[❤] Capítulo 2
¿Despedidas?
Las despedidas siempre son tristes, a pesar de que Anna no se iría por mucho tiempo, su madre lloró. Anna solo podía abrazarla, no sabía por cuanto tiempo se iría, sería por un tiempo indefinido, solo quería relajarse, además que también le encantan la idea de conocer la tan reconocida Ciudad del Amor.
El domingo, un día antes de viajar, la familia se reunió en la casa de sus padres al igual que Lorena, conversaron amenamente, distintos temas de conversación triviales, las preguntas surgieron como siempre.
—¿Cuánto tiempo te quedarás en París? —preguntó su prima Marisol.
—No lo sé. No por mucho tiempo, solo lo necesario —respondió Anna con paciencia.
—Sí que tienes un jefe muy amable, porque eso de dar vacaciones así como así, bueno no es muy común —a Anna nunca le gustó ese tono chillón en que su prima le hablaba, le desagradaba, Marisol siempre hacía lo posible por dejarla en ridículo, siempre trataba de molestarla indirectamente, aunque trataba de ignorarla, había veces en que no la soportaba.
—Sí, Tony es muy amable, además que Naty ya se lo había propuesto —siempre está esa prima a la cual no le caes bien, Marisol siempre le había tenido envidia a Anna sin ninguna razón, o eso pensó ella, las cosas se volvieron más complicadas cuando Marisol conoció a Antonio, también tuvo un flechazo con él, dos primas con un mismo objetivo no es para nada bien, a Marisol no le agradó que Anna tuviera sentimientos hacia Antonio, siempre se aparecía por “casualidad” en los lugares que más frecuentaban Anna y Tony para ir a almorzar. Antonio le contó que una vez Marisol se apareció por el Bufete, ya que su tía —madre de Anna—, la había mandado para entregarle el almuerzo a Anna, Marisol entró a su oficina y trató de seducirlo. Cuando Tony le contó sobre aquel suceso, se molestó y se disculpó, le causaba mucha vergüenza.
Al final de cuentas Tony conoció a Nataly, su psicóloga y amiga, de hecho fue ella quién los presentó, y bueno, se enamoraron.
—Y tú Marisol, ¿cómo vas con tu rehabilitación? —para ella nunca le había sido ajeno que su prima se drogaba, siempre se lo había comentado a su tía, pero siempre lo tomaba mal, dejó de insistir, Marisol desde su adolescencia salía a fiestas y llegaba a su casa a altas horas de la madrugada o solo llegaba por la tarde del siguiente día; ella le preocupaba su comportamiento, después de todo era su prima.
Pero ella no era siega, ante sus ojos su tía era la culpable, siempre consentía a Marisol de más, solo la estaba malcriando, ella siempre hacía lo que le viniera en gana.
Hubo una noche en la cual Marisol salió a una fiesta con sus amigas, no regresó, su tía desesperada avisó a la policía, todos la buscaban desesperadamente, hasta que al fin lograron localizarla, la encontraron en los baños de un bar de mala muerte con una sobredosis de Marihuana y otras sustancias tóxicas.
Desde ese entonces empezó la rehabilitación, se veía menos demacrada desde la última vez que la vio.
Pero ya hacía tiempo sus primos le habían comentado que la habían encontrado fumándose esa porquería, le daba lástima, en serio quería ayudarla pero si ella no quería su ayuda, ella solo se quedaría observando como una espectadora.
—Bien, hoy me dieron permiso para venir —contestó con voz cortante, no le agradó la mención de Nataly la novia de Antonio, y peor con lo de la rehabilitación, lo sintió como una ofensa, en realidad Anna lo había hecho con intención, pero también quería saber sobre su estado se salud.
Marisol de inmediato cambió el tema de conversación.
—Que suerte tienes Anna, estarás por tiempo indefinido en París, la ciudad del amor, ¿hace cuanto que no se te ve novio?, creo que años, voy a pensar que te volviste una mojigata, quizás y hasta vuelvas comprometida, nunca se sabe —Anna ya hacía mucho tiempo se dejó de preguntar su repentino odio hacía ella, ya estaba acostumbrada, pero nunca se dejaría humillar por nadie. Y mucho menos con ese tema tan delicado y que ella misma sabía la gravedad del asunto.
—Primero, me importa un pepino lo que quieran pensar de mí. Segundo, la vida da muchas vueltas, queridísima PRIMA, talves sí sea como tú dices, y encuentre un lindo francés, y ¿por qué no un compromiso? —preguntó al aire con ironía— Pero no; por que no voy de libertinaje a tirarame al primer hombre que vea, tengo dignidad, no ando seduciendo al primer hombre que vea, me valoro a mí misma como para tal cosa.
Todos en esa sala sabían que ninguna de las dos se toleraba, la mayoría de las veces que se veían acababan así, eso ya no era nuevo. El aire era más pesado con la tensión.
Los demás comenzaron a charlar como si nada, para aligerar el ambiente. La noche fue larga, al final todos terminaron yéndose a las 12:00 a.m, ya que su vuelo saldría a las 10:00 a.m.
Anna llegó a su casa agotada, se dio una ducha y se metió a la cama. Su madre no le tenía mucho cariño a los aviones y temía que le pasara algo a Anna.
Estaba emocionada, solo había salido del país dos veces y había sido ya hace mucho, la primera fue cuando apenas tenía ocho años, fue de visita a Argentina para conocer a la familia de su madre y a Colombia, fue un viaje de negocios de su padre pero se llevo con él a su esposa Lucía, su pequeño hijo Julián de díez años y su hija Anna de quince años en ese entonces. Pero lo disfrutaron como si fueran vacaciones en Bogotá.
Ya había salido el sol, Anna se había levantado a las 7:00 a.m, quería organizar todo, dejar su departamento pulcro para cuando llegara de sus vacaciones-descanso.
Sus padres pasaron por ella a la hora acordada, llegaron al aeropuerto y con ello las lágrimas de su madre, quería poder tranquilizarla, pero parecía imposible.
Lorena, Tony y Naty también fueron a despedirla, Antonio le advirtió cuidar mucho su salud y que no cometiera ninguna imprudencia como de costumbre, Naty le aconsejó que se relajara, y Lorena como siempre, le dijo “sin condón, nada”. Era su frase estrella, bueno, al menos se iba por lo seguro.
Al poco tiempo ya estaba despegando en el avión rumbo a París, esa ciudad que le causaría tanto problemas, como tentaciones que jamás supo que tenía, que deseaba.
París sería ¿su salvación o su perdición?
El romance es lindo, rosa y maravilloso, así dicen, así lo pintan. Pero también está lleno de pasión, erotismo, deseo y perversión.
La moneda tiene dos caras, no te confudas, no porque sea vea buena significa que no pueda ser mala, solo ves un león disfrazado de oveja, la lindura puede ser perversa.
Marzo, 6 de 2018.
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