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❥ introducción

JungKook no sabía qué hacer mientras que las lágrimas no paraban de recorrer sus rosadas mejillas.

Sosteniendo aquel papel que llevaba los resultados de sus análisis, sus manos temblantes tratando de no dejarlo caer y sus ojos abiertos en sobremanera no dejando de observar las palabras: "Sida" y "Embarazo".

Sus rodillas no habían aguantado su peso y por ello se encontraba en el piso de su habitación sollozando fuertemente, mientras que su madre tocaba fuertemente la puerta por estar preocupada.

―JungKookie... Hijo, ¿Qué sucede, amor?― la voz suave y a la vez desesperada de su madre lo hizo llorar con más fuerza, cerrando los ojos con fuerza intentando pensar que solo era un mal sueño.

Quería morir en ese momento.

Tan solo tenía 15 años, ¿cómo iba a superar esto? Sus padres seguro lo botarían de la casa apenas se enterasen. Ni siquiera sabe cómo acabó así... solo tuvo su primera vez con su ¿crush?

Joder, no debió haber aceptado hacerlo sin protección, y tuvo que ser más precavido.

¿Qué le tocaría ahora?

¿Abortar? Su joven lobo no lo soportaría, y siendo que es ilegal hacerlo y a la vez muy peligroso por lo mismo, tal vez moriría en el proceso.

No quería tener a este cachorro, pero tampoco lo quería botar. Tal vez... el miedo le estaba llenando la cabeza de ideas, su sunbae jamás se hará cargo, ya que después de hacerlo lo dejó solo y dejó de hablarle.

"Debes afrontar las consecuencias de tus actos" las palabras que su padre siempre le recordaba cada vez que él sacaba mala nota y tenía que dejar de usar sus aparatos electrónicos para jugar resonaban en su cabeza.

"Hijo... estamos muy orgullosos de ti" la imagen de sus padres sonriendo mientras a él le entregaban los resultados de su examen de admisión para una secundaria muy prestigiosa, mostrando haber entrado; todo estaba pasando tan rápido en su cabeza.

¿Aún seguirán orgullosos de mí? Se preguntó, mientras lloraba, hecho un ovillo en el suelo de su habitación.

—JungKookie... abre la puerta, hijo. —su padre le llamó con voz suave. —Tu madre y yo estamos muy preocupados, Kook... puedes confiar en nosotros, cachorro.

¿Cachorro?

Padres... ¿Aceptarán a mi hijo?

¿Me aceptarán pese a estar sucio?

Les fallé.

Con la manga de su suéter se limpió la cara como pudo, y, tratando de no caer, abrió lentamente la puerta de su habitación.

Su madre fue la primera en recibirlo, llorando mientras lo abrazaba y buscaba algún indicio de que estuviera mal de salud o algo le hubiese pasado, si le habían golpeado, por ejemplo.

—Mi amor, —le tomó las mejillas, y JungKook sintió un gran dolor en el corazón cuando su madre, aún con los ojos rojos y las mejillas llenas de sus lágrimas, le sonrió delicadamente. Soltando su aroma a lavanda, su lobo tratando de tranquilizar a su cachorro.—¿Qué sucede?

Su padre, quien se acercó a revisarlo también, se percató del papel que apretaba entre sus manos. Acarició su cabello delicadamente, y le miró a los ojos.

—¿Qué pasó? —preguntó suave.

JungKook bajó la cabeza, y, temblando de miedo, alzó el papel y se lo entregó a su madre.

Ellos sabían que se había hecho unos análisis, ya que se había estado sintiendo mal hace unas semanas. Pero-

—¿Q-Qué? —la voz rota de su madre hizo que cerrara los ojos fuertemente, esperando lo peor.

—¿Cómo que estás esperando un cachorro, Jeon JungKook? —su padre parecía estar en shock.

—Yeonie...—su madre llamó, sus ojos denotaban dolor cuando miró a su alfa— nuestro hijo tiene Sida.

Y su padre, su amable y amoroso padre, un alfa que nunca había mostrado su lado imponente con su único hijo, bañando sus orbes en zafiro, y exponiendo a su lobo, miró con furia a su hijo. —¿Quién te hizo esto? ¡¿Quién fue el maldito que te hizo esto?! —demandó respuesta, tan dolorosamente y tan molesto como JungKook nunca se imaginó escuchar a su padre.

—Y-yo... —se arrodilló frente a sus padres, no soportando más el dolor que atravesaba su corazón. Lloró con todas sus fuerzas, todo lo que retenía. —¡L-lo lamento tan! N-nunca imaginé que esto me pasaría. Los decepcioné, soy lo peor, —sollozó. — lo lamento tanto... e-entenderé si ya no quieren verme, si ya no me quieren como su hijo- pero, por favor, p-por favor... perdónenme.

La casa se llenó de silencio luego de haber dicho todo eso.

Sus entrecortados sollozos eran los únicos que se escuchaban.

JungKook realmente estaba esperando que sus padres le dijeran que se fuera, pero se sobresaltó cuando sintió una mano un poco rústica cubrir su mejilla.

Alzando su rostro, vio a su padre soltar lágrimas, algo que nunca había presenciado, mientras limpiaba las suyas. Su padre, arrodillado frente a él, le miró por un momento, y luego le sonrió de lado, JungKook se sintió romper.

—Jamás... jamás te dejaría, Kook, eres mi hijo, mi luna, eres todo para mí, como lo eres para tu madre. —la misma se encontraba soltando pequeños sollozos detrás— Nunca te dejaremos, eres lo más preciado que tenemos, amor. —acarició un poco el rostro de su hijo— Y esto... esto no hará que dejemos de amarte, ¿Sí? Solo estamos un poco tristes porque te adelantaste a algo que no te tocaba ahora, ¿uhm? Pero no te dejaremos de amar ni de apoyar. —sonrió un poco más, las lágrimas en sus mejillas lo hacía ver más doloroso para JungKook— Dime, cachorro, ¿Quieres tener este bebé? No te obligaremos a nada que no quieras, y te daremos nuestro apoyo y amor en lo que sea que escojas.

—Y-yo... sí quiero tenerlo. —dijo, lo suficientemente alto para que ambos adultos escucharan.

Su padre asintió, y, junto a su madre, le abrazaron. Y JunKook, junto a su lobo, nunca se había sentido tan en paz como en ese momento, entre los brazos de sus amorosos progenitores.





→♡ 

Inspirada en la canción "Black Rose" del grupo The Rose y también en hechos reales.


Espero que les guste esta nueva pequeña historia ❤.

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