Grusha tomó la mano de t/n mientras caminaban por la plaza. Estaban compartiendo un helado ya que era verano. El helado estaba en tarrina y tenía dos cucharas pequeñas de plástico enterradas. Grusha agarró una y tomó un poco de helado.

—Abre la boca—dijo con dulzura acercándole la cuchara a la chica.

Ella hizo lo que él le indicó y le dió de comer en la boca.

—¡Está muy bueno!—respondió t/n con los ojos iluminados—Has hecho bien en elegir este sabor.

—Supongo que tengo buen gusto.

Se sentaron en un banco y se miraron con sonrisas bobas en la cara.

Se acercaron el uno al otro y rozaron sus labios.

Entonces t/n se despertó en mitad de la noche fría de invierno.

Aún era de noche. Miró la hora en su teléfono. Eran las tres de la mañana, houndour estaba durmiendo a los pies de la cama, la chica podía oír su respiración.

Se giró hacia la derecha, tratando de conciliar el sueño de nuevo. Cerró los ojos, pero no podía dejar de pensar en su sueño. ¿Por qué había soñado justo eso? ¿Por qué no otra cosa? ¿Por qué debía ser con Grusha?

Se giró para el otro lado y se hizo bolita.

Cerró los ojos con todas sus fuerzas pero no consiguió nada con eso.

—No puedo dormir...—dijo en voz alta.

Frunció el ceño. Ahora si que no podría mirar a la cara a Grusha.

Pasó el tiempo y consiguió quedarse dormida sin darse cuenta.

Al día siguiente estuvo dispersa en clase, no recordaba exactamente el sueño de la noche anterior pero si recordaba la sensación, una calidez muy agradable.

—Mariah, tengo que contarte algo—dijo t/n mientras caminaban al laboratorio de biología con las bolsas de libros al hombro.

—A ver que se te pasa ahora por la cabeza—respondió ella curiosa.

—Ayer tuve un sueño raro. Me desperté en mitad de la noche y todo.

—¿Raro? ¿De que tipo?

—Eh... No en acuerdo del todo... Se que salía Grusha y yo... Pero no recuerdo más.

—A ver si te has enamorado y todo—la rubia le dió un codazo suave a su amiga.

—¿Que? ¡Claro que no! ¡Vaya cosas dices!

—Solo te digo que él es un buen chico. ¿Y si quedas con Grusha hoy?

—Si el me lo dice acepto.

—¿Por qué no pruebas a proponer tu el plan?

—Que vergüenza...

El pasillo se taponó de estudiantes de primer curso que querían pasar todos a la vez.

—Llegaremos tarde a clase si no se apartan—se cruzó de brazos y alzó la voz—¡Disculpad, tenemos que pasar nosotras también!

Los estudiantes mas pequeños hicieron caso omiso.

—No parece que quieran apartarse...

Otro alumno también de último curso se abrió paso a empujones entre tantos adolescentes, tiró a un par de ellos al suelo.

Se abrió un pasillo de alumnos así que t/n y Mariah rápidamente se colaron por allí. Eso no impidió que llegasen tarde a su clase.

—Llegais tarde—dijo la profesora con gesto enfadado.

—Lo sentimos—se disculpó la rubia—, había muchos estudiantes de primer año ocupando el pasillo y no podíamos pasar.

—No me importa, sentaos en vuestras mesas—dijo seca la profesora.

Las chicas acataron su orden y tomaron asiento en la esquina izquierda del final de la clase.

La profesora comenzó a repasar la clase anterior que trataba sobre los huevos pokémon.

Mariah tomaba apuntes sin parar y t/n miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos.

La rubia le pasó un papelito a t/n. Esta lo abrió y leyó.

"¿Vas a decirle a Grusha de dar una vuelta luego?"

T/n le escribió la respuesta en el mismo papel pero un poco más abajo. Y se lo pasó a su amiga.

"Puede"

Mariah le pasó otro papel.

"Venga, anímate. Yo sé qué quieres"

T/n le pasó otro papel con la respuesta.

"Está bien, al acabar la clase le diré"

La rubia sonrió y miró de reojo a su amiga. Le pasó un último papelito.

"Esa es mi chica"

T/n estuvo el resto de la clase pensado en posibles maneras de decirle a Grusha se salir a dar una vuelta. Se comió y carcomió la cabeza pero no encontraba las palabras.

Finalmente se echó atrás.

Al acabar la clase recogió sus cosas y se dispuso a salir del laboratorio en dirección a la clase de historia.

—Eh, ¿A donde vas? ¿No tienes que hablar con Grusha?—preguntó Mariah tomándola del hombro.

—Ay... No puedo hacerlo...—dijo t/n—Es demasiado para mi.

—Seguro que él estará encantado de que le digas de salir a dar una vuelta o algo.

—No es por él, es por mi.

—La clásica frase. Anda no seas dramas.

—¡No soy una dramática!

—Admítelo, te gusta el drama.

—Vale, cuando era más pequeña veía las telenovelas con mi abuela. Había unos dramones...

—Lo sabía, yo también lo hacía—respondió con una sonrisa.

Estaban por salir al pasillo cuando t/n oyó que alguien la llamaba.

—¡T/n! ¿Qué tal la clase?—dijo un chico de pelo largo azul.

—Oh, bien. Creo—respondió nerviosa. Se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja. Mariah le dió una palmadita en la espalda a ella y continuó caminando por el pasillo.

—¿Te apetece salir luego un rato? Después de hacer los deberes claro.

—Por supuesto, eh... ¿A qué hora?

—¿Nos vemos a las cuatro en la plaza?

—Sisi, claro—dijo ella asintiendo repetidas veces—. Nos vemos.

—Hasta luego.

T/n salió prácticamente corriendo por el pasillo. Tenía clase con Grusha pero no quería ir con él por el pasillo. Le daba vergüenza.

Eran las dos y media y estaban Mariah y t/n en el cuarto de esta última. La rubia le estaba pasando los apuntes de biología.

—¿Qué te dijo al final?—pregutntó.

—¿Eh? Ah claro—t/n dejó el lápiz sobre la libreta—, me dijo de salir un rato luego.

—Uuuuy tienes una citaaa—alargó las palabras a propósito.

—No digas eso anda... No es una cita, es una quedada de amigos.

—Os conocéis hace menos de una semana, ¿Ya lo consideras tu amigo?

—No se. Ya lo has dicho tu, es un buen chico.

—A no ser que sea un falso y quiera aprovecharse de ti.

—No creo que sea eso... Esta vez confío en que salga bien.

—Ten confianza.

Tras un rato terminaron los apuntes y t/n se preparó para ir con su amigo.

Mariah le hizo un peinado bonito a t/n para que saliera guapa a la calle.

Las dos salieron del cuarto y se despidieron. La rubia se fue a la biblioteca y t/n salió de la academia.

Fue a la plaza y allí vió a Grusha sentado en una banca con un swablu en la cabeza.