28
Juliet había recordado durante todas las vacaciones aquel jueves con rabia, dolor y una extraña curiosidad (o quizás interés, no estaba segura).
En cuanto habían terminado las clases, Juliet había corrido a su lugar de encuentro con Daniel con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba ansiosa por encontrarse con su compañero de pupitre para hablar sobre las series que habían visto y compartir sus momentos favoritos. Quizás discutirían amigablemente sobre a quienes shippeaban y a quienes no, quién era mejor actor que quién y cuál era el mejor personaje.
Pensando en todo aquello, Juliet había pasado todo el día del miércoles (y gran parte de la noche) recopilando sus escenas favoritas de ambas series y creando un video de cada una que grabó en un CD para él. Así, cada vez que quisiera ver los mejores momentos de esas series tendría ese CD y la recordaría a ella.
Pero ese día, Daniel tardó más de lo normal en llegar a su punto de encuentro. Normalmente Juliet se quedaba junto al aparcamiento y, cuando sólo quedaban los coches de los profesores, Daniel aparecía y caminaban juntos hasta la cafetería más cercana. Ese día, los coches de los profesores habían desaparecido del aparcamiento junto con los de los alumnos, pero Daniel aún no había aparecido.
Juliet estaba preocupada. Quizás Daniel no había podido ir a clase, quién sabía. Finalmente, dio media vuelta dispuesta a marcharse a la cafetería ella sola y reunirse allí con su mejor amiga.
—¡Juliet! —gritó alguien a sus espaldas. Ella se giró y vio como Daniel corría hacia ella—. ¡Espera!
Daniel no era el chico más guapo del instituto, ni mucho menos. Su pelo negro era rizado y enmarañado, y sus ojos eran de un tono café oscuro. No era mucho más alto que ella, y vestía casi siempre con pantalones ajustados y camisetas anchas. Pero Juliet sentía algo especial cuando se escribían, y eso bastaba.
Ella se quedó quieta, y una vez estuvo Daniel a su lado, dijo:
—¿Vamos?
Pero Daniel negó con la cabeza repetidas veces mientras recuperaba el aliento.
—¿Por qué? —dijo ella con el ceño fruncido, intentando descifrar lo que aquello significaba antes de que Daniel lo dijera.
—Porque creo que ha llegado el momento de ser honesto contigo. No te mereces esto.
*CDP*
No me odiéis mucho por dejar el capítulo así. D: A partir de aquí aparecerán algunos capítulos que no estarán escritos sobre notas. Espero que sigáis leyendo hasta el final aunque ya pronto vaya a saberse la verdad.
Por otra parte, quiero avisar de que mañana viernes no habrá capítulo puesto que tengo dos exámenes finales y quiero dedicarme completamente a ellos para sacar buena nota. Segundo de bachiller es demasiado cansado, espero que lo entendáis. Os compensaré la semana que viene. ;)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro