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⌜2 años después⌟
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Jeon JungKook estaba algo nervioso, demasiado en realidad. Con pasos algo torpes llegó a su casa, era de tarde, había terminado su turno de trabajo en la mañana y quería estar un rato con su hijo y luego salir con TaeHyung.
JungKook había aceptado al alfa como pareja hace más de un año, y no le cabe la menor duda de que esa fue la mejor decisión que pudo tomar. Kim era realmente un alfa maravilloso, se amaban demasiado y de por sí ya se hacían la idea de como tal unirse como esposos, alfa y omega.
Tal vez iban algo rápido, pero no les importaba, ellos eran felices. MinJun era feliz por tener a su "papá Tae" -como había comenzado a llamarlo hace unos nueve meses y por lo cual el alfa, ahora pelinegro, lloró de la emoción mientras abrazaba al niño con dulzura- en su vida, y él se sentía demasiado amado de parte de ambos, JungKook nunca pensó ser así de feliz con alguien y que ese alguien sería tan capaz de amar a su hijo como si fuera propio, TaeHyung era increíble y hermoso en todos los aspectos que pueden existir.
Ambos vivían una vida llena de paz, amor, dulzura y pasión. Obviamente ellos como pareja ya habían tenido relaciones sexuales, las cuales siempre se han llevado con bastante precaución y preservativos de por medio por petición de JungKook, ya que temía contagiar a TaeHyung aunque era imposible según médicos, pero el omega aún tenía miedo y Kim aceptó con gusto respetar eso porque él lo comprendía más que nadie.
¿Ya se comentó que el alfa es algo mayor que JungKook? Bueno, Kim le comentó su edad al omega unos días después de conocerse. Cabe destacar que JungKook se sintió sorprendido cuando Tae le confesó que tenía -en esos momentos- 29 años.
Se sintió como un adolescente inexperimentado que se enamoró de un mayor, aunque luego el alfa había sonreído en grande y le había hecho entender que la diferencia de edad no tenía que ser obstáculo para amarse, ambos eran mayores, así que estaba bien.
Por otro lado, la familia del alfa y el omega estaban felices de que estuvieran juntos -el que más emocionado y alegre fue MinJun, puesto que ahora tendría a dos papis que le darían mucho amor-, hace unas cuantas semanas por fin habían comprando una bonita casa en un residencial bastante seguro y cálido y ahora vivían juntos.
Siguiendo con la actualidad, JungKook sentía sus nervios pasarse a su estómago y darle náuseas, su estado era preocupante en cierto ámbito, pero dadas las circunstancias por las que se encontraba así se entendía.
Tenía una lucha interna, pero él de verdad creía que era el momento de sentirse libre y dejar el miedo atrás, él quería entregarse completamente a TaeHyung, quería que lo marcara y quería terminar de formar su familia con el alfa que amaba.
Hoy, hoy quería hacerlo. Quería dejar su trauma y hacer el amor con el alfa sin ningún preservativo y miedo de por medio.
Y de ahí sus nervios, no le había comentado nada a su Tae, pero llegada la hora de la verdad no necesitaría tantas palabras, solo esperaba con todo su corazón que todo saliera bien y que no por un desliz suyo el alfa salga afectado, JungKook no se perdonaría si eso ocurre.
Cuando pasó su bonito jardín delantero y se encontró frente a la puerta de su casa, respiró hondo, pasando una mano por su cabello ahora negro con mechas azules.
Ingresó soltando una bonita sonrisa cuando escuchó los pasos apurados de su hijo acercarse.
—¡Papi~! —el pequeño alfa lo abrazó con euforia cuando JungKook se agachó hasta su alguna.
—Mi alfita~ —el omega enterró su nariz en el cabello de su hijo, aspirando con dulzura el aroma a cachorro —¿Cómo te fue hoy en la escuela, bebé? —preguntó apenas se separó del niño, acariciando su rostro.
MinJun sonrió bonito, una sonrisa igual a la de su padre omega: —¡Me fue muy bien!, justo Yeri me estaba ayudando con una tarea que me mandaron.
Yeri, la niñera omega de MinJun de 23 años, apareció detrás del pequeño, sonriendo amable y haciendo una pequeña reverencia de respeto a JungKook, que le sonrió y correspondió el saludo.
—Joven Kim, —sí, Yeri le decía así por petición del mismo TaeHyung— pensé que tardaría un poco más. El señor Kim me informó que hoy también llegaría más temprano de lo usual.
Eso hizo a los nervios de JungKook explotar, se sintió algo mareado pero se mantuvo firme para que la omega y su hijo no se preocuparan.
—Oh... q-que bueno —carraspeó cuando notó su tono nervioso—. Podrás retirarte un poco más temprano hoy Yeri.
La joven omega sonrió como agradecimiento y se retiró a realizar algunas tareas de la casa que le faltaban.
JungKook miró a su hijo, que lo observaba atento hace unos minutos.
—Papi está rojito, como un tomatito. —mencionó de repente, y Jeon se sintió derretir de la vergüenza por dentro.
—Eso es... porque papi está algo enfermito hijo, pero con un buen descanso se quita. —trató de calmar a su hijo.
—Bueno... papi, iré a ver televisión. —el pequeño alfa se dirigió a la sala luego de darle un breve abrazo a su padre.
JungKook volvió a respirar hondo y se encaminó al segundo piso de su casa, a su habitación, para ver si descansaba un poco. Se duchó y se colocó una ropa cómoda y bastante fresca, cuando se acostó pudo relajarse, aspirando el aroma de su alfa en la almohada de éste.
Recordando que, aunque no tuviera una marca, él le pertenecía al alfa pelinegro, TaeHyung era el amor de su vida.
Y suspiró feliz, abrazándose a la almohada, el efecto de su alfa durmiéndolo al instante.
Dos horas después TaeHyung se encontraba llegando a su casa. Pasando a la sala en donde consiguió a Yeri leyéndole un libro a MinJun. El pelinegro sonrió al ver a su hijo tan concentrado.
—JunJun. —llamó con tono dulce, consiguiendo la mirada de ambos, su hijo -lo amaba como propio- sonrió grande y corrió a sus brazos.
—¡Papá! —el alfa mayor alzó al niño y éste lo abrazó de inmediato, sintiéndose cálido con el olor que desprendía su padre alfa— Llegaste temprano, igual que papi. —murmuró acariciando el rostro de Tae.
—Sí, quise llegar más temprano para estar contigo y con tu papi —explicó sonriendo amplio. El reloj en la sala marcando las cinco de la tarde. Miró a Yeri y le saludó con un asentamiento, que fue correspondido—. Ya puedes irte Yeri, muchas gracias.
—Gracias a usted, señor Kim. Pasen feliz resto del día, me retiro. —dijo agarrando sus cosas y despidiéndose rumbo a la puerta.
TaeHyung miró a su hijo cuando oyó la puerta de entrada cerrarse:— ¿Dónde está tu papi?
—En su cuarto, se fue a descansar apenas llegó.
TaeHyung asintió comprensible: —Bien, JunJun, ¿qué te parece para horita pizza de cenar?
El pequeño alfa gritó un emocionado: —¡Sí, pizza!
Kim sonrió y dejó a su pequeño en su cuarto para que jugara con sus juguetes un rato. Cuando dejó al niño luego de darle un beso en la frente, se encaminó a su habitación, encontrando a su hermoso omega aún dormido abrazando con fuerza su almohada.
TaeHyung sintió cálido el corazón.
Se acercó despacio y se sentó al lado de JungKook, acariciando con cuidado su cabello y su rostro, admirando la belleza de su amado.
Así fue por unos segundos que se sintieron largos:—Kook, amor... despierta. —murmuró con gentileza.
El omega se removió un poco, pero al cabo de unos pocos segundos comenzó a abrir los ojos, pudiendo darse cuenta de la otra presencia en la habitación, sintiendo bonito cuando reconoció a su amor.
—Hyungie~ —murmuró sonriendo, estirándose un poco para mirar por fin al alfa. Se enderezó y abrazó al mayor, atrayéndolo para que ambos cayeran en la cama con TaeHyung cayendo sobre él.
—Kook... —frotó su nariz en el cuello contrario, embriagándose con el olor suave del omega, aprovechando para capturar su preciosa cintura entre sus manos, sintiendo al mismo abrazarlo.
—Llegaste temprano... —habló bajito, acariciando las hebras azabaches de su pareja.
—Sí, quería verlos y estar con ustedes este fin de semana completo, hoy es viernes y decidí tomar estas vacaciones de imprevisto hasta el domingo. —dijo medio adormilado.
A JungKook le erizaba la piel el tono grave que TaeHyung usaba cuando murmuraba o hablaba bajito, y el cómo el aire que soltaba al hablar por la boca chocaba contra su sensible cuello.
—Eso es genial, ¿y JunJun?
El alfa se separó en contra de su voluntad y se alzó un poco más para quedar frente a su omega, a la altura de su rostro.
—En su habitación. —respondió preciso, y se dejó llevar por su deseo besando a JungKook quien le correspondió con total gusto.
El beso era calmado y lleno de delicadeza y amor, pero no faltaban las manos traviesas que querían sentir todo lo que pudieran del otro.
Cuando el peliazul se dio cuenta de que se estaba intensificando la situación, decidió separarse de su amado, buscando un respiro y articular palabras coherentes.
—H-hyungie, JunJun puede entrar en cualquier momento —acarició el sonrojado rostro del alfa, sabiendo que el suyo estaba igual o peor. Ambos con sus labios un poco hinchados y sus pupilas algo dilatadas. Jeon sonrió—. Dejémoslo para más tarde.
—Está bien mi amor. —besó la frente de su chico y se levantó de la cama, agarrando desprevenido al omega y cargándolo de forma marital, haciéndole soltar un pequeño jadeo de sorpresa y aferrarse a su cuello.
—Pero qué-
—Vamos a tomar un baño, amor.
Sin decir más, se adentraron al baño.
Luego de unos pocos minutos ambos estaban vestidos y listos para ir a compartir con su hijo.
—Pediré pizza hoy, amor, ¿te parece bien?
—Bueno, no hay nada de malo en romper la dieta cada cierto tiempo. —ambos rieron.
Salieron de la habitación, dirigiéndose a la de su pequeño, que se encontraba jugando con sus autitos en una rampa.
—JunJun. —llamó el omega, captando de inmediato la atención de su hijo, quien sonrió en grande al ver a sus dos padres juntos -los amaba mucho.
—¡Papis! —gritó emocionado corriendo hacia ellos, abrazándolos apenas llegó.
—Cariño, ¿qué quieres hacer? —preguntó Tae, alzando en sus brazos a su niño.
—Pues...
Así MinJun dirigió todo lo que hicieron esa tarde, pasándola como una familia llena de amor, risas y comprensión.
Cuando llegó la noche, TaeHyung pidió la pizza y una Coca-cola grande para beber. Se encontraban comiendo cuando MinJun hizo una pregunta que los dejó analizando.
—Papis, ¿cuándo tendré un hermanito? —mordió su pizza.
JungKook se paralizó y TaeHyung miró sorprendido al infante.
—¿T-tú quieres un hermanito, MinJun?
—Sipi —respondió feliz, saboreando su pizza, no notando que JungKook comenzaba a ver borroso por las lágrimas que retenía.
TaeHyung miró a su pareja y la tristeza embargó su rostro cuando se dio cuenta de su estado, al estar cerca, le agarró la mano y le acarició despacio. Cuando volvió a mirar a MinJun, sonrió.
—No sabremos si te daremos un hermano MinJun, pero prometemos que te amaremos mucho y el doble, ¿eso no te gustaría más?
El pequeño asintió emocionado.
—¡Sí, sí! Mucho amor.
Y así finalizó la charla. A la hora de dormir, JungKook acompañó a su hijo a la cama, arropándolo y dejando que se acomodara.
—Papi... —la voz suave de su pequeño llamó su atención— ¿Yo no tendré hermanitos?
El omega suspiró triste, sonriendo melancólico a su alfita, le besó la frente y acarició sus mejillas, hablando despacio:—Espero que sí, Junie, espero cumplir tu deseo, mi bebé.
MinJun sonrió y se despidieron deseándose buenas noches, y luego de unos pocos minutos TaeHyung pasó a hacer lo mismo que JungKook.
Cuando estuvieron en su habitación, el ambiente se sentía algo triste, el alfa lo sabía por el olor que emanaba su chico. Se acercó a abrazarlo cuando se hallaron acostados, dando suaves caricias en su vientre y cintura.
—Mi amor... si estás así por lo que dijo MinJun, sabes que es pequeño y-
JungKook se volteó interrumpiéndole, ambos quedando cara a cara.
—Yo quiero. —soltó con seguridad, pero Kim no entendió.
—¿Qué?
El omega tragó por los nervios, pensando que TaeHyung tal vez no iba a querer, pero decidió intentarlo.
—TaeHyung, quiero que me marques, que te cases conmigo y que tengamos hijos. —dijo, dejando pasmado al alfa, que abrió sus ojos en demasía.
Cuando pasaron unos segundos y Kim parecía haber sufrido un pasmo que lo dejó sin habla, JungKook se sintió algo derrotado y soltó un suspiro triste, bajando un poquito más la voz cuando siguió hablando.
—Y-yo quiero dejar mi miedo de que te infectaré con mi enfermedad, me autoconvencí con lo que me dijo mi médico de que era imposible que pasara, y yo... quiero terminar de formar una familia y de vivir lo que me queda de vida a tu lado —bajó la mirada a sus manos en el pecho ajeno—. P-pero yo entenderé si no quieres, Tae, no debes sentirte presionado, yo ent-
Los labios del alfa chocaron con dulzura contra los suyos, sacándole un pequeño gemido de satisfacción, parando toda palabra que quisiera salir de su boca. Cuando necesitaron separarse para respirar -maldito sea el tener que respirar para vivir-, TaeHyung levantó el mentón de JungKook y mirándole a los ojos habló.
—Te amo Jeon JungKook, yo nunca dudaría en formar una familia contigo o vivir a tu lado —sus orbes azules se llenaron de lágrimas y JungKook sintió su corazón encogerse cuando vio a su alfa mostrarle su lado débil—. Y-yo me siento muy honrado de q-que quieras afrontar tus miedos a mi lado, JungKook... te amo, te amo demasiado. —una pequeña lágrima escapó y resbaló por su mejilla y el omega no soportó más y lo besó, ambos dejando todo lo que sentían en ese beso.
Sus miedos, sus esperanzas, sus deseos, su amor.
Las manos de alfa comenzaron a vagar con delicadeza por el cuerpo blanquecino de su omega. Acariciando y demostrando amor y respeto en cada toque que daba.
Cuando necesitaron respirar -otra vez, maldita sea- se separaron con dificultad, mirándose con un brillo inigualable en los ojos.
—¿E-estás seguro amor?
El suave asentimiento que le dio JungKook fue suficiente para el alfa, que, por primera vez, se dejó llevar de su instinto de apareamiento, dejando a su lobo tomar el control en ciertas cosas pero sin dejar de demostrar su amor y adoración al ser que más amaba en su vida, a su omega.
Se envolvieron en un ambiente erótico, en donde el fuego quemaba sus entrañas, donde anhelaban sentir al otro en su esplendor. Sus manos se movían con desespero vagando en sus cuerpos, sus lenguas batallaban para ver quién demostraba más posesión. Más que dejarse llevar por el fuego de sus deseos, nunca dejaron atrás su amor, era una mezcla preciosa, ellos eran preciosos juntos.
Sus lobos aullaban en sus corazones por la armonía que sentían, el amor que se tenían. Al fin y al cabo, ambos estaban destinados a amarse en cada vida que tuvieran.
Cuando el fuego los consumió y TaeHyung estaba preparado para adentrarse en su omega, se alejó un poco para ver su preciosa obra observarle con ojos llenos de lágrimas de placer, jadeante, sonrojado y en espera de lo que pasaría a continuación.
El alfa acarició con dulzura el rostro de su amado, viendo como el mismo se acurrucaba en el toque y cerraba sus ojitos. Se acercó a besar sus párpados, sus mejillas, su frente y por último dejando un suave y algo largo beso en sus labios. El olor a avellanas del omega intensificándose y mezclándose con el del alfa.
Cuando el mayor se separó de los labios de su amor, le preguntó en voz baja: —Otra vez, Kook, ¿estás seguro?
Jeon sonrió, con sus ojitos brillosos, mirando a su alfa con todo el amor con que se le puede mirar a alguien.
—Contigo, TaeHyungie, siempre estaré seguro. —fue su respuesta, notando como los orbes de su Kim brillaron.
—Te amo demasiado, JungKook.
No tuvieron que decir algo más, sus labios uniéndose, sus manos recorriéndose, sus cuerpos haciéndose uno, su amor habló por ellos.
Se tuvieron que separar cuando el omega arqueó su espalda lleno de placer cuando tuvo a su alfa sin ningún preservativo de por medio, sintiendo las venas de éste en su interior, sintiéndolo más grande que en otras veces, y joder, JungKook se sentía en el cielo, el gemido que soltó cuando TaeHyung estuvo completamente adentro y el jadeo que éste soltó lo hicieron sentir en otro espacio.
Sus mentes se nublaron por un momento por la exquisita sensación, pero entonces Kim se movió y lo demás fue el fuego de su amor consumiéndolos en todo su esplendor, se entregaron en carne y alma, sus corazones bombeando sincronizados, eran hermoso la forma en la que aún en esa candente situación podían demostrarse el amor tan puro que sentía.
No pudieron captar el tiempo, solo fueron conscientes de que luego de ver tantas estrellas, se acercaron a la cima en donde su placer explotaba orgulloso haciéndoles sentir cálidos en el alma.
El primero en correrse fue JungKook, pero cuando vio a TaeHyung mirarlo con sus pupilas dilatadas, sin dejar de arremeter contra su cuerpo, supo que el momento había llegado.
Dejó en vista su cuello, dejando ver su lado sumiso, el alfa gruñó satisfecho, y sin miramientos, besó la curvatura de su cuello y llego a donde la marca de unión debía hacerse, los gemidos bajos de JungKook solo lo motivaban más.
Acarició y frotó su nariz antes que nada, le dió un suave beso y entonces sus afilados colmillos hicieron acto de presencia, el gruñido que soltó su lobo fue gutural e hizo que el omega se quedara quieto.
Cuando por fin mordió con la fuerza precisa para marcar, TaeHyung se corrió y formó el nudo dentro de su omega, quien también se corrió por segunda vez, soltando un alto gemido cuando sintió los dientes romperle la carne, en un dolor exquisitamente doloroso.
Pero luego todo fue calma, cuando Kim se separó, por instinto limpió la sangre de la herida, buscando curar a su omega. Se separó y miró los ojos brillosos de su JungKook.
—J-jungKookie... —no podía expresar lo hermoso que era sentir en su pecho el cómo su olor se mezclaba con el de su omega, sus corazones sintiéndose más que antes, saber lo que el otro sentía y entender sus pensamientos, sus emociones. Era maravilloso.
Sentían el amor del otro como si fuera propio, y no podían encontrar las palabras para expresar su felicidad.
—Tae... —colocó sus manos en el rostro de su amado, acariciando suavemente sus mejillas, Sonrió bonito, soltando las lágrimas llenas de felicidad— Te amo.
—Yo también te amo, Kook.
Y se besaron, mostrándose la adoración que sentían por el otro.
⌜3 años después⌟
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Kim JungKook reía con felicidad mientras veía como su alfa ayudaba a su pequeña TaeYan de dos añitos a jugar con su hermano MinJun con la pelota, pateando como podía con sus piesitos.
Estaban en el patio trasero, los mayores reían con cariño, la risa de sus hijos contagiándolos.
—JunJun, no le des tan duro que tu hermanita no puede atraparla rápido. —JungKook le dijo a su hijo, mientras bebía un jugo de sandía.
MinJun comprendió y asintió, dándole más despacio a la pelota para que TaeYan le diera con su papá alfa ayudándola.
—Eso es mi amor. —TaeHyung sonreía mirando con amor a su hija darle como podía a la esfera.
—Papá, de di. —la pequeña omega, que era una copia del alfa mayor, sonrió orgullosa de sí misma, sacándole una sonrisa a sus padres y su hermano mayor.
El mayor de los Kim, cargó a su pequeña y se encaminó a donde su hijo, abrazándolos con amor: —Mis bebés. —se frotó contra ellos, impregnándolos con su aroma.
Kook sonrió y se acercó también abrazando como pudo a su familia, siendo acorralado con cuidado por el alfa, debido a la barriguita ya de 5 meses en donde crecía su siguiente cachorro.
Se quedaron así, dándose amor como la familia que eran. La familia Kim, amorosa, comprensiva, con una pareja que se amaba, y com unos hijos fuertes y maravillosos.
JungKook jamás se había sentido tan dichoso de todo lo que estaba viviendo, su enfermedad siendo casi nula, dejando sus heridas curar, viviendo su vida feliz junto a las personas que más amaba, y siendo amado como se merecía.
Yo me estaba ahogando en mis tormentos, en el dolor, en la soledad, pero viniste y tomaste mi mano, y me sacaste de aquel hoyo lleno de oscuridad. No sabes cuánto agradezco tu presencia en mi vida, tu amor, tu forma de demostrarme que todavía puedo ser feliz.
Me salvaste de las lágrimas, las cambiaste por sonrisas sinceras y llenas de vida. Mi dolor se transformó en tus heridas, se transformó en ganas de vivir junto a ti.
Antes mi corazón era una rosa marchita, pero volvió a renacer, al son de tu amor. Y te puedo decir que, incluso si los últimos pétalos de esta rosa, la rosa de nuestro amor, caen, te protegeré por siempre, al igual que sé que tú lo harás conmigo, con nuestros hijos.
Tú y yo, TaeHyungie, somos como una flor que nació del dolor para convertirse en nuestro amor, un amor puro y que no puede definirse con efímeras palabras.
Gracias por convertirme en una hermosa rosa, luego de encontrarme lleno de espinas y dolor.
Te amo, mi alfa.
Atentamente, tu JungKookie
FIN
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N/A:
Gracias por leer "Como una flor", una historia bastante cortica y bonita (eso pienso :,v) que fue inspirada en una historia real, también de dos hombres, uno tuvo un hijo con una mujer antes de conocer al otro, y ésta lo infecto de VIH Sida, tuvieron al niño y luego la mujer los abandonó, y él luego conoció a quien dice que es "El hombre de su vida", y en la actualidad ambos viven felices y con su niño, cuidándose de la enfermedad pero amándose demasiado.
Espero que les haya gustado mi versión de la historia❤️
Se despide, su servidor, Mateo ;)
¡Los quiero!
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