Min YoonGi.
—¿Hoy quieres hablar sobre él? —Indagó la psiquiatra con la que había estado yendo desde hace ya más 9 meses. —¿Sabes que día es hoy? —Insistió, y yo negué en silencio.
¿Diciembre, o tal vez marzo? Pensé, desde que él me dejó, no lo sé.
Renuncie a la ciencia.
Si no pude salvar a la persona que amaba, ¿como salvaría a la humanidad?
—Es 13 de octubre. —Respondió después de varios minutos en silencio. —Es... Hoy es.
—Sería su cumpleaños 24. —Conteste escuchando mi propia voz después de meses.
Me parecía diferente, es como si no fuera mía.
Como si un ser extraño se hubiese apoderado de mi ser.
Luto, así se le dice, el dolor que se instala en tu pecho y no te permite vivir.
—Jimin y yo nos conocimos en la universidad, en un momento de nuestras vidas donde todo era aparentemente normal. Él era la luz en medio de la multitud, con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. —Murmure liberando mi corazón al recordarlo, prometí no olvidarlo pero parecía que no estaba cumpliendo mi palabra, pues ya no lo nombraba. — Desde el primer día que cruzamos miradas, supe que había algo especial entre nosotros... Cuando miraba a Jimin, sentía que estaba mirando mi propia vida. Es como si en sus ojos encontrase la razón de mi existencia, la luz que me guiaba en medio de la oscuridad.
Pero ya no está. La luz que me guiaba se ha ido, y me perdí.
—Su sonrisa, llenaba mi corazón de alegría y mi alma de esperanza. Es como si su sonrisa tuviera el poder de disipar cualquier tristeza o temor que existiera en mí.
Pero ahora que no me sonríe, la tristeza no se va.
—En cada abrazo que me regalaba, me hacía sentir completo, como si estuviera en el lugar correcto, en el momento correcto. Sus brazos se conviertian en mi refugio, y su cercanía me regalaba la fuerza para enfrentar cualquier adversidad.
Sin sus brazos rodeando mi cuerpo, ¿Cual es mi lugar seguro? ¿Como puedo enfrentar esta adversidad?
—Recordar a Jimin estando en peligro, me hace nudo en mi estómago y una urgencia en mi corazón por protegerlo a toda costa.
Su seguridad era mi prioridad, pero no pude mantenerlo a salvo.
—Su risa era música para mis oídos, un recordatorio constante de felicidad pura. Cada vez que me hacía reír, sentía que el mundo era un lugar más brillante y alegre.
Que no estábamos en una guerra constante contra la muerte y destrucción.
—Jimin era mi ancla en medio de la tormenta, mi brújula en este mundo desolado.
Y ahora sin él estoy perdido.
—Así que dígame, como se supone que debo vivir si él ya no esta aquí, ni si quiera puedo nombrarlo sin que mi voz se rompa y mi corazón se estruje. En medio de este caos, él era mi razón para seguir adelante.
Así que ya no puedo.
—¿Podemos retroceder a cuando el caos comenzó? —Preguntó la psicóloga quien se había mantenido en silencio.
—Cuando el caos de los zombies empezó, nos refugiamos en los brazos del otro, buscando consuelo y protección en medio de la oscuridad. Enfrentamos los peligros y desafíos que venían con el apocalipsis. Jimin se volvió mi refugio seguro, mi razón para seguir adelante. —Sonreí al recordarlo.
Si nos hubiéramos quedado en Corea, esto no hubiera pasado.
—A medida que el mundo se sumía en la desesperación, las fuerzas armadas alemanas llegaron reclutando a jóvenes para luchar contra la amenaza de los zombies. Cuando me eligieron a mi, entre miles y me dieron la oportunidad de vivir seguros no pensé en nadie mas que en Jimin. Después de todo, él era el chico que amaba, y no podía dejarlo atrás.
—¿Como fue? ¿Como lo elegiste a él? —Preguntó curiosa.
Solté una leve risita, incluso ella estaba interesada en esta triste historia.
Hace 3 años.
—YoonGi, ¿qué va a pasar contigo cuando te lleven a Alemania? —Indagó recostado en mi pecho.
—No te preocupes, vendrás conmigo. —Acepte regalándole una sonrisa. —Tengo permiso para llevar a tres personas y te elegí a ti. –Susurre besando su frente. —Prometo protegerte y cuidarte en cada paso del camino.
— ¿Por qué harías eso? Ni siquiera entiendo la física o algo de medicina, estudiaba gastronomía. —Susurro de igual forma, pude ver sus mejillas sonrojarse sin razón, mientras la luz que nos brindaba la fogata iluminaba su rostro.
—Porque si no eres tú, ¿Quien? Eres el chico que amo. —Confesé después de meses guardando mi secreto.
Jimin se sorprendió, aún sin creer que lo amaba, podía notarlo en su mirada incrédula.
—Supongo que debería corresponder y agradecer; —Murmuró, acercándose a mis labios. —Con un beso. —Finalizó atrapando mis labios.
Presente.
—Después de ser correspondido con el amor de Jimin, ambos enfrentamos el duro entrenamiento, él demostró ser valiente y decidido, su fuerza me sorprendía.
Cerré los ojos recordando esos días, nuestros primeros días como amantes, deseando regresar a esos maravillosos días.
—Deseo visitar su tumba y honrar su memoria. —Pedí observando a la psiquiatra, quien asintió.
—Hablaré con el comandante. —Contestó y enseguida salió de la habitación.
Pasaron no más de 5 minutos cuando regreso acompañada de dos soldados quienes me guiaron hacia el lugar donde descansa mi amado.
—Puedes tomarte el tiempo que necesites.—Hablo el teniente Kim SeokJin.
La psicóloga del equipo también nos siguió de cerca, atenta a mis emociones y comportamiento durante esta visita.
Me acerqué a la tumba de Jimin y una lágrima escapó de mis ojos al leer las palabras grabadas en la lápida: "Lo harás, salvarás a la humanidad." Sus palabras resonaban en mi mente, recordándome la promesa que le hice antes de partir.
No pude contenerme más y permití que las emociones se desbordaran. Llore frente a la tumba de mi amado, liberando el dolor y la añoranza que había mantenido oculta por tanto tiempo.
Me sentía vulnerable y perdido, pero también conectado con Jimin, con su amor y valentía que siempre serán parte de mí.
La psicóloga observó con atención mi rostro, comprendiendo la intensidad de mis sentimientos. Sabia que esta visita habia desencadenado una ola de emociones en mí y estaban ahí para brindar apoyo emocional si lo necesitaba.
—Científico Min Yoongi, es importante que te permitas sentir. No hay una forma "correcta" de atravesar el duelo. Tómate el tiempo que necesites para honrar a Jimin y para cuidarte a ti mismo.
Agradezco sus palabras y asentí en señal de entendimiento. Sabia que era un proceso difícil y que necesitaba permitirme vivirlo a mi manera.
Después de un rato, logré calmar un poco mis emociones y me puse de pie frente a la tumba de Jimin. Sonriendo una nueva determinación creciendo en mí, alimentada por el recuerdo de nuestro amor y las palabras de aliento que me dejó antes de partir.
—En tu cumpleaños, quiero prometerte que continuaré. Volveré a intentar salvar al mundo y encontraré una cura para esta pesadilla.
Suspire una última vez emprendiendo una nueva etapa en mi vida.
—¿Había donde se dirige? —Interrogó el comentarte Jung Hoseok.
—A enseñarle a Dios cómo se hace... A salvar a la humanidad.
Con una mezcla de tristeza y valentía, me aleje de la tumba de Jimin. Sabía que no sería fácil, pero estaba decidido a enfrentar cualquier desafío para cumplir mi promesa y honrar su memoria.
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