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5 años después
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JungKook soltó un suspiro lleno de cansancio, sentía que no podía dar más. Sunie le sonrió, también cansada, pasándole el último pedido de la noche. El reloj marcaba las 11:57 de la noche, ya no veía la hora de que su turno acabara. Tomó la orden y con pasos un poco grandes se acercó a la mesa destinada.

Colocando el plato y la bebida frente al cliente, sonrió como pudo: ―Acá está su orden, señor. ―informó suavemente, yéndose apenas pudo.

Al llegar a su casillero, ya habían pasado de las 12, se quitó su uniforme y se colocó su conjunto de ropa casual para poder irse a casa. Cuando tuvo todo listo salió por fin de aquel elegante restaurante, no sin antes despedirse de cada uno de sus compañeros de trabajo, ya estando afuera JungKook pudo notar lo desiertas que se encontraban las calles. Ya era demasiado tarde, a esa hora ya no habían transportes.―Joder. ―se quejó en voz baja, tratando de darse calor con sus manos cuando el frío de la madrugada lo invadió.

Aunque no era lo peor de todo, el cielo estaba nublado y eso indicaba que iba a llover, necesitaba dónde irse rápido o sino iba a pescar un resfriado e iba, probablemente, a morir de hipotermia.

Soltó un pesado suspiro, el cual se pudo ver gracias al frío. Sin pensar mucho, comenzó su caminata hacia la parada más cercana que conocía, para esperar si la vida se apiadaba de él y le enviaba un taxi.

Cuando se vió esperando unos 20 minutos y no había señales de algún transporte que pudiera agarrar, con la poca fuerza que le quedaba, se dispuso a caminar a su casa, que quedaba algo bastante alejado de su trabajo.

—La vida realmente me odia. —sonrió triste, mientras sentía la primera gota de agua caer sobre su oscuro cabello.

Casi al minuto la lluvia comenzó a caer con bastante fuerza, empapándolo al instante, pero no le importaba ya. JungKook pensaba que su día no podría ir peor, pero sabía que de por sí ya estaba horrible, con todas sus cosas mojadas y caminando a pasos lentos a su casa.

Jeon se hacía ideas de que podría morir de una hipotermia, o pescar un resfriado de esos que te dejan en cama por unos días. Muchas ideas en su cabecita pasaban y trataba de encontrarle algunas soluciones porque él necesitaba seguir trabajando para abastecer a su preciado niño.

Jeon MinJun, su precioso tesoro de apenas cinco añitos.

Sonrió inconscientemente, pensando en lo preocupado que se podría encontrar su bebé, su alfita, siendo tan protector como podía con JungKook.

Estaba perdido en sus pensamientos y bonitos recuerdos que tenía con su pequeño hijo que no se fijó en que un auto negro se asomaba por la misma calle, deteniéndose a un lado de él.

—¡Hey, chico! —la voz profunda que lo llamó le sacó de su bonita ensoñación. JungKook miró un poco desconfiado al hombre que se asomaba. —¿Te doy una pequeña ayuda? Si sigues mojándote así podrías pescar un resfriado bastante feo o morir de hipotermia.

—No, gracias, estaré bien, además, no lo conozco. —escudriñó al hombre, alfa pudo percibir en su olor a chocolate caliente.

—Me llamo Kim TaeHyung, podrías avisarle a alguien de mi placa de auto, de la marca, de mi nombre, de cómo soy, te dejo tomarme una foto si quieres, pero no quiero dejarte así, es muy peligroso y, aunque no sepa porqué, si te dejo mi alfa se va a molestar bastante conmigo.

El hombre era precioso, cabe decir, pero JungKook aún no confiaba.

Aunque algo en su ser, específicamente su omega que estaba demasiado extraño desde que olió el aroma contrario, le decía que estaría bien y así llegaría más rápido con su hijo.

—B-bien, pero le tomaré foto a tu auto.

El dichoso TaeHyung sonrió comprendiendo.

Jeon le tomó fotos a la placa, al auto y, apenas entró, a TaeHyung, quien sonrió al ver el flash.

—Dime que quedó linda, no quiero que tengas una mala foto de mí.

JungKook no supo porqué se sonrojó cuando el alfa le habló con un tono algo coqueto. Sabía que el alfa era demasiado atractivo, con su cabello rubio algo despeinado, su ropa casual, su piel un poco más oscura que la suya, sus ojos azules y oscuros como el mar, era hermoso, su rostro, su complexión, todo, digno de ser un alfa.

Carraspeó acomodándose en el asiento de copiloto.

—¿No te molestaría que te deje todo mojado? —preguntó al darse cuenta que estaba goteando y mojando todo lo que tocaba.

TaeHyung sonrió comprensivo: —No, no te preocupes. ¿Me dices dónde vives, mejor?

Jeon asintió con una sonrisa de lado.

—Claro.

Unos minutos después ya se encontraban frente a una bonita y pequeña casa de un solo piso.

—¿Acá es? —el alfa preguntó viendo como JungKook veía de soslayo la casa.

—Sí... acá es —miró al rubio y sonrió con un deje de tristeza. No sabía porqué pero no quería bajarse de ese auto, aunque antes de caer en las emociones de su lobo, eligió a su hijo antes que todo—. Bueno... hasta acá hemos llegado —comenzó a revisar que tuviera todas sus pertenencias, cuando verificó todo miró otra vez a TaeHyung, sonriendo mientras hacía pequeños sus ojitos—, muchas gracias, mi hijo debe de estar bastante preocupado.

A Kim esas palabras le cayeron como balde de agua fría.

¿Tiene un hijo y un alfa?

Y no supo porqué el verse sin una posibilidad de tener algo más con el omega puso a su alfa y a él muy tristes.

—Oh... claro, entiendo, cuídate y no fue nada —sonrió con un deje de tristeza que, sin saber, hizo estragos en el corazón del contrario—. Espero que tu hijo y tu alfa no se hayan preocupado tanto.

Algo en el interior de Jeon le pidió que le explicara al alfa rápidamente sobre su vida amorosa y, sin oponerse mucho, él hizo caso.

—¿Mi alfa? No, no, te equivocas —soltó una pequeña risa nerviosa—. No tengo alfa, solo a mi pequeño hijo. —y apenas terminó de decir vio como los ojitos de TaeHyung brillaron con un pequeño destello rojo cruzándose rápido por sus orbes, el lobo del hombre haciéndose presente.

—Oh, pensé que sí. —la felicidad era palpable en la voz del alfa.

JungKook se sonrojó.

—B-bueno, ya me debo bajar. Muchas gracias, TaeHyung. —se dispuso a salir luego de despedirse, pero cuando iba a poner el pie en la calle el rubio le tomó suavemente la mano.

—Disculpa mi atrevimiento, JungKook, pero... ¿Me puedes dar tu número de teléfono?

—Oh... sí. —sus mejillas ardían.

Apenas terminó de agendarse como "Jeon JungKook" en el celular de TaeHyung, bajó algo apresurado del carro, no sin antes sonreírle al alfa y despedirse con un "Muchas gracias, TaeHyung, mi hijo me espera".

El alfa solo le correspondió moviendo sus manos en despedida, sonriendo algo bobo por lo bonito e ingenuo que se mostraba el omega.

—Jeon JungKook... espero conocerte mejor. —suspiró feliz y,recordando el delicioso y suave aroma a avellanas, siguió el rumbo a su casa.

Por otro lado, el dichoso JungKook apenas pudo entrar y cerrar la puerta de su casa tuvo que recostarse en ésta unos pequeños segundos para asimilar toda la interacción que había tenido con otro alfa luego de tantos años. Aunque igual no pudo procesar mucho porque su hijo llego corriendo hacia él, interrumpiendo cualquier pensamiento centrado en otros.

—¡Papi~, llegadte! —MinJun llegó sonriendo emocionado, aferrándose a los brazos de su progenitor, quien lo recibió con mucho gusto.

—Mi alfita~ —llenó de besitos al pequeño y correspondió el fuerte abrazo que le daba.

—Papi, te edtrañé mudcho mudcho, ¿pod qué papi llega tade? —preguntó el niño mientras se separaba suavemente de JungKook para apoyar sus delicadas manitas en las mejillas frías de su progenitor y hacer un puchero.

JungKook murió un poquito de ternura, su hijo era una preciosidad.

El omega sonrió algo culpable y revolvió con cariño los rulitos azabaches de su hijo.

—Papá fue atrapado por la lluvia JunJun, pero ya estoy aquí —se puso de pie y cargó a su pequeño luego de quitarse la ropa que tenía mojada—. ¿Te portaste bien?

—Se portó de maravilla, como siempre —una tercera voz respondió y Jeon sonrió con amor a su madre que se acercaba a ellos—. Solo que se complicó para dormir porque quería estar despierto para cuando regresaras.

La omega mayor se acercó sonriendo cálido a su único hijo y le besó la frente con total amor.

MinJun, por otro lado, se estaba durmiendo con el olor de su papá. Al notar esto, JungKook se apresuró a acostar a su hijo, dándole un besito de buenas noches y colocándolo en su habitación correspondiente, ya que no quería mojarlo o pegarle un resfriado si a él le daba.

Cuando pudo dejar a su hijo tranquilo y durmiendo bastante arropado y cómodo, se giró a donde su mamá.

—Ma, de verdad no sabes cuánto agradezco lo que tú y papá hacen por mí todos los días. Cuidar de MinJun y de mí.

La señora Jeon miró con algo de reproche a su hijo:—Cariño, no lo digas como si lo hiciéramos como un sacrificio —se acercó a acariciar el mojado cabello de su hijo, siempre con una sonrisa sincera en su rostro—. Eres nuestro único y amado hijo y MinJun es nuestro nieto que amamos mucho. ¿Cómo no los vamos a cuidar? Son muy preciados por nosotros, cariño.

JungKook sonrió con lagrimitas en sus ojitos y abrazó a su progenitora, que le devolvió el abrazo con total gusto y calidez.

—Quiero que te bañes, Jeon JungKook —comenzó su madre aún en el abrazo—, no quiero que te resfríes, y, cuando termines, me cuentas qué tal ese alfa. —el omega se separó y miró a la mayor con algo de terror en sus ojos.

—¿A-alfa? ¿Cuál alfa? —balbuceó cuando salió de su pequeño trance, su madre soltó una risita.

—Ay hijo, hueles a alfa, tu madre no es tonta —le dijo con coquetería, aunque luego de que su hijo cambiara su expresión a una decaída y triste se acercó preocupada a abrazarlo otra vez—. Cariño...

—Aún si hablé con un alfa, aún si me gusta, él no soportaría estar conmigo —una pequeña lágrima se le escapó—. Soy una aberración.

Jeon SunHee se separó rápido a mirar a su preciado hijo a los ojos: —No vuelvas a decir eso sobre ti, Jeon JungKook —reprochó con bastante firmeza, haciendo al mencionado soltar más lágrimas—. Eres hermoso, maravilloso, un gran padre, un gran omega, cualquier alfa que esté contigo será muy afortunado de tenerte a su lado. Eres mi hijo, y te prohibo denigrarte y soltar mentiras como esas.

JungKook sonrió triste, su madre siempre vivía diciéndole cosas tan bonitas que él sentía que no merecía.

—Es hermoso ma, al parecer tiene dinero también, buenos modales, es un alfa que cualquier omega quisiera tener, y yo... yo estoy sucio, si se llega a enterar de mis condiciones seguro se va alejar a la primera, como la última vez que lo intenté.

SunHee miró con un deje de tristeza a su hijo, pero eso no le impidió sonreír de lado y acariciar las rosadas mejillas del omega.

—JungKookie, que hayas tenido una mala experiencia con un alfa no significa que sea así todo el tiempo —limpió las lágrimas que su pequeño soltaba—. Date una oportunidad a vivir feliz, a amar y ser amado, te lo mereces cariño, no lo dejes ir por tormentos que no son ciertos.

Y antes de que él pudiera respondar, SunHee ya había recogido sus cosas y le daba un pequeño beso en la frente, despidiéndose con una cálida sonrisa y un: —Mereces todo lo bonito que puede ofrecerte este mundo, mi amor, por favor... no te niegues a recibirlo.

Cuando escuchó la puerta de su casa cerrarse, pudo caer en cuenta de lo que había pasado hasta ahora, no evitando pensar en todo lo que su madre le había dicho.

¿Esta era su oportunidad de ser feliz?

¿Ya no tendría que enfrentar todo solo?

Las preguntas se acumulaban más y más en su cabecita, pero no pudo prestar mucha atención a ellas porque su celular comenzó a vibrar, la pantalla se encendió notificando un nuevo mensaje.

JungKook se sonrojó al leerlo.

Número desconocido
Buenas madrugadas, sé que es muy tarde, pero no podía esperar a mandarte un mensaje para que tuvieras mi número también. Soy Kim TaeHyung, por las dudas jeje, disculpa las molestias, pero realmente fue muy agradable conocerte, por favor volvamos a vernos cuando se pueda. Pasa linda noche, hoy la luna está más preciosa que nunca.

—Sí, tal vez la vida ya se cansó de mi soledad y sufrimiento —sonrió bonito—. Kim TaeHyung, espero que seas lo que tanto he esperado.

Y así comenzaba lo que JungKook había anhelado por tanto tiempo.

Comenzaba su historia de amor.









🥀












TaeHyung se encontraba algo ansioso, no le daba vergüenza admitirlo, tampoco ocultaba su emoción. Hoy se encontraría con el precioso omega que lo había cautivado aquella noche de lluvia.

No iba a mentir con que no había saltado como un loco y espantado a sus amigos que lo acompañaban en el momento donde recibió la invitación del omega a una cafetería cerca de donde trabajaba, aún si era la décima vez que se veían. Hasta cree haber soltado unos grititos agudos como una adolescente cuando su crush le responde.

Su alfa estaba más que encantado con lo que iba conociendo del omega, desde que lo vieron y olieron, ya nunca se lo pudieron sacar de la cabeza, tanto alfa como humano.

Es que Jeon JungKook era precioso, con esos ojos azabaches que parecían ocultar una galaxia, su cabello negro ondulado y largo hasta los hombros, su piel blanquecina, limpia y delicada como porcelana, era hermoso.

Ese omega le estaba consumiendo la mente y el corazón con tan solo aquellas miradas y pocas palabras que pudieron compartir aquella noche, la cual había ocurrido tan solo unos meses atrás.

Ahora mismo estaban en esas situación de estarse conociendo, pero con cada día que pasaba TaeHyung solo quería más a JungKook como su pareja.

Y, como si lo hubiese estado invocando con sus suspiros enamorados, JungKook se hizo presente en la cafetería, su olor a avellanas consumiendo de a poco al alfa, quien miraba soñador al omega mientras éste se acercaba, sentándose en la silla frente a él.

—TaeHyung, un gusto verte otra vez. —la sonrisa y la dulce voz de Jeon dejaron más bobo a el alfa.

—JungKook, el gusto es mío. —el alfa le sonrió tan bonito que a JungKook casi se le pone roja la cara.

—Yo- uhm, lamento invitarte repentinamente, debì haberte consultado mejor. —jugaba con sus deditos debajo de la mesa.

Kim negó suavemente: —Te aseguro que no hubo ningún problema con eso. Al contrario, estoy muy encantado de que me hayas invitado, de verte, JungKook.

El omega estaba más que sonrojado, TaeHyung solo podía mirarlo con amor, quién diría que enamorarse de JungKook solo costaba de verlo y conocerlo.

No lo iba a dejar ir por nada del mundo.

—B-bueno... yo realmente te cité porque hay algo que debo contarte —JungKook miró con un deje de tristeza que el alfa no entendía—. Pero para eso quiero llevarte a un lugar.

—De acuerdo.

Con eso, ambos siguieron el camino que el mismo JungKook indicaba, decía que era cerca así que no usaron el auto, solo caminaron en un silencio bastante cómodo. A mitad de camino, TaeHyung empezó a darse cuenta que se dirigían a un parque donde varios niños jugaban, todos tan sonrientes y con bastante alegría que enseguida se le contagió.

Se situaron frente a los niños, sentándose en la banca que ahí había. Cuando estuvieron unos pocos segundos mirando a los infantes, JungKook se decidió por hablar.

—TaeHyung, como omega, sé las intenciones que buscas conmigo, tu alfa me lo demuestra cada tanto puede, mi lobo lo siente —el alfa le miró algo sonrojado atento a lo que decía, el omega solo miraba a los niños—. Quiero decirte que mi omega también ha quedado cautivado contigo, y sé que de aquí podría salir algo muy bonito porque tanto mi corazón y mi alma lo sienten —tragó antes de seguir, ahora correspondiendo la mirada del rubio—. Pero hay algo que debo confesarte incluso antes de pensar más allá de una amistad.

Kim frunció el ceño:— JungKook... ¿Qué sucede?

—TaeHyung, tu lobo y tú se encuentran cautivados por mí, pero... ¿Esa atracción es capaz de soportar mi verdad? —antes de que el otro respondiera siguió—. Cuando tenía tan solo 15 años fui engatusado y engañado por un alfa que en ese tiempo me gustaba, me tenía a sus pies, decía amarme y yo lo amaba —sus ojos brillaron en lágrimas contenidas y el alfa de TaeHyung gruñó buscando la manera de consolar a quien consideraba su luna y de despedazar a quien se había atrevido a hacerle daño—. Una noche, luego de llevar unos pocos meses como pareja me preguntó si de verdad lo amaba, y yo le respondí que sí —soltó una risa apagada, mirando de nuevo a los niños jugar, limpiando las lágrimas que se le escaparon—. Fui tan ingenuo, recuerdo que cuando le respondí me preguntó si era capaz de demostrárselo, y yo le dije que sí. No dudó en llevarme a su casa, a su habitación, para que ahí se lo demostrara.

—JungKook... —TaeHyung apretaba los puños de la impotencia, sentía que la historia no era para nada buena.

—Me desvirgó, fue salvaje y sin ningún tipo de tacto, los encuentros que tuvimos después de ahí fueron lo mismo, cuando él terminaba me sentía abusado y usado, pero pensaba que así se debía sentir —soltó un pequeño suspiro, inconscientemente dándose caricias—. Nunca usamos protección, y pasó lo inevitable unos dos meses después, quedé encinta. Cuando se lo dije no dudó en golpearme y amenazarme para que abortara, pero yo me sentía tan incapaz de eso que me negué, al saber eso, él habló con su familia y se fueron a otro país —sonrió mirando a un niño en específico—. Lloré tanto cuando lo supe, pero eso no fue lo peor del caso —miró con suma tristeza al alfa, soltando incontables y silenciosas lágrimas—. Él era portador de SIDA, y con su mentalidad tan vil, no dudó en contagiarme —TaeHyung abrió sus ojos en demasía, haciendo que JungKook desviara la vista—. M-mi familia me apoyó, pero aún así, si tuve a mi precioso hijo, si puedo seguir viviendo, él destruyó mi vida conscientemente. Y aunque luego de todos estos años pude disminuir casi en su totalidad esta enfermedad, la sigo teniendo, no la puedo contagiar pero igual debo tener siempre cuidado porque nunca se sabe con seguridad. Posiblemente nunca pueda tener más hijos por el miedo a contagiar a otros, aunque sea casi improbable, pero no me arriesgaré —sonrió triste volviendo a mirar a TaeHyung, que lo miraba con los ojos brillosos—. Y así de triste es mi vida, no he vuelto a estar con nadie después de lo que me pasó, más por miedo que otra cosa... quería contarte porque no quiero que te enamores de mí para luego terminar decepcionado. Nunca me sentí tan atraído a alguien como ahora, y realmente me odiaría si terminaras desilusionándote porque no puedo darte todo lo que otros omegas p-

JungKook no terminó de decir porque los fuertes y cálidos brazos de TaeHyung lo acorralaron en un abrazo que lo hizo lagrimear un poco más.

—J-jungKook, eres el omega más hermoso y valiente que he podido conocer hasta ahora. Que suerte haberte encontrado.

El omega abrió sus ojitos en demasía:— Pero-

—No me importa tu enfermedad, JungKook, mi alfa te quiere como sea, y con todo lo que me has contado, solo puedo pensar en lo fuerte y admirable que eres. Sería un honor para mí que llegaras amarme y aceptarme a tu lado.

JungKook sonrió en el pecho contrario y se aferró más al abrazo, susurrando un:—Joder, claro que sí.

La felicidad y el alivio que los inundaba no les duró mucho cuando unos pequeños y emocionados griticos comenzaron a acercarse a ellos.

—¡Papi, papi! —MinJun se acercaba sonriendo con una florecita en una mano.

Ambos adultos se separaron y JungKook sonrió cuando su hijo se detuvo frente a ellos, mirando a TaeHyung.

—MinJun... —llamó a su pequeño, que no dudó en acercarse a su padre y aceptar sentarte en sus piernas. JungKook miró al alfa que observaba con añoranza al pequeño— TaeHyung, él es mi hijo, Jeon MinJun —el alfa sonrió y JungKook miró a su pequeño—, JunJun, él es TaeHyung, el amigo de papi.

MinJun se aferró a su padre y miró retador al alfa.

—Vaya, sí que es posesivo —a TaeHyung ya le encantaba el niño, más porque se parecía en demasía a JungKook. Acercó su mano al pequeñó alfa—. Un gusto MinJun.

—Uh-uhm —lo pensó, pero luego de observar un pequeño segundo la mano contraria aceptó, hablando como pudo— Mudcho guto, TaeYun.

Eso hizo sonreír a ambos adultos.

Y JungKook sintió en su corazón una flor nueva crecer llena de amor y esperanza en donde antes se había marchitado.

La vida gritándole que ya era su momento de vivir feliz y ser amado como siempre tuvo que ser.





























WENAS, nomematen.

He estado trabajando, apenas pude terminar esta parte, espero que no me tome demasiado tiempo terminar la otra.

Gracias por leerme y por su apoyo constante, sus comentarios y votos me hacen muy feliz.

¡Los quiero!

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