Capítulo XXII
Capítulo 22
Infierno Part. Final
Como un niño
El polvo se disipó, William y Sebastian se levantaron del suelo tiempo después tosiendo un poco para expulsar la tierra de sus sistemas y observar el desastroso lugar y verificar que esa alimaña no estuviera allí aún con vida, pero para el mal de ambos un quejido se oyó entre los escombros, causando el escalofrío en el cuerpo del menor que a arrastras se acercó allí; aún con ojos fucsias escavó lo más rápido que pudo quitando hasta las más grande de las piedras para encontrar al hombre con una estalactita en todo su estomago y por la sangre que veía escurrir había traspasado hasta enterrarse en el suelo, Michael rechinó los dientes escuchando la risa ahogada del tipo.
-No pensé que te preocuparas tanto por mi bienestar Michael—mencionó con sarcasmo.
-Solo quiero verificar que estarás más lejos de mí que del mismo infierno—enterró con fuerza la mano derecha en su pecho llegando al que parecía ser su corazón y estrujándolo con ira mientras hurgaba su carne hasta soltar una sustancia negra de su sistema y llenársela en su ser y expulsarla de una vez de su cuerpo. Sus ojos fucsias se tornaron negros hasta sus venas reflejando el mismo color negro carbón pasando como un veneno hasta su brazo derecho y almacenarse en una clase de bolsa que llegaría hasta el cuerpo que agonizaba, la sangre en los escombros se fue volviendo de esa tonalidad obscura escurriendo por las piedras como pequeños riachuelos hasta llenar por completo las pupilas del mayor con el mismo, Sebastian más pálido que nunca dejo todo en un solo impulso hasta tomar la guadaña del oji-verde y arrancar la cabeza del sujeto con un simple y sagas movimiento, decapitándolo.
William sorprendido vio como aquella cabeza rodaba por entre los escombros hasta desaparecer al otro lado de la cueva, el cuerpo inerte bajo el del menor se fue poniendo de un color papel, grisáceo, hasta tornarse de hueso hasta las cenizas, esparciéndose por el sitio como el polvo del ambiente, el lugar empezó a liberarse de su opresión, dejando libre el espacio a uno respirable, el agua empezó a cubrir el suelo bajos sus pies por lo que debían salir pronto antes de que los cubriera por completo; y lo que más esperaban ambos, las almas capturadas fueron libres de su prisión, en cuerpos lumínicos varios fueron al cielo u otras esparcidas por el mundo hasta llegar a su momento de purga hasta poder ser del todo perdonadas y claramente dos de ellas acercándose a sus respectivos dueños.
Grell apareció frente a William con la transparencia de un fantasma, uno que podía tener en sus brazos por ahora, no tenían mucho tiempo debían volver a casa para que Grell pudiera tener de nuevo su cuerpo físico. Ciel Phantomhive se paró con gran orgullo frente a Michael quien aún votado en el suelo se inclinó casi pegando su frente al suelo, susurrando suaves disculpa a su amante por no haber podido hacer algo antes.
-No es tu culpa Sebastian, después de todo cumpliste mi orden y luchaste con gran valentía—Sebastian en ese momento se dio cuenta que él lo había estado observando desde su prisión, el como se derrumbó y quiso a otra persona, nunca había estado solo, ¿acaso estaría molesto con él por aquella falta?; lo miró, sus ojos zafiros le brindaban una suave gratitud, tan cálida como una caricia que no podía comprender.
-¡Qué bueno verte Will!—mencionó la voz que tanto le hacía falta.
-¡A mi igual me da mucho gusto verte Grell!—el Shinigami posó su frente contra la del más bajo acariciando sus cabellos y abrazando el pequeño cuerpo contra el suyo, vaya que había extrañado mucho abrazarlo, la calidez de hacerlo, de poder soltar las lágrimas que por mucho tiempo retuvo y que con gusto soltó en ese momento apretándole en un abrazo grande, Grell rió y lo abrazó así por igual, William al abrir los ojos observó como el oji-rojo era acariciado por el joven de cabellera azul, parecía bastante contento de verle causando un apretón en su pecho que lo descolocó, dejó de abrazar a Grell y le dio un beso en la coronilla tomando su mano y acariciándola entre las sueñas algo ausente de lo que hacía, a el carmín le pareció tierno pero extraño de su parte. Pronto la mirada limón de su chico regresó a la escena del mayordomo con su niño, por el cual Grell volteó también causándole una sonrisa al verlos en un suave beso, sabía que era su despedida por todo lo que el joven demonio había hecho por él, lo sabía, Ciel se lo había dicho, era tiempo de partir de este mundo al fin, después de todo por lo que había estado luchando para vivir ya estaba resuelto y solo se había quedado por el capricho de su sirviente.
-¡Grell, es hora de irnos!—sin embargo sabía que William había hecho todo por salvarlo y lo regresaría a su cuerpo tal como lo prometió, pero no le parecía correcto, William lo empezó a halar con la idea de partir lo más rápido de la cueva, estaba a pocas horas de que amaneciera, si el sol llegaba a tocar su presencia fantasmal desaparecería, lo tenía presente, pero no podían dejar a Sebastian allí, no después de verlo tan herido y lastimado.
-¡¡William, espera!!—trató de hablar pero el hombre le cortó subiéndolo a su espalda para poder llegar hacia el agujero del a fuente que yacía iluminando como la única esperanza de salida de ese horrible lugar, tuvo mucho cuidado de que Grell no se lastimara con algunos sobresalientes de roca que habían en el sitio cortando cada momento las palabras del carmín por cada paso que daba—¡Will, no podemos dejar a Sebastian allá!
-¡Él estará bien, ya tiene a ese niño!—respondió algo cortante.
-¡Pero él está muy herido como para que pueda pasar todo lo que acabamos de pasar!—molesto le comento mientras era sentado en una roca sin que le prestara atención, Grell lo veía andar de un lado a otro tratando de hacer una montaña con los escombros para poder subir al hueco que sería su libertad, notando que la guadaña del mayor no la tenía en sus manos.
...
Aquel beso fue la despedida, lo sabía, la había sentido como tal. Se había empeñado tanto en disculparse por haberse enamorado de otra persona pero el niño con toda la madures de un adulto mencionó con voz aterciopelada un suave "Me alegro" que le sorprendió.
-Sé muy bien lo mucho que le quieres Sebastian, yo ya no puedo estar más aquí, ya cumplí lo que tenía que hacer. ¡Estás libre! —se acercó a acariciarle la mejilla que aún seguía manchada—toma mi alma Sebastia—el cuervo negó—ya es hora que lo hagas, ya no me necesitas aquí presente, necesitas alimentarte para que tengas fuerzas por lo menos para levantarte. ¡¡Vamos!!—le insistió, Sebastian lo miró, una cristalina y salada lágrima salió de sus ojos abrazando aquel pequeño cuerpo en sus brazos, pero pareciendo él como uno, el pequeño niño que había querido ser alguna vez. Le besó por última vez para poder tomar su esencia hasta que este desapareció de solo un soplo.
Sintió el leve dolor de llenura en su estomago pero de un momento a otro se extinguió, hizo una mueca sin esperar que aquel sabor fuera a ser recibido con algo de amargura pero lo dejó pasar. Volteó su mirada en busca de William para poder salir de allí pero no estaba, lo llamó varias veces con la poca voz que podía salir de su garganta y se paró con el apoyo de la guadaña de su compañero, apenas y pudo dar unos pasos ya que su peso le ganaba empezando a sentir como el hilillo de sangre se esparcía por sus piernas, tomó una vieja túnica que había ejercido el papel de cortina de aquella cueva, exprimiendo la punta de uno de sus lados sacando el agua que ésta contenida, se cubrió apenas con eso su desnudez; enserio que nunca había sentido tanto asco de sí mismo por todo lo sucedido, pero ya habría tiempo para eso, no podía quedarse ahí encerrado la mentandose, tenía que salir.
No iba ni medio camino cuando sus piernas de nuevo cedieron cayendo con fuerza al suelo, raspándose sus rodillas por los filamentos, se quejó empezando a sentir de nuevo ese dolor en su pecho y el nudo en la garganta, quería llorar pero lo resistió, se levantó de nuevo con todas las fuerza que pudo, su desarreglada "ropa" estaba empapada de sudor y sangre apenas dejando un rastro de ella por el camino, estaba a unos pasos de rendirse cuando oyó la escandalosa voz del peli-rojo acercándose.
-¡¡No William no me iré hasta que...!!—detuvo sus palabras viendo a Michael casi a caer del cansancio, sin pensarlo corrió hacia él para ayudarle a salir de aquel obscuro sitio ignorando a William de paso, que solo se quedó mirando la escena con mirada fría, Sebastian solo pudo apartar la mirada y entregarle su death para que pudieran salir con más facilidad. Ya afuera de aquel terrible lugar pudieron respirar mejor notando como el a fuente volvía a llenarse de agua tan pura y cristalina como debió haber estado hace tiempo, aquel infierno por fin había cerrado y nada de eso volvería a pasar. William abrió un portal dejando ver la funeraria a unos cuantos pasos para adentrarse todos a este.
-¡Si funcionó!—mencionó con alegría el carmín. William lo tomó del brazo al notar los rayos del sol saliendo por la parte baja de la ciudad, apenas el sol acariciando unos cuantos tejados y ventanas dando la bienvenida a la mañana.
-¡¡Démonos prisa!!—haló a Grell hacia la tienda dando frente a Undertaker que acababa de llegar a la misma con sangre en sus ropas y manos como por igual tierra como si acabara de enterrar a alguien hace poco, Adrian no podía de la sorpresa, Grell estaba justo ahí, le tomó de sus cabellos como un padre viendo a su hija después de años y el menor de los Shinigamis más que encantado por recibir ese cariño.
-Hay que apresurarnos, pronto amanecerá—mencionó con firmeza el peli-plata abriendo la puerta y adentrándose con los demás lo más rápido posible hacia el único cuarto que había, limpiando todo alrededor, tapando la ventana y alistando el cuerpo del peli-rojo, estaban a punto de iniciar. Grell mientras, había notado que el cuervo había quedado atrás por lo que le ayudó a llegar a el cuarto y sentarlo en el suelo cerca de la cama, tenía que ser rápidamente tratado osino perdería mucha sangre y quizás...
-¡¡¡Grell!! Rápido, tienes que estar listo.
-¡William, pero Sebastian necesita que primero lo ayuden...!
-¡Grell, después arreglamos eso por favor ya va a amanecer hay que hacerlo rápido, Adrian fue por unas cosas no hay tiempo tienes que prepararte esto no va a ser fácil!
-¡Grell!—el suave susurro de su nombre lo dejó allí arrodillado junto a Michael, (causando que el Shinigami azabache rodara los ojos desesperado), quien dándole una sonrisa le pidió que se acercara—¡no te preocupes por mi Grell, solo hazlo...!—el carmín negó—¡por favor!—se le quebró la voz ante ese pedido mientras sus ojos de nuevo se critalizaban esta vez sin poder evitar sacar sus lágrimas.
-¡No puedo dejar que mueras después de todo lo que hiciste Sebas-chan!
-¡Yo estaré bien!
-¡Grell, ya es tiempo!—mencionó el azabache ya con las cosas preparadas y sus manos mojadas, Adrian llegó con su Oz listo para adentrar el alma de Grell en su respectivo cuerpo tendrían que abrir su abdomen para que el ritual se realizara como debía y entrara su algo como un Cinematic Record, pero de pronto el pánico se generó en la habitación, producido por la voz del peli-rojo.
-¡¡Está perdiendo mucha sangre!!—Adrian salió corriendo en ayuda del menor, William seguía insistiendo que todo se vendría la basura si no empezaban ya, hasta que Grell con toda la fuerza que tuvo le abofeteo callando sus palabras y dejándolo totalmente atónito—¡no puedo creer la falta de corazón que tienes William, como te atreves a dejarlo aquí después de todo lo que hizo por ti, no puedo creer que le hagas esto a pesar de todo lo que a pasado! ¡Tú, definitivamente eres la maldita alimaña!—usó aquellas palabras que siempre el mayor le había dicho al cuervo, quería ver como de aquellos ojos se quebraban por lo dicho, porque sí, él estuvo testigo de todo lo que pasó, de todo lo que dijo y le hizo al menor, Sebastian no tenía la culpa, él...
Era como un niño.
Adrian fue por unas vendas, cuencas, el trago más cargado que encontró y la suficiente agua para curar al oji-rojo, Sebastian no soltó la mano de Grell, era su apoyo, y sobre todo porque tenía mucho de qué hablarle; empezando con una disculpa por haber deseado a su pareja durante todo ese tiempo, "No era mi intención" mencionó llorando, las lágrimas que pasaban por su rostro parecían limpiarle, por lo puras que eran, como una hermosa perla transparente.
-¡Perdóname Grell! ¡Nunca debí interferir en nada de ustedes, o sino esto nunca hubiera pasado!
-¡No digas eso Sebas-chan, si no hubieras sido tú, esto nunca hubiera acabado, fuiste él único capaz de enfrentar a este hombre, por lo que supe, así que no tienes el derecho de dejarnos, tienes que ser fuerte!—el cuervo negó.
-¡No, yo...!—tragó saliva, sintiendo como su garganta cada vez se secaba—¡yo no debería estar aquí, solo genero problemas...!
-¡¡No, no es cierto!!—tomó su rostro acercándolo a sí—¡mírame Michael, nunca vuelvas a decir eso, eres todo para nosotros, créeme!—Sebastian miró de reojo a William quien los miraba con el ceño fruncido y mencionó un suave y último.
-¡Cuídalo!
Grell abrió los ojos alarmado por sus palabras, notó que el cuervo había quedado inconsciente en menos de nada, no podía dejarlo así, podría morir.
-¡Hay que subirlo a la cama!—mencionó tratando de dejar su cuerpo en otro lado para poder subir al azabache pero fue detenido con brutalidad por el más alto.
-¡No, Grell, no lo quitaré hasta que tú estés en él!
-¡William, si dejamos a Sebastian ahí morirá!
-¡Y tú igual. Grell, acaso no estás pensando en ti, en nosotros, nuestro futuro!—aquellos par de ojos lima se quedaron viéndole con profundidad. ¿Enserio quería eso? Se preguntó el carmín, pero no podía hacer nada, ya tenía tiempo fuera de su cuerpo ya no... ya no sería igual.
—Ya no daba más...—
—Ya era hora de partir...—
-¡No Will. Ya no pienso en eso!—y pasando su mano tras William dejó caer la funda que tapaba la ventana, William lo miró asustado e iba a tapar de nuevo esta pero Grell lo detuvo abrazándole por el cuello y susurrándole todo el tiempo que le amó, lo agradecido que estaba porque haya correspondido sus sentimientos, lo feliz que fue en su momento—¡...pero ya me tengo que ir Will, ya viviste lo suficiente sin mí, ahora...vuelve a hacer tu vida!—y mirando a Sebastian le dio a entender a William lo que estaba perdiendo si no dejaba su arrogancia, si no aceptaba su realidad. Era cierto, nada podía asegurar que Grell pudiera volver con él, solo era una prueba, pero si Sebastian se recuperaba podía seguir viviendo su vida, y aunque le doliera en el alma, Sebastian había sido muy especial en el último tiempo, con una calidez más grande que cualquiera. Grell le besó por última vez dando por finalizada su relación y dejándole un nuevo comienzo para que empezara de nuevo.
Sus pies fueron desapareciendo con la luz que entraba por aquella ventana llegando cada vez más arriba, Grell se soltó de él y se acercó a la ventana, despidiéndose de Adrian con una mano agitándola y una sonrisa hasta desaparecer por completo, y con él, remplazándole un libro, su Cinematic Records.
Su historia ahora había acabado.
William tomó el libro en sus manos soltando una lágrima por su adiós. Adrian llamó su atención ya subiendo el cuerpo del cuervo en la cama, dejándolo boca abajo para ver el efecto que causaba tanta sangre, notando como sus alas que yacían arrastradas llenas de sangre, estaban rotas y una de ellas incrustada en su espalda, debido a la caída cuando William lo tomó para rescatarlo de aquel terrible incidente.
-¡Debemos quitárselas!—susurró preparando todo.
-¡¡¿Qué?!!—exclamó impactado el azabache , no podía permitir eso, eran lo más preciado que Sebastian tenía las admiraba y quería como nunca, lo había visto en sus ojos, lo notó cada vez que se veía al espejo acariciándolas.
-¡Es la única forma de que Sebastian pueda recuperarse!. ¡Así que sostenlo muchacho, y no sigas alegando!—le regañó, William acató la orden con un dolor en el corazón, sujetando a Sebastian con su cuerpo sentándose en la cama y abrazándolo contra su pecho con cuidado. Adrian con un fuerte jalón le sacó el ala enterrada de su piel, Sebastian gruñó enterrándole las uñas en sus brazos respirando con rapidez—¡falta poco!—tomó una respiración profunda—¡esto será rápido!—y con la Oz en alto brillando con la luz del sol, cegando los ojos del oji-verde quien apretó con más fuerza al cuervo dejando caer una lágrima ante aquel mal, el arma se dejó caer con un silbido único sobre ambas alas...
-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!—arrancándolas de su espalda.
Continuara...
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Hola mis queridísimas almas lectoras que bueno verlo tan pronto :D
¿Qué les pareció el capítulo, sean sincerxs? Regáñenme si quieren, péguenme si lo desean :v pero quiero saber que tal fue este episodio. Porque pronto esta historia llegará a su fin y aunque es triste, quiero decir que es uno de los fic favoritos que he escrito, pronto llegarán explicaciones de muuuuuchas cosas. Hasta entonces coman una galleta *coge una galleta de un tarro*
Under: ¡Ehy!, No te comas mis galletas niña—le quita el tarro.
Yo: *Hace pucheros*
Bueno así sin más nos veremos en otra ocasión. Por cierto antes que se me olvide...
*toma otra galleta, Under le pega en la mano. Hace pucheros*
En Hombres Prohibidos, Labios Sellados, estoy haciendo una encuesta de qué tipo de epílogo quieren para finalizar la historia definitivamente, así que vayan y coméntenme cual es su preferida ok, y si mi Dios me lo permite tendré su epílogo para comienzos de Agosto.
Espero hallan disfrutado este capítulo, no olviden votar y comentar. Recuerden no fumar, no tomar tantas bebidas alcohólicas, ni tomar drogas porque la vida es corta y es una sola.
Los amo~♥
Ba Bay
Violinblanco cambio y fuera ♪
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