nueve
Sólo un día. Pensaba Freddy mientras limpiaba los apestosos baños de la fábrica en la que trabajaba.
Un hombre de edad mayor entró. Saludó a Freddy muy amable y entró a un baño.
El castaño sólo podía pensar que pronto iría a la ciudad, dejaría esa zona de trabajo y robaría un Fred.
Seguramente podría venderlo o hacer mucho dinero con él.
Aunque prefería la idea de guardarlo para él sólo.
Que más da.
De igual manera, de algo hay que morir.
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