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Capítulo 4


Capítulo 4 "¿Obligación?"

Daeneris Rayndale

―Usted no lo entiende, no puedo.  ―mascullo hacía Abby mientras mis manos tiemblan ligeramente contra la tela suave de mi pantalón.

Ella me miró con pesadumbre y acabo suspirando, rendida.

―Por mucho que creas que no, en parte sí te entiendo. ―susurra volviendo a mirarme, como sospechando como me tomaré lo que diré a continuación. Bufé ligeramente, incrédula―. Al hacerte las pruebas, he tenido acceso a tus recuerdos más cercanos.

Susurra con la voz rota. Abro los ojos exageradamente, mirando hacía atrás y rezando para que los que se suponen que ahora son mis nuevos compatibles no hayan escuchado nada.

Las dos estamos en un rincón apartado de una gran sala de juntas donde hay varios hombres, que se suponen que son los superiores del Sector de Compatibilidad.

Me giro hacía ella con el rostro completamente descompuesto.

―Vi que tienes un hermano pequeño. Lo siento tantísimo, que sepas que me tienes aquí para lo que sea, mis maridos y yo te ayudaremos en todo lo que podamos, cariño. ―dice con voz suave.

Doy un paso atrás y la miro de arriba abajo. Ella lo sabía, sabía que tenía una familia allí afuera, era a la única a la que no podría mentirle.

―No diré nada, te lo prometo. ―murmura con prisa, cogiendo mi mano entre las suyas y dejando un par de caricias suaves―. Hubiera querido que alguien me ayudara antes de conocer a mis compañeros.

Asiento ligeramente, algo desorientada mientras me acerco de nuevo a ella, sintiendo que seguramente ella será la única escapatoria de este infierno.

―No puedo contarles nada. Por lo que he visto son un rango muy alto, tengo que escapar. ―ella pasa sus manos por mis brazos, intentando hacerme sentir mejor.

Pero lo único que siento es la punzada de ansiedad en mi pecho ante el toque de otra persona.

Dejo que baje sus manos por si sola hasta que me sonríe.

―Buscaremos una solución. Aunque que los dejes le romperá el corazón. Tu familia seguramente sea más importante para ti. ―dice algo dolida.

He observado en el escaso tiempo que he estado en este ambiente que Abby les tiene cierto cariño a la corporación Dixon. Los trata como si los conociera desde hace mucho, lo que me hace sentir terriblemente mal.

Asiento ligeramente. Ella me regala una sonrisa rota.

Bajo la cabeza y me giro de nuevo hacía donde los demás esperan en una mesa gigante y redonda, con sillas giratorias a su alrededor.

Cierro los ojos por un momento y vuelvo a mi asiento, algo movida por la conversación, pero sencillamente relajada al saber que no soy la única que sabe que estoy en un aprieto.

Abby se sienta a mi izquierda y mira los papeles frente a ella, enfrascándose en una conversación a murmullos con uno de los líderes del SC (Sección de Compatibilidad)

Y a mi derecha se encontraba Ilyan, de brazos cruzados, con el ceño fruncido y una cara de no haber cagado en dos días.

Lo miro con las cejas ligeramente elevadas, analizándolo.

El pelo le llega por debajo de la mandíbula, escalado en capas y ligeramente ondulado. El brillo de la luz del sol que se cuela por el enorme ventanal hace que el naranja de su pelo brille aún más.

Su perfil es definido, con una mandíbula fuerte y una nariz recta. Muerdo mi labio inferior al observar como se gira hacía mí, sus ojos azules pantano hacen contacto con los míos.

Una sonrisa socarrona se desliza por sus labios, dejando que su mirada oscile por todo mi rostro.

―Parece que te gusta observar. ―subo la vista hacía él con el ceño ligeramente fruncido.

―Y parece que a usted también. 

―Mocosa.

―Viejo.

―Niña.

―Señor

―Inmadura.

Iba a abrir la boca para contestarle cuando una risita divertida sale de Kael, que, como todos en la mesa nos observa como si fuéramos la obra más interesante de un museo.

―Seguir, no os preocupéis por nosotros. ―Niklaus se echa hacía delante en la mesa, clavando sus ojos directamente en mi con una sonrisa divertida.

―Señor mayor. ―decreto hacía Ilyan, pero mirando al frente para terminar con la última palabra, a lo que veo como aprieta la mandíbula y se lleva el puño a la boca, presionándola contra esta.

Dejo escapar una sonrisa victoriosa y miro hacía él líder de sección con tranquilidad.

―Me ha llamado mocosa, ¿lo puedo rechazar por eso? ―digo sin despegar la mirada de ese señor, de aproximadamente unos 40 años, con una barba prominente.

―Lamento informarle que no, porque usted también le ha ofendido. 

Dice algo sorprendido por la actuación.

―No he dicho nada que no sea mentira. ―digo alzando las cejas. Me giro hacía los demás y veo que Wess tiene la mano en la boca, intentando aguantarse la risa mientras Donovan lo mira mal.

Ash se nota ligeramente divertido mientras mira sus manos. Kael está al lado de Liam, soltando risitas por lo bajo mientras Niklaus mira hacía el frente con una sonrisa feliz.

―El caso es que no puedes, que pena. ―dice Ilyan rodando los ojos y cruzándose de brazos, haciendo que las mangas de la camisa se aprieten contra sus bíceps.

―Pues vaya. ―me cruzo de brazos, enfurruñada.

Hubo unos segundos de silencio en el que los dos encargados de llevar la junta y de la SC nos miran con atención, recolocando unos papeles.

―Bien, por lo que me ha dado tiempo a leer. La señorita Daeneris ha sido encontrada en el bosque, según los encargados con una actitud violenta.

―No era violenta, solo se estaba defendiendo. ―gruñe Wess con el ceño fruncido. Toda clase de amabilidad en su expresión se ha esfumado y está mirando al llamado señor Revly con amenaza.

El señor Revly carraspea y lo mira, algo intimidado.

―Lo siento señor Hunt. Es lo que pone aquí.

―Olvídate de esa mierda, no saben hacer nada bien. ―gruñe y aprieta la mandíbula.

Muerdo mi labio inferior mientras el aire se escapa de mis pulmones al oír su tono de voz.

Vamos a sufrir mucho.

―Bien, perdona. ―murmura antes de apartar los papeles y poner las manos sobre la mesa, levantando la vista para volver a clavarla en ellos―. Corregirme si me equivoco. La señorita ha llegado hoy algo desorientada. Ilyan le ha hecho unas preguntas a las que ha respondido con algunas dificultades.

Dice, intercalando miradas para ver si lo corregían, al ver que no, sigue;

―Entonces la señora Dufois le ha hecho las pruebas, y ha salido un 98,9% de compatibilidad. ―señala a Abby con la mirada y esta asiente.

―Sí, si se fija bien, las pruebas están perfectamente hechas, las he revisado más de un par de veces. 

―Yo también. ―murmura con ironía Donovan mientras clava su mirada en mí.

Me remuevo incómoda y miro al señor con el ceño fruncido. Él que está a su lado aún no dice nada.

―Bien. Entonces supongo que vosotros querréis llevárosla a la casa de vuestra corporación. ―supone Revly con un ligero suspiro―. Y la señorita pone resistencia. ―vuelve a suponer.

―Es algo normal. Sería un poco sorpresivo para cualquier persona que después de estar desorientada le digan que tiene que irse a vivir con siete desconocidos. ―dice por fin el hombre a su lado, mirando a los siete con algo de severidad.

Se ve el más mayor de aquí, así que todos aprietan la mandíbula, con ganas de saltar.

―Eso, eso. ―apoyo con asentimientos de cabeza, a lo que él me regala una pequeña sonrisa divertida.

―Mujer. ―advierte Donovan en un gruñido suave, mirándome casi con lo que parecía súplica en los ojos, aunque su cara se veía terriblemente intimidante.

Le frunzo el ceño y ruedo los ojos.

―Lo que sea. 

Se escucha un silencio ensordecedor mientras el señor que parecía psicólogo por la forma de expresarse y mirarnos nos observa minuciosamente.

―Opino que deberían darle algo de tiempo, podrían visitarla, y cuando pase la semana estipulada por la SC entonces podrán llevarla a casa. ―el señor los está mirando mientras traga saliva. Creo que tiene un poco de miedo.

Yo también lo tendría si estuviera en su lugar. Los siete están mirando al hombre como si quisieran matarlo.

Ilyan le da una mirada a Donovan y los dos se inclinan hacía el otro, supongo que a debatir las palabras del psicólogo.

Después de unos segundos en los que Kael acaricia la espalda de un derrotado Liam, Donovan e Ilyan se separan, observando con el ceño fruncido en profundidad, mirando directamente al señor con ganas de matarlo.

―Según la SC, la corporación que haya estado esperando durante más de 8 años a su compañera, tiene derecho a llevarla entre el segundo y primer día a su vivienda, ¿no es así? ―dice Donovan mientras apoya los antebrazos en la mesa.

Los siete al escucharlo plantan una sonrisilla victoriosa en el rostro, como si ya hubieran ganado.

―Y puedo suponer que no hay habitaciones disponibles en la Sección de Protección. ―rebate de nuevo Donovan, quitándole las palabras de la boca al señor Revly.

Los dos hombres miran a Abby con interrogatorio, ella asiente con la cabeza, confirmando las palabras del señor Dixon.

―Sí, señor, es correcto. ―murmura Revly mirando a la mesa. 

Por lo que puedo ver ahora, son bastante influyentes, además de intimidantes.

―Exacto y yo he estado 11 años sin compañera, no me puedes negar esto. ―gruñe Donovan hacía Revly. Él rápidamente asiente, dando veracidad a sus palabras y prácticamente dejándolo a su aire.

Se oyen algunos suspiros relajados. Todos se ven menos tensos al saber que tendré que irme a vivir con ellos.

Creo que es hora de arruinar el ambiente.

Carraspeo y todos me miran, levanto la barbilla con el ceño fruncido hacía ellos.

―¿Y nadie ha pensado en lo que yo quiero? ―digo cruzándome de brazos.

Todos me observan algo paralizados. Parpadean más veces de las necesarias.

―Querida, son las reglas. ―murmura Wess con una pequeña sonrisa hacía mí.

―Y las reglas son más importantes que yo. ―afirmo mientras bufo ligeramente.

―Claro que no, pero entiéndenos, preciosa. Algunos de aquí llevan más de 10 años sin compañera. ―murmura Niklaus con una pequeña sonrisa derrotada hacía mí.

Suspiro exageradamente y me giro hacía Abby.

―Tal vez pueda hacerte un hueco en alguna habitación compartida, pero no sé que será lo mejor. ―murmura Abby mientras mira su tablet.

Podría alejarme de ellos durante unos dos días si me dejaban. Pero no había habitaciones libres, solo compartidas.

¿Qué sería peor?

¿Qué unas compañeras molestas me pregunten constantemente sobre mi pasado? o ¿Aprovecharme de las influencias de mis nuevos compañeros para escapar?

Sí, creo que definitivamente me voy por la segunda.

―Me iré con ellos. No te preocupes Abby, me las apañaré. ―murmuro hacía ella. 

Levanta la mirada de la tablet y me da una pequeña sonrisa agradecida.

―Me voy con ellos, cuanto antes me acostumbre mejor, ¿no? ―digo ahora en voz alta hacía los dos hombres que se miraban derrotados entre sí.

―Si es lo que quieres, entonces se levanta la sesión. ―murmura Revly mientras se pone de pie, cogiendo todos los papeles de encima de la mesa y yendo hacía la puerta con el psicólogo siguiéndole el paso.

Antes de que se vaya, una voz amenazante lo detiene.

―Los informes encima de la mesa. ―ordena Wess mientras observa con deleite como el señor Revly se gira y coloca el montón de papeles en la mesa frente a ellos para después marcharse con la cabeza baja.

Todos empiezan a levantarse de sus sillas. 

Hago lo mismo y miro como Wess empieza a pasar las páginas, leyéndolas con ojo analítico.

―Esto va a ser muy difícil. ―murmuro hacía Abby.

―Lo sé, pero podrás controlarlos. Solo te pido que pienses dos veces lo que vayas a hacer, por favor. ―murmura colocando su mano en mi brazo.

Le sonrío ligeramente y ella se despide con un asentimiento que correspondo.

No me da tiempo a pensar demasiado cuando una barbilla se apoya en mi hombro.

Me tenso ligeramente y me aparto un poco, haciendo que simplemente se quede detrás de mí.

No aprieta, ni me presiona, simplemente se queda ahí.

―Gracias, preciosa. Puede que no lo parezca, pero a Ilyan y a Donovan les acabas de dar el mejor regalo posible. ―murmura deslizando la punta de sus dedos tatuados por los rizos que caían en mi espalda.

―No es nada, al fin y al cabo tendré que acostumbrarme. ―murmuro mientras me permito relajarme durante unos segundos, intentando que no note la forma en la que me tenso.

―Son todos unos inútiles. ―oigo como gruñe Wess, tirando el informa a la basura.

―¿Que mierda te pasa? Necesitábamos ese informe. ―gruñe Ilyan hacía él.

―Aquí vamos otra vez. ―susurra Niklaus detrás de mí. Río ligeramente cuando suelta un sonido exasperado.

―No, no lo necesitamos si está mal. Daeneris no tenía una actitud violenta, solo estaba acorralada, cualquiera haría lo mismo en su situación. ―gruñe Wess hacía Ilyan, con una vena palpitando en su cuello.

Me giro hacía Liam, que Kael lo está abrazando por los hombros de forma protectora, Ash se encuentra algo más alejado de los demás, con una mueca de asco mientras observa el cristal.

Donovan simplemente está cruzado de brazos, apoyado en la mesa.

Nadie parece extrañado.

―¿Esto es frecuente? ―murmuro hacía Niklaus que enseguida se inclina hacía mi, escondiendo la cara en mi cuello.

Asiente lentamente.

―Desde hace más de un año, los temperamentos de Wess e Ilyan chocan bastante, los años sin compañeras nos están afectando bastante. ―susurra Niklaus.

Ash se gira hacía nosotros y me da una ligera sonrisa al ver como su hermano se esta aprovechando de la situación para acercarse a mí.

―Déjalos que se peleen, es lo mejor. ―todos parecen estar acostumbrados a estos, pero yo no soporto los gritos.

―Pero necesitábamos varios puntos de vista, no tenías derecho. ―gruñe Ilyan mientras se acerca varios pasos a Wess, con los puños apretados.

―Ya basta, joder. Parecéis idiotas. ―gruñe Donovan hacía los dos, considerablemente enfadado.

―¿Parecen? ―pregunta Ash con ironía mientras se cruza de brazos, observando la ciudad llena de pequeñas luces y coches.

―Cierra la puta boca. ―siseo Ilyan con los puños apretados.

Donovan rueda los ojos y apoya las manos detrás de él, mirando acusatoriamente a los dos.

―Mientras los dos peleabais, Niklaus, que es inteligente ha aprovechado para acercarse a Daeneris. ―dice Donovan elevando las cejas.

Niklaus levanta la cabeza al oír su nombre. Se da cuenta del panorama al ver a Wess e Ilyan observándolo con los puños apretados y una expresión de rabia.

―He sido más rápido. ―se burla Niklaus con una sonrisa.

―Niklaus. ―digo en tono de advertencia..

Suspiro ligeramente y cierro los ojos. No me puedo creer que nada de esto esté ocurriendo.

―Eres un idiota. ―gruñe Wess pasándose las manos por el pelo y la cara, mirando fijamente a Niklaus.

―Todos sois unos pesados. Aléjate, Niklaus. ―exploto finalmente, advirtiéndole entre dientes. Él lentamente se aleja de mi con una sonrisa fanfarrona.

Ruedo los ojos y me cruzo de brazos hacía ellos.

―Estoy cansada, ¿podemos irnos ya? ―Liam enseguida se moviliza, cogiendo a Kael del brazo y llegando hasta mí.

―Claro que sí, principessa. ―asegura mientras coge mi mano con suavidad.

Liam tira de mí y de Kael a la salida a la vez. Camino detrás de él, oyendo las pisadas de los demás detrás de nosotros.

Miro a mi alrededor y no puedo evitar que mis ojos vaguen hacía Kael, que miraba la espalda de Liam con intensidad. Liam hace tiempo había deslizado su mano hacía la de Kael, dándole la mano en un agarre férreo.

Sí, están liados. Liados pero bien.

Sonrío algo confundida cuando noto que Kael se percata de donde está mi mirada. Rápidamente se suelta de la mano de Liam.

―¿Qué pasa? ―dice Liam parándose de sopetón, haciendo que casi me choque con su espalda, y en consecuencia los cinco detrás de nosotros se paren también.

La mirada confundida y dolida de Liam oscila entre mi persona y Kael.

En sus ojos se ve el reconocimiento mientras traga saliva, suspirando pesadamente mientras vuelve a caminar.

Miro a Kael con el ceño fruncido, que se veía algo culpable mientras iba detrás de Liam.

Me giro hacía los demás, intentando buscar una solución.

Todos se ven algo decepcionados y decaídos.

―No me molesta. ―digo de repente, cortando el tenso silencio mientras tiro de Liam para que parase.

Él rubio frente a mí se queda estático, mirando al frente.

Kael se gira hacía mí totalmente confundido.

―Yo... nosotros, no. ―le sonrío ligeramente ante su tartamudeo.

―De verdad, que no me molesta. Lo he notado desde la sala de juntas, hacéis muy buena pareja. ―murmuro mientras ladeo la cabeza hacía ellos dos.

Kael al escuchar mis palabras aprieta los labios y los ojos se le cristalizan.

―Espera, no llores, ¿he dicho algo mal? ―murmuro algo confundida mientras soltaba la mano de Liam como si quemara.

―¿De verdad? ―susurra Kael mientras mira a mis ojos. Asiento lentamente, algo preocupada.

No se me da bien reconfortar gente.

Él asiente, algo perdido mientras vuelve a deslizar su mano en la de Liam.

Miro hacía ellos, Liam me está sonriendo.

Vuelve a coger mi mano, Kael está a su derecha y yo a su izquierda, mientras me pregunto que cojones acaba de pasar.

Siento un apretón en mi mano y me giro hacía él.

―Significa mucho para nosotros, gracias por aceptarlo. ―dice Liam sin mirarme. Le devuelvo el apretón y camino fuera de las instalaciones totalmente blancas hacía una ciudad modernizada, con altos edificios y vegetación.

Algo diferente a mi ambiente habitual.

Pero por un segundo, pensé que podría convertirse en eso. Había descubierto muy poco de estos hombres y de este mundo que sabía que era tan corrupto.

Pero me sentía bien, era extrañamente reconfortante.

Pero entonces el rostro de mamá y Dylan llegó a mi mente y toda imagen de una casa donde ellos no estaban se esfumó como una mota de polvo.


Este ha ido rápido JAJAJAAJ

Muchas gracias a las dos personas que le están dando apoyo T o T

Escribiré aunque solo sea para vosotras. Pinky promise.

Buenoo, decirme que os ha parecido este capítuloo.

Votar, ¡por favor y gracias!

Preguntita para que me respondáis cuanto antes.

¿Queréis que el siguiente capítulo sea desde el pov de Donovan o sigo con el de nuestra Dae y el pov de estos hombres lo dejo para después?

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