Grusha estaba en la habitación de t/n, le estás explicando cómo se hacían los deberes de matemáticas.

—Entonces tengo que pasar este número aquí y luego... ¿Cómo resuelvo la ecuación?—preguntó la chica mordiendo el bolígrafo.

—Si, tienes que dividir esto, luego multiplicar eso... Luego pasas la x por ahí... Todas las ecuaciones se resuelven igual—le explicó Grusha con paciencia. Tomó un lápiz y rápidamente se hizo un moño y lo sujetó con este—Es bastante simple cuando lo entiendes.

T/n gruñó. No le salía bien la ecuación. La había resuelto más de tres veces pero todas de manera errónea.

—No puedo hacerlo—se rindió ella dejando caer el lápiz—, es demasiado difícil.

—Venga t/n, inténtalo de nuevo—trató de animarla el de cabello azul. Se sentó a su lado en la cama y repasó lo que había en el cuaderno de la chica. La ecuación que llevaban más de media hora tratando de resolver estaba a medio hacer por cuarta vez. En esta ocasión iba bien pero t/n creía que iba mal—. Vas bastante bien, solo te quedan los últimos pasos.

T/n tomó de nuevo el lápiz y siguió con la tarea. Tras unos lentos diez minutos consiguió resolverla.

—¡Si! ¡Lo hice!—exclamó ella levantando los brazos en señal de victoria— Uf, creí que nunca lo conseguiría...

—¡Genial t/n!—le sonrió Grusha—Entonces ya hemos terminado los deberes. Se nos ha hecho un poco tarde

Miró el reloj de pared de la chica. Marcaban las siete de la tarde.

—¿Qué hacemos ahora? ¿Quieres estudiar un rato más? ¿O prefieres ir a la biblioteca?—pregutnó él.

La chica dejó los lápices, bolígrafos, libretas y libros en el escritorio y regresó a la cama. Se sentó frente a Grusha. Cada uno estaba en un extremo.

—No... Y si... ¿Y si simplemente pasamos el rato?—se atrevió a preguntar.

T/n se acercó a él, temblando. Normalmente ella no era tan lanzada pero Mariah le había dicho que debía tener más confianza así que hizo lo que su amiga le había dicho que debía hacer.
Se sentó frente a él. Grusha estaba confuso.

—Que... ¿Qué haces t/n?—preguntó algo nervioso. Ella se acercó a él. Estaban a punto de rozarse sus labios cuando Grusha le tapó la cara a la chica y la apartó. Él estaba colorado—¡Hey, si quieres un beso solo pídelo!

T/n Se separó rápidamente y escondió su cara en sus manos.

—¡Lo siento mucho! ¡No se en que estaba pensando! ¡Solo hacia lo que Mariah me dijo!

Grusha río nervioso.

—Ahem, no tienes porque hacer lo que diga siempre Mari. Prueba a ser tu misma de vez en cuando—dijo él. La chica asintió repetidas veces. Apartó los dedos de sus ojos para ver al de pelo azul. Este la miraba también con sus ojos azules y amarillos y sus mejillas coloradas—. Entonces... ¿Qué quieres?

—Yo... Em, tú podrías... Ya sabes, darme...—le daba vergüenza decir lo que quería.

—¿Quieres un... Beso?

Ella asintió fuertemente. No podía mirarlo directamente después de pedirle eso.

Él se acercó un poco a ella y rápidamente depositó un corto beso en la mejilla de ella.

Los dos parecían bayas tamate.
Ahora ninguno de los dos sabía cómo reaccionar. Se quedaron quietos, muy juntos. Entonces las manos de los dos se rozaron. A t/n se le erizó la piel. Nunca había estado tan cerca de un chico de su edad y no sabía que hacer. Pensó en lo que diría Mariah.

"Disfruta el momento"

Si, definitivamente eso le diría su amiga.

Así que mientras no decían nada y estaban en silencio rozando sus manos t/n se imaginó toda una vida junto a Grusha. Se imaginó su graduación juntos. Ellos trabajando juntos. Ellos viviendo juntos... Salió de su ensoñación cuando sonó el teléfono de Grusha.

Él se separó de la chica y descolgó la llamada.

—Hola Félix—respondió a la llamada. T/n podía oír la voz del pelinegro pero no sabía que decía—, ¿Qué? ¡¿Qué?! Cómo que Andrea...¿Ella a sido capaz de estar con el? Vaya... Qué mal por ti... ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Cómo? ¿Ya se lo contaste a t/n y Mari? ¡Ah por cierto, estoy ahora en la habitación de t/n! ¿Qué? ¡Nono, voy para allá! Nos vemos.

Colgó la llamada.

—¿Era Félix?—pregutnó t/n aunque ya lo sabía.

—Si, me ha dicho que Andrea se ha liado con Joseph... Un drama... Félix está de bajón y quiere que vaya con el. Voy a ir para que no esté solo y triste. ¿Te importa si me voy?

—Oh claro, no pasa nada. Yo también me voy con Mari.

Los dos salieron del cuarto y cada uno se fue por su camino.

T/n tocó a la puerta de la rubia.

Ella le abrió. Tenía la mejilla manchada de chocolate y masticaba algo.

—Hola t/n ¿Qué se te ofrece?—preguntó—Creí que está tarde estarías con Grusha.

—Si pero Félix lo llamó y le dijo que Andrea se ha liado con Joseph y Grusha se fue con el a pasar el rato. Y yo tengo cosas que contarte.

—Ah caray. Venga pasa—se apartó de la puerta y la dejó pasar. Se sentaron en al cama y la rubia le ofreció una caja de bombones empezada—¿Quieres?

—Vale—tomó uno y lo comió—, bueno te cuento. Grusha me ayudó con las ecuaciones hasta que finalmente lo hice bien y luego... Luego hice lo que me dijiste de intentar robarle un beso pero en rechazó. Luego me dijo que si quería un beso se lo pidiera. Eso hice, más o menos y me dio un beso en la mejilla. Para mi ha sido el cielo...

—Estás loquita por él. Y él está loquito por ti—ahogó un grito de emoción.

—Creo que si. Creo que me gusta ese chico.

—¡Lo sabía! ¡Estáis destinados a ser pareja!

—No creo mucho en el destino pero si tú lo dices...

—Mañana es sábado y no puedes quedar con él porque tiene snow pero prueba a quedar con él el domingo.

—No puedo, debo estudiar.

—Bueno, pero yo sé que acabaréis siendo pareja.

—Tu sabes mucho.

T/n volvió a imaginarse con Grusha y suspiró mirando a la nada mientras las dos comían chocolates.