Capítulo 6
Capítulo 6 "¿Minnie? ¿Khaos? ¿Kaksi?"
Daeneris Rayndale
Sigo despierta cuando los rayos del amanecer chocan contra mi cara, pasando por la ventana que tengo a mi derecha.
Refunfuño ligeramente, cubriéndome los ojos cerrados con un ligero suspiro cansado.
No había dormido nada. Había estado toda la noche pensando en como seguir con mi plan poco elaborado, rumiando las posibles opciones y todo lo que podía salir mal, que era mucho.
Di un profundo suspiro y me incorporé en la cama con una colcha y sábanas blancas.
Me pasé una mano por mi pelo, notando los rizos enredados, bufados y seguramente hechos una plata en mi cabeza.
Odiaba mis rizos.
Volví a suspirar, esta vez más fuerte, algo molesta por la mierda que era mi vida en este momento.
Iba a levantar las sábanas para levantarme de la cama cuando me encontré un bicho peludo y gris a los pies de la cama.
Parpadeo varias veces, viendo al bicho que se giró hacía mí con resignación por haberle despertado.
¿Qué cojones hacía un gato en mi habitación?
A mí me están grabando.
―Oye, bichito. Eres adorable, pero necesito levantarme. ―el gato estaba tumbado justo arriba de las sábanas.
Sentía que si hacía un movimiento brusco se abalanzaría hacía mí.
Intenté moverme sin que lo hicieran las sábanas. Pero la pelusa se estiró con un bostezo y caminó hacía mí, dejándose caer en mi regazo.
Frunzo el ceño hacía él, claramente confundida.
―¿Tú no tienes instinto de supervivencia, gato?
Solo recibí un maullido adormilado de su parte, mientras cerraba los ojos.
―Vale, no, no tienes. ―murmuro mientras asiento ligeramente.
Pruebo suerte, llevando mi mano hacía su cabecita, acariciando suavemente. Soltó un sonidito que me hizo saltar en mi sitio, sorprendida.
El bicho me dio una mirada de indignación por molestarlo y volvió a acostarse en mis muslos, cerrando los ojos.
Ahora si que no iba a poder levantarme.
Llevé mi mano de nuevo hacía su cuerpo, algo confundida.
Yo nunca había tenido un gato, los únicos que había visto casi se me tiran encima para arañarme toda la cara, así que normalmente me mantenía alejada de cualquier animal, por tierno que fuera.
Pero este parecía... pacífico.
No estaba sacando las garras, ni bufándose, así que supongo que no le caigo tan mal.
Lo miro y me pregunto: ¿de quién sería el gato?
Ninguno de ellos tiene pinta de tener una mascota adorable y pacífica, la verdad.
¿Sería Donovan? No, que va. Creo que el gato hasta se asustaría de él.
De Ilyan ni de broma, si yo fuera un gato no me acercaría a él.
Liam creo que sería el típico que tendría un perro, no un gato.
Tal vez de Niklaus...
―Gato, ¿quién es tu amo? Estoy curiosa. ―hablo con el gato, que solo me da un ligero sonidito como respuesta.
Me encojo de hombros, mirando hacía el frente, pensando.
¿O era de Ash? Sí, podría ser.
Y también de Kael o de Wess.
Aunque Wess también lo veo con un perro, la verdad.
―Me has robado a mi gata. ―dice una voz ronca, algo divertida en la puerta a mi izquierda.
Pues sí, era Ash.
Me giro hacía él con una ligera sonrisilla.
―Creo que tu gata me ha robado a mí, siéndote sincera. ―murmuro mirando a la gata, que ya se estaba levantando de mi regazo al escuchar la voz de su amo.
Veo como bosteza, caminando hasta su amo con parsimonia.
Ash la coge entre sus brazos, dejando que el bichito apoyara su cabecita en su hombro fuerte.
―¿Cómo se llama? ―pregunto con curiosidad mientras me levanto por fin de la cama, dejando que mis pies desnudos toquen el frío suelo de parqué.
Me levanto con fluidez, caminando hacía Ash.
―Minnie. ―sus dedos acarician el pelaje del animal, aunque sus ojos están fijos en mí mientras camino hacía él, con una camiseta de hombre que he encontrado en el armario.
―¿Minnie? ―digo divertida mientras alzo las cejas hacía él.
Ash me sonríe ligeramente, asintiendo mientras su mirada me recorre con lentitud.
―Es un nombre bonito. Me recuerda a un dibujo animado del que me habló mi padre hace tiempo. Decía que sus abuelos lo conocieron. ―digo, ligeramente divertida al recordar el nombre de Minnie Mouse.
―No sé porque lo escogí, no se me ocurría nada. ―admite en voz baja.
―Supongo que le pega.
Él ríe entre dientes, dejando a Minnie en el suelo y ella enseguida se aleja de nosotros, caminando hacía las escaleras y bajándolas con parsimonia hacía donde se escuchaba algo de ajetreo en la cocina.
―Déjame ponerme mi ropa y bajo.
―Está bien, te veo abajo, Daeneris. ―murmura antes de cerrar la puerta al salir, antes de darme una mirada de arriba a abajo.
Recojo de un manotazo la ropa que llevaba ayer para enfundármela con rapidez, atándome las botas.
Cuando ya he terminado, abro la puerta y bajo las escaleras, girando a la derecha para encontrarme la cocina, dónde Ash se encontraba recostado en la isla de mármol negra, charlando con Niklaus e Ilyan mientras ellos cocinaban.
La estancia es bastante oscura, iluminado por el ventanal que cubre la pared entera. Desde aquí puedo ver bastantes edificios que parecen importantes.
Kael está en el salón con el móvil, a su lado está Wess, con una tablet en el regazo y Donovan está con el ordenador en una mesa, algo alejada de la cocina.
―Buenos días. ―digo mientras entro a la cocina. Las cabezas de todos se giran hacía mí.
Algunos responden con un murmullo, diciendo lo mismo y otros simplemente me dedican una sonrisa.
Niklaus se acerca a mí con una pequeña sonrisa.
―Buenos días, preciosa. ―sus brazos se envuelven en mis hombros, apoyando su barbilla encima de mi cabeza.
No estaba muy acostumbrada a que personas que no conocía me abrazaran, así que simplemente le di unas palmaditas incómodas en la espalda que le hicieron reír entre dientes.
―Eres encantadora, principessa. ―la voz de Liam se filtra a mi espalda.
Me separé de Niklaus y me giré hacía él con una sonrisa divertida al notar su sarcasmo.
―Oh, ya lo sé. ―digo con una voz falsamente dulce que lo hace reír antes de acercarse a mí y dejar un beso en mi coronilla.
Ruedo los ojos ligeramente ante la atención que me hace sentir rara. Casi nunca me dan este tipo de atención y sale de mi zona de confort totalmente.
Iba a perderme en mis pensamientos de nuevo cuando una cosa peluda se frotó contra mis tobillos.
Al bajar la mirada me encontré con otro gato, negro y con pelaje largo que ronroneaba contra mis tobillos.
Gemí ligeramente, enternecida al ver a otro bichito adorable.
―¿Cuántos gatos hay en esta casa? ―murmuré para mi misma mientras me ponía en cunclillas para observar mejor al gato, que se sentó elegantemente para observarme con sus ojos verdes.
―Tres. ―Wess levanta a un bebé de gato, que es considerablemente pequeño que juega con sus dedos.
Hago un sonidito enternecido al ver al cachorro que era como la palma de Wess.
―¿Por qué son tan adorables? ―murmuro con un ligero puchero, mirando al gato negro frente a mí, con la barbilla apoyada en mis brazos, cruzados alrededor de mis piernas.
―¿Este también es tuyo?
Ash simplemente niega con la cabeza y señala a Niklaus con la cabeza.
―Es mío, se llama Khaos. ―dice Niklaus mientras se acerca a mí y se pone en la misma posición que yo. Me mira con una sonrisa y coge mi mano entre la suya, acercándola a Khaos y poniéndola sobre su cabeza.
Khaos enseguida, salta ligeramente, frotándose contra mi mano. Río ligeramente cuando paso mis dedos por su cuerpo con más confianza.
Niklaus separa su mano da la mía después de darme una caricia.
Le sonrío ligeramente y deja un beso en mi sien, antes de volver a levantarse.
Me levanto también y mis pies se mueven solos delante de Wess, sonriendo inocentemente.
―¿Te gustan los gatos? ―pregunta con una ligera sonrisa al entender porque me he parado delante de él.
Coge al pequeño gatito atigrado de su regazo y lo deja en mis manos.
―Me gustan los animales. ―respondo mientras lo cojo entre mis manos, sentándome a su lado y cruzando mis piernas para poner al gatito entre ellas.
―Es adorable.
―Sí que lo es. ―murmura con lentitud mientras me observa pasar el dedo índice por la cabecita del cachorro.
―Se llama Kaksi, es hembra. ―Wess vuelve a mirar su tablet, está llena de números y algunos porcentajes.
―¿Qué significa?
Wess sonríe y se ríe ligeramente.
―Es el comienzo de la palabra bicolor en finés. Kaksivärinen.
Frunzo el ceño confundida.
―¿Alguno habla finés? ―él simplemente asiente con la cabeza con una sonrisa.
―A Liam le gustan mucho los idiomas y aprendió el finés aunque fuera una lengua muerta. ―dice encogiéndose de hombros.
Asiento ligeramente, acariciando a Kaksi, quien se encontraba dormida en mi regazo.
―Ya está. A desayunar. ―Dice Ilyan dejando platos en la isla con la ayuda de de Ash.
Todos se levantan, yendo hacía la cocina ante la llamada de Ilyan.
Dejo a Kaksi en el sofá durmiendo con cuidado y voy con Wess a la cocina
Espero a que todos se sienten. Donovan lo hace al lado de Ilyan. Niklaus, Ash y Kael se sientan juntos, Liam al lado del último y Wess lo hace al lado de su hermano, cada uno en sus respectivos platos.
Y entonces me doy cuenta. No hay un asiento libre y al lado de Donovan hay un plato con dos tostadas y un vaso de más. Y él me mira con una sonrisa, echándose hacía atrás.
Oh, joder.
―¿Sabéis? Creo que no tengo hambre. Solo me he pasado a saludar. ―digo con una risa nerviosa. Dando un paso atrás al reconocer las intenciones de Donovan.
―Esto va a ser divertido. ―masculla Niklaus entre dientes mientras apoya la cabeza en el puño, mirándome con diversión.
Algunos miran a Donovan y otros simplemente miran a los lados, claramente aguantando una sonrisa.
―Mujer, ven aquí. ―Donovan se aparta los mechones rebeldes que han caído sobre sus ojos con la mano, mirándome con las cejas elevadas.
―No voy a hacer eso.
―Claro que sí.
―Claro que no.
El chasquea la lengua, mirándome con paciencia.
―Te prometo que mantendré las manos quietas, Daeneris. ―murmura pasándose el índice por el labio inferior por suavidad.
Benditos ojos.
Exhalo temblorosamente, dándome por vencida ante la mirada expectante de seis de ellos, porque Ilyan está mirando al frente con el ceño fruncido.
Cada vez estoy más convencida de que Ilyan me detesta.
Me acerco a Donovan y lo miro con el ceño fruncido.
Él simplemente me coge de las caderas, elevándome hasta que estoy sentada en su rodilla.
Aprieto los labios ligeramente y lo miro por encima del hombro.
Tiene una sonrisita victoriosa que borraría de un comentario cruel si no estuvieran todos los demás mirando.
Refunfuño en voz baja y me giro hacía delante, manteniéndome lo más lejos de su regazo posible.
―Come, Daeneris, no mordemos. ―dice Kael divertido ante la mirada que tengo. Algo perdida.
Suspiro ligeramente y entonces todos empiezan a comer. Incluido Donovan, que mantiene un brazo alrededor de mi cintura para mantenerme sujeta.
Miro el plato con el ceño fruncido. Supongo que no es tan diferente a lo que como usualmente. Solo que yo ni siquiera desayunaba en las afueras, así que no tengo demasiada hambre.
Aunque ignoro todo eso y empiezo a comer, balanceando ligeramente las piernas ya que no llegaba al suelo porque las sillas son algo altas.
Cuando termino de comerme las dos tostadas con algo de esfuerzo, ya que no estaba acostumbrada, algunos ya se habían dispersado. Solo quedábamos yo, Donovan, Wess y Kael.
Estos dos últimos estaban recogiendo la mesa.
Me intento bajar del regazo de Donovan, pero su brazo se aprieta en torno a mi cintura mientras su vista esta fija en su móvil, hablando con alguien por mensajería instantánea.
―Déjame bajarme. ―refunfuño molesta. Él rápidamente parpadea y asiente algo sorprendido.
―Perdón. ―murmura antes de quitar el agarre a mi alrededor .
Bajo de un salto de su rodilla y empiezo a recoger mi plato y el de Donovan casi en automático.
Unas manos me quitan los platos de las manos y Kael me mira, extrañado.
―Tú no tienes que hacer nada, Daeneris. Puedes sentarte. ―murmura con el ceño fruncido hacía mí.
Se lo devuelvo.
―Oye, que tengo dos manos y piernas funcionales y no soy retrasada, eh. ―estoy algo ofendida, lo admito.
Él rápidamente niega con la cabeza, alarmado.
―Es solo que normalmente las mujeres no hacen esas cosas. Los compatibles se encargan de eso, no sé, me ha extrañado. ―dice bajito, como si tuviera miedo de lo que pudiera decirle.
Como si pudiera repudiarlo por ofenderme.
―Ah, pues vaya mierda. ―digo con el ceño fruncido. ¿Por qué las mujeres iban a quedarse sentadas, esperando que lo hagan todo por ellas?― Puedo ayudar, no me molesta.
Kael parpadea varias veces, sorprendido mientras, sin decir nada se gira y va hacía el lavavajillas, poniendo los platos y vasos en él.
Vale, eso ha sido raro.
Me giro hacía atrás y veo a Donovan, mirándome como si fuera un extraterrestre y a Wess rascándose la ceja, con la misma mirada en sus ojos verdes.
Que raritos.
―Bueno... esto está siendo raro. Así que mejor os digo que necesito ropa para evadirme de las miradas tan anormales que me estáis dando, ¿vale? ―digo con sarcasmo hacía ellos.
Donovan asiente ligeramente.
―Bien, te llevaremos a comprar ropa en cuanto todos estemos preparados. ―murmura Wess algo perdido mientras se acerca a mí y deja un beso en mi frente, desapareciendo por las escaleras.
¿Qué coño he hecho para que se comporten así?
Resoplo y doy pasitos hacía atrás para deshacerme de Kael y Donovan.
―Bueno, sí, voy a prepararme. Adiós. ―digo antes de ir con paso rápido hacía las escaleras, subiéndolas de dos en dos.
Voy hacía la habitación de invitados que he agenciado como mía y cuando entro, Minnie ya está ahí junto a Kaksi.
La más mayor está limpiándola, rezagadas en la cama.
―Sois las únicas mujeres de la casa, salvarme por favor. ―murmuro en tono desesperado mientras me desvío hacía el baño.
Me quito la ropa y me ducho con rapidez, poniéndome la misma, ya que no tenía otra y volviendo al salón, no sin antes dejar una caricia en la cabeza de Kaksi y Minnie.
Bajo las escaleras y los encuentro a los siete, sentados al rededor de los sofás, hablando entre ellos.
―Ya estoy. ―digo mientras los miro con una ligera sonrisa. Todos se levantan. La mayoría llevan ropa casual. Algunos con vaqueros algo anchos y otros con pantalones de deporte y camisetas casuales.
Excepto Donovan e Ilyan, el primero lleva una camisa negra con los dos primeros botones sin cerrar y con pantalones de vestir negros.
Ilyan lleva una camisa blanca, remangada hasta los codos y un pantalón de pinzas negro.
Benditos sean los ojos de nuevo.
―Vamos, preciosa. ―dice Niklaus acercándose a mí con una sonrisa.
Asiento ligeramente, embobada viendo sus tatuajes al descubierto por la camiseta de manga corta totalmente negra.
―Se te cae la baba, principessa. ―dice Liam con voz burlona mientras pasa por mi lado.
Le doy un golpe en la espalda con mi puño que lo hace reír.
―Cierra la boca, rubio. ―gruñí mientras lo seguía hacía la salida, sin saber que este día probablemente se convierta en uno de los más estresantes de todo el mes.
JEJEJE, ya he actualizadoo.
Este fin de semana seguramente suba dos o tres capítulos porque me he puesto mala y mañana no voy al instituto.
Bueno gentecilla. ¿A QUE LOS GATOS SON SUPER MONOS?
Es que tenía que meter a algún animal o si no iba a reventar.
Votar, ¡por favor y gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro