Capítulo 2
Capítulo 2 "Amnesia"
Daeneris Rayndale
Mi mente se nubla cuando intento abrir los ojos, sintiendo las extremidades pesadas. Un frío que hiela los huesos se asienta a mi alrededor.
Tiemblo ligeramente de frío, al sentir en mi espalda una superficie de cuero, notando que estaba tumbada.
Muevo los dedos de la mano, intentando volver a sentir los brazos para conseguir incorporarme. Aunque decido no hacerlo cuando oigo el murmullo de unas voces profundas y algo imponentes, las escucho distorsionadas, como si estuvieran alejadas de mí.
Me obligo a parecer dormida en mi sitio y agudizo el oído, intentando escuchar retazos de la conversación.
―Sabe pelear, no se sabe de donde ha salido, sólo alcancé a ver como dejaba inconsciente a uno de los soldados con facilidad. ―reconozco la voz como la del hombre que me dejó inconsciente en el bosque.
Ese cuerpo que me rodeaba, esa calidez que se filtraba a través de las telas, esas manos...
Joder, ¿qué mierda estoy pensando?
No puede parecerme atractivo alguien que ni siquiera he visto. No puedo permitirme pensar de esta forma cuando ni siquiera sé donde estoy, a quienes pertenecen estas voces y donde está mi familia.
Seguro que Dylan estará asustadísimo y Kylie preocupada.
―Le interrogaremos cuando despierte y dejaremos que el Sector de Cuidados se haga cargo de ella. ―dice una voz aún más ronca y madura, sacándome de mis pensamientos.
¿Por qué coño todos tenían voces atractivas?
―Bien. ―expresa de forma seca el otro hombre, quedándose en lo que parece un silencio algo incómodo.
Parece que es hora de hacer mi aparición estelar.
Muevo los brazos y doy un ligero gemido de molestia, como si estuviera adolorida a la misma vez que cubro mis ojos con mi brazo de la luz blanca que alumbra mis ojos. Seguramente haciéndome parecer débil y desconcertada.
Que buena actriz soy.
―¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? ―murmuro con voz lastimera mientras me incorporaba en el sofá de cuero con lentitud. Muevo los hombros por la tensión que había en ellos y miro a mi alrededor.
Estaba en lo que parecía una oficina de alguien importante. Con un ventanal que cubría toda la pared, se podía ver una ciudad repleta de coches voladores que iban de allá para acá y personas que cubrían las calles grandes y amplias. La vegetación parecía llenar de vida la ciudad, con varios árboles grandes dispersos y flores que parecían un manto de colores.
Además de un suelo blanquecino y una paredes oscuras con dos sofás de cuero que parecían caros. Un escritorio color negro mármol y cerca de allí se encontraban dos hombres.
Y que hombres.
Los dos eran de la misma altura y tenían un cuerpo formado. Pero ahí se acababan las similitudes. El que estaba apoyado en el escritorio era pelirrojo, tenía una ligera barba de unos días y me miraba con el ceño fruncido, como si estuviera analizándome. Sus ojos azules verdosos parecían juzgarme con la mirada de una forma algo espeluznante.
Aparté la mirada de él y la giré hacía la otra voz que había escuchado.
El otro, el que más cerca se encontraba de mi tenía el pelo rubio ceniza y unos impresionantes ojos verdes que me miraban con rectitud y lo que parecía, ¿reproche?
Le fruncí el ceño y el me correspondió con una sonrisa socarrona que podría hacer que las bragas de cualquier mujer cuerda se estropeasen para siempre.
Aparto la mirada con un carraspeo cuando esos pensamientos nublaron mi mente.
―¿Nunca te han dicho que es de mala educación espiar conversaciones, pequeña fiera? ―me giro hacía el de nuevo mientras trago saliva, es el hombre del bosque.
―No sé de que hablas. No me habéis respondido, ¿dónde estoy? ―murmuro, poniendo expresión ligeramente asustada mientras lo miro a los dos y me encojo sobre mí misma. Fingiendo estar asustada.
El pelirrojo suspira, pareciendo estar irritado y se pasa una mano por el pelo, apartándose los suaves rizos que habían caído a los lados de su cara por tener el pelo por debajo de las orejas.
―Estás en la FOM, aquí estas bien. ―mentira―. Necesitamos hacerte unas preguntas, respóndelas bien y te dejaremos irte.
Dice con tono frío mientras se acerca más a mi, cogiendo una silla y sentándose delante de mi con lo que parece desdén.
Asiento ligeramente mientras el rubio se colocaba detrás de él. Lo miro, él parecía el más amable de los dos, aunque cuando estaban de esta forma, lo dudaba un poco
―No lo mires a él, mírame a mí. ―dice el pelirrojo elevando las cejas al verdonde se dirigía mi mirada―. Él no va a ayudarte.
Trago saliva ante eso y vuelvo a mirar ante él, asintiendo ligeramente y echando los hombros ligeramente hacía delante, esta vez algo intimidada.
―Yo soy Wess, y él es Ilyan. Tranquilízate, no te haremos daño. ―dice el rubio que ahora sabía que se llamaba Wess, supongo que tratando de calmarme.
Asiento de nuevo y vuelvo a mirar a Ilyan ahora con el ceño fruncido, esperando alguna pregunta comprometedora. Y eso es exactamente lo que me da.
―¿Por qué estabas en el bosque? ―dice examinándome con lentitud, mirando todas mis facciones como esperando ver la mentira en mis facciones.
Podría fingir demencia, pero si me hacen un análisis sabrían que conservo todos mis recuerdos. Lo único que puedo hacer es contar medias verdades y rezar a que mi habilidad para mentir salga a flote.
―No estoy segura, está todo algo borroso. ―digo entre dientes mientras miro mis manos. Era en mitad verdad, tiene que haber pasado algo de tiempo porque me acuerdo de los hombres persiguiéndome, de Dylan y poco más.
Mentir siempre se me ha dado bien, pero estaba algo nerviosa por las miradas de ese par de ojos que parecían observarme con mucha intensidad.
Veo por el rabillo del ojo que Ilyan asiente de una vez, supongo que aprobando mi respuesta.
―¿Por qué sabes pelear? ―suelta otra pregunta que me hace suspirar. Aprieto los ojos y me inclino hacía atrás. Intentando relajarme le miro directamente a los ojos, dejando el rostro impasible para que no pudiera leer nada.
―Mi padre me enseñó. ―digo con voz algo más segura ahora. Lo de hacer de niña perdida y débil no iba a funcionar con Ilyan, hiciera lo que hiciera me iba a tratar con indiferencia, así que mejor salir con la dignidad por delante.
―¿Por qué una niña como tú estaría en un bosque, sola, y por los alrededores de la FOM? Además, no te tenemos registrada en ningún informe de chicas de tu edad. No sabemos tú nombre, ni tu edad, no hay nada. ―sisea Ilyan inclinándose hacía mi mientras yo fruncía el ceño, ofendida.
―No soy una niña. ―gruño entre dientes mientras le miro con ojos de advertencia.
Sí, de todo lo que había dicho eso era con lo único que me había quedado.
Me molestaba especialmente que me llamasen inmadura, y con eso lo estaba haciendo.
―Sí, claro. ―dice Ilyan con sarcasmo mientras me da una sonrisa algo de desprecio. Aprieto la mandíbula hacía él, indignada.
Me voy a arrepentir de esto.
―No es que yo sea una niña, es que usted es demasiado mayor. ―digo con altanería y una sonrisa sarcástica hacía él mientras una competencia de miradas entre nosotros empezaba a gestarse.
―No creo que quieras meterte con la edad de Ilyan, no lo aprecia. ―dice Wess algo divertido y una pequeña sonrisa que parecía querer ocultar, aunque no lográndolo.
―Yo tampoco aprecio que se metan con la mía, Ilyan. ―digo con voz seseante mientras también me inclino hacía él. Mirándole con los ojos entrecerrados.
―Respétame, niña.
―Respétame tú a mí, señor mayor.
―Cierra la boca.
―Ciérrala tú.
Esto parecía más una pelea de niños que otra cosa mientras nos echábamos pullas al otro. Y mientras tanto Wess miraba todo con las cejas elevadas, algo sorprendido, parecía.
E Ilyan parecía querer callarme de un puñetazo mientras tenía la mandíbula apretada y me miraba como si fuera lo más insoportable que hubiera conocido nunca.
―Se acabó, no la soporto. ―me lo confirma cuando se levanta de golpe de la silla y se aleja de mí, yendo hacía el escritorio y apoyando las manos en la superficie lisa.
Y mientras yo le seguía con la mirada y una sonrisita de victoria.
―Bueno, parece que se acabó lo que se daba, acompáñame. ―Wess le lanzó una mirada desconcertada a Ilyan antes de mirarme y hacerme una seña hacía la puerta.
Me levanto y aparto mi pelo de mis hombros totalmente blanco con un suspiro cansado al notar la suciedad en este.
Paso por al lado de Wess y salgo de la habitación mientras el se coloca ligeramente delante de mí, guiándome mientras yo intento peinar mi pelo con los dedos.
―¿De verdad tienes el pelo blanco? ―pregunta confuso al ver que pasaba las manos por mi pelo, seguramente dejándose ver el verdadero color de mi pelo.
―Sí, ¿no se nota? ―digo confundida mientras frunzo el ceño.
―Sí se nota, pero es raro ver a alguien con el pelo tan blanco. ―me mira por encima del hombro con lo que parece fascinación durante unos segundos antes de concentrarse de nuevo en el camino.
―Es de nacimiento, me dijeron que es una condición llamada poliosis. ―digo sin mucho misterio mientras lo sigo hasta que abre una puerta. Allí veo a una mujer algo mayor, con gafas y una mirada algo aterrorizada por los dos hombres que tiene en frente.
El hombre que parece algo divertido por la situación, está de brazos cruzados, haciendo que los músculos de sus brazos se flexionen y a su vez que se muestren sus brazos llenos de tatuajes, que se extiendes hasta sus manos y se esconden debajo de su camisa negra remangada hasta los codos.
El otro que parece más maduro, tiene el pelo por los hombros y negro, es alto y parece jodidamente caliente, aunque solo le veo el perfil.
Tiene los puños apretados y el ceño fruncido hacía la pobre anciana que se ve algo asustada por los dos, pero sobre todo por el mayor.
Me da impotencia que un hombre que parecía ser maduro y recto, esté tratando así a una pobre señora.
Me voy a arrepentir de esto x2.
―La estás asustando. ―digo hacía el señor mientras contengo la respiración, rezando para que no me mate, que es justo lo que parece querer hacerle a la señora.
Los dos se quedan completamente quietos, se tensan a la vez y se giran hacía mí. Aprieto los labios entre sí cuando me encuentro con la mirada del asusta señoras.
Es el gris más aterrador y precioso que he visto nunca. Parece el gris antes de una tormenta.
Aparto la mirada con rapidez al darme cuenta de que probablemente parezco retrasada mirándolo y clavo mi vista en el otro.
―¿Y tú quien eres? ―dice ese con las cejas elevadas y una sonrisa ladeada. Tiene algunos tatuajes en el cuello que hacen resaltar sus ojos azules oscuros que me miran fijamente.
―Daeneris. ―digo bajito mientras miro a los dos, pasando la vista de uno a otro.
―Daeneris. Bonito nombre. ―murmura Wess detrás mío mientras observa a los dos.
―Nos da igual tú nombre. ―gruñe el señor, a lo que elevo las cejas y lo miro con desdén.
Pero que maleducado.
―Donovan, ¿qué te pasa? ―pregunta Wess mientras ladea la cabeza hacía él, como si estuviera confundido.
El que sé que ahora se llama Donovan aprieta los puños, respirando aceleradamente. Parecía estar conteniéndose.
―Es otro año que no han encontrado a nadie que se adecue a nuestra corporación. ―dice el que está lleno de tatuajes mientras mira a Wess con una sonrisa amarga.
Parecía molesto y dolido, pero lo oculta detrás del sarcasmo, seguramente.
La mujer parecía estar mirándome en shock por haber intervenido.
―Bueno, nos falta una, ¿no? ―dice de repente, mirándome con una sonrisa como si fuera su salvación.
Miro a mi alrededor y de repente frunzo el ceño, entendiéndolo.
―Ah. No, no, no, no. Yo no sirvo para ser una compatible, eh. ―digo completamente nerviosa, dando pasitos para atrás para alejarme de la mujer que ahora se acercaba a mí con una sonrisa agradecida.
De repente choco contra alguien que coloca sus manos en mi cintura, lo que me hace quedarme estática mientras trago saliva.
―Bien, háganle las pruebas. ―dice Wess con la voz algo más profunda de lo normal ya que todo su cuerpo estaba presionado contra el mío mientras mi cabeza estaba en su pecho.
―Perfecto, ven conmigo, cariño. ―dice la mujer con una mirada de súplica mientras me tomaba de la mano.
―Pero.
―Por favor.
Intenté ponerme firme con ella, pero al final me dejé arrastrar por su mirada que oscilaba entre los tres hombres que parecían irrevocablemente enfadados.
Me coge de la mano y me arrastra detrás de ella.
―Muchísimas gracias. La corporación de esos hombres son los más poderosos de la FOM, podrían haberme despedido solo con quererlo. ―dice la señora al salir de la habitación, algo agitada.
―¿De nada? Mira yo no puedo ser su compatible, no puedo. ―digo con la respiración acelerada mientras hago que se gire hacía mí. Le doy una mirada lastimera, intentando que me tenga compasión.
―Cariño, lo siento mucho. Tienes que hacerte las pruebas, con suerte no serás compatible, esa corporación lleva más de 10 años sin compatible, todos esperaban que la encontraran este año, pero ninguna de las mujeres lo ha sido. ―dice la mujer con pena por mí.
Me conformo con esa información y dejo que me arrastre por unos pasillos blancos llenos de gente con batas blancas.
Parece un manicomio.
―Me llamo Abigail, pero llámame Abby. Yo te haré las pruebas, antes dúchate y ponte esto. ―dice con rapidez mientras coge unas prendas de un armario y me las pone en las manos, empujándome hacía un baño, completamente blanco, con una ducha, un espejo, un lavabo y un váter.
Suspiro y dejo la ropa en el váter, mirándome en el espejo me encuentro con una imagen que me hace fruncir el ceño.
Tengo el pelo lleno de suciedad, con barro y tierra, que hace que el color blanco de mi pelo se vea desmejorado. Mi ropa está sucia y tengo las manos llena de raspones, con sangre seca por el brazo.
Me veo para la mierda.
Suspiro y apoyo las manos en el lavabo y dejo caer la cabeza hacía delante. Cuando levanto la mirada mis ojos se deslizan por la cicatriz que tengo en la parte derecha de la cara, cruzando mi ceja, ojo y hasta la parte baja de mi pómulo.
Mis ojos color ámbar se miran a si mismos en el espejo, y lo único que pienso es:
¿En que mierda me he metido?
Me ha salido súper largo esta cap T o T (2400 palabras)
Me ha salido solo escribir tanto JAJAAJAJ
Comentarme si os gustan más capítulos largos o cortos y los hago así.
Uy uy uy ya vamos conociendo a algunos.
¿De momento quien os gusta más?
Donovan aquí.
Wess aquí.
Ilyan aquí.
Misterioso de tatuajes aquí.
¡Votar, por favor y gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro