Capítulo 9
Capítulo 9 "Anudando lazos"
Daeneris Rayndale
―Pues... bueno, es que ―Una exhalación nerviosa sale de entre mis labios, haciendo que mi pecho se mueva hacia dentro.
Los dos parecen moverse a la vez cuando se miran y luego vuelven a mirarme a mí. Hacen eso un par de veces seguidas antes de que Liam dejara caer los hombros, con decepción cubriendo todo su cuerpo. Estoy casi segura de que incluso la incrementa.
―No tienes que hacerlo si no quieres, Daeneris ―murmura rascándose la nuca. Kael al verlo carraspea y se gira hacia mí, como queriendo intentar disolver la nube de incomodidad rodeándonos.
―Es solo que el tiempo de dormir y despertarnos juntos es importante para nosotros. Y queríamos compartirlo contigo ―murmura―, si no te molesta, podemos acurrucarnos.
Su sonrisa es amable, pero coqueta.
―¿Acurrucarse? ―espeto, retrocediendo ligeramente.
Ni siquiera recuerdo la última vez que me acurruqué.
Según Dylan, él ya era un niño grande para hacer esas cosas y hace más de un año que no estoy con nadie de forma íntima. La palabra suena desconocida en mis oídos.
Y parece que ellos se dan cuenta porque Kael me mira con preocupación.
Pero, si digo que no de forma directa, podrían sospechar sobre algo. Dado que ya he estado días sin tener contacto con ellos más que algunas pequeñas conversaciones donde básicamente se aseguraban de que siguiera con vida.
Por la Plaga, estoy paranoica con que sospechen.
Sí que lo estoy.
―¿Solo un ratito? Solo tienes que dejarte abrazar ―salta Liam, ladeando la cabeza a un lado―, por favor, principessa.
Sí, creo que eso es mi punto débil.
―Vale, pero solo un rato.
Mis pasos son temblorosos y dubitativos, pero ellos en cuanto lo escuchan, sonríen con astucia. Kael suelta una risita cuando apoyo la rodilla en la cama, sin estar segura de que hacer en realidad. No estoy acostumbrada a nada de esto, era muy antinatural.
Suelto un grito ahogado y sorprendido cuando los brazos de Kael me rodean la espalda. Me mueve por encima de él como si no pesara una mierda a pesar de que no peso precisamente poco y me pone en medio de los dos.
Miro hacia los lados con impresión. Liam tiene una sonrisa de oreja a oreja y su mirada oscila entre Kael y yo. Él más de lo mismo, pero también tiene una mano en mi abdomen.
―Vale, ¿y ahora que se supone que se hace? ―digo con sarcasmo, mirando al techo para no sentirme incómoda.
Una risa me distrae de mi triste intento de ignorarlos y pronto otra se une a esa. Son escandalosas y no intentan ocultar que se lo están pasando a lo grande con mi comportamiento.
Mis labios se aprietan entre sí para que la sonrisa que intento contener no salga a la luz, pero es prácticamente imposible.
―Por la Plaga, eres súper mona ―tararea Kael mientras aparta una rizo deshecho de mi frente con cuidado. Hago una mueca ante la palabra y eso hace que a Liam se le escape un bufido divertido contra mi brazo.
―No, no lo soy. Soy aterradora ―murmuro, siguiéndoles la broma ligeramente.
Liam asiente con convicción a mis palabras. El peso de su mano reposa sobre mi abdomen con cuidado. Sin ningún tipo de intención, simplemente deslizando los dedos por la tela gruesa.
―Bueno, eres un poco aterradora. Tienes que serlo para acojonar a una corporación de siete hombres ―susurra mientras su cabeza se gira hacia mí, algo por encima de mí.
―Yo no os acojono.
―Oh, sí que lo haces ―responden al unísono.
―No, no lo hago.
―Sí que lo haces.
―Que no.
―Que sí.
Un silencio sepulcral se asienta entre nosotros.
―Que no.
―Ay, sí que eres mona ―dice esta vez Liam, enterrando la cara en el hueco de mi cuello mientras ríe ligeramente.
Una risa silenciosa se escapa de entre mis labios.
Se pega a mi, abrazándome mientras yo le dejo hacer, sintiendo mi corazón retumbar en mi pecho. La cabeza de Liam se mueve por mi suspiro. Kael está detrás de mí, pero se acerca más cuando ve que acepto el contacto de Liam. Cuidadosamente desliza un brazo debajo de mi cabeza y se coloca a mi lado.
Mi pecho se calienta ante el contacto. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan protegida. La sensación de estar rodeada era simplemente reconfortante. Sobre todo por el hecho de que no recordaba la última vez que me permití abrazar de verdad a alguien.
Tendré que obligar a Dylan a que me abrace cuando lo vuelva a ver.
Trago saliva y bajo la mirada y mi mano sube hasta su pelo rubio, hundiéndose al tacto en cuanto le paso los dedos por el pelo.
―Que gusto ―dice en una especie de ronroneo mañanero contra mi cuello.
Me muerdo el labio inferior mientras entrelazo mis dedos con mechones color rubio ceniza, deslizándose con suavidad por mi palma.
Siento la respiración acompasada de Kael contra mi sien.
―Me encanta veros así. No sabes lo feliz que me hace esto ―murmura, acariciándome la mejilla con la nariz―. Gracias por aprobar nuestra relación, Daeneris, muchas gracias.
Asiento ligeramente con una pequeña sonrisa incómoda. Liam no dice nada, pero sus dedos se cierran en mi abdomen con suavidad.
Iba a hablar, posiblemente para decir algo que le quitara hierro al asunto, pero se oyen unos toques en la puerta, algo constantes pero lentos.
―Oh, mierda. Ya nos van a llevar. No dejes que nos saquen de la cama, es la única que puede hacerlo ―gimotea Liam, ahora aferrándose a mí, lo que me hace reír ligeramente.
―¿Qué pasa?
―Lo que pasa es mi hermano ―dice Kael, acercándose más a mí, pasando un brazo por encima de nosotros dos, abrazando también la espalda de Liam.
Me siento como un sándwich.
―Me estáis aplastando un poquitín ―digo sin aliento.
Antes de que Kael diga algo, la puerta se abre y Niklaus aparece en el marco de la puerta con el ceño fruncido.
―¿Podéis salir de la cama y convertiros en adultos funcionales? Está bien que seáis la única pareja en la corporación, pero no deberíais comer frente a los pobres ―dice Niklaus, negando con la cabeza mientras se acercaba a la cama―. Pero ahora tengo a mi Dae. Ella si que se acurrucará conmigo y no pienso dejárosla a ninguno de los dos, porque la vais a acaparar.
Sus pasos son cortos y arrastra los pies teatralmente. Cuando se para a nuestro lado, cierra los ojos y niega con la cabeza.
―Y ni siquiera sé donde está. Como se haya metido otra vez a esa condenada habitación me voy a encerrar con ell...
Abre los ojos y me ve en medio de la pareja, que están soltando risitas mientras me abrazan.
―Hola.
Mi tono es cortante mientras lo miro.
―¡Anda! Te he encontrado ―exclama con una sonrisa satisfecha―, y ahora nos vamos, mi preciosa. Estos dos te van a acaparar demasiado.
Hace un ruido de desaprobación mientras niega con la cabeza.
―Venga, dármela.
Extiende los brazos y Kael se aparta a regañadientes para dejarle paso a Niklaus.
―Espero que sepáis que no soy una carga de transporte para que me llevéis de un lado a otro.
―Sí, preciosa.
Asiento y me incorporo, haciendo que Liam gruña. Voy a levantarme, pero antes de que ponga un pie en el suelo, me levanta por las axilas y me sujeta con un solo brazo en los muslos mientras se mueve hacia la puerta.
Cuando me alejo de él para mirarlo con las cejas elevadas, totalmente sorprendida, se encoge de hombros.
―Estás descalza ―apunta―, y me gusta cogerte en brazos. Tal vez lo haga más a menudo.
Tararea mientras sale de la habitación.
―Déjame en el suelo, Niklaus.
Él niega con la cabeza, mirándome como si lo hubiera ofendido.
―No quiero.
Rechaza en un tono burlón mientras baja las escaleras conmigo en brazos.
―Niklaus.
―Preciosa.
―Para.
―¿De que paro? ―llega al final de las escaleras con una sonrisa.
―De llamarme así. Y de cogerme en brazos, no soy un peso pluma ―digo como si fuera obvio.
Él bufa con burla mientras me lleva a la cocina.
―Sí que eres un peso pluma. Al menos para nosotros, no te preocupes por eso ―suspiro con resignación y entra a la cocina donde me deja en una de las sillas, dejando a todos los demás nos seguían con la mirada.
Carraspeo y niego con la cabeza.
―No preguntéis.
Ellos asienten y vuelven a sus cosas mientras yo suspiro.
Allí estaban todos menos Kael y Liam. Incluido Ash. Ahora no llevaba las gafas, pero llevaba la misma sudadera remangada por los codos.
Me paso el mismo mechón de pelo por detrás de las orejas con nerviosismo.
Ash estaba cerca de mí, así que le sonreí ligeramente.
―No sabía que llevabas gafas ―digo mientras me giro hacia él.
Su mirada se desliza hacia mí y niega ligeramente con la cabeza. Se cruje los nudillos, mirando sus manos.
―Es que usualmente no las llevo. Me has pillado por sorpresa ―susurra y cuando bajo la mirada a sus manos. Las heridas en sus cutículas eran notorias y las uñas demasiado cortas también.
―Pues te quedan muy bien ―sus manos paran de moverse y yo sonrío.
―¿En serio? ―me mira con el ceño fruncido y yo asiento un par de veces efusivamente―. Bueno, no me gustaban mucho como me quedaban, pero supongo que si lo dices tú no está tan mal.
Una sonrisa se planta en mis labios al escuchar eso.
Los demás están en sus cosas y no nos oyen, pero me alegro de verdad al ver la casi imperceptible sonrisa en los labios de Ash.
Me giro hacia los demás con un pequeño suspiro, sin saber que hacer ni que decir.
―¿Qué vamos a hacer hoy? ―pregunto con voz dubitativa. Después de estar tres días encerrada, era un poco incómodo hablar con ellos.
Aunque las dudas se desvanecieron ligeramente cuando Donovan me echó una mirada por encima del hombro y Wess se giró totalmente con una pequeña sonrisa.
―Bueno, hemos pensado que tal vez podíamos ir a el edificio del SId para que te hagan un carnet de reconocimiento. Cuando te encontré no llevabas nada encima.
―¿Qué es el SI? ―ladeo la cabeza hacia él y algunos se giran a mirarme, como si no se esperaran esa pregunta.
―Mhm, la Sección de Identificación. Allí se registran todas las personas dentro de la FOM. Tú no estás registrada, Daeneris. ―dice eso con tacto.
Como si no lo supiera.
Mi cuerpo se tensa ante eso. Si me hacen un carnet, ¿tendré que dar respuestas de porque me encontraba en las Afueras y de por qué me resistí?
―Necesitas estar registrada, así que iremos después de comer ―dice Donovan, cerrando el tema al dejar algunos platos sobre la mesa, poniendo su brazo a mi lado, lo que me hizo tragar saliva y apartar la mirada.
―¿Quién irá?
Dudo que vayan todos, son demasiados solo para eso.
―Yo necesito ir ―gruñe Ilyan a regañadientes, dejando su plato en la mesa.
Wess le sigue con la mirada con el ceño fruncido y luego vuelve hacia mí.
―Iremos los tres más mayores, nos harán más caso a nosotros y tardaremos menos ―explica mientras se acerca a mí, dejando un plato detrás de mí y dándome una pequeña sonrisita―. Tenemos más autoridad según la sociedad.
Asiento ligeramente y me giro hacia Ash y Niklaus, oyendo a Liam y a Kael bajar las escaleras.
―¿Os quedaréis aquí? ―murmuro, algo reticente. No estaba muy segura de salir de lo que ahora se ha convertido la comodidad de una habitación donde encerrarme y salir a caminar justo de donde quería huir.
Ash asiente y Niklaus se acerca a mí.
―Sí, pero no te preocupes, preciosa. Será menos de una media hora.
―Sí, Ash y yo estaremos aquí cuando vuelvas ―tararea Liam mientras él y Kael se sientan en la mesa, frente a mí.
Miro a Karl y Niklaus y el primero sonríe.
―Tenemos que hacer unas cosas de trabajo ―asiento y me paso las manos por los brazos, girándome en la silla para poder mirar a la mesa.
―Vale. Bien.
Suspiro e imito a todos, que empiezan a comer.
¿Esta será mi vida a partir de ahora?
He tardado un montón he actualizar, pero aquí está.
Ahora estoy empezando un libro nuevo que es algo como más un proyecto personal así que cuando saque el primer capítulo me gustaría que le echarais un vistazo.
Es muy diferente a este libro, pero creo que va a salir muy bien.
Si te gustan los sports romance y romances adolescentes con mucho drama, entonces te gustará Nuevas Oportunidades.
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