y por el otro, está el regalo de su amiga, a quien le gustaría honrar usando el vestido que ha escogido.
Decide probárselos, quizá la imagen que el espejo le regrese la ayude a decidir. Empieza con el de Diana, y es mejor de lo que esperaba, casi parece una princesa. Suspira, y se lo quita con cuidado. Después, va con el de Erik y, su reflejo le roba el habla por largos segundos. La hace ver preciosa.
Presta atención a los detalles y descubre que parece casi hecho a la medida. El busto se le ciñe a su casi inexistente, la cintura le aprieta solo lo necesario para insinuar su figura y el largo es idóneo, bueno, casi. Le sobran unos centímetros... Entonces, reacciona. No ha abierto la segunda caja de Erik.
En efecto, tal como lo sospechó. Es un par de zapatillas negras. Lyra las calza y comprende que el vestido sí que fue hecho a la medida. Al usarlas los centímetros extras desaparecen. Oh. Quería dejarlo a la suerte, lanzar una moneda al aire y que el azar decidiera por ella. Pero no puede, ya ha tomado su decisión. Sabe cuál usará.
Cuando las cinco dan, Mira toca a su puerta. Lyra abre con gran alegría. Debido a que ninguna de las dos tenía planeado al principio asistir al baile, no se habían preocupado por los vestidos y maquillaje; sin embargo, en cuando Lyra estuvo bien con Erik y él se lo propuso, no quiso rechazarlo. Para enmendar su error, acordó ir con ambos al baile. El rubio no puso objeción y Mira aceptó gustosa.
Su amiga llega con un par de bolsas, Lyra la ayuda y la invita a pasar. Por un instante sufre de un dejavu, y recuerda esa misma escena viviéndola con Diana... le habría encantado que estuvieran las tres. Aunque supone que hubiese sido un poco incómodo para Erik, igual habría podido... tal vez desistir de él e ir solo con ellas, al menos en ese hipotético escenario.
—¿Estás segura de que no le molesta? —inquiere Mira con un mohín—. De verdad, no me importaría quedarme en casa.
—No, no. De hecho, Erik dijo que estaría encantado.
—Eres su... ¿humana? —Suspira—. Claro que diría eso.
—Por un momento dejé de serlo... —susurra.
—Lo sé, pero las cosas se han arreglado, ¿verdad? —Mira sonríe—. Ustedes me hacen creer en el amor.
Lyra ríe.
—¿Qué dices? Pero si tú estás con ese... —Matón—. Quiero decir, Gavar.
Mira niega y un destello de tristeza pasa por sus ojos, luego desaparece con la misma rapidez.
—Creí que te gustaba.
—Larga historia —responde, Mira casi no habla de ello. Alza las brochas que ha traído y cambia el tema de forma radical—. ¿Empezamos con el maquillaje? ¿De qué color será tu vestido?
—Rojo.
—Ulalá... —bromea—. Diana escogió bien el color.
—¿Qué? ¿Tú sabías?
—No, pero es obvio que si a mi me dio uno como regalo de despedida a ti también.
—¿Qué color es el tuyo?
—Azul.
Lyra se sienta frente a ella y permite que Mira coloree su rostro. O lo maquille. Es lo mismo.
—No es el de Diana el que usaré.
Eso hace que Mira detenga momentáneamente su tarea.
—Ah, ¿no?
—Erik me obsequió uno también...
—¿Y cuál quieres tú? —Los ojos oscuros de Mirabella la cuestionan.
—El de Erik. —Es honesta.
—Entonces no pasa nada. Diana lo entendería. Además, no será al único baile que asistamos... espero. —Ríe.
En la pista de baile, pronto dejan de ser un trío para ser un quinteto. El mejor amigo de Erik y su novio se unen al círculo que han hecho para bailar. Cuando Mycroft la ve, Lyra le sonríe. No sabe hasta qué punto esté informado Myke de su conocimiento, pero tampoco es que importe. No está enojada, no podría, aunque quisiera.
Bailan por un buen rato hasta que Erik se acerca a su oído.
—Tengo sed, ¿me acompañas por algo de tomar?
Lyra asiente y lo toma de la mano mientras él la guía a la mesa de bebidas y después al exterior. Dejan las copas vacías a un mesero antes de salir. Se encuentran en un balcón, el bullicio deja de importar y solo son ellos dos.
Erik le acomoda un mechón de cabello.
—No quiero separarme de ti nunca más.
Lyra hace eco en el sentimiento. Los días que lo estuvieron fueron horribles.
—Prometo no ocultar nada similar de nuevo.
—No tienes que prometerlo. Estar en una relación no significa que debas contarme todo, pero sí ser honesta con tus sentimientos. —Suspira y sus ojos brillan con tristeza—. Por favor, Lyra, sácame de esta agonía y dime si ese beso significó algo para ti... Disfrutar y sentír algo son cosas diferentes. Incluso si solo es un poco. Necesito saber.
Lyra está a punto de negar ipso facto, pero siente que no es justo, que él necesita entender cómo se sintió ella para que pueda comprenderla y así olvidarlo.
—No como tú crees. No es ninguna clase de sentimiento que te profeso a ti, son cosas muy diferentes. —Erik asiente, como instándola a desarrollar—. Verás... Aaron hizo que me diera cuenta de un deseo que yo temía aceptar. Quería estar contigo, en más de un sentido, en todas las formas posibles... solo que yo no lo admitía porque tenía miedo. Miedo de que fuera un juego para ti, miedo a que un día te dieras cuenta de que no soy nada ni nadie y decidieras alejarte... miedo a que eso pasara justo después de que yo hubiera desvelado todo de mí. —Su voz se quiebra, pero se obliga a continuar—. El inicio en esta escuela no fue sencillo, nuestro primer encuentro tampoco fue el mejor. Solo... estaba asustada.
—Jamás podría hacerte tal cosa. —Erik la estrecha en sus brazos y le besa la cabeza.
Lyra ahora sabe que su amor es real y profundo, lo sabe por el dolor que sin querer se causaron y por la manera en que la rescató cuando se vengó de Christine. Se alejan solo para que sus labios se encuentren unos segundos. La demostración gráfica de su amor. Luego se alejan y se miran con tal devoción que en tan solo latidos ríen de felicidad, de amor, de éxtasis.
—Quiero estar contigo, Lyra... —dice Erik de repente y recarga la frente en el hombro derecho de la chica—, quiero ser tu gato para siempre.
—Para siempre es mucho tiempo, como una vida.
—El tiempo pierde significado contigo. —Suspira—. Y no, no es como una vida... eso me parece minutos, tal vez menos... instantes. Una vida no es suficiente. Una vida es corta, por eso dije para siempre.
Lyra abre la boca para refutar su afirmación; sin embargo, descubre que la palabra "tiempo" en su cabeza ya no tiene sentido, estando Erik cerca muy pocas cosas lo tenían. El tiempo pierde sentido, significado y todas esas atribuciones que posee. Lyra alza las manos y las coloca en la espalda de Erik, por encima de sus costillas.
—Te cuidaré por el resto de mis días, lindo gatito.
Por ensalmo, Erik se aleja y se arrodilla.
—¿Te casarías conmigo? —Sus manos exhiben una pequeña sortija de compromiso.
NdA:
No hago mucho esto, pero este es el vestido de Lyra que Erik le dio, el de arriba es el de Mira :D
BTW, quedan 1 capítulo y el epílogo :D
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