12
Habían pasado varios días desde San Valentín. Grusha tocó a la puerta de t/n. Ella le entre abrió y se asomó un poco por la rendija de la puerta. Habían quedado ese día para pasear un rato por la plaza pero como t/n no aparecía por la puerta principal el chico decidió ir a su cuarto a ver si estaba bien.
—T/n, ¿Te encuentras bien? Hace media hora que quedamos abajo.
La mencionada entrecerró los ojos.
—Me encuentro un poco mal...—admitió
—Oh, ¿Te acompaño a la enfermería?
—No... Ya se me pasará...
—Si no te encuentras bien deberíamos ir a la enfermería—trató de abrir la puerta pero t/n se lo impidió.
—¡En serio, no hace falta!—iba a cerrar pero algo se lo impidió. Grusha había interrumpido la trayectoria de la puerta con el pie.
Se quedaron en silencio
—¿Qué te ocurre?—rompió el silencio Grusha
—Estoy... Con... Eh... Me da vergüenza...
El de cabello azul abrió mucho los ojos.
—¿Estás con tu periodo?
T/n asintió tímidamente.
Grusha terminó de abrir la puerta y la tomó del brazo. Tiró de ella hacía fuera del cuarto.
—Venga, vamos a la enfermería—dijo él casi arrastrándola hacia el pasillo.
Iban a paso rápido, sin llegar a correr. Bajaron las escaleras y caminaron por algunos pasillos hasta llegar a la enfermería. Los recibió una enfermera algo obesa y de rostro amable.
—¿Qué queréis chicos?—preguntó con dulzura.
—Mi amiga t/n se encuentra mal—dijo Grusha soltándola del brazo.
—¿Qué te pasa pequeña?—preguntó al enfermera.
—Verás... Estoy en mi periodo y me duelen horrores los ovarios... Y... Pues eso...—dijo la chica.
La enfermera asintió y fue a un armario. Sacó unas pastillas y le dió una a t/n. Le dió también un vaso de agua.
—Tómate está pastilla, empezará a hacer efecto en unos veinte minutos pero deberás encontrarte mejor pronto—le explicó con paciencia—. Si ves que a la hora sigues sin mejorar vuelve aquí
—Está bien, muchas gracias—se metió la pastilla en la boca y dió un trago de agua. Le devolvió el vaso a la enfermera. Ella se despidió y junto con Grusha salieron de la enfermería.
El de pelo azul la acompañó hasta su cuarto.
—Bueno, me voy. Te dejo descansar, ya quedaremos otro día—se disponía a irse pero t/n lo tomó de la manga de la chaqueta del uniforme.
—No te vayas...—murmuró.
—¿No quieres que te deje?—dijo él. Ella negó.
T/n abrió la puerta y tiró de él hacia el interior de la habitación.
Houndour los recibió con un sonido.
T/n se sentó en la cama y Grusha hizo lo mismo. La chica se apoyó en su hombro y cerró los ojos. Como le dolía mucho el estómago no pensó en lo que hacía, ni siquiera se dió cuenta de sus acciones.
Al sentir a la chica sorbe su hombro las mejillas de Grusha se colorearon de un tono rojizo.
El tiempo pasó y ellos estaban en silencio, disfrutando la compañía del otro. Entonces t/n se durmió y cayó sobre el regazo de Grusha.
El chico la miró algo nervioso. Vio que tenía los ojos cerrados y escuchó su plácida respiración.
No quiso invadir su espacio así que la colocó con la cabeza en la almohada y en silencio salió del cuarto.
T/n se despertó varias horas después. Al principio no sabía dónde estaba hasta que recordó que lo último que hizo antes de dormirse fue estar con Grusha.
No recordaba exactamente qué habían hecho pero le supo mal haberse dormido teniendo un invitado en su cuarto así que tomó su teléfono y marcó el número de Grusha.
Escuchó los tonos del teléfono hasta que el chico descolgó la llamada.
—¿Si?—escuchó decir al peliazul.
—Hola Grusha...
—¡Ah hola t/n! ¿Te has despertado ya?
—Mas o menos
—¿Y como te encuentras?
—Mejor. Ya no me duele nada. Por lo menos no mucho.
—Genial, ¿Qué vas a hacer ahora?
—No se, creo que repasar los apuntes de hoy, o practicar un poco cocinar para la clase de hogar de mañana.
—¿Necesitas ayuda o algo?
—Ahora que lo dices... ¿Quieres venir?
—Claro, creo que podríamos cocinar algo en específico...
—¿Qué idea tienes?
—Sorpresa. Voy a tu cuarto en unos minutos. Voy a llevar yo los ingredientes para cocinar.
—Que amable, gracias. Aquí te espero.
Colgó la llamada y esperó.
Tras unos diez minutos Grusha llamó a la puerta. T/n abrió y vió al chico con una bolsa con ingredientes y una sonrisa en su rostro.
—¿Cuánto sabes cocinar?—preguntó pasando al interior de la habitación.
—Poco. Llevo años en la academia pero siempre tengo notas bajas en clase de hogar—cerró la puerta y se dirigió a la mini cocina que tenía en su cuarto.
—Yo te ayudaré con eso. Hoy vamos a cocinar...—hizo una pausa dramática—¡Panqueques!
T/n sonrió. Le encantaban los panqueques pero las veces que había intentado cocinarlos le salían de pena así que pensó que talvez con ayuda le saldrían bien.
Grusha dejó la bolsa con ingredientes en la mesa y se recogió el cabello el un moño. T/n también se recogió el pelo.
—Bien, la receta...—el chico sacó su teléfono y buscó en internet— Aquí está. Yo te guío y tu vas haciendo.
Grusha dijo las cantidades que necesitarían para cocinar y le ayudó a prepararlas.
—Estoy lista.
—A ver... "En un bol mezclamos los ingredientes secos, la harina, levadura, azúcar y sal"
T/n echó en el bol la harina, un poco de levadura bastante azúcar y una pizca de sal. Los mezcló.
—¿Ahora que?
—Los dejamos a parte y seguimos con... "Combinamos en otro bol los huevos batidos, la mantequilla derretida y la esencia de vainilla"
T/n cascó los huevos y se le cayó una cáscara al bol. Con una cuchara trató de sacarla pero se le resbalaba.
—No puedo... Ahg—tras decir eso consiguió quitarla—. Ah, ya está.
Metió en el microondas la mantequilla y mientras batió los huevos. Al acabar en el bol de los huevos echó la mantequilla y la esencia de vainilla.
—Bien, "ahora mientras batimos con una varilla los líquidos incorporamos los secos"—dijo Grusha. La ayudó a echar los secos en el bol de los líquidos—. "Echamos la leche y batimos un poco. No demasiado o lo panqueques quedarán duros"
T/n hizo caso y batió un poco hasta que todo se mezcló.
—Creo que vamos bien... ¿Ahora qué?—preguntó t/n.
—Hay que calentar una sartén.
Encendieron el fuego y colocaron una sartén. Cuando estuvo caliente t/n vertió un poco de masa en esta.
—¿Y ahora?
—Cuando comiencen a salir burbujas en el panqueque le damos la vuelta—dijo Grusha. T/n tomó una espátula y esperó a que comenzasen a salir burbujas en la masa. Cuando estás hicieron aparición ella volteó la masa. Para su desgracia estaba quemada—. Bájale un poco a la intensidad del fuego.
T/n lo bajó un poco.
Ese primer panqueque estaba terrible así que lo tiraron a la basura.
Pero los siguientes si salieron bien.
Pusieron el plato con los panqueques en la mesa y se sentaron cada uno a un lado.
Grusha tomó uno y lo mordió. Se le iluminó la mirada. Estaba muy esponjoso y delicioso.
Al ver la expresión de su amigo t/n tomó uno y también lo mordió. Estaba asombrada de que algo les hubiese salido comestible y bueno.
—¡Está bueno!—dijo ella.
—Te dije que saldría bien—respondió él con una sonrisa.
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