Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo único

Un pequeño fic de cumpleaños para mi querida Velamontttt (tarde pero seguro)

Advertencias: No beteado (aún), Omegaverse, Embarazo masculino

---------------------

Competencia

Eric estaba teniendo un buen día, muy buen día de hecho. Todo había ido excelente en el trabajo, ninguno de sus empleados había hecho nada estúpido, las reuniones fluyeron como las había planeado e incluso pudo escaparse temprano; las cosas iban como quería con el objetivo en mente de llegar a casa y disfrutar el resto de la tarde con su adorable esposo, toda su atención puesta en su maravillosa persona, antes de que sus pequeños terrores llegaran de la escuela o guardería.

Pero todas sus fantasías de bañar en afecto a su adorado omega, que pudiera o no terminar entre las sábanas, se van por un caño cuando, al entrar en la casa, es recibido por la diabólica, en su opinión, risilla de su hija mayor y los tarareos de su hija menor, que aún no es muy buena modulando el volumen de su voz, y Kyle sentado en el sofá, claramente agotado, tratando de dividir su atención entre los dos demonios cada vez que gritan repentinamente por él. Ahogando un gruñido irritado por sus planes arruinados, deja sus cosas donde siempre y se acerca anunciando su llegada, yendo directo hacia su esposo al ser ignorado completamente por la menor.

—Eric, llegas temprano —Kyle le sonríe, su rostro iluminándose al verlo y de inmediato el alfa se cuadra, bañándose en la gloria de su atención. Está por inclinarse para saludarlo con un buen merecido beso, que ha estado esperando todo el día, cuando el pelirrojo se endereza para sostener a su hija menor que casi tropieza en sus ansias de llegar rápidamente a él.

—¡Mami! —chilla la pequeña riendo encantada al ser sostenida y alzada con cuidado al regazo de su madre.

—¿No vas a saludar a papá? —cuestiona el pelirrojo acomodando su desalineado cabello.

En respuesta la niña se gira hacia Eric sonriendo ampliamente, agita su manita con avidez antes de volverse hacia Kyle presentándole una hoja que hasta ese momento ambos notan lleva en manos. Eric no tiene mucho tiempo de gruñir en protesta porque se le ha arrebatado lo que lleva esperando todo el día, cuando su hija mayor aparece por la puerta del comedor gritando por su madre, que vea que tan ''rápido puede ir'' antes de tocar el borde del sofá, girarse y correr de regreso a dónde vino.

Es obvio para Eric que alguien estaba en su contra ese día, ¿qué otra razón había para que sus diablillos, normalmente bien portados, estuvieran tan agitados? Seguramente les habían dado más dulces de los que deberían consumir a esa hora, un subidón de azúcar la única explicación para tanta energía. Eso o alguien se había enterado de sus planes y los había divulgado con toda la intención de arruinárselos.

—¿Qué tal tu día en el trabajo? —cuestiona Kyle acomodando a la niña en sus brazos para que no se fuera a apoyar demasiado contra su vientre.

No es exactamente el nivel de atención que quería, pero es algo, piensa sentándose junto a Kyle con toda la intención de contarle de su día y quejarse, aunque no haya sido tan malo, pero sus hijas claramente tienen planes diferentes.

—¡Mami mira! —la pequeña agita más agresivamente la hoja, no satisfecha con la rápida mirada que el pelirrojo le hecho.

—¡Mami mira! —grita la mayor regresando a la sala para repetir el proceso de antes de tocar el sofá y regresarse.

Ni siquiera se detiene para saludarlo. Insólito.

—Es muy bonito Nadine —Kyle responde con infinita paciencia, tomando la hoja para examinar el dibujo—. Liliana, cariño, deja de correr por la casa te vas a marear.

—No estoy mareada mami —protesta la niña regresando, pero reduce la velocidad a la que corre.

Deben estar haciéndolo a propósito, piensa Eric frunciendo el ceño, su buen humor agriándose rápidamente a cada segundo que pasa y su esposo se concentra en la diatriba de Nadine o los comentarios de Liliana en lugar de él. ¡Ni siquiera tuvo la oportunidad de contestar la pregunta que le hizo o hacerle una propia! Ni mucho menos había podido saludarlo adecuadamente o a su futuro cachorro. Todo el día desperdiciado, ansiando por este momento. No le parece justo e, inconscientemente, un gruñido empieza a formarse en el fondo de su garganta.

Eric —el gruñido de advertencia de Kyle lo saca de sus pensamientos e inmediatamente nota que sus pequeñas han dejado de hablar, Liliana mirándolo con algo de aprensión y Nadine con curiosidad.

Una parte de sí quiere disculparse, su intención jamás es asustar a sus pequeñas. Al mismo tiempo, la parte más egoísta y mezquina de su ser, esa que lleva años tratando de aplastar por el bien de su familia, se regodea con lo que su arrebato ha conseguido.

—Liliana, cariño, ¿por qué no ayudas a Nadine a organizar sus juguetes arriba mientras mami habla con papá? ¿sí? —Kyle no aparta la vista de su alfa, dándole instrucciones a sus hijas con suavidad, pero firmeza.

Eric desvía la vista de su esposo a sus hijas, Liliana claramente desea protestar, pero es una niña inteligente y simplemente asiente ayudando a Nadine a bajar del regazo de su madre llevándola a las escaleras, contándole que podrían jugar con los peluches mientras los organizaban. La sala se sume en un silencio sepulcral cuando las voces de sus hijas se pierden tras la puerta de la habitación de la menor y Eric tiene la decencia de removerse un poco, culpable.

—Estás haciendo eso de nuevo —dice Kyle finalmente frotando sus manos contra su rostro, el cansancio de hace un momento mucho más evidente ahora que no tiene que estar pendiente de los dos terremotos que llaman hijas.

—No tengo ni idea de que hablas, judío —responde Eric. Que se sienta culpable no significa que vaya a admitirlo en voz alta.

De hecho, quiere agregar algo más, presentarse ofendido de que su esposo lo esté acusando de algo nefasto y hacer todo un drama como cuando eran niños, lo que sirviera con el doble propósito de sacar de sus casillas a Kyle y hacerlo olvidar de su arrebato. El pelirrojo, lógicamente, no se toma su respuesta con mucha amabilidad y lo mira de esa forma que le hace estremecer.

Cartman... —advierte.

Eric no tiene otra forma más que describirlo como ''la mirada''. Es tan intensa y penetrante que una parte de él, sus instintos más básicos de alfa, quiere rebelarse ante el claro desafío mientras que otra, probablemente sus instintos más humanos, le empujan a derretirse y aceptar lo que sea que el omega tenga destinado para él. En el pasado esa mirada los habría llevado a revolcarse en el suelo tratando de golpear al otro en una riña infantil, ahora como adultos terminan revolcándose de otra manera. Liliana y ahora su tercer hijo es ejemplo más que claro de ello.

—Técnicamente eres Cartman también —dice bajo, carraspeando suavemente e intentando no encogerse sobre si mismo cuando la mirada se intensifica.

—La primera vez, cuando nació Liliana, fue tierno —Kyle ignora su comentario cruzándose de brazos y Eric debe concentrarse en lo que le está diciendo y no en lo adorable que se ve listo para regañarlo—. Adorable incluso, verte luchar con una cría de dos años por mi atención como si fuera el fin del mundo que estuviera atendiendo a nuestra hija.

—Yo no... —quiere protestar, pero el omega vuelve a gruñir y esta vez si baja la cabeza como si fuera un cachorro regañado.

—Luego de que nació Nadine, fue mucho menos divertido ver como te irritabas cada vez que alguna de ellas lloraba por mi atención —el pelirrojo entrecierra los ojos—. No es para nada divertido verte gruñirles sólo porque no has tenido la oportunidad de darme un beso de saludo.

Eric respira hondo, asintiendo a sus palabras. Como siempre su estúpido y preciado esposo tenía razón.

—Eric —la voz de Kyle se suaviza y el omega se desliza por el sofá para tomar su rostro entre sus manos, alzándolo para hacer que lo mire—, me preocupa que... lo que sea que te pasé altere tu relación con las niñas. Que las cosas cambien sin remedio cuando nazca nuestro cachorro.

Se fuerza a no apartar la vista llevando sus manos a la cintura de su esposo, acariciando con suavidad los bordes de su vientre.

No es que no ame a sus hijas, o al que está por llegar a sus vidas. Todo lo contrario de hecho, teniendo en cuenta que fue su idea tener más de un hijo. Eric moriría por sus crías, mataría por ellas con la misma ferocidad con la que mataría por Kyle; su familia, después de todo, es la luz de su vida y la única razón por la que tal vez no se ha terminado de volver loco.

Al mismo tiempo, nunca había manejado que el objeto de su adoración no se la regresara con la misma intensidad a cada jodido segundo del día. Cuando Liliana nació pensó que podría controlar esa parte de sí que le instaba a orbitar alrededor de Kyle, pero a medida que su pequeña crecía no podía evitar regresar a viejos hábitos.

Ugh, parecía que tendría que hablar con su terapeuta de nuevo.

—No lo hago a propósito —dice finalmente inclinándose para apoyar su frente contra la de Kyle, frotando su nariz a la del contrario y acariciando su vientre hasta lograr que el hombre se relaje y arrancarle un pequeño ronroneo—. Sabes que amo a las niñas con mi vida.

—Lo sé —Kyle sonríe apartándose un poco para poder subir a su regazo. Eric rápidamente lo ayuda a acomodarse, ahogando una pequeña risa cuando el omega bufa por el esfuerzo que ese simple movimiento requirió por el estado avanzado de su embarazo.

—Esperaba pasar el resto de la tarde contigo —susurra cuando el pelirrojo parece estar contento con su nueva posición, apoyando su frente contra su hombro y moviendo sus manos para que pueda abrazar su vientre—, me encargué de salir temprano. Iba a darte un masaje en los pies que se que amas, y un masaje en tu baja espalda, y tal vez llenarte de besos y...

—Las niñas —le recuerda el omega riendo bajo, tratando de no dejarse decepcionar porque el plan de su estúpido y atento alfa se haya echado a perder. En verdad sonaba bastante bien. Las manos de Eric eran mágicas, en más de un sentido.

—Por cierto, ¿por qué están en casa tan temprano? —cuestiona Eric bajando la vista.

—La guardería de Nadine tenía una actividad hoy y despacharon temprano —el omega gruñe bajo al recordar que la llamada de la administración lo había obligado a terminar su trabajo antes de lo planificado—. Y la escuela de Liliana llamó porque iban a ¿fumigar? No sé, algo de mantenimiento y debían terminar temprano.

Entonces sí, algo tenía que estar en su contra, piensa Eric depositando un beso en el enredo de mechones rojos que su esposo llama cabello.

—Bueno... podemos a salir a cenar en lugar de cocinar algo —propone en voz baja apretando suavemente su abrazo—. A modo de disculpa.

—Hm eso suena como una buena idea —asiente Kyle acurrucándose más en sus brazos—. Tú pagas.

—No esperaba nada menos de ti, judío avaricioso —bromea inclinándose para besarlo. Gruñe encantado cuando inmediatamente su pelirrojo se alza un poco para encontrarlo a medio camino, respondiendo al beso con la misma intensidad.

Sus manos se deslizan por las caderas de Kyle, apretando con suavidad antes de bajar hacia sus nalgas, sonriendo contra sus labios encantado con el pequeño chillido que le saca. Tal vez podría aprovechar que estaban solos por unos minutos y...

¡Puaj! —las vocecitas de sus hijas suenan al mismo tiempo haciéndolos separarse y alzar la vista para ver a las niñas paradas al pie de las escaleras, mirándolos con idénticas expresiones de asco.

—Oh, como si a ustedes no les gustara recibir besos de mami y papi —protesta Eric y, en un impulso, les saca la lengua a sus hijas que inmediatamente le regresan el gesto.

Kyle ríe ante la reacción tan infantil de su esposo, golpeando su hombro con suavidad antes de levantarse. Eric inmediatamente lo mira, dolido de que haya abandonado la seguridad y calidez de sus brazos, un puchero amenazando con formarse en sus labios y Kyle se teme otro arranque de celos del alfa cuando sus hijas corren hacia el sofá, esta vez lanzándose contra su padre.

—¡Papi! —gritan a la vez luchando para ver quien podría subir primero al regazo del hombre.

—Wow, cuidado ahí enanas, se pueden lastimar —el alfa sonríe encantado ayudándolas a subir a la vez, recibiendo el abrazo que le dan.

—Tienes que ver como organizamos los juguetes —informa Liliana halando suavemente su cabello.

—¡Y jugar al té con nosotras! —añade Nadine halando su camisa.

Eric mira a su esposo con ojos brillantes y Kyle le sonríe, asintiendo. Inmediatamente Eric se pone en pie cargando a las chiquillas, que chillan y ríen encantadas al ser colocadas cada una en sus hombros, admirando lo ''pequeño'' que se veía todo desde su nueva posición.

Kyle los ve subir las escaleras suspirando aliviado. Dos pájaros de un tiro, piensa tomando el lugar en el sofá que quedó vacío, recostándose cómodamente; su tonto esposo recibiría la atención que quería ese día, aunque fuera por parte de sus hijas, y él podría descansar antes de que tuvieran que prepararse para cenar fuera.

Hmm, se le antojaba cordero. Lo bueno es que Eric pagaría.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro