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Hyunjin estaba acostumbrado a ser el mejor. Desde que tenía memoria, destacaba en todo lo que hacía. Era el tipo de persona que no podía evitar sobresalir, incluso cuando no lo intentaba. Por eso, al encontrarse con alguien como Felix, su mundo sufrió una sacudida inesperada. Durante semanas, su mente estuvo dividida entre la fascinación que sentía por su nuevo amigo y la necesidad de mantener su posición de liderazgo, tanto en lo académico como en lo social.
No pasó mucho tiempo antes de que Felix comenzara a tomar un lugar prominente en su vida. Compartían cada vez más tiempo juntos, y su grupo de amigos pronto los reconoció como un dúo inseparable. Eran como dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección, aunque con bordes afilados que a veces chocaban.
Sin embargo, debajo de la superficie, algo empezaba a cambiar. Hyunjin no podía ignorar la creciente incomodidad que sentía cada vez que Felix lograba algo significativo. Era como si cada triunfo de Felix cuestionara su propia valía, una idea que lo perturbaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Ese sentimiento se intensificó un día en particular, durante una clase de matemáticas avanzadas. El profesor, conocido por su exigencia, les presentó un problema que había desconcertado a generaciones anteriores de estudiantes. Todos en la clase se inclinaron sobre sus cuadernos, garabateando frenéticamente, pero fue Felix quien levantó la mano primero, proponiendo una solución.
Hyunjin observó en silencio mientras Felix explicaba su razonamiento, cada palabra aumentando la presión en su pecho. La solución era brillante, impecable. Cuando el profesor asintió con aprobación, Hyunjin sintió una punzada de celos, una emoción que rara vez experimentaba.
Después de la clase, mientras Felix recogía sus cosas, Hyunjin se le acercó, tratando de mantener su tono ligero.
-Vaya, te luciste ahí.
Felix sonrió, ajeno a la tormenta interna de su amigo.
-Tuve suerte, creo. Pero aún no estoy seguro de que fuera la respuesta correcta.
Hyunjin negó con la cabeza, con una sonrisa tensa.
-No fue suerte, fue tu habilidad. Pero prepárate, la próxima vez no será tan fácil ganarme.
Felix levantó una ceja, divertido.
-¿Es una declaración de guerra?
-Tal vez, -respondió Hyunjin, con un brillo competitivo en sus ojos. -Quizás deberíamos empezar a llevar un marcador.
Felix soltó una carcajada.
-De acuerdo. Pero si vamos a competir, que sea en todo, no solo en matemáticas.
Hyunjin aceptó el desafío sin dudarlo.
-Hecho.
Así fue como comenzaron a marcar puntos en una pequeña libreta que Felix llevaba consigo. Todo se convirtió en una competición: desde quién obtenía la mejor calificación en un examen hasta quién terminaba primero la comida en la cafetería. Los puntos se acumulaban rápidamente, y ambos se aseguraban de llevar la cuenta de cada victoria y derrota.
Al principio, este juego no hacía más que fortalecer su amistad. Se retaban mutuamente a ser mejores, y el marcador era solo una excusa para pasar más tiempo juntos. Sin embargo, a medida que los días pasaban, Hyunjin comenzó a notar que el marcador pesaba más de lo que había imaginado.
Una tarde, después de una agotadora práctica de fútbol en la que ambos habían participado, se sentaron en la banca del vestuario, recuperando el aliento. Felix, con la respiración agitada, sacó la libreta de su mochila y agregó un punto a su columna.
-Eso me pone tres puntos por delante -dijo, con una sonrisa de satisfacción.
Hyunjin lo miró, sintiendo un nudo en la garganta. Era solo un juego, se recordaba a sí mismo. Pero había algo en ver la creciente diferencia en el marcador que le molestaba profundamente.
-Es solo una diferencia temporal -dijo, tratando de sonar despreocupado. -Te alcanzaré en el próximo examen.
Felix lo miró de reojo, como si percibiera la tensión en su voz.
-Sabes que esto es solo por diversión, ¿verdad? No significa nada.
-Claro -respondió Hyunjin, aunque no estaba seguro de creer sus propias palabras.
Esa noche, en la tranquilidad de su habitación, Hyunjin no pudo evitar pensar en lo que había dicho Felix. ¿Realmente era solo por diversión? ¿O había algo más en juego? Su mente se debatía entre el deseo de seguir compitiendo y la creciente sensación de que algo no estaba del todo bien.
No quería admitirlo, pero cada victoria de Felix lo hacía sentir un poco más inseguro, como si estuviera perdiendo una parte de sí mismo en cada derrota. Y lo que era peor, empezaba a notar que esos sentimientos de inseguridad estaban afectando la manera en que veía a Felix.
Mientras Hyunjin intentaba dormir, la imagen de la sonrisa confiada de Felix se apoderó de sus pensamientos. Se dio cuenta de que, aunque disfrutaba de la compañía de Felix, la competencia estaba empezando a convertirse en algo más que un simple juego. Lo que había comenzado como una forma de fortalecerse mutuamente, ahora amenazaba con destruir la confianza que habían construido.
Con un suspiro, Hyunjin se giró en la cama, decidido a no dejar que estos pensamientos lo consumieran. Pero, a medida que el sueño finalmente lo vencía, no pudo evitar preguntarse cuánto tiempo más podría ignorar la creciente grieta en su amistad.
Lo que Hyunjin no sabía era que Felix también estaba en su habitación, mirando el techo, preguntándose por qué ganar le sabía menos dulce cuando lo hacía a costa de su amigo.
Read you soon...
-Mimi 🦋
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